El espejo interior

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Cuando no obedecemos la palabra de Dios y sólo la oímos, nos engañamos al creernos lo que no somos. Aquel que obedece es bendecido por Dios en lo que hace. Esa obediencia se muestra en nuestras palabras y en el manejo de nuestras emociones.

Notes
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La obediencia es mejor que el sacrifico contribuyente

500 Ilustraciones 145. Obediencia, Mejor Que Sacrificio Contribuyente; Pero Insatisfecha

145. OBEDIENCIA, MEJOR QUE SACRIFICIO

CONTRIBUYENTE; PERO INSATISFECHA

1 Ped. 1:18–19.

El escritor de esta ilustración, cuando era joven, conoció a una mujer que había estado ocupando una posición importante durante mucho tiempo y manejando mucho dinero en una empresa que administraba grandes negocios. Esa dama simpatizaba con la verdadera religión, la cristiana; pero por muchos años se había rehusado a rendirse completamente a Dios. Sin embargo, ella se sacrificaba financieramente para ayudar en la obra del Señor, y con frecuencia prometía que daría a algún predicador necesitado, al cual ella indicaría, una cantidad de dinero igual a la que recibiera en la primera carta de negocios en ese día. Esa dama siempre cumplía sus promesas, aunque el hacerlo le costara mucho. Sin embargo, todo eso no le dio la salvación ni le proporcionó gozo en su corazón. Finalmente, cuando ya estaba avanzada en edad, se rindió al Señor. No podemos ser redimidos cuando desobedecemos a Dios y hacemos otra cosa para encubrir tal desobediencia. “El obedecer es mejor que los sacrificios” (1 Samuel 15:22).—Arnold’s.

500 Ilustraciones 145. Obediencia, Mejor Que Sacrificio Contribuyente; Pero Insatisfecha

145. OBEDIENCIA, MEJOR QUE SACRIFICIO

CONTRIBUYENTE; PERO INSATISFECHA

1 Ped. 1:18–19.

El escritor de esta ilustración, cuando era joven, conoció a una mujer que había estado ocupando una posición importante durante mucho tiempo y manejando mucho dinero en una empresa que administraba grandes negocios. Esa dama simpatizaba con la verdadera religión, la cristiana; pero por muchos años se había rehusado a rendirse completamente a Dios. Sin embargo, ella se sacrificaba financieramente para ayudar en la obra del Señor, y con frecuencia prometía que daría a algún predicador necesitado, al cual ella indicaría, una cantidad de dinero igual a la que recibiera en la primera carta de negocios en ese día. Esa dama siempre cumplía sus promesas, aunque el hacerlo le costara mucho. Sin embargo, todo eso no le dio la salvación ni le proporcionó gozo en su corazón. Finalmente, cuando ya estaba avanzada en edad, se rindió al Señor. No podemos ser redimidos cuando desobedecemos a Dios y hacemos otra cosa para encubrir tal desobediencia. “El obedecer es mejor que los sacrificios” (1 Samuel 15:22).—Arnold’s.

Un espejo

la hermana pensaba que sus actos de bondad anulaban sus actos de desobediencia. Estamos seguros que ella sabía que sus acciones no eran agradables a Dios, pero había logrado acallar su conciencia.
Santiago 1.19–25 NBLH
Esto lo saben, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, reciban ustedes con humildad (mansedumbre) la palabra implantada, que es poderosa para salvar sus almas. Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. Porque si alguien es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es. Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será bienaventurado en lo que hace.

El espejo

Santiago compara la palabra de Dios a un espejo por la función que tiene. Compara a la persona que se ve en el espejo y se olvida de lo que vio a la persona que oye (o lee) la palabra y no hace nada al respecto.
Santiago 1.22–24 NBLH
22 Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. 23 Porque si alguien es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; 24 pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es.
La función del espejo es mostrarnos lo que nuestros ojos no pueden ver. Cuando nos vestimos sin mirarnos en el espejo, podemos salir a la calle con ropa sucia, despeinados, una prenda de vestir sin abotonar, etc.
La palabra de Dios es un espejo porque nos muestra lo que no podemos ver. Según nuestros ojos espirituales estamos bien. No hay nada qué cambiar. Todas nuestras acciones están justificadas, todas nuestras conductas se puede explicar. Sin embargo, cuando usamos la palabra como un espejo en el que nuestra vida se refleja, de repente vemos que hay aspectos que no están bien.

Acto sin sentido

Lo que hacemos es descrito por Santiago con un acto sin sentido si lo hiciéramos en el aspecto físico. Si vemos que una de nuestras prendas está sucia y de todas manera nos quedamos con ella puesta, no tendría sentido ni vernos en el espejo ni nuestra conducta.
No tiene sentido vernos en el espejo de la palabra y no hacer nada.

Auto engaño

Santiago nos dice que esa persona se engaña. Es interesante tener en cuenta que la persona que se engaña usualmente no sabe que se está engañando. Casi siempre lo hace negando la realidad o buscando una explicación.
Una forma en la que nos engañamos es cuando hablamos de algo mucho. Eso parece crearnos la percepción de que lo estamos haciendo. Si hablamos mucho sobre pasar tiempo con los hijos, eso nos podría hacer creer que lo estamos haciendo aunque no sea así.
1 Juan 3.7–9 NBLH
7 Hijos míos, que nadie los engañe. El que practica la justicia es justo, así como El es justo. 8 El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo. 9 Ninguno que es nacido (engendrado) de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él. No puede pecar, porque es nacido de Dios.
cita de 1 juan sobre engañarse
1 Juan 3.8–9 NBLH
8 El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo. 9 Ninguno que es nacido (engendrado) de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él. No puede pecar, porque es nacido de Dios.
1 juan
Es decir, el asunto no es hablar de obediencia. Es obedecer. No es hablar de ser generoso, es darle al necesitado. No es hablar de orar, es orar. No es hablar de ser buen esposo, es de serlo.
Otra razón de engañarnos es cuando creemos que un acto de bondad, de generosidad o de obediencia en un aspecto de nuestra vida, justifica la desobediencia en otra.
Lucas 11.42 NBLH
42 “Pero ¡ay de ustedes, Fariseos! Porque pagan el diezmo de la menta y la ruda y toda clase de hortaliza, y sin embargo pasan por alto la justicia y el amor de Dios; pero esto es lo que debían haber practicado sin descuidar lo otro.

Hacedores de la palabra

Ser hacedor de la palabra significa obedecer. La obediencia es un acto de la voluntad y necesariamente cuando estemos de acuerdo. Rendir mi voluntad a Dios es cuando hago lo que la palabra de Dios diga aunque mis impulsos me digan que haga otra cosa.
Mi obediencia muestra dónde está mi corazón con relación a Dios.
Juan 14.15 NBLH
15 “Si ustedes Me aman, guardarán Mis mandamientos.
Si yo lo amo, hago su voluntad. Si no lo amo, hago la mía.

Libertad

Ser hacedores de la palabra nos da beneficios. Uno de ellos es la libertad del pecado.
Romanos 6.16–17 NBLH
16 ¿No saben ustedes que cuando se presentan como esclavos a alguien para obedecerle, son esclavos de aquél a quien obedecen, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia? 17 Pero gracias a Dios, que aunque ustedes eran esclavos del pecado, se hicieron obedientes de corazón a aquella forma de doctrina a la que fueron entregados,
El ser humano dice que quiere ser libre para hacer lo que le venga en gana y que no quiere ningún tipo de restricción. Piensa que si se le permite eso, podrá ser libre y gozar todo lo que quiera.
Hay libertad del pecado
En la práctica vemos lo que la palabra de Dios nos advierte: si obedecemos al pecado nos volvemos su esclavos. Las personas se entregan a estilos de vida de las que luego les resulta casi imposible salir.
Santiago 1.25 NBLH
25 Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será bienaventurado en lo que hace.
La obediencia a la palabra de Dios es libertad del pecado. Nos protege de ser esclavizados por hábitos que arruinan nuestra vida y nos llevan hasta la muerte.
La obediencia a la palabra de Dios es libertad del pecado. Nos protege de ser esclavizados por hábitos que arruinan nuestra vida y nos llevan hasta la muerte.

Bendición

La persona que pone a Dios en primer lugar será bendecida en su vida. Dios lo honrará por su obediencia.
Mateo 6.33 NBLH
33 “Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
Salmo 1.1–3 NBLH
1 ¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, Ni se detiene en el camino de los pecadores, Ni se sienta en la silla de los escarnecedores, 2 Sino que en la ley del Señor está su deleite, Y en Su ley medita de día y de noche! 3 Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, Que da su fruto a su tiempo Y su hoja no se marchita; En todo lo que hace, prospera.
Todos nosotros somos probados. Nuestra fe tiene que serlo. Pero si tu vida completa es una prueba, debes revisarte. Si obedeces a Dios, si lo honras se supone que tu vida debe ser bendecida.
La desobediencia de muchas personas puede ser la razón por la que la bendición de Dios no está presente en sus vidas ni en lo que hacen.
Hay obediencia a medias y no por completo. Una relación a medias no funciona con nadie y mucho menos con Dios.
Deuteronomio 26.16 NBLH
16 “El Señor tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos y ordenanzas. Cuidarás, pues, de cumplirlos con todo tu corazón y con toda tu alma.
deuteronomio

Estabilidad

Otro de los beneficios de ser un hacedor de la palabra es que cuando vienen los problemas de la vida, tú estás sobre una roca.
Las dos personas de las que Jesús habla lo escucharon. Ambas personas sufrieron los mismos problemas, la diferencia estaba en que uno fue un hacedor de la palabra y el otro no.
Mateo 7.24–27 NBLH
24 “Por tanto, cualquiera que oye estas palabras Mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; 25 y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca. 26 “Todo el que oye estas palabras Mías y no las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena; 27 y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción.”
Ser creyente no es una exoneración de los problemas de la existencia humana. Es una promesa de fortaleza para aguantar los embates de la vida y hasta salir airosos de ellos. Es la promesa de que no estamos solos, de que no nos vamos a ahogar.
Cuando vienen los problemas de la vida (las casas sobre la roca y la arena)
Isaías 43.2 NBLH
2 Cuando pases por las aguas, Yo estaré contigo, Y si por los ríos, no te cubrirán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, Ni la llama te abrasará.

Obediencia específica

Conclusión: Humildad

Uno de los obstáculos para ser hacedor de la palabra es una actitud orgullosa. Cuando somos confrontados con algo buscamos formas de negarlo, explicarlo o justificarlo. Por lo general no aceptamos la responsabilidad de nuestras acciones.
Por esta razón Santiago nos dice que la palabra debe ser recibida con humildad:
Santiago 1.21 NBLH
21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, reciban ustedes con humildad (mansedumbre) la palabra implantada, que es poderosa para salvar sus almas.
santiago 1.
Cuando seas confrontado con tu pecado, debes ser humilde. Admitir que has hecho algo que no es correcto y arrepentirte. El pecado en nosotros siempre buscará la manera de quedarse arraigado en nosotros donde siempre ha vivido. Recibir la palabra con humildad nos dará la libertad para deshacernos de ese pecado y ser bendecidos.
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