Dos Imágenes del amor de Dios
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IGLESIA SAL Y LUZ A LAS NACIONES
Predica dominical
Sermón Temático
Luis Andrés Estupiñán Ch
Bogotá, octubre 14 de 2018
Dos Imágenes del amor de Dios
A. INTRODUCCION
a. Sujeto o tópico
Retomando nuestra afirmación del pasado encuentro donde sentamos que la escritura enseña a los creyentes a amar a Dios y muestra como este amor debería ser expresado en adoración y servicio práctico.
En esta mañana vamos a recrear 2 imágenes que representa el amor de Dios y como se reflejan en nuestro vivir cristiano.
b. Tema
Cuando nos hablan de imágenes, en que pensamos...
De acuerdo con el diccionario de la real Academia de la lengua la palabra imagen tiene tres significados, dentro de ellos esta: reproducción de la figura de un objeto por la combinación de los rayos de luz que proceden de él.[1]
La palabra hebrea para imagen es “tzelem” que es derivada de otra palabra hebrea, más breve, “tzel” que significa “sombra”.
La Palabra dice que el ser humano está hecho a imagen de Dios porque de muchas maneras el ser humano refleja a Dios.
Al estar la palabra imagen en hebreo relacionada con la palabra sombra, implicaría que el ser humano está dentro y cubierto por la sombra de Dios.
c. Texto
26Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
26Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
29Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 30Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. 31Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
29Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 30Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. 31Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
B. CUERPO
a. Primera división principal
Dios como un padre
i. Ilustración
Si bien en Dios, se encuentran las características de Dios como padre y madre, hoy lo abordaré desde su rol como el Padre espiritual.
Para un cristiano, Dios verdaderamente es un Padre amoroso con todo lo que eso conlleva.
Nos da vida (); nos ama (); nos premia por nuestro esfuerzo (); nos habla a través de su palabra (; ; ; ); nos corrige con amor (); y, lo que es más importante, nos dará el regalo de la vida eterna en su reino por medio de su gracia (; ), si nos arrepentimos de nuestros pecados y obedecemos sus mandamientos ().
ii. Aplicación
Adentrándonos en la palabra de Dios encontramos:
· (RVA) —
31 como también en el desierto, donde habéis visto que Jehovah vuestro Dios os ha traído, como trae un hombre a su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta que habéis llegado a este lugar.’
Este verso es la réplica a la absurda acusación del pueblo de Israel en el sentido que el Señor les aborrecía, Moisés les habla tiernamente del cuidado paternal del Señor en el desierto (31).
Les hacer ver que Dios iba delante de ellos como un pastor, para encontrarles un lugar donde pudieran acampar concediéndoles su presencia noche y día (33)[2].
· (RVA) —
1 "Cuando Israel era muchacho, yo lo amé; y de Egipto llamé a mi hijo[3]. 2 Mientras más los llamaba, más se iban ellos de mi presencia. A los Baales ofrecían sacrificio, y a los ídolos quemaban incienso. 3 Pero fui yo el que enseñó a caminar a Efraín[4], tomándolo por sus brazos. Sin embargo, no reconocieron que yo los sanaba. 4 Con cuerdas humanas los atraje, con vínculos de amor. Fui para ellos como los que ponen un bebé contra sus mejillas, y me inclinaba hacia ellos para alimentarlos[5].
En algunos textos bíblicos esta parte está bajo el título: El amor paternal de Jehovah
Para destacar este pasaje nos apoyamos en lo afirmado por el teólogo C. Feinberg: «La nota dominante de los cuatro últimos capítulos del libro—dice Feinberg[6]—es el amor de Dios.»
Del teólogo Buck, queremos resaltar su afirmación en el sentido de que: «Este capítulo es único, no sólo en Oseas, sino en el Antiguo Testamento. Nos da la más bella descripción del amor de Dios»[7].
En el capítulo 11 del libro de Oseas, Jehová nos permite mirar directamente en su corazón, para experimentar sus sentimientos por su hijo Israel.
En el lenguaje de un padre que recuerda la infancia de su hijo, Dios nos invita a meditar, en la manera en que él amó a su pueblo durante sus primeros años como nación.
Su voz que habla mediante el profeta Moisés los sacó de la esclavitud en Egipto para ir a la tierra que él preparó para ellos.[8]
· (RVA) — en el Pasaje del hijo prodigo, o del hijo perdido como lo titulan en algunas biblias, nos dice:
11 Dijo además: —Un hombre tenía dos hijos. 12 El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde." Y él les repartió los bienes. 13 No muchos días después, habiendo juntado todo, el hijo menor se fue a una región lejana, y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
14 »Cuando lo hubo malgastado todo, vino una gran hambre en aquella región, y él comenzó a pasar necesidad. 15 Entonces fue y se allegó a uno de los ciudadanos de aquella región, el cual le envió a su campo para apacentar los cerdos. 16 Y él deseaba saciarse con las algarrobas que comían los cerdos, y nadie se las daba.
