TEMOR VERSUS FE

Abraham siguieno la promesa de Dios  •  Sermon  •  Submitted
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temor de Dios = se refiere al miedo o a una forma especifica de respeto, reverencia, y sumicion hacia una deidad
el infierno--- el juicio final
TEMOR: ES UNA PASIÓN DEL ANIMO QUE LLEVA A UN SUJETO A TRATAR DE ESCAPAR DE AQUELLO QUE CONSIDERA ARRIESGADO, PELIGROSO, O DAÑINO PARA SU PERSONA
EL TEMOR ES ES UNA PRESUNCIÓN, UNA SOSPECHA O EL RECELO DE UN DANO FUTURO
A MENUDO HABLAMOS DE CONFIAR EN LAS PROMESAS DE DIOS, PERO RARA VEZ ESA CONFIANZA INVOLUCRA PONER EN RIESGO NUESTRA VIDA
SIN EMBARGO ESA ES LA SITUACIÓN QUE ABRAHAM ENFRENTO EN
ENFRENTADO POR SITUACIONES DIFÍCILES, ABRAHAM TUBO QUE DECIDIR SI CONFIABA EN LAS PROMESAS DE DIOS O MANEJABA LAS COSAS POR SU PROPIA CUENTA
LA EXPERIENCIA DE ABRAHAM DEMUESTRA QUE AUN CUANDO NUESTRA FE TAMBALEA, DIOS PERMANECE FIEL A SUS PROMESAS Y A SU PUEBLO
Génesis 12.10–20 LBLA
Y hubo hambre en la tierra; y Abram descendió a Egipto para pasar allí un tiempo, porque el hambre era severa en la tierra. Y sucedió que cuando se acercaba a Egipto, dijo a Sarai su mujer: Mira, sé que eres una mujer de hermoso parecer; y sucederá que cuando te vean los egipcios, dirán: “Esta es su mujer”; y me matarán, pero a ti te dejarán vivir. Di, por favor, que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y para que yo viva gracias a ti. Y aconteció que cuando Abram entró en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era muy hermosa. Y la vieron los oficiales de Faraón, y la alabaron delante de él; y la mujer fue llevada a la casa de Faraón. Y éste trató bien a Abram por causa de ella; y le dio ovejas, vacas, asnos, siervos, siervas, asnas y camellos. Pero el Señor hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas por causa de Sarai, mujer de Abram. Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que me has hecho? ¿Por qué no me avisaste que era tu mujer? ¿Por qué dijiste: “Es mi hermana”, de manera que la tomé por mujer? Ahora pues, aquí está tu mujer, tómala y vete. Y Faraón dio órdenes a sus hombres acerca de Abram; y ellos lo despidieron con su mujer y con todo lo que le pertenecía.
LAS HAMBRUNAS PONÍAN EN PELIGRO LA DISPONIBILIDAD DE COMIDA PARA LOS ANIMALES Y LA GENTE CONVIRTIÉNDOSE RÁPIDAMENTE EN UN ASUNTO DE VIDA O MUERTE
NO MUCHO DESPUÉS QUE ABRAHAM SE SENTÓ EN CANAAN, UNA HAMBRUNA CAYO SOBRE SOBRE LA TIERRA
ABRAHAM FUE FORZADO A ELEGIR ENTRE QUEDARSE EN LA TIERRA DE LA PROMESA, ARRIESGÁNDOSE A MORIR DE HAMBRE O RE UBICARSE EN EGIPTO
EN EGIPTO) ARRIESGÁNDOSE A MORIR A MANOS DE ENEMIGOS:
LA AGRICULTURA EN EGIPTO DEPENDÍA MENOS DE LA LLUVIA QUE LA AGRICULTURA EN CANAAN : PUES EL DESBORDE DEL RIÓ NILO PROVEEIA AGUA PARA LAS COSECHAS
DURANTE LAS HAMBRUNAS, LA GENTE QUE VIVÍA EN CANAAN VIAJABA A EGIPTO, PUES SABÍAN QUE PODÍAN ENCONTRAR COMIDA

LA DECISIÓN DE ABRAHAM DE VIAJAR A EGIPTO DEMUESTRA UNA SORPRENDENTE FALTA DE FE:

LA PRIMERA PRUEBA DE FUEGO PARA ABRAHAM VINO INMEDIATAMENTE DESPUÉS DEL LLAMADO Y LA PROMESA DE DIOS:
DIOS LE HABÍA PROMETIDO QUE SERIA UNA <<GRAN NACIÓN>> QUE LA TIERRA LE PERTENECERÍA A EL Y A SUS DESCENDIENTES

LAS ACCIONES DE ABRAHAM DEMUESTRAN DUDA ? QUE DIOS CUMPLIRÁ SUS PROMESAS #5

“Entonces Jehova dijo a Abraham “Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que que te mostrare 2” yo haré de ti una gran nación. Te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y seras bendición.
