Ser quebrantados nos hará entender que no somos auto-suficientes, que debemos someternos a Dios y que sus tiempos no son los nuestros. El quebranto nos llevará a renunciar y morir a nosotros mismos, y comenzar a vivir para Dios. El quebrantamiento no quiere decir que estaremos abandonados, Dios siempre estará cuidándonos.