Pablo Perseguidor, Creyente y Predicador (Gálatas VII)
contexto
Los enemigos de Pablo, queriendo probar que el mensaje y el ministerio del apóstol no eran verdaderos, señalaron que Pablo no había recibido su apostolado en el mismo tiempo ni en la misma manera que los otros doce.
En los versículos 11 y 12 Pablo declara su tema: El origen divino de su mensaje y ministerio. No inventó el evangelio, ni lo recibió de hombre, sino de Cristo Jesús. Tanto su mensaje como su ministerio apostólico le fueron dados divinamente. Así que, cualquiera que añadiera algo al evangelio que Pablo predicaba corría el peligro de recibir el juicio divino, porque dicho evangelio le fue dado por Cristo Jesús desde el cielo (1 Corintios 15:1–11).
Pablo sabía que la mejor manera de probar su argumento era recordar a los creyentes de Galacia la manera en que Dios se manifestó a él. Declara que sus lectores ya conocían su vida anterior a la conversión (Gálatas 1:13), pero era obvio que no entendían el cambio que Dios había obrado en él.