Cansancio
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· 48 viewsEl resultado natural del trabajo y estrés para el cual Dios ha provisto alivio, descanso y renovación. Las Escrituras reconoce que el cansancio puede tener causas tanto espirituales como físicas.
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Causas del cansancio
Causas del cansancio
Trabajo
Trabajo
De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido.
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Aflicciones y estrés
Aflicciones y estrés
Ciertamente Dios me ha destruido;
ha exterminado a toda mi familia.
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Preocupación y ansiedad
Preocupación y ansiedad
Tenme compasión, Señor, que estoy angustiado;
el dolor está acabando con mis ojos,
con mi alma, ¡con mi cuerpo!
La vida se me va en angustias,
y los años en lamentos;
la tristeza está acabando con mis fuerzas,
y mis huesos se van debilitando.
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Deseo de dinero y posesiones
Deseo de dinero y posesiones
No te afanes acumulando riquezas;
no te obsesiones con ellas.
Viajar
Viajar
Ver también
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Ancianidad
Ancianidad
Un día temblarán los guardianes de la casa,
y se encorvarán los hombres de batalla;
se detendrán las molenderas por ser tan pocas,
y se apagarán los que miran a través de las ventanas.
Celo por el trabajo del Señor
Celo por el trabajo del Señor
Mi celo me consume,
porque mis adversarios pasan por alto tus palabras.
Batallas
Batallas
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Pecado y rebelión
Pecado y rebelión
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Necedad
Necedad
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Ayuda de Dios para lidiar con el cansancio
Ayuda de Dios para lidiar con el cansancio
Las promesas de Dios de ayuda y descanso
Las promesas de Dios de ayuda y descanso
¿Acaso no lo sabes?
¿Acaso no te has enterado?
El Señor es el Dios eterno,
creador de los confines de la tierra.
No se cansa ni se fatiga,
y su inteligencia es insondable.
Él fortalece al cansado
y acrecienta las fuerzas del débil.
Aun los jóvenes se cansan, se fatigan,
y los muchachos tropiezan y caen;
pero los que confían en el Señor
renovarán sus fuerzas;
volarán como las águilas:
correrán y no se fatigarán,
caminarán y no se cansarán.
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Jesucristo ofrece descanso y aliento
Jesucristo ofrece descanso y aliento
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Confiar en Dios como el antídoto de la ansiedad y la tristeza
Confiar en Dios como el antídoto de la ansiedad y la tristeza
»Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?
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La provisión de Dios de tiempos de descanso
La provisión de Dios de tiempos de descanso
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Ayuda de los demás para lidiar con el cansancio
Ayuda de los demás para lidiar con el cansancio
Exhortación a ser fuerte en el Señor y a perseverar
Exhortación a ser fuerte en el Señor y a perseverar
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La ayuda de Dios canalizada a través de otros
La ayuda de Dios canalizada a través de otros
El Señor omnipotente me ha concedido
tener una lengua instruida,
para sostener con mi palabra al fatigado.
Todas las mañanas me despierta,
y también me despierta el oído,
para que escuche como los discípulos.
Ver también
Ayuda física de otros
Ayuda física de otros
—¿Qué vas a hacer con todo esto?—le preguntó el rey.
Siba respondió:
—Los asnos son para que monte la familia de Su Majestad, el pan y la fruta son para que coman los soldados, y el vino es para que beban los que desfallezcan en el desierto.
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Consejo sobre el estilo de vida
Consejo sobre el estilo de vida
—No está bien lo que estás haciendo—le respondió su suegro—, pues te cansas tú y se cansa la gente que te acompaña. La tarea es demasiado pesada para ti; no la puedes desempeñar tú solo. Oye bien el consejo que voy a darte, y que Dios te ayude. Tú debes representar al pueblo ante Dios y presentarle los problemas que ellos tienen. A ellos los debes instruir en las leyes y en las enseñanzas de Dios, y darles a conocer la conducta que deben llevar y las obligaciones que deben cumplir. Elige tú mismo entre el pueblo hombres capaces y temerosos de Dios, que amen la verdad y aborrezcan las ganancias mal habidas, y desígnalos jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas. Serán ellos los que funjan como jueces de tiempo completo, atendiendo los casos sencillos, y los casos difíciles te los traerán a ti. Eso te aligerará la carga, porque te ayudarán a llevarla. Si pones esto en práctica y Dios así te lo ordena, podrás aguantar; el pueblo, por su parte, se irá a casa satisfecho.