La Lucha por la Libertad (Gálatas IX)

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La Lucha por la libertad

Gálatas 2.11–21 NTV
11 Pero cuando Pedro llegó a Antioquía, tuve que enfrentarlo cara a cara, porque él estaba muy equivocado en lo que hacía. 12 Cuando llegó por primera vez, Pedro comía con los gentiles que son cristianos, quienes no estaban circuncidados; pero después, cuando llegaron algunos amigos de Santiago, Pedro no quiso comer más con esos gentiles. Tenía miedo a la crítica de los que insistían en la necesidad de la circuncisión. 13 Como resultado, otros cristianos judíos imitaron la hipocresía de Pedro, e incluso Bernabé se dejó llevar por esa hipocresía. 14 Cuando vi que ellos no seguían la verdad del mensaje del evangelio, le dije a Pedro delante de todos los demás: «Si tú, que eres judío de nacimiento, dejaste a un lado las leyes judías y vives como un gentil, ¿por qué ahora tratas de obligar a estos gentiles a seguir las tradiciones judías? 15 »Tú y yo somos judíos de nacimiento, no somos “pecadores” como los gentiles. 16 Sin embargo, sabemos que una persona es declarada justa ante Dios por la fe en Jesucristo y no por la obediencia a la ley. Y nosotros hemos creído en Cristo Jesús para poder ser declarados justos ante Dios por causa de nuestra fe en Cristo y no porque hayamos obedecido la ley. Pues nadie jamás será declarado justo ante Dios mediante la obediencia a la ley». 17 Pero supongamos que intentamos ser declarados justos ante Dios por medio de la fe en Cristo y luego se nos declara culpables por haber abandonado la ley. ¿Acaso esto quiere decir que Cristo nos ha llevado al pecado? ¡Por supuesto que no! 18 Más bien, soy un pecador si vuelvo a construir el viejo sistema de la ley que ya eché abajo. 19 Pues, cuando intenté obedecer la ley, la ley misma me condenó. Así que morí a la ley —es decir, dejé de intentar cumplir todas sus exigencias— a fin de vivir para Dios. 20 Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí. 21 Yo no tomo la gracia de Dios como algo sin sentido. Pues, si cumplir la ley pudiera hacernos justos ante Dios, entonces no habría sido necesario que Cristo muriera.
contexto historico

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Libres en Cristo: Estudio Expositivo de la Epístola a los Gálatas Capítulo 4: La Lucha Por la Libertad – 2 (Gálatas 2:11–21)

Pablo había arriesgado su vida para llevar el evangelio de la gracia de Dios a las regiones lejanas, y no iba a permitir que el enemigo le privara de su libertad en Cristo. Fue la vigilancia espiritual lo que llevó a Pablo a otro encuentro dramático, esta vez con el apóstol Pedro, Bernabé y algunos de los colaboradores de Santiago

Al parecer, poco tiempo después de la conferencia mencionada en Hechos 15, Pedro fue de Jerusalén a Antioquía. La primera cosa que notamos es la libertad que Pedro disfrutaba entonces. Tenía comunión con todos los creyentes, tanto judíos como gentiles. Comer con los gentiles significaba aceptarlos y poner a judíos y a gentiles al mismo nivel como una sola familia en Cristo.

