¡Sé un buen administrador!
The disciplines of a disciple. • Sermon • Submitted
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· 117 viewsEl discipulo debe ser un buen administrador de lo que Dios le ha confiado.
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Una de las disciplinas más importantes en la vida de todo discípulo es la disciplina de la administración.
Hablar de administración es hablar de mayordomía. Decir “administrador de empresas” suena muy bonito, pero decir “mayordomo” no suena tan bonito. Eso es debido al estigma de ser sirviente.
La RAE define a un mayordomo como “el criado principal a cuyo cargo está el gobierno económico de una casa o hacienda”. “Criado” se refiere a esclavo o siervo. Y esa es la palabra usada por Cristo para hablar de mayordomos:
Leer
Varias lecciones pueden ser sacadas de allí:
El que es discípulo o quiere serlo...
Debe administrar sabiamente el dinero de Dios.
Debe administrar sabiamente el dinero de Dios.
Debe administrar sabiamente el dinero de Dios.
Debe administrar sabiamente el dinero de Dios.
No somos dueños sino criados.
No somos dueños sino criados.
“… llamó a sus siervos” 14 b
La palabra “siervos” suaviza, de cierto modo, el significado de la palabra griega “doulos”, la cual literalmente significa “esclavo”.
El mayordomo reconoce que él mismo es propiedad de Dios; comprado por precio (la sangre preciosa de Cristo).
El mayordomo reconoce que Dios es el dueño de todo; que Dios lo ha creado todo:
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, El mundo y los que en él habitan.
Reconoce que su deber es cuidar lo que le pertenece a su Señor.
Psa 24:1
El mayordomo ha entendido que de Dios es todo el dinero del mundo:
‘Mía es la plata y Mío es el oro,’ declara el Señor de los ejércitos.
Por lo tanto, como mayordomos, no podemos hacer lo que se nos antoje sino lo que el dueño quiere que hagamos y lo que resulte en beneficio para el dueño.
Dios nos ha confiado riquezas.
Dios nos ha confiado riquezas.
“y les encomendó sus bienes.” 14c
“Encomendar”: Encargar a alguien que haga algo o que cuide de algo o de alguien.
En este caso les encargó de cuidar sus riquezas o de hacer algo que rindiera ganancia a Él.
A uno le dio el equivalente de 220 lb de plata, a otro 88 lb, y al otro 44 lb. Puesto en términos actuales, a $17 onza, les encargó $60,000; $24,000, $12,000 respectivamente.
Dos de ellos trajeron ganancias para su Señor y fueron llamados “siervo bueno y fiel”; el que no trajo nada al dueño fue llamado “siervo malvado y perezoso”.
pectivamente.
Esas cantidades podrían compararse a lo que, cada año, Dios nos encarga en salarios y beneficios recibidos.
Si usamos lo que Dios nos da principalmente para nuestros propios propósitos y no para los del dueño, estamos mostrando inmadurez espiritual, nos comportamos como niños egoístas que no quieren compartir, y como ladrones que se apropian de lo que no es de ellos.
El buen y fiel mayordomo trae a Dios, el dueño, lo que Él pide. En su bondad, Dios espera que le traigamos solamente una parte por medio de diezmos (la décima parte) y ofrendas de lo que Él nos da.
Si tú no estás diezmando eres un inmaduro, un administrador “malvado y perezoso”, y le estás robando a Dios.
Debe administrar sabiamente el tiempo que Dios le da.
Debe administrar sabiamente el tiempo que Dios le da.
El tiempo es vida.
El tiempo es vida.
La mayordomía no se limita al área financiera; incluye también el uso que hacemos del tiempo que Dios nos da. Allí se cumple el dicho “¡el tiempo es oro!”.
Por tanto, tengan cuidado cómo andan; no como insensatos sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
Eph 5:15-16
Administrando bien o haciendo buen uso del tiempo sería otra manera de decirlo.