“Clama a mi y yo te responderé y te revelare cosas grandes e inaccesibles, que tu no conoses
Si permanecéis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os sera hecho

TEMOR VS FE #6

Génesis 20–21 LBLA
Y Abraham partió de allí hacia la tierra del Neguev, y se estableció entre Cades y Shur; entonces estuvo por un tiempo en Gerar. Y Abraham dijo de Sara su mujer: Es mi hermana. Entonces Abimelec, rey de Gerar, envió y tomó a Sara. Pero Dios vino a Abimelec en un sueño de noche, y le dijo: He aquí, eres hombre muerto por razón de la mujer que has tomado, pues está casada. Mas Abimelec no se había acercado a ella, y dijo: Señor, ¿destruirás a una nación aunque sea inocente? ¿No me dijo él mismo: “Es mi hermana”? Y ella también dijo: “Es mi hermano.” En la integridad de mi corazón y con manos inocentes yo he hecho esto. Entonces Dios le dijo en el sueño: Sí, yo sé que en la integridad de tu corazón has hecho esto; y además, yo te guardé de pecar contra mí; por eso no te dejé que la tocaras. Ahora pues, devuelve la mujer al marido, porque él es profeta y orará por ti, y vivirás. Mas si no la devuelves, sabe que de cierto morirás, tú y todos los tuyos. Abimelec se levantó muy de mañana, llamó a todos sus siervos y relató todas estas cosas a oídos de ellos; y los hombres se atemorizaron en gran manera. Entonces Abimelec llamó a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿Y en qué he pecado contra ti, para que hayas traído sobre mí y sobre mi reino un pecado tan grande? Me has hecho cosas que no se deben hacer. Y Abimelec añadió a Abraham: ¿Qué has hallado para que hayas hecho esto? Y Abraham respondió: Porque me dije: Sin duda no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer. Además, en realidad es mi hermana, hija de mi padre, pero no hija de mi madre; y vino a ser mi mujer. Y sucedió que cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije a ella: “Este es el favor que me harás: a cualquier lugar que vayamos, dirás de mí: ‘Es mi hermano.’ ” Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a Sara su mujer. Y dijo Abimelec: He aquí, mi tierra está delante de ti; habita donde quieras. Y a Sara le dijo: Mira, he dado a tu hermano mil piezas de plata; he aquí, esta es tu vindicación delante de todos los que están contigo, y ante todos, quedas vindicada. Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec, a su mujer y a sus siervas; y tuvieron hijos. Porque el Señor había cerrado completamente toda matriz en la casa de Abimelec por causa de Sara, mujer de Abraham. Entonces el Señor visitó a Sara como había dicho, e hizo el Señor por Sara como había prometido. Y Sara concibió y dio a luz un hijo a Abraham en su vejez, en el tiempo señalado que Dios le había dicho. Y Abraham le puso el nombre de Isaac al hijo que le nació, que le dio a luz Sara. Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac a los ocho días, como Dios le había mandado. Abraham tenía cien años cuando le nació su hijo Isaac. Y dijo Sara: Dios me ha hecho reír; cualquiera que lo oiga se reirá conmigo. Y añadió: ¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría hijos? Pues bien, le he dado a luz un hijo en su vejez. Y el niño creció y fue destetado, y Abraham hizo un gran banquete el día que Isaac fue destetado. Y Sara vio al hijo que Agar la egipcia le había dado a luz a Abraham burlándose de su hijo Isaac, y dijo a Abraham: Echa fuera a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de ser heredero juntamente con mi hijo Isaac. Y el asunto angustió a Abraham en gran manera por tratarse de su hijo. Mas Dios dijo a Abraham: No te angusties por el muchacho ni por tu sierva; presta atención a todo lo que Sara te diga, porque por Isaac será llamada tu descendencia. Y también del hijo de la sierva haré una nación, por ser tu descendiente. Se levantó, pues, Abraham muy de mañana, tomó pan y un odre de agua y los dio a Agar poniéndoselos sobre el hombro, y le dio el muchacho y la despidió. Y ella se fue y anduvo errante por el desierto de Beerseba. Y el agua en el odre se acabó, y ella dejó al muchacho debajo de uno de los arbustos, y ella fue y se sentó enfrente, como a un tiro de