Al parecer, poco tiempo después de la conferencia mencionada en , Pedro fue de Jerusalén a Antioquía. La primera cosa que notamos es la libertad que Pedro disfrutaba entonces. Tenía comunión con todos los creyentes, tanto judíos como gentiles. Comer con los gentiles significaba aceptarlos y poner a judíos y a gentiles al mismo nivel como una sola familia en Cristo.
Pablo había arriesgado su vida para llevar el evangelio de la gracia de Dios a las regiones lejanas, y no iba a permitir que el enemigo le privara de su libertad en Cristo. Fue la vigilancia espiritual lo que llevó a Pablo a otro encuentro dramático, esta vez con el apóstol Pedro, Bernabé y algunos de los colaboradores de Santiago.
Al parecer, poco tiempo después de la conferencia mencionada en , Pedro fue de Jerusalén a Antioquía. La primera cosa que notamos es la libertad que Pedro disfrutaba entonces. Tenía comunión con todos los creyentes, tanto judíos como gentiles. Comer con los gentiles significaba aceptarlos y poner a judíos y a gentiles al mismo nivel como una sola familia en Cristo.
La libertad de Pedro fue amenazada por su temor. Durante la visita de Pedro a la iglesia de Antioquía, llegaron unos colaboradores de Santiago. (Recordarás que Santiago era un judío estricto a pesar de ser creyente en Cristo.) Pablo no sugiere que Santiago envió a estos hombres para investigar a Pedro, ni tampoco que eran oficiales de la iglesia de Jerusalén. Sin duda, pertenecían al partido de la circuncisión (, ) y querían convencer a la iglesia de Antioquía de que aceptara el legalismo.

La libertad de Pedro fue amenazada por su temor. Durante la visita de Pedro a la iglesia de Antioquía, llegaron unos colaboradores de Santiago. (Recordarás que Santiago era un judío estricto a pesar de ser creyente en Cristo.) Pablo no sugiere que Santiago envió a estos hombres para investigar a Pedro, ni tampoco que eran oficiales de la iglesia de Jerusalén. Sin duda, pertenecían al partido de la circuncisión (Hechos 15:1, 5) y querían convencer a la iglesia de Antioquía de que aceptara el legalismo.

Después de su experiencia con Cornelio, Pedro fue llamado a cuentas y se defendió bien (Hechos 11), en cambio, ahora estaba atemorizado. Pedro no tuvo miedo de obedecer al Espíritu Santo cuando lo envió a Cornelio, ni temía dar su testimonio ante la conferencia de Jerusalén. Pero ahora, con la llegada de algunos miembros de la oposición, Pedro perdió su valor.

Después de su experiencia con Cornelio, Pedro fue llamado a cuentas y se defendió bien (), en cambio, ahora estaba atemorizado. Pedro no tuvo miedo de obedecer al Espíritu Santo cuando lo envió a Cornelio, ni temía dar su testimonio ante la conferencia de Jerusalén. Pero ahora, con la llegada de algunos miembros de la oposición, Pedro perdió su valor.
¿Cómo se explica este temor? Es sencillo. Pedro era impulsivo; demostraba gran fe y valor en ocasiones, pero fracasaba por completo en otras. Caminó sobre las olas para ir a Jesús, pero se atemorizó y empezó a hundirse. En el aposento alto se jactó de estar dispuesto a morir con el Señor Jesús, y después lo negó tres veces. En el libro de los Hechos, Pedro está más firme que en los cuatro Evangelios, pero no era perfecto—como nosotros tampoco lo somos. El miedo provocó la caída de Pedro. El dejó de participar en la fiesta de amor con los creyentes gentiles y se apartó de ellos.

¿Cómo se explica este temor? Es sencillo. Pedro era impulsivo; demostraba gran fe y valor en ocasiones, pero fracasaba por completo en otras. Caminó sobre las olas para ir a Jesús, pero se atemorizó y empezó a hundirse. En el aposento alto se jactó de estar dispuesto a morir con el Señor Jesús, y después lo negó tres veces. En el libro de los Hechos, Pedro está más firme que en los cuatro Evangelios, pero no era perfecto—como nosotros tampoco lo somos. El miedo provocó la caída de Pedro. El dejó de participar en la fiesta de amor con los creyentes gentiles y se apartó de ellos.

Hay dos tragedias en la caída de Pedro. Primero, le convirtió en hipócrita (pues, este es el significado de la palabra “simulación”). El motivo de la acción de Pedro fue el miedo, pero él fingía ser fiel. ¡Qué fácil es usar la doctrina bíblica como pretexto para nuestra desobediencia!