17 Entonces volviendo en sí, dijo: "¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré, iré a mi padre y le diré: ’Padre, he pecado contra el cielo y ante ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.’ " 20 »Se levantó y fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre le vio y tuvo compasión. Corrió y se echó sobre su cuello, y le besó. 21 El hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y ante ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo." 22 Pero su padre dijo a sus siervos: "Sacad de inmediato el mejor vestido y vestidle, y poned un anillo en su mano y calzado en sus pies. 23 Traed el ternero engordado y matadlo. Comamos y regocijémonos, 24 porque este mi hijo estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron a regocijarse. 25 »Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando vino, se acercó a la casa y oyó la música y las danzas. 26 Después de llamar a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Este le dijo: "Tu hermano ha venido, y tu padre ha mandado matar el ternero engordado, por haberle recibido sano y salvo." 28 Entonces él se enojó y no quería entrar. »Salió, pues, su padre y le rogaba que entrase. 29 Pero respondiendo él dijo a su padre: "He aquí, tantos años te sirvo, y jamás he desobedecido tu mandamiento; y nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos. 30 Pero cuando vino éste tu hijo que ha consumido tus bienes con prostitutas, has matado para él el ternero engordado." 31 Entonces su padre le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32 Pero era necesario alegrarnos y regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido hallado."
Se ha dicho que la parábola del hijo pródigo es la joya más[9] brillante de todas las ilustraciones que el Señor usó.
Es la tercera en una lista de parábolas que enseñan la misma lección. El lujo de detalles con que se cuenta ésta da a entender que hay enseñanzas adicionales.
Pedir y salir (15:11–16). El más joven de los dos hijos dijo: “Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde” (15:12).
Semejante división de bienes usualmente ocurría al morir el testador.
No obstante, el hecho de que el padre accediera a su petición, quiere decir que no era ajena a la cultura de entonces.
El hijo tomó lo suyo, salió de casa y se encaminó a un lugar muy distante; lejos de la supervisión de su padre, queriendo librarse de las restricciones familiares.
En aquella “provincia apartada”, cayó bajo malas influencias, mismas que lo condujeron a una esclavitud real.
Por la manera en que malgastó su dinero y consumió sus bienes, se deduce que en realidad le faltaba mucha supervisión.
Su situación se fue empeorando y al cabo, sin bienes y habiendo “una gran hambre en aquella provincia” (), cayó en el colmo del oprobio para un judío: apacentar cerdos.
Su estado era en verdad lamentable, porque su amo lo trataba peor que a los mismos cerdos: “Deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba” (15:16).
El arrepentimiento y el regreso (15:17–21).
La frase “Y volviendo en sí” (15:17) es la introducción a lo que posiblemente fuera el primer pensamiento honesto de su vida.
Reconoció dos verdades, la segunda probablemente como consecuencia de la primera.
1. “¡En verdad estoy muy mal! Aun los jornaleros en casa de mi padre comen, y yo me muero del hambre”.
2. “He pecado contra el cielo y contra mi padre”.
Claro que el hambre ayudó a que sus ojos se abrieran, y su arrepentimiento fue sincero.
Se nota que sentía culpa y que cambió de parecer.
Mientras que antes de abandonar la casa exigía “lo suyo”, ahora deseaba, ser uno de los sirvientes de su padre.
Con esa nueva determinación regresó a casa. ¡Nunca se imaginó ni en sus mejores sueños, lo que iba a encontrar! Su padre no había dejado de amarlo, sino que lo esperaba, y con los brazos abiertos. ¡Qué maravilla!
A pesar de que esta ilustración es maravillosa, no es nada comparada con la magna verdad que enseña.
Dios, con el amor y gracia que le caracterizan, espera al hombre perdido, al que reconoce que es pecador, al que está cargado de vicios, de los mal llamados placeres, que en verdad no satisfacen, al descarriado, decepcionado, desanimado, desilusionado, despreciado y desafortunado.
Hay dos citas adicionales, que nos ilustran del amor de Padre, que no vamos a profundizar en esta mañana, pero si vamos a mencionarlas para su reflexión personal en el lugar intimo:
· (RVA) — 6 Porque el Señor disciplina al que ama y castiga a todo el que recibe como hijo.
(RVA) — 12 porque Jehovah disciplina al que ama, como el padre al hijo a quien quiere.