arco de distancia, porque dijo: Que no vea yo morir al niño. Y se sentó enfrente y alzó su voz y lloró. Y oyó Dios la voz del muchacho que lloraba; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. Levántate, alza al muchacho y sostenlo con tu mano; porque yo haré de él una gran nación. Entonces Dios abrió los ojos de ella, y vio un pozo de agua; y fue y llenó el odre de agua y dio de beber al muchacho. Y Dios estaba con el muchacho, que creció y habitó en el desierto y se hizo arquero. Y habitó en el desierto de Parán, y su madre tomó para él una mujer de la tierra de Egipto. Aconteció por aquel tiempo que Abimelec, con Ficol, jefe de su ejército, habló a Abraham, diciendo: Dios está contigo en todo lo que haces; ahora pues, júrame aquí por Dios que no obrarás falsamente conmigo, ni con mi descendencia, ni con mi posteridad, sino que conforme a la bondad que te he mostrado, así me mostrarás a mí y a la tierra en la cual has residido. Y Abraham dijo: Yo lo juro. Pero Abraham se quejó a Abimelec a causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimelec se habían apoderado. Y Abimelec dijo: No sé quién haya hecho esto, ni tú me lo habías hecho saber, ni yo lo había oído hasta hoy. Y Abraham tomó ovejas y vacas y se los dio a Abimelec. Y los dos hicieron un pacto. Entonces Abraham puso aparte siete corderas del rebaño. Y Abimelec dijo a Abraham: ¿Qué significan estas siete corderas que has puesto aparte? Y él respondió: Tomarás estas siete corderas de mi mano para que esto me sirva de testimonio de que yo cavé este pozo. Por lo cual llamó aquel lugar Beerseba, porque allí juraron los dos. Hicieron, pues, un pacto en Beerseba; y se levantó Abimelec con Ficol, jefe de su ejército, y regresaron a la tierra de los filisteos. Y Abraham plantó un tamarisco en Beerseba, y allí invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. Y peregrinó Abraham en la tierra de los filisteos por muchos días.
Génesis 20.1–17 LBLA
Y Abraham partió de allí hacia la tierra del Neguev, y se estableció entre Cades y Shur; entonces estuvo por un tiempo en Gerar. Y Abraham dijo de Sara su mujer: Es mi hermana. Entonces Abimelec, rey de Gerar, envió y tomó a Sara. Pero Dios vino a Abimelec en un sueño de noche, y le dijo: He aquí, eres hombre muerto por razón de la mujer que has tomado, pues está casada. Mas Abimelec no se había acercado a ella, y dijo: Señor, ¿destruirás a una nación aunque sea inocente? ¿No me dijo él mismo: “Es mi hermana”? Y ella también dijo: “Es mi hermano.” En la integridad de mi corazón y con manos inocentes yo he hecho esto. Entonces Dios le dijo en el sueño: Sí, yo sé que en la integridad de tu corazón has hecho esto; y además, yo te guardé de pecar contra mí; por eso no te dejé que la tocaras. Ahora pues, devuelve la mujer al marido, porque él es profeta y orará por ti, y vivirás. Mas si no la devuelves, sabe que de cierto morirás, tú y todos los tuyos. Abimelec se levantó muy de mañana, llamó a todos sus siervos y relató todas estas cosas a oídos de ellos; y los hombres se atemorizaron en gran manera. Entonces Abimelec llamó a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿Y en qué he pecado contra ti, para que hayas traído sobre mí y sobre mi reino un pecado tan grande? Me has hecho cosas que no se deben hacer. Y Abimelec añadió a Abraham: ¿Qué has hallado para que hayas hecho esto? Y Abraham respondió: Porque me dije: Sin duda no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer. Además, en realidad es mi hermana, hija de mi padre, pero no hija de mi madre; y vino a ser mi mujer. Y sucedió que cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije a ella: “Este es el favor que me harás: a cualquier lugar que vayamos, dirás de mí: ‘Es mi hermano.’ ” Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a Sara su mujer. Y dijo Abimelec: He aquí, mi tierra está delante de ti; habita donde quieras. Y a Sara le dijo: Mira, he dado a tu hermano mil piezas de plata; he aquí, esta es tu vindicación delante de todos los que están contigo, y ante todos, quedas vindicada. Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec, a su mujer y a sus siervas; y tuvieron hijos.