La segunda tragedia es que Pedro indujo a otros a descarriarse con él, aun a Bernabé. Este había sido uno de los líderes espirituales en Antioquía (Hechos 11:19–26), por lo tanto, su desobediencia tendría gran influencia en el resto de la congregación.

Hay dos tragedias en la caída de Pedro.
Primero, le convirtió en hipócrita (pues, este es el significado de la palabra “simulación”). El motivo de la acción de Pedro fue el miedo, pero él fingía ser fiel. ¡Qué fácil es usar la doctrina bíblica como pretexto para nuestra desobediencia!
La segunda tragedia es que Pedro indujo a otros a descarriarse con él, aun a Bernabé. Este había sido uno de los líderes espirituales en Antioquía (), por lo tanto, su desobediencia tendría gran influencia en el resto de la congregación.

Justificación por fe

El punto culminante del discurso de Pablo a Pedro “delante de todos” (v 14) está en el versículo 16:
Gálatas 2.16 NTV
16 Sin embargo, sabemos que una persona es declarada justa ante Dios por la fe en Jesucristo y no por la obediencia a la ley. Y nosotros hemos creído en Cristo Jesús para poder ser declarados justos ante Dios por causa de nuestra fe en Cristo y no porque hayamos obedecido la ley. Pues nadie jamás será declarado justo ante Dios mediante la obediencia a la ley».
“Justificados por fe” es fundamental para la fe cristiana. Es el resumen que hace Pablo del evangelio, en pocas palabras.
“Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en Él y no por las obras de la ley; porque por estas nadie será justificado”.
“Justificados por fe” es fundamental para la fe cristiana. Es el resumen que hace Pablo del evangelio, en pocas palabras.
Pero muchas veces asumimos que nosotros (y cualquier otro) hemos captado lo que significa y qué impacto tendrá en nuestras vidas.
E incluso cuando decimos que no debemos asumir que todos lo entendemos, ¡con frecuencia olvidamos detallar claramente qué es lo que no debemos asumir! Y, si un apóstol como Pedro tenía que aprender más acerca de lo que significa ser justificado por fe, ¡es probable que nosotros también!
Para empezar que es Justificación
Esta es una declaración legal respecto a nuestra relación con las leyes de Dios, e indica que estamos completamente perdonados y ya no somos culpables del castigo.
asi que debemos asociar el concepto de justificación por fe con la controversia que Pablo tuvo con Pedro.
asi que debemos asociar el concepto de justificación por fe con la controversia que Pablo tuvo con Pedro.
asi que debemos asociar el concepto de justificación por fe con la controversia que Pablo tuvo con Pedro.
En esencia, la disputa fue acerca de la limpieza. Los judíos no comían con los gentiles porque eran “impuros”, y debías estar “limpio” para adorar a Dios.
Cuando Pedro se retrajo de comer con los gentiles, Pablo le recordó lo que él había aprendido por medio de la revelación que en Cristo estamos “limpios”.
Hechos de los Apóstoles 11.8–10 NTV
8 »“No, Señor —respondí—. Jamás he comido algo que nuestras leyes judías declaren impuro o inmundo”. 9 »Pero la voz del cielo habló de nuevo: “No llames a algo impuro si Dios lo ha hecho limpio”. 10 Eso sucedió tres veces antes de que la sábana, con todo lo que había dentro, fuera subida al cielo otra vez.
Hechos de los Apóstoles 15.8–9 NTV
8 Dios conoce el corazón humano y él confirmó que acepta a los gentiles al darles el Espíritu Santo, tal como lo hizo con nosotros. 9 Él no hizo ninguna distinción entre nosotros y ellos, pues les limpió el corazón por medio de la fe.
(; ): que en Cristo estamos “limpios”.