Si para usted Dios aún no es un Padre cercano, protector y amoroso, probablemente aún no ha comenzado a cumplir el propósito para el cual fue creado.
b. Segunda división principal
Dios como un esposo:
i. Ilustración
El amor esponsal es una imagen privilegiada para expresar de forma dócil cómo es el amor de Dios.
Este amor tomará la forma de enamoramiento, de atracción, de pasión, de fidelidad, de respeto, de diálogo amoroso…
La imagen del matrimonio servirá para evocar las relaciones de Dios e Israel, de Dios y la comunidad creyente, de Dios y la persona humana.
Los textos bíblicos, que reproducen esta imagen son diversos, aunque serán los libros proféticos y los sapienciales los que con más frecuencia la utilizarán.
ii. Aplicación
· (RVA) — 32 No será como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos invalidaron, a pesar de ser yo su señor, dice Jehovah.
En este versículo enmarcado en las promesas del nuevo pacto descritas en , encontramos que Los judíos creían que su sufrimiento era causado por el pecado de sus padres y los culpaban de todo.
Pero eran conscientes que, en el día de su restauración, ellos tendrían que reconocer su propio pecado y arrepentirse de él (31:29–30).[10]
Dios prometió hacer un nuevo pacto con su pueblo. Ese pacto era expresamente para la casa de Israel (el reino del norte) y para la casa de Judá (el reino del sur)[11].
No sería como el pacto que había hecho con sus padres en la época del éxodo, porque ellos invalidaron ese pacto.
El pacto anterior al que se refiere Dios es el mosaico, que aparece en los libros de Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
· (RVA) — 14 "Sin embargo, he aquí que yo la persuadiré, la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. 15 Y desde allí le daré sus viñas, y el valle de Acor será como puerta de esperanza. Allí me responderá como en los días de su juventud, y como en el día en que subió de la tierra de Egipto. 16 Sucederá en aquel día, dice Jehovah, que me llamarás: ’Marido mío’; y nunca más me llamarás: ’Señor mío.’17 Porque yo quitaré de su boca los nombres de los Baales, y nunca más serán mencionados sus nombres. 18 "En aquel día haré por ellos un pacto con los animales del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra. Quebraré el arco y la espada, y anularé la guerra en la tierra. Y les haré dormir seguros. 19 "Te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y derecho, en lealtad y compasión. 20 Yo te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehovah.
El reinicio de la relación matrimonial[12], vemos en el pasaje que es El esposo quien puso todo de su parte para restablecer el hogar roto.
Sus acciones demuestran un amor que su cónyuge no merece.
La seducción. Jehová atrajo de nuevo a su pueblo al desierto, el lugar donde iniciaron su relación matrimonial (vv. 14–15).
Haciendo esto, Dios sedujo o cortejó a su pueblo para reiniciar el disuelto matrimonio.
A la vez, el desierto es el lugar de disciplina, escasez y duro trato, para aleccionar y purificar a un pueblo rebelde y contradictor.
Este repudio de la idolatría por parte de la nación, que es el principal tema de controversia del libro, es indispensable para que su relación con Dios sea como debe ser (vv. 16–17).
El nuevo matrimonio.
La relación matrimonial quedará totalmente restablecida cuando Dios devuelva a su pueblo todos los privilegios perdidos (vv. 18–22), tras sufrir el juicio y aprender la disciplina.
· (RVA) — 2 Y yo vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén que descendía del cielo de parte de Dios, preparada como una novia adornada para su esposo.
Este verso enmarcado en la idea de “El cielo nuevo y la tierra nueva”, descrito en su totalidad en , se desarrolla la parte final de la tercera gran visión en Apocalipsis[13].
Es una continuación de lo que se refiere en el cap. 20, presentando una breve exposición del establecimiento del tiempo nuevo con la nueva Jerusalén.
Juan ha descrito con muchos detalles la labor esforzada de la historia de la humanidad y el papel de sufrimiento experimentado por el pueblo de Dios.
Ahora, él observa más allá del juicio final terrenal y contempla el destino de los creyentes en Cristo.
Se puede reafirmar, pues, que, en la fe bíblica, la creación de Dios es buena.
Los escritores bíblicos no se han referido a que la parte física del ser humano sea mala, sino a que esta debe ser dominada por el espíritu.
Ellos, más bien, consideraron que el pecado humano fue la fuente de corrupción de la buena creación de Dios.
Por lo tanto, tendieron a considerar que la obra redentora de Dios traería una renovación a su creación.
C. Conclusión y sus partes
a. Proposición
A manera de conclusión afirmamos categóricamente que Dios es amor.
