Intercesion- Lunes 13 Agosto 2018
DEFINICION
Súplica en favor de los demás. La intercesión presupone sufrir con los que sufren; llorar con los que lloran; y, tomar, como si fueran nuestros, los dolores ajenos. Es decirle a Dios que nos preocupa el sufrimiento del prójimo.
INTERCESIÓN. En general, la acción de uno que busca el bien de otro, interviniendo en su favor, para conseguirle un beneficio, perdón, etc. Hay muchos casos de intercesión en las Escrituras, y se puede señalar en el AT la intercesión de Abraham ante Dios por Sodoma (Gn. 18:23–33); las múltiples intercesiones de Moisés buscando el perdón de Dios hacia una nación rebelde (Éx. 32:11–14, 21–24; 33:12–16; cfr. Dt. 9:13–29) y muchos otros ejemplos, como los de Samuel, Daniel, Esdras y Nehemías, orando por la bendición y restauración de su pueblo.
En el NT nos encontramos con el gran Intercesor, Cristo. El término gr., entunchanõ, significa «encontrarse con», interceder. Se refiere a la intercesión de Cristo en favor de sus santos, mientras se hallan en su estado presente, para llevarlos a ser como corresponde a la posición que les ha sido dada por el perdón justificador, y también para levantarlos por encima de sus pruebas, y conducirlos como sacerdotes a los goces y actividades correspondientes al santuario espiritual (Ro. 8:34; He. 7:25). El Espíritu Santo también intercede por los creyentes, cuando ellos no saben orar como debieran, y lo hace con gemidos indecibles (Ro. 8:26, 27). En 1 Ti. 4:5 se nos ordena que intercedamos por todos los hombres.
La intercesión es una forma particular de oración. Es ese aspecto de la oración de petición en el que los creyentes hacen súplicas específicas a Dios a favor de ellos mismos y especialmente de otras personas o grupos. Generalmente el vocablo se refiere a la oración ofrecida en beneficio de otros por parte de un creyente. En el Antiguo Testamento hay varios ejemplos de este tipo de oración (Éx. 32:11–13). En el Nuevo Testamento se registra con frecuencia la oración de intercesión de Jesús (Mt. 19:13; Jn. 17:9–26; Lc. 22:31), que también la prescribió a sus discípulos (Mt. 5:44; 6:7–13). La práctica de la oración de intercesión era familiar en la iglesia primitiva (Hch. 12:5) y es prominente en los escritos de Pablo (Ro. 15:30; 1 Ti. 2:1–2), que la fundamenta en la doctrina de la iglesia como el cuerpo de Cristo. La palabra se aplica también a la obra de Cristo, después de su ascensión, por la que él intercede delante de Dios el Padre a favor de la humanidad como su representante (Ro. 8:34; He. 7:25). Lo mismo se afirma del Espíritu Santo (Ro. 8:26).
En años recientes se ha desarrollado un creciente y efectivo movimiento de intercesión. Más y más iglesias están entendiendo la importancia de hacer de la oración de intercesión un recurso para la guerra espiritual, la sanidad integral de las personas y la sociedad, la transformación de la comunidad, el imperio de la justicia y la paz, y sobre todo, el cumplimiento de la misión cristiana en el mundo. Cada vez son más los creyentes e iglesias que toman en serio la amonestación paulina (1 Ti. 2:1–2) y oran por largos períodos de tiempo sobre una base regular, y ven respuestas frecuentes y específicas a sus oraciones en un grado sorprendente. El ejercicio de este ministerio es fundamental para la buena marcha de la iglesia. Los hermanos con este don deberían reunirse para orar sistemáticamente por los líderes y la congregación, su programa de trabajo y sus necesidades.