En esencia, la disputa fue acerca de la limpieza. Los judíos no comían con los gentiles porque eran “impuros”, y debías estar “limpio” para adorar a Dios. Cuando Pedro se retrajo de comer con los gentiles, Pablo le recordó lo que él había aprendido por medio de la revelación (; ): que en Cristo estamos “limpios”. En el Antiguo Testamento tenías que estar “limpio” –guardando las leyes ceremoniales–para ir a adorar, para ser aceptable a los ojos de Dios y ante Su presencia. Aunque la palabra “limpio” no aparece en los versículos 11-13, de eso se trataba la “circuncisión” (v 12) y la comida y todas las reglas y reglamentos. Es en este contexto que Pablo introduce la “justificación” (v 15-16). De esta manera, “justificación” es esencialmente lo mismo que estar “limpio”. Ser justificado es ser aceptable para la comunión con Dios. ¿Por qué intercambia Pablo los términos? La palabra “justificación” tiene una referencia legal y, por lo tanto, provee una perspectiva diferente a nuestra salvación en Cristo. Lo opuesto a “limpio” es “contaminado”; pero “limpieza” no es suficiente para comunicar lo que Cristo hace por nosotros. La limpieza por sí sola sugiere que Dios nos acepta porque Cristo nos “limpia” y nos libera de nuestros pensamientos y hábitos pecaminosos; de esta manera llegamos a ser aceptables a Dios porque en realidad somos intachables en nuestras actitudes y acciones. Pero lo opuesto a “justificado” es “condenado”. La justificación quiere decir que en Cristo, aunque de hecho somos pecadores, no estamos bajo condenación. Dios nos acepta a pesar de nuestro pecado. No somos aceptables a Dios porque en verdad nos hagamos justos: en realidad llegamos a ser justos porque somos aceptables a Dios. J. I. Packer resume de forma práctica lo que Pablo dice: “’ Justificar’ en la Biblia significa… declarar… de un hombre en un juicio, que no es responsable de ningún castigo, sino que tiene derecho a todos los privilegios que se merecen los que han guardado la ley. Justificar es la acción de un juez de pronunciar la sentencia opuesta a la condenación: la de la absolución y la inmunidad legal.
En el Antiguo Testamento tenías que estar “limpio” –guardando las leyes ceremoniales–para ir a adorar, para ser aceptable a los ojos de Dios y ante Su presencia.
Aunque la palabra “limpio” no aparece en los versículos 11-13, de eso se trataba la “circuncisión” (v 12) y la comida y todas las reglas y reglamentos.
Es en este contexto que Pablo introduce la “justificación” (v 15-16). De esta manera, “justificación” es esencialmente lo mismo que estar “limpio”.
Ser justificado es ser aceptable para la comunión con Dios. ¿Por qué intercambia Pablo los términos?
La palabra “justificación” tiene una referencia legal y, por lo tanto, provee una perspectiva diferente a nuestra salvación en Cristo.
Lo opuesto a “limpio” es “contaminado”; pero “limpieza” no es suficiente para comunicar lo que Cristo hace por nosotros.
La limpieza por sí sola sugiere que Dios nos acepta porque Cristo nos “limpia” y nos libera de nuestros pensamientos y hábitos pecaminosos; de esta manera llegamos a ser aceptables a Dios porque en realidad somos intachables en nuestras actitudes y acciones.
Pero lo opuesto a “justificado” es “condenado”.
La justificación quiere decir que en Cristo, aunque de hecho somos pecadores, no estamos bajo condenación.
Dios nos acepta a pesar de nuestro pecado. No somos aceptables a Dios porque en verdad nos hagamos justos: en realidad llegamos a ser justos porque somos aceptables a Dios.
¿Qué es la justificación? Podemos definirla como sigue: La justificación es un acto legal instantáneo de Dios en el que él (1) da nuestros pecados por perdonados y la justicia de Cristo como perteneciente a nosotros, y (2) nos declara justos ante sus ojos.
J. I. Packer resume de forma práctica lo que Pablo dice: “’ Justificar’ en la Biblia significa… declarar… de un hombre en un juicio, que no es responsable de ningún castigo, sino que tiene derecho a todos los privilegios que se merecen los que han guardado la ley. Justificar es la acción de un juez de pronunciar la sentencia opuesta a la condenación: la de la absolución y la inmunidad legal.