Cada día, Dios deposita en nuestra cuenta de vida 1440 minutos (86400 seg.). ¿Qué hacemos con ellos? ¿Los usamos bien o los desperdiciamos?¿Los usamos para la gloria del dueño a para la nuestra?
¿Los usamos para la gloria del dueño a para la nuestra?
“¡No tengo tiempo!” es la excusa más común para no dedicarnos a las cosas espirituales. No nos damos cuenta que el enemigo nos está robando el tiempo al ocuparnos en cosas vanas y temporales que, en lugar de acercarnos a Dios, nos alejan de Él.
La vida es corta. ¡No podemos desperdiciarla!
La vida es corta. ¡No podemos desperdiciarla!
El Salmo 90 expresa la oración de Moisés, y en ella clama al Señor por sabiduría para vivir los pocos años que tenemos en la Tierra:
Los días de nuestra vida llegan a setenta años; Y en caso de mayor vigor, a ochenta años. Con todo, su orgullo es sólo trabajo y pesar, Porque pronto pasa, y volamos.
Psa 90:10
Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.
Esta vida es corta y debemos aprovechar cada minuto para algo bueno, edificante, y que glorifique a Dios.
Un buen discípulo no puede darse el lujo de “matar el tiempo”, como dicen muchos.
¿Qué ganas, qué aprendes, cómo glorificas a Dios cuanto estás esperando tu turno, o que llegue la persona que esperas y sacas tu teléfono para ponerte a jugar tus jueguitos? ¡Nada!
¿Estás matando el tiempo o aprovechándolo? El sabio aprovecha el tiempo, el insensato (tonto) lo desperdicia.
Podrías usar esos minutos para estudiar, leer la Biblia, orar por alguien, etc. Los jueguitos son para los niños, no para los maduros.
Debe ser buen administrador del templo de Dios.
Debe ser buen administrador del templo de Dios.
Esta es una de las áreas de mayordomía o administración más descuidadas y de las que casi nunca se habla. Ya sea porque no le damos la importancia debido o porque la gente se puede ofender.
Dios nos ha encargado un templo que cuidar, el templo del Espíritu Santo, nuestro cuerpo.
¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
1 Cor 6:19-20
Tres cosas resaltan en esos versos:
“el cual tenéis de Dios”: Dios te ha dado ese cuerpo en encargo.
“y que no sois vuestros”: Le perteneces a Dios, en cuerpo y alma.
“glorificad a Dios en vuestro cuerpo”: El templo debe glorificarle.
Cuando Pablo les dice eso, él acababa de dar una advertencia severa acerca del cuidado o administración de ese templo:
1 Cor
¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que ustedes son.
¿De qué maneras descuidamos el templo del Espíritu?
No cuidando nuestra salud.
No llevando una dieta saludable.
En calidad (alimentos nutritivos y no dañinos).
En cantidad (glotonería y obesidad).
Ilust. Doble estandar en liderazgo… Deut 21:18-21
Involucrándonos en actividades que ponen en peligro nuestra vida.
Tatuajes. Por alguna razón, Dios los prohibió en .
La fornicación o inmoralidad.
Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos, pero Dios destruirá a los dos. Sin embargo, el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo.
1 Cor 6:13
Huyan de la fornicación. Todos los demás pecados que un hombre comete están fuera del cuerpo, pero el fornicario peca contra su propio cuerpo.
1 Cor 6:18
El dueño nos pedirá cuentas.
El dueño nos pedirá cuentas.
“Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos.”
En la parábola de Lucas 16 le dice, “Rinde cuentas de tu administración”.
Los dos mayordomos que fueron fieles con el encargo no solamente recibieron reconocimiento de su señor “Bien hecho, siervo bueno y fiel” sino que también se les dio más “en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré”.
Nadie se escapa de rendir cuentas a Dios. Tarde o temprano te llamará a cuentas: “¿Qué hiciste con lo que te encargué?”
¿Te has preguntado por qué Dios no te pone sobre más? ¡Examina tu mayordomía!