Jesús: El agua de Vida. Parte 1.
Introducción.
Contexto
Quién Necesita el Agua.
Cuando Jesús habló acerca del “don de Dios” se refería al “agua viva”. Pero “agua viva” también podía significar manantial de agua (Gn. 26:19) que brota por sí misma, a diferencia del agua de lluvia que se recoge en una cisterna o depósito. Por supuesto a veces sucede que al excavar un pozo se llega a descubrir un manantial. El pozo de Jacob ilustra exactamente este punto. Así, pues, cuando Jesús dijo: “él te habría dado agua viva”, la mujer lo interpretó por: “… él te habría dado no el agua que lleva tiempo en el pozo sino el agua que sale del manantial que hay en el fondo”.
Su Respuesta
Jesús acababa de decir a la mujer que al que le pidiera, él le daría agua viva. Pensando que esto se refería al manantial de agua que existía en el fondo del pozo, la mujer contestó: “Señor, no tienes un cubo con cuerda” (de ἄντλος, agua de sentina en un recipiente; de ἀντλέω, sacar, achicar; y ἄντλημα, cubo con cuerda para sacar agua de un pozo). Según la mujer existen dos obstáculos que hacen imposible que Jesús pueda ofrecer esa agua viva de que ha estado hablando:
a. no tiene un cubo con cuerda; pero incluso si lo tuviera,
b. el pozo (τὸ φρέαρ) es profundo (consúltese 4:6).
Por qué Necesita el Agua.
Obsérvese el contraste que Jesús presenta aquí:
El agua del pozo de Jacob:
El agua viva que Jesús concede:
(1) no puede evitar que se tenga sed otra vez … y otra vez … y otra vez.
(1) hace perder la sed para siempre; es decir, da satisfacción duradera. Una vez creyente, siempre nacido de nuevo. Véase 6:35; Is. 49:10; Ap. 7:16, 17; 21:6; 22:1, 17.
(2) queda fuera del alma, y no es capaz de llenar sus necesidades.
(2) entra en el alma y permanece dentro, como fuente de frescura y satisfacción espiritual.
(3) es de cantidad limitada, disminuye, desaparece al beberla.
(3) es un manantial perpetuo. Aquí en la tierra sostiene a la persona espiritualmente con vistas a la vida eterna en los cielos (“para vida eterna”).