No mediante el cumplimiento de la ley

Si somos justificados por la fe en lo que Cristo ha hecho, es importante aclarar que no somos justificados por lo que hacemos. El cumplimiento de la ley no es lo que salva (v 16).
Si somos justificados por la fe en lo que Cristo ha hecho, es importante aclarar que no somos justificados por lo que hacemos. El cumplimiento de la ley no es lo que salva (v 16).
Eso es lo que Pablo quiere decir cuando dice: “Mediante la ley he muerto a la ley” (v 19).
Eso es lo que Pablo quiere decir cuando dice: “Mediante la ley he muerto a la ley” (v 19).
Él no quiere decir que ya no obedecemos la ley de Dios.
Considera todo el resto de los escritos de Pablo. ¿No les dice a los cristianos que deben obedecer la ley? Por ejemplo, Pablo les declara a los corintios que la inmoralidad sexual es indebida, y para ello hace referencia a lo que dice Génesis sobre el matrimonio
1 Corintios 6.15–16 NTV
15 ¿No se dan cuenta de que sus cuerpos en realidad son miembros de Cristo? ¿Acaso un hombre debería tomar su cuerpo, que es parte de Cristo, y unirlo a una prostituta? ¡Jamás! 16 ¿Y no se dan cuenta de que, si un hombre se une a una prostituta, se hace un solo cuerpo con ella? Pues las Escrituras dicen: «Los dos se convierten en uno solo».
Significa, entonces, que Pablo murió a la ley como un medio para ser salvo. Murió a la condenación de la ley. Si somos justificados por Cristo, no por la ley (), entonces la ley no nos puede condenar. Si me estoy sintiendo condenado y si tengo miedo de que Dios ya no oiga más mis oraciones o ya no me cuide, entonces sencillamente he olvidado que estoy muerto a la ley. He olvidado que no me puede hacer daño. ¿Cómo murió Pablo a la salvación por obras “por medio de la ley”? Fue mientras trataba de cumplirla que se dio cuenta que simplemente no podía.
Él no quiere decir que ya no obedecemos la ley de Dios. Considera todo el resto de los escritos de Pablo. ¿No les dice a los cristianos que deben obedecer la ley? Por ejemplo, Pablo les declara a los corintios que la inmoralidad sexual es indebida, y para ello hace referencia a lo que dice Génesis sobre el matrimonio (). Significa, entonces, que Pablo murió a la ley como un medio para ser salvo. Murió a la condenación de la ley. Si somos justificados por Cristo, no por la ley (), entonces la ley no nos puede condenar. Si me estoy sintiendo condenado y si tengo miedo de que Dios ya no oiga más mis oraciones o ya no me cuide, entonces sencillamente he olvidado que estoy muerto a la ley. He olvidado que no me puede hacer daño. ¿Cómo murió Pablo a la salvación por obras “por medio de la ley”? Fue mientras trataba de cumplirla que se dio cuenta que simplemente no podía.
Significa, entonces, que Pablo murió a la ley como un medio para ser salvo. Murió a la condenación de la ley. Si somos justificados por Cristo, no por la ley (), entonces la ley no nos puede condenar.
Gálatas 2.16 NTV
16 Sin embargo, sabemos que una persona es declarada justa ante Dios por la fe en Jesucristo y no por la obediencia a la ley. Y nosotros hemos creído en Cristo Jesús para poder ser declarados justos ante Dios por causa de nuestra fe en Cristo y no porque hayamos obedecido la ley. Pues nadie jamás será declarado justo ante Dios mediante la obediencia a la ley».
