UNA BUENA TIERRA PARA LA MEJOR SEMILLA

MATEO 13  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Por casi mil quinientos años hubo una siembra abundante de la semilla en Israel, por medio de Moisés, David, los profetas, y por último Juan el Bautista. Pero no hubo cosecha para Jehová. Es esto lo que se expresa de manera conmovedora en Isaías 5:1-2. El profeta nos está diciendo que a pesar de tanta siembra, no hubo cosecha para Jehová.

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Mateo 13:1–9 RVR60
1 Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. 2 Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. 3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. 4 Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. 5 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; 6 pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. 7 Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. 8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. 9 El que tiene oídos para oír, oiga.

INTRODUCCIÓN

Por casi mil quinientos años hubo una siembra abundante de la semilla en Israel, por medio de Moisés, David, los profetas, y por último Juan el Bautista. Pero no hubo cosecha para Jehová. Es esto lo que se expresa de manera conmovedora en
Isaías 5:1–2 (NTV)
1 ...Mi amado tenía una viña en una colina rica y fértil. 2 Aró la tierra, le quitó las piedras y sembró en ella las mejores vides. En medio de su viña construyó una torre de vigilancia y talló un lagar en las rocas cercanas. Luego esperó una cosecha de uvas dulces, pero las uvas que crecieron eran amargas.
El profeta nos está diciendo que a pesar de tanta siembra, no hubo cosecha para el Señor.
Por eso, hoy nos dice: “El sembrador salió a sembrar”, indicándonos el gran cambio que pronto iba a suceder: Ya no iba a ser una plantación de vides o higueras en Israel, ya no se limitaría a una porción de tierra; ahora se trataba de un esparcimiento de la semilla en todo el campo, el cual es “el mundo”. Vv.38
Esta parábola se dirige a dos clases de personas: a los que oyen la Palabra y a los que predican la palabra. A los que predicamos la Palabra nos dice que la mayor parte de la tierra sobre la que caerá la semilla sería desfavorable: los suelos duros, de poca profundidad y espinosos son inadecuados para la productividad. Por otro lado, nos toparíamos con oposición externa, las aves del cielo vendrían y la arrebatarían. También el sol marchitaría y quemaría aquellas semillas que no tuvieran humedad suficiente en sus raíces. Enseñándonos que sólo una fracción de las semillas sembradas produciría algún crecimiento.
¡Sólo un pequeño porcentaje en cualquier país, ciudad o pueblo ha respondido al evangelio!

PROPOSICIÓN

Hermanos y amigos, Cristo demanda no sólo atención a sus palabras, sino que reflexionemos sobre ellas hasta encontrar la lección que el Señor procuraba darnos por medio de su Palabra. Por eso vemos que esta parábola, es la Palabra del reino dirigida a la responsabilidad del hombre, el efecto que tiene la Palabra sobre él, y la respuesta del hombre a esa Palabra.
Es decir, la responsabilidad de predicarla, de ser sembradores; y la oportunidad que tienen quienes la escuchan, de aceptarla o rechazarla.

O. TRANSICIONAL

Veamos ahora brevemente cada clase por separado:

I. LOS OIDORES DE JUNTO AL CAMINO.

Mateo 13:4 RVR60
4 Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
Mateo 13:19 RVR60
19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.
Es decir, la Palabra llega a ellos, pero no entra en ellos.

1. Aquí, el corazón que recibe la semilla no es receptivo.

Es como la vía pública, endurecido por el tráfico constante del mundo. Aunque se dice que la Palabra es “sembrada en su corazón”, esta palabra no encuentra un alojamiento real en él, pues son personas que simpatizan con el evangelio pero no se dejan transformar por el evangelio. Es ahí donde las aves de la indiferencia, del prejuicio personal, las aves del miedo a la crítica y de la tradición religiosa vienen y se comen la semilla sembrada.

2. Es aquí donde entra la responsabilidad de aquel que escucha la Palabra de Dios.

Santiago 1:21 NTV
21 Así que quiten de su vida todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios les ha sembrado en el corazón, porque tiene el poder para salvar su alma.
Esta Palabra que ha sido “sembrada” por Dios en nuestros corazones, debe ser recibida con “humildad”, porque tiene el poder para salvar tu alma. Y para que esto suceda, debes quitar “todo lo malo y todo lo sucio” que haya en tu vida.
Mis hermanos, debe tenerse en cuenta que aquellos que oyen la Palabra son responsables de “entenderla”. Es cierto que el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, pero debería; y que para él son “locura”, pero no debe ser así. La comprensión de la Palabra sólo se obtiene de parte de Dios, y es responsabilidad de todos los que guardan y leen su Palabra clamar a Dios como lo hizo el patriarca Job:
Job 34:32 RVR60
32 Enséñame tú lo que yo no veo; Si hice mal, no lo haré más.
Su promesa es que...
Salmo 25:9 NVI
9 Él dirige en la justicia a los humildes, y les enseña su camino.
Pero si no hay humildad del corazón delante de Dios, ni búsqueda de la sabiduría de lo alto, entonces no habrá ninguna “comprensión” de la Palabra, y el diablo “arrebatará” lo que hemos oído de Dios, lo que hemos leído de Él, ¡y nadie más que nosotros, tendremos la culpa de eso!

II. LOS OYENTES DE LA TIERRA PEDREGOSA.

Mateo 13:5–6 RVR60
5 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; 6 pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
Mateo 13:20–21 RVR60
20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; 21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.
En este suelo poco profundo la semilla es recibida, pero el crecimiento es superficial. La interpretación del Señor de inmediato identifica la clase específica de oyentes que están a la vista.
Les gusta la predicación y parecen bastantes receptivos a la Palabra. Si la predican en la calle, en la radio, por la televisión e Internet, la escucha con agrado. Estos creyentes al principio prometen mucho, pero más tarde resultan ser muy decepcionantes.

1. Lo que tenemos es falta de profundidad.

Las emociones han sido movidas, pero la conciencia no ha sido examinada. Este tipo de creyente es el primero en responder al llamado al altar, reacciona a la Palabra emocionado, con un “gozo” natural, pero sin convicción profunda, sin verdadero arrepentimiento.
Es muy entusiasta pero no perseverante (tienen carrera de caballo y parada de burro).

2. Su gozo “es de corta duración”.

Este creyente mientras tenga gozo persevera, pero cuando viene la prueba se desanima y todo en su vida vuelve a ser lo mismo que antes. Esta es la carnalidad en su tono más claro, capaz de llegar tan cerca del reino de Dios, y más aún, manifestar su naturaleza sin esperanza. Pues su corazón es duro e inquebrantable, y nunca cederán a la Palabra ni le darán alojamiento.
La clase de oyentes representados aquí son nacidos sólo de la carne. Dejan que las cosas sean exteriormente favorables a la profesión, y lamentablemente éstos se multiplican en gran medida, y se adhieren a la Iglesia como las hojas muertas se pegan a un árbol, sin embargo, la vida no es mejor en ellos, pues cuando el árbol sea sacudido ¿qué pasará con las hojas secas?
Mis amigos, cuando por su Gracia Dios realiza una obra en un alma, los primeros efectos de la Palabra no son producir paz y gozo, sino contrición y tristeza por el pecado.

III. LOS OYENTES DE LA TIERRA ESPINOSA.

Mateo 13:7 RVR60
7 Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
Mateo 13:22 RVR60
22 El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

1. Aquí no son tanto las causas internas sino las trampas externas

Estas hacen que esta tercera clase de oyentes sea infructuosa.
La biblia nos dice en Marcos 4:19
Marcos 4:19 (RVR60)
19 pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
y en Lucas 8:14
Lucas 8:14 (RVR60)
14 La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.
En Marcos se nombran las “codicias de otras cosas” y en Lucas los “placeres de la vida” como obstáculos adicionales representados por “espinas”.
Estas “espinas” que ahogan la fe, la podemos definir como el amor a las cosas de este mundo. Pues muchos viven afanados y engañados por las riquezas. El trabajar un tiempo y medio es para ellos más importante que asistir al templo. Abandonan la reunión de la iglesia por que tienen compromisos más importantes. Sus vidas se vuelven infructuosas.

2. ¿Qué es no que nos hace infructuoso hoy?

La dureza natural del corazón del hombre y la oposición de Satanás a la creación de Dios; ocasionándonos múltiples preocupaciones y problemas en esta vida. Todo esto, por la superficialidad del hombre al escuchar Palabra de Dios; dándole prioridad a las atracciones y distracciones del mundo con el único deseo de conseguir más poder y más riquezas.
Hermanos, podemos caer en la preocupación y el amor al materialismo dándole una importancia tan grande, que nos desvíe del propósito eterno de Dios y no produzcamos el fruto que Dios quiere producir en nosotros. Esta condición es un peligro para nosotros hoy también.
Estas son las cosas que producen esterilidad y también son un peligro para nosotros, por lo que están escritas como advertencia y aprendizaje de quienes lo lean y escuchen.

IV. LOS OYENTES DE LA BUENA TIERRA.

Mateo 13:8 RVR60
8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
Mateo 13:23 RVR60
23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.
Lo que el Señor nos está dando a conocer es aquello que el oyente de la Palabra debe procurar hacer, si es que realmente quiere ser fructífero.
Pero para ser fructífero, nos dice Lucas 8:15
Lucas 8:15 (RVR60)
15 Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.
Para dar frutos, la Palabra que escuchamos debe ser recibida con “corazón bueno y recto”, debemos “retenerla” y “dar fruto con perseverancia”. Amigos míos, debemos tener una mente sin prejuicios y un corazón abierto para comprender y obedecer la Palabra recibida, perseverando y aferrándonos a ella firmemente.
La Palabra predicada surte efectos permanentes en la vida de quienes son buena tierra; para ellos el contenido de la Palabra de Dios es más importante que la paja emocional del predicador, pues no es pasivo en la recepción de la Palabra, sino activo, es decir, pone en acción lo que escucha.

CONCLUSIÓN

Hermanos y amigos, no hay ninguna duda de que Dios está buscando UNA BUENA TIERRA PARA LA MEJOR SEMILLA, la cual es preciosa. Si hubiera solo un grano de trigo que quedara en el mundo hoy, y se perdiera, ni aún todos los esfuerzos del hombre podrían reproducirlo. Así es con la Palabra, si nos fuera arrebatada, ni todo el ingenio y la sabiduría del hombre podría reemplazarla. Entonces valorémosla, amémosla y estudiémosla.
Permitamos que sea sembrada en nuestro corazón, el cual posiblemente esté endurecido por las circunstancias que nos ha tocado vivir en el mundo, tal vez haya mucho “pedregal” en el jardín de cada una de nuestras almas: entonces no despreciemos el martillo y el arado de Dios. ¡Tal vez, haya muchas “espinas” en cada una de nuestras vidas que deben ser arrancadas para que pueda haber más espacio para el fruto que habremos de dar!
Es necesario que oremos para tener “entendimiento” y “paciencia” para atesorar la Palabra en nuestros corazones con el propósito de “guardarla”.
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