Génesis 20–21 LBLA
Y Abraham partió de allí hacia la tierra del Neguev, y se estableció entre Cades y Shur; entonces estuvo por un tiempo en Gerar. Y Abraham dijo de Sara su mujer: Es mi hermana. Entonces Abimelec, rey de Gerar, envió y tomó a Sara. Pero Dios vino a Abimelec en un sueño de noche, y le dijo: He aquí, eres hombre muerto por razón de la mujer que has tomado, pues está casada. Mas Abimelec no se había acercado a ella, y dijo: Señor, ¿destruirás a una nación aunque sea inocente? ¿No me dijo él mismo: “Es mi hermana”? Y ella también dijo: “Es mi hermano.” En la integridad de mi corazón y con manos inocentes yo he hecho esto. Entonces Dios le dijo en el sueño: Sí, yo sé que en la integridad de tu corazón has hecho esto; y además, yo te guardé de pecar contra mí; por eso no te dejé que la tocaras. Ahora pues, devuelve la mujer al marido, porque él es profeta y orará por ti, y vivirás. Mas si no la devuelves, sabe que de cierto morirás, tú y todos los tuyos. Abimelec se levantó muy de mañana, llamó a todos sus siervos y relató todas estas cosas a oídos de ellos; y los hombres se atemorizaron en gran manera. Entonces Abimelec llamó a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿Y en qué he pecado contra ti, para que hayas traído sobre mí y sobre mi reino un pecado tan grande? Me has hecho cosas que no se deben hacer. Y Abimelec añadió a Abraham: ¿Qué has hallado para que hayas hecho esto? Y Abraham respondió: Porque me dije: Sin duda no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer. Además, en realidad es mi hermana, hija de mi padre, pero no hija de mi madre; y vino a ser mi mujer. Y sucedió que cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije a ella: “Este es el favor que me harás: a cualquier lugar que vayamos, dirás de mí: ‘Es mi hermano.’ ” Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a Sara su mujer. Y dijo Abimelec: He aquí, mi tierra está delante de ti; habita donde quieras. Y a Sara le dijo: Mira, he dado a tu hermano mil piezas de plata; he aquí, esta es tu vindicación delante de todos los que están contigo, y ante todos, quedas vindicada. Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec, a su mujer y a sus siervas; y tuvieron hijos. Porque el Señor había cerrado completamente toda matriz en la casa de Abimelec por causa de Sara, mujer de Abraham. Entonces el Señor visitó a Sara como había dicho, e hizo el Señor por Sara como había prometido. Y Sara concibió y dio a luz un hijo a Abraham en su vejez, en el tiempo señalado que Dios le había dicho. Y Abraham le puso el nombre de Isaac al hijo que le nació, que le dio a luz Sara. Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac a los ocho días, como Dios le había mandado. Abraham tenía cien años cuando le nació su hijo Isaac. Y dijo Sara: Dios me ha hecho reír; cualquiera que lo oiga se reirá conmigo. Y añadió: ¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría hijos? Pues bien, le he dado a luz un hijo en su vejez. Y el niño creció y fue destetado, y Abraham hizo un gran banquete el día que Isaac fue destetado. Y Sara vio al hijo que Agar la egipcia le había dado a luz a Abraham burlándose de su hijo Isaac, y dijo a Abraham: Echa fuera a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de ser heredero juntamente con mi hijo Isaac. Y el asunto angustió a Abraham en gran manera por tratarse de su hijo. Mas Dios dijo a Abraham: No te angusties por el muchacho ni por tu sierva; presta atención a todo lo que Sara te diga, porque por Isaac será llamada tu descendencia. Y también del hijo de la sierva haré una nación, por ser tu descendiente. Se levantó, pues, Abraham muy de mañana, tomó pan y un odre de agua y los dio a Agar poniéndoselos sobre el hombro, y le dio el muchacho y la despidió. Y ella se fue y anduvo errante por el desierto de Beerseba. Y el agua en el odre se acabó, y ella dejó al muchacho debajo de uno de los arbustos, y ella fue y se