Si me estoy sintiendo condenado y si tengo miedo de que Dios ya no oiga más mis oraciones o ya no me cuide, entonces sencillamente he olvidado que estoy muerto a la ley.
Si me estoy sintiendo condenado y si tengo miedo de que Dios ya no oiga más mis oraciones o ya no me cuide, entonces sencillamente he olvidado que estoy muerto a la ley. He olvidado que no me puede hacer daño. ¿Cómo murió Pablo a la salvación por obras “por medio de la ley”? Fue mientras trataba de cumplirla que se dio cuenta que simplemente no podía.
He olvidado que no me puede hacer daño. ¿Cómo murió Pablo a la salvación por obras “por medio de la ley”? Fue mientras trataba de cumplirla que se dio cuenta que simplemente no podía.
Pablo está diciendo: No hubiera sabido lo que es el pecado excepto por medio de la ley. Y no hubiera sabido qué incapaz soy de guardar la ley excepto por medio de la ley. Realmente fue por escuchar la ley que Pablo vio que necesitaba un Salvador.
Pablo está diciendo: No hubiera sabido lo que es el pecado excepto por medio de la ley. Y no hubiera sabido qué incapaz soy de guardar la ley excepto por medio de la ley. Realmente fue por escuchar la ley que Pablo vio que necesitaba un Salvador. Viviendo para Dios Los versículos 16 y 19 se aclaran cuando los vemos con detenimiento; pero no podemos decir lo mismo de los versículos 17-18, ¡que son bastante oscuros! Quizá la mejor manera de leerlos es esta: Si alguien que sabe que es “justificado por fe” peca, ¿es porque la justificación por fe en Cristo promueve el pecado? ¡Para nada! Pero si alguien que profesa fe en Cristo continúa con el mismo estilo de vida pecaminoso, reconstruyendo la pecaminosidad por la que Cristo pagó el castigo en Su muerte, no haciendo ningún esfuerzo para cambiar –eso prueba que la persona realmente nunca captó el evangelio, sino que solo estaba buscando una excusa para vivir en desobediencia a Dios. Así que es probable que Pablo esté pensando en dos personas diferentes en estos dos versículos: un pecador justificado y arrepentido en el primero, y un rebelde no justificado y no arrepentido en el segundo. El versículo 19 es el breve comentario que hace Pablo sobre cómo alguien que es verdaderamente justificado por la fe verá la vida. Ya que Pablo murió a la ley, ahora puede “vivir para Dios”. La implicación es que antes de que él llegara a la fe, mientras estaba tratando de salvarse a sí mismo por guardar la ley, Pablo realmente nunca vivió para Dios. Estaba siendo muy moral y bueno, pero todo era para Pablo, nunca para Dios. Cuando Pablo estaba obedeciendo a Dios sin saber que era aceptado, estaba obedeciendo para obtener una recompensa –por lo que él podía conseguir de Dios, no por el puro amor por Dios mismo. Ahora que es justificado y aceptado, Pablo tiene un nuevo motivo para la obediencia que es mucho más sano y poderoso. Él solo quiere vivir para “quien me amó y dio Su vida por mí” (v 20). Vamos a ver mucho más de esto en . Por ahora, Pablo quiere que entendamos que nuestra aceptación nos da un motivo nuevo y más fuerte para obedecer a Dios que el que la “justificación por obras” jamás nos podría ofrecer.