Que Dios ama al hombre, su máxima creación de tal manera que lo formó a imagen y semejanza y gracias a ello lo podemos imaginar como un padre y un esposo amoroso.
Que en nuestro camino a la perfección es la búsqueda de su imagen, la cual sólo la lograremos a través del amor, el cual podemos y debemos practicar diariamente en el rol de esposos y padres.
b. Aplicación final del mensaje
En la medida que se logre la perfección en estos dos roles, a través de un verdadero amor, estaremos más cerca de Dios y al cumplimiento de su voluntad y la finalidad del hombre en la tierra.
c. Invitación o llamado a responder el mensaje
La invitación en esta mañana es a siempre tener presente la imagen de Dios padre y esposo como guía de nuestro comportamiento en la tierra.
Dios los bendiga permanente y abundantemente.
“Gracia y paz de Dios nuestro padre, y del señor Jesucristo” ().
Amen
[1] http://dle.rae.es/?id=KzwDY4y 131018
[2] Ford, J., & Deasley, A. R. G. (2010). El Libro de DEUTERONOMIO. En S. Franco (Ed.), Comentario Bíblico Beacon: Génesis hasta Deuteronomio (Tomo 1) (p. 518). Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones.
[3] Este versículo está basado en . “Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito. Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí que yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.”
Reed, O. F. (2010). El Libro de Oseas. En Comentario Bíblico Beacon: Los Profetas Menores (Tomo 5) (p. 69). Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones.
[4] Efraín (del hebreo אֶפְרַיִם/אֶפְרָיִם, Ephráyim, y traducido al castellano a veces como Efrain, Efraín, Efrayn o "Efrén") fue un patriarca bíblico entre los hebreos. Fue el segundo hijo de José y hermano de Manasés.
Nació en Egipto. Su madre fue una egipcia llamada Asenath, hija de Potifera, sacerdote egipcio.
La tribu israelita de Efraín se ubicó en las montañas, al norte de las de Dan y Benjamín, y al sur de la de Manasés, lindando al este con el Jordán. Una de sus ciudades fue Siquem, primera capital del Reino de Israel.
[5] No es una profecía, sino una descripción de la relación de Jehová con Israel cuando fue escogido por El para ser el pueblo del pacto. Snaith llama a esto el “amor de elección” de Dios. Israel era el hijo de Jehová debido a su elección como su “pueblo escogido” (). El amor de Dios se expresó en la adopción de Israel “como el hijo de Jehová, que comenzó con su liberación de la esclavitud de Egipto y se completó en la conclusión del pacto en el Sinaí. [Esto] forma la primera etapa en el cumplimiento de la obra divina de salvación, que fue completada en la encarnación del Hijo de Dios para la redención de la humanidad de la muerte y la ruina.”
Reed, O. F. (2010). El Libro de Oseas. En Comentario Bíblico Beacon: Los Profetas Menores (Tomo 5) (p. 69). Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones.
[6] Charles Lee Feinberg (1909-1995) fue Decano emérito del Seminario teológico Talbot. Nació y se crió en un hogar judío ortodoxo y estudió durante 14 años preparándose para el Rabinato. Después de su conversión, recibió un TH. grado del Seminario teológico de Dallas y un doctorado de la Universidad Johns Hopkins.
El Dr. Feinberg era bien conocido en todo el mundo como una autoridad excepcional en el judaísmo. Fue orador y conferencista de la Conferencia bíblica popular.
[7] Henry, M., & Lacueva, F. (1999). Comentario Bı́blico de Matthew Henry (p. 983). 08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.
[8] Eickmann, P. E. (2000). Oseas, Joel, Amós. (R. C. Ehlke, J. C. Jeske, & L. A. Schaller, Eds.) (p. 94). Milwaukee, WI: Editorial Northwestern.
[9]
Platt, A. T. (1993). Estudios Bı́blicos ELA: Verdadero hombre, verdadero Dios (Lucas Tomo II) (pp. 42–44). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.
[10] Porter, R. (1990). Estudios Bı́blicos ELA: Más vale prevenir (Jeremı́as y Lamentaciones) (p. 64). Puebla, Pue., Mexico: Ediciones las Americas, A.C.
[11] Walvoord, J. F., & Zuck, R. B. (2000). El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Antiguo Testamento, tomo 5: Isaías-Ezequiel (p. 187). Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C.
[12] Vázquez, B. (1994). Estudios Bı́blicos ELA: Dios es justo y fiel (Oseas - Habacuc) (p. 18). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.
[13] Cevallos, J. C. (2009). Comentario Bíblico Mundo Hispano, Tomo 24: 1, 2 y 3 Juan, Apocalipsis. (p. 290). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.