sentó enfrente, como a un tiro de arco de distancia, porque dijo: Que no vea yo morir al niño. Y se sentó enfrente y alzó su voz y lloró. Y oyó Dios la voz del muchacho que lloraba; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. Levántate, alza al muchacho y sostenlo con tu mano; porque yo haré de él una gran nación. Entonces Dios abrió los ojos de ella, y vio un pozo de agua; y fue y llenó el odre de agua y dio de beber al muchacho. Y Dios estaba con el muchacho, que creció y habitó en el desierto y se hizo arquero. Y habitó en el desierto de Parán, y su madre tomó para él una mujer de la tierra de Egipto. Aconteció por aquel tiempo que Abimelec, con Ficol, jefe de su ejército, habló a Abraham, diciendo: Dios está contigo en todo lo que haces; ahora pues, júrame aquí por Dios que no obrarás falsamente conmigo, ni con mi descendencia, ni con mi posteridad, sino que conforme a la bondad que te he mostrado, así me mostrarás a mí y a la tierra en la cual has residido. Y Abraham dijo: Yo lo juro. Pero Abraham se quejó a Abimelec a causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimelec se habían apoderado. Y Abimelec dijo: No sé quién haya hecho esto, ni tú me lo habías hecho saber, ni yo lo había oído hasta hoy. Y Abraham tomó ovejas y vacas y se los dio a Abimelec. Y los dos hicieron un pacto. Entonces Abraham puso aparte siete corderas del rebaño. Y Abimelec dijo a Abraham: ¿Qué significan estas siete corderas que has puesto aparte? Y él respondió: Tomarás estas siete corderas de mi mano para que esto me sirva de testimonio de que yo cavé este pozo. Por lo cual llamó aquel lugar Beerseba, porque allí juraron los dos. Hicieron, pues, un pacto en Beerseba; y se levantó Abimelec con Ficol, jefe de su ejército, y regresaron a la tierra de los filisteos. Y Abraham plantó un tamarisco en Beerseba, y allí invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. Y peregrinó Abraham en la tierra de los filisteos por muchos días.
Génesis 20–21 LBLA
Y Abraham partió de allí hacia la tierra del Neguev, y se estableció entre Cades y Shur; entonces estuvo por un tiempo en Gerar. Y Abraham dijo de Sara su mujer: Es mi hermana. Entonces Abimelec, rey de Gerar, envió y tomó a Sara. Pero Dios vino a Abimelec en un sueño de noche, y le dijo: He aquí, eres hombre muerto por razón de la mujer que has tomado, pues está casada. Mas Abimelec no se había acercado a ella, y dijo: Señor, ¿destruirás a una nación aunque sea inocente? ¿No me dijo él mismo: “Es mi hermana”? Y ella también dijo: “Es mi hermano.” En la integridad de mi corazón y con manos inocentes yo he hecho esto. Entonces Dios le dijo en el sueño: Sí, yo sé que en la integridad de tu corazón has hecho esto; y además, yo te guardé de pecar contra mí; por eso no te dejé que la tocaras. Ahora pues, devuelve la mujer al marido, porque él es profeta y orará por ti, y vivirás. Mas si no la devuelves, sabe que de cierto morirás, tú y todos los tuyos. Abimelec se levantó muy de mañana, llamó a todos sus siervos y relató todas estas cosas a oídos de ellos; y los hombres se atemorizaron en gran manera. Entonces Abimelec llamó a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿Y en qué he pecado contra ti, para que hayas traído sobre mí y sobre mi reino un pecado tan grande? Me has hecho cosas que no se deben hacer. Y Abimelec añadió a Abraham: ¿Qué has hallado para que hayas hecho esto? Y Abraham respondió: Porque me dije: Sin duda no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer. Además, en realidad es mi hermana, hija de mi padre, pero no hija de mi madre; y vino a ser mi mujer. Y sucedió que cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije a ella: “Este es el favor que me harás: a cualquier lugar que vayamos, dirás de mí: ‘Es mi hermano.’ ” Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a Sara su mujer. Y dijo Abimelec: He aquí, mi tierra está delante de ti; habita donde quieras. Y a Sara le dijo: Mira, he dado a tu hermano mil piezas de plata; he aquí, esta es tu vindicación delante de todos los que están contigo, y ante todos, quedas vindicada. Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimelec, a su mujer y a sus siervas; y tuvieron hijos. Porque el Señor había cerrado completamente toda matriz en la casa de Abimelec por causa de Sara, mujer de Abraham. Entonces el Señor visitó a Sara como había dicho, e hizo el Señor por Sara como había prometido. Y Sara concibió y dio a luz un hijo a Abraham en su vejez, en el tiempo señalado que Dios le había dicho. Y Abraham le puso el nombre de Isaac al hijo que le nació, que le dio a luz Sara. Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac a los ocho días, como Dios le había mandado. Abraham tenía cien años cuando le nació su hijo Isaac. Y dijo Sara: Dios me ha hecho reír; cualquiera que lo oiga se reirá conmigo. Y añadió: ¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría hijos? Pues bien, le he dado a luz un hijo en su vejez. Y el niño creció y fue destetado, y Abraham hizo un gran banquete el día que Isaac fue destetado. Y Sara vio al hijo que Agar la egipcia le había dado a luz a Abraham burlándose de su hijo Isaac, y dijo a Abraham: Echa fuera a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de ser heredero juntamente con mi hijo Isaac. Y el asunto angustió a Abraham en gran manera por tratarse de su hijo. Mas Dios dijo a Abraham: No te angusties por el muchacho ni por tu sierva; presta atención a todo lo que Sara te diga, porque por Isaac será llamada tu descendencia. Y también del hijo de la sierva haré una nación, por ser tu descendiente. Se levantó, pues, Abraham muy de mañana, tomó pan y un odre de agua y los dio a Agar poniéndoselos sobre el hombro, y le dio el muchacho y la despidió. Y ella se fue y anduvo errante por el desierto de Beerseba. Y el agua en el odre se acabó, y ella dejó al muchacho debajo de uno de los arbustos, y ella fue y se sentó enfrente, como a un tiro de arco de distancia, porque dijo: Que no vea yo morir al niño. Y se sentó enfrente y alzó su voz y lloró. Y oyó Dios la voz del muchacho que lloraba; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. Levántate, alza al muchacho y sostenlo con tu mano; porque yo haré de él una gran nación. Entonces Dios abrió los ojos de ella, y vio un pozo de agua; y fue y llenó el odre de agua y dio de beber al muchacho. Y Dios estaba con el muchacho, que creció y habitó en el desierto y se hizo arquero. Y habitó en el desierto de Parán, y su madre tomó para él una mujer de la tierra de Egipto. Aconteció por aquel tiempo que Abimelec, con Ficol, jefe de su ejército, habló a Abraham, diciendo: Dios está contigo en todo lo que haces; ahora pues, júrame aquí por Dios que no obrarás falsamente conmigo, ni con mi descendencia, ni con mi posteridad, sino que conforme a la bondad que te he mostrado, así me mostrarás a mí y a la tierra en la cual has residido. Y Abraham dijo: Yo lo juro. Pero Abraham se quejó a Abimelec a causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimelec se habían apoderado. Y Abimelec dijo: No sé quién haya hecho esto, ni tú me lo habías hecho saber, ni yo lo había oído hasta hoy. Y Abraham tomó ovejas y vacas y se los dio a Abimelec. Y los dos hicieron un pacto. Entonces Abraham puso aparte siete corderas del rebaño. Y Abimelec dijo a Abraham: ¿Qué significan estas siete corderas que has puesto aparte? Y él respondió: Tomarás estas siete corderas de mi mano para que esto me sirva de testimonio de que yo cavé este pozo. Por lo cual llamó aquel lugar Beerseba, porque allí juraron los dos. Hicieron, pues, un pacto en Beerseba; y se levantó Abimelec con Ficol, jefe de su ejército, y regresaron a la tierra de los filisteos. Y Abraham plantó un tamarisco en Beerseba, y allí invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. Y peregrinó Abraham en la tierra de los filisteos por muchos días.
Génesis 20.7–14 LBLA
Ahora pues, devuelve la mujer al marido, porque él es profeta y orará por ti, y vivirás. Mas si no la devuelves, sabe que de cierto morirás, tú y todos los tuyos. Abimelec se levantó muy de mañana, llamó a todos sus siervos y relató todas estas cosas a oídos de ellos; y los hombres se atemorizaron en gran manera. Entonces Abimelec llamó a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿Y en qué he pecado contra ti, para que hayas traído sobre mí y sobre mi reino un pecado tan grande? Me has hecho cosas que no se deben hacer. Y Abimelec añadió a Abraham: ¿Qué has hallado para que hayas hecho esto? Y Abraham respondió: Porque me dije: Sin duda no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer. Además, en realidad es mi hermana, hija de mi padre, pero no hija de mi madre; y vino a ser mi mujer. Y sucedió que cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije a ella: “Este es el favor que me harás: a cualquier lugar que vayamos, dirás de mí: ‘Es mi hermano.’ ” Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a Sara su mujer.
# 7

LA FIDELIDAD DE DIOS: # 8

Salmo 105.8–9 LBLA
Para siempre se ha acordado de su pacto, de la palabra que ordenó a mil generaciones, del pacto que hizo con Abraham, y de su juramento a Isaac.
Salmo 105.12–14 LBLA
Cuando eran pocos en número, muy pocos, y forasteros en ella, y vagaban de nación en nación, y de un reino a otro pueblo, El no permitió que nadie los oprimiera, y por amor a ellos reprendió a reyes, diciendo:
Salmo 12–14 LBLA
Para el director del coro; sobre una lira de ocho cuerdas. Salmo de David. Salva, Señor, porque el piadoso deja de ser; porque los fieles desaparecen de entre los hijos de los hombres. Falsedad habla cada uno a su prójimo; hablan con labios lisonjeros y con doblez de corazón. Corte el Señor todo labio lisonjero, la lengua que habla con exageración; a los que han dicho: Con nuestra lengua prevaleceremos, nuestros labios nos defienden; ¿quién es señor sobre nosotros? Por la desolación del afligido, por los gemidos del menesteroso, me levantaré ahora, dice el Señor; lo pondré en la seguridad que anhela. Las palabras del Señor son palabras puras, plata probada en un crisol en la tierra, siete veces refinada. Tú, Señor, los guardarás; de esta generación los preservarás para siempre. En torno se pasean los impíos, cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres. Para el director del coro. Salmo de David. ¿Hasta cuándo, oh Señor? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? ¿Hasta cuándo he de tomar consejo en mi alma, teniendo pesar en mi corazón todo el día? ¿Hasta cuándo mi enemigo se enaltecerá sobre mí? Considera y respóndeme, oh Señor, Dios mío; ilumina mis ojos, no sea que duerma el sueño de la muerte; no sea que mi enemigo diga: Lo he vencido; y mis adversarios se regocijen cuando yo sea sacudido. Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se regocijará en tu salvación. Cantaré al Señor, porque me ha colmado de bienes. Para el director del coro. Salmo de David. El necio ha dicho en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, han cometido hechos abominables; no hay quien haga el bien. El Señor ha mirado desde los cielos sobre los hijos de los hombres para ver si hay alguno que entienda, alguno que busque a Dios. Todos se han desviado, a una se han corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno. ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad, que devoran a mi pueblo como si comieran pan, y no invocan al Señor? Allí tiemblan de espanto, pues Dios está con la generación justa. Del consejo del afligido os burlaríais, pero el Señor es su refugio. ¡Oh, si de Sion saliera la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo cautivo, se regocijará Jacob y se alegrará Israel.
# 9

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD: #10

ESTA HISTORIA NOS RECUERDA QUE AUN LOS HÉROES DE NUESTRA FE A VECES SE DEJAN SER MOTIVADOS POR LAS CIRCUNSTANCIAS EN LUGAR DE SU CONVICCIÓN
COMO ABRAHAM LA PROMESA DE DIOS DE TERMINAR LA OBRA QUE EMPEZÓ EN NOSOTROS PUEDE SER IMPEDIDA POR NUESTROS ERRORES Y DEFICIENCIA
LA FIDELIDAD DE DIOS HACIA NOSOTROS NOS ASEGURA QUE AUN CUANDO NOS ENCONTRAMOS DESVIADOS DEL CURSO CORRECTO --- YA SEA POR UNA DECISIÓN ECHA POR TEMOR O PECADO QUE NOS VENCE, <<SU GRACIA NOS GUÍA DE VUELTA A SU VOLUNTAD>>
DEBEMOS ESTAR AGRADECIDOS DE QUE LAS PERFECTAS PROMESAS DE DIOS NO DEPENDEN DE NUESTRA IMPERFECTA FE
#11
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