¿Cómo reaccionamos nosotros?

Los versículos 16 y 19 se aclaran cuando los vemos con detenimiento; pero no podemos decir lo mismo de los versículos 17-18, ¡que son bastante oscuros! Quizá la mejor manera de leerlos es esta: Si alguien que sabe que es “justificado por fe” peca, ¿es porque la justificación por fe en Cristo promueve el pecado? ¡Para nada! Pero si alguien que profesa fe en Cristo continúa con el mismo estilo de vida pecaminoso, reconstruyendo la pecaminosidad por la que Cristo pagó el castigo en Su muerte, no haciendo ningún esfuerzo para cambiar –eso prueba que la persona realmente nunca captó el evangelio, sino que solo estaba buscando una excusa para vivir en desobediencia a Dios.
Así que es probable que Pablo esté pensando en dos personas diferentes en estos dos versículos: un pecador justificado y arrepentido en el primero, y un rebelde no justificado y no arrepentido en el segundo.
Así que es probable que Pablo esté pensando en dos personas diferentes en estos dos versículos: un pecador justificado y arrepentido en el primero, y un rebelde no justificado y no arrepentido en el segundo. El versículo 19 es el breve comentario que hace Pablo sobre cómo alguien que es verdaderamente justificado por la fe verá la vida. Ya que Pablo murió a la ley, ahora puede “vivir para Dios”. La implicación es que antes de que él llegara a la fe, mientras estaba tratando de salvarse a sí mismo por guardar la ley, Pablo realmente nunca vivió para Dios. Estaba siendo muy moral y bueno, pero todo era para Pablo, nunca para Dios. Cuando Pablo estaba obedeciendo a Dios sin saber que era aceptado, estaba obedeciendo para obtener una recompensa –por lo que él podía conseguir de Dios, no por el puro amor por Dios mismo. Ahora que es justificado y aceptado, Pablo tiene un nuevo motivo para la obediencia que es mucho más sano y poderoso. Él solo quiere vivir para “quien me amó y dio Su vida por mí” (v 20). Vamos a ver mucho más de esto en . Por ahora, Pablo quiere que entendamos que nuestra aceptación nos da un motivo nuevo y más fuerte para obedecer a Dios que el que la “justificación por obras” jamás nos podría ofrecer.
El versículo 19 es el breve comentario que hace Pablo sobre cómo alguien que es verdaderamente justificado por la fe verá la vida. Ya que Pablo murió a la ley, ahora puede “vivir para Dios”. La implicación es que antes de que él llegara a la fe, mientras estaba tratando de salvarse a sí mismo por guardar la ley, Pablo realmente nunca vivió para Dios.
Estaba siendo muy moral y bueno, pero todo era para Pablo, nunca para Dios. Cuando Pablo estaba obedeciendo a Dios sin saber que era aceptado, estaba obedeciendo para obtener una recompensa –por lo que él podía conseguir de Dios, no por el puro amor por Dios mismo.
Ahora que es justificado y aceptado, Pablo tiene un nuevo motivo para la obediencia que es mucho más sano y poderoso. Él solo quiere vivir para “quien me amó y dio Su vida por mí” (v 20).
Vamos a ver mucho más de esto en . Por ahora, Pablo quiere que entendamos que nuestra aceptación nos da un motivo nuevo y más fuerte para obedecer a Dios que el que la “justificación por obras” jamás nos podría ofrecer.
He aquí, entonces, una paráfrasis del versículo 19(Por Timothy Keller): La misma ley me mostró que yo nunca me podría hacer aceptable por medio de ella. Así que dejé de “vivir por ella”. Morí a ella como mi salvador. Aunque antes obedecía a Dios, solo era para obtener algo de Él; era para mi propio interés. Ahora lo obedezco solo para agradarlo. Ahora vivo para Él.

¿He sido salvo por la gracia de Dios? El único evangelio que salva es el de la gracia de Dios revelada en Cristo Jesús. Cualquier otro es un evangelio falso y está bajo maldición (Gálatas 1:6–9). ¿Estoy confiando en mí mismo para ser salvo, es decir, en mi buena conducta, mis buenas obras, o en mi religión? Si es así, entonces no soy creyente, porque un verdadero creyente es aquel que ha confiado solamente en Cristo. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8–9).

¿Estoy mezclando la ley con la gracia? La ley dice que debo hacer algo para agradar a Dios, mientras que la gracia dice que Dios ha terminado la obra por mí y todo lo que necesito hacer es recibir a Cristo. La salvación no es por medio de la fe más alguna otra cosa, sino por medio de la fe en Cristo y nada más. Mientras que la membresía en la iglesia, y las actividades religiosas (como orar, ofrendar, etc.), son buenas en su debido lugar como expresiones de fe en Cristo, nunca pueden ser añadidas a la fe en Cristo con el fin de obtener la vida eterna. “Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra” (Romanos 11:6).

¿Me estoy regocijando en el hecