Si Quieres, Limpiame!
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Transcript
Matt. 8.1
1 Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente.
2 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
3 Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.
The desire to be clean.
The desire to be whole in Christ.
You will find the closer you get to Christ the more unlike Him you are.
You notice inside you still lurks Adam, the old nature, which when left unattended begins to rise in control again.
We end up with leprosy once more.
Los leprosos no caminaban entre las gentes pero entre grupos de iguales, en colonias.
Este leproso que vemos aqui, estaba fuera de su grupo en lo abrierto.
Pero lo mas que inpresiona es su corazon que lo escuchamos
Si quieres,
Haz me limpio.
Es interesante que no dijo, si quieres puedes sanar me, puscando ser sanado solamente, pero el pide ser limpio.
El estaba consiente de que no era digno.
El sentia su degeneracion.
Comiendo su carne, esta enfermedad mata la carne en siertas areas del cuerpo hasta el punto de que los nervious son affectado y se pierde el sentir.
Hay personas aqui, que sienten su degeneracion. Ellos sienten a la lepra del pecado que va cojiendo denuevo su trono en el corazon.
Limpiame
Rom. 7.21-
21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
Tiene que llegar en nosotros la inquietud de este cuerpo de muerte que nos persigue, y el llanto de victoria!!!
Miserable de mi...........
26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
Dios busca un
Ps. 51.
17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Tiene que ver un deseo
Ps. 51.
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu.