La manifestación del Bien y el Mal
EL BIEN Y EL MAL
El mundo de la creación espera con anhelante expectación, el día en que los que son hijos de Dios se van a manifestar en toda su gloria.
Pues toda la creación espera con anhelo el día futuro en que Dios revelará quiénes son verdaderamente sus hijos
«¿Qué es el mal? Quizá usted replique: La corrupción. Innegablemente es una definición general del mal, porque implica oposición a la naturaleza, como también herir.
Cuando lo bueno que debería haber está ausente de algo, eso es malo. Después de todo, si no tengo una verruga en mi nariz, eso no es malo; porque, en primer lugar, no debe estar allí. Sin embargo, si a un hombre le falta la habilidad para ver, eso es malo. Asimismo, si una persona carece de la bondad y el respeto por la vida humana que debería tener, entonces puede asesinar. El mal es, en realidad, un parásito que no puede existir salvo como una grieta en algo que debiera ser sólido.
Gloriosa esperanza
Todos los hijos de Dios han pasado por tiempos difíciles en los cuales les ha tocado sufrir. A veces ha sido por causa de alguna enfermedad. En otras ocasiones ha sido por persecución o por algún mal que otra persona les haya hecho.
En medio de la aflicción siempre surge la pregunta: “¿Por qué?” Dios no siempre manda una respuesta específica para cada ocasión en que nos encontramos. A veces nos quedamos con esa interrogante durante largos días, semanas, o aun años, sin encontrar la contestación.
Sin embargo, Dios nos ha dado algunas respuestas que se aplican en forma general a cualquier tipe de sufrimiento. En el plan que Dios tiene para nuestras vidas, incluye los mismos propósitos para todos los que son Sus hijos.
Pablo acaba de explicar el mensaje del evangelio que establece que los justos vivirán por la fe en Cristo. Este evangelio debe producir un cambio radical en la vida de quien ha confiado en Cristo de verdad; debe resultar en una vida santa.
En medio de las aflicciones que sufría la iglesia primitiva, Pablo explica la relación que existe entre el sufrimiento y la vida santa: un fruto de ella es aprender a tener paciencia en las aflicciones. A continuación, Pablo presenta tres razones por las cuales el cristiano auténtico debe perseverar en medio del sufrimiento.
TRES RAZONES PARA TENER PACIENCIA EN LA
AFLICCION:
* LA GLORIA FUTURA 18–25
* LA AYUDA DEL ESPIRITU 26–27
* EL PROPOSITO DE DIOS 28–30
LA GLORIA FUTURA 8:18–25
Debemos tener paciencia en medio de la tribulación porque la gloria que ha de manifestarse en nosotros sobrepasará a las aflicciones temporales. Aunque es cierto que sufrimos en esta vida, a la larga los beneficios superarán al sufrimiento. Cuando termine esta época y estemos con Cristo, la gloria que gozaremos juntamente con El será mucho mayor que todo lo que hayamos sufrido (8:18).
Aunque la Palabra de Dios no apoya el concepto de la unidad del universo en el mismo sentido en que lo hacen las religiones orientales, sí demuestra que existe unidad en el propósito eterno de Dios para la creación. El universo entero está sufriendo las consecuencias del pecado, pues ha contaminado la creación perfecta que Dios formó, y ha introducido el dolor y la muerte. Los resultados del pecado afectan todo lo que Dios hizo. Su creación espera anhelante la obra por la cual Dios terminará con el dolor y la muerte (8:19–22). Esta liberación ocurrirá en el momento en que el pueblo de Dios empiece a gozar su redención. Así que la naturaleza espera, al igual que nosotros, el dia de nuestra redención.
Nosotros esperamos esta redención con completa certidumbre, pues tenemos al Espíritu Santo como una evidencia adelantada lantada de que Dios terminará esta obra en nosotros. La obra completa de Dios incluye tanto la salvación eterna del alma como la redención del cuerpo que pondrá fin al dolor y la muerte (8:23). Aunque no podemos ver con anticipación lo que Dios hará, la presencia de Su Espíritu nos permite esperar confiadamente en que Dios cumplirá Su promesa (8:24–25).
LAS AFLICCIONES ACTUALES
NO PUEDEN COMPARARSE
CON NUESTRA GLORIA FUTURA