Sermón sin título (2)
la sangre de jesus clama mejor que la de abel
22 Más bien, os habéis acercado al monte Sion, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial, a la reunión de millares de ángeles, 23 a la asamblea de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el juez de todos, a los espíritus de los justos ya hechos perfectos, 24 a Jesús el mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
la sangre de abel
8Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. 9Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? 10Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.
11Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra.
sin embargo la sangre de jesus clamo por perdon de pecados
6para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,
8Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; 9y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
19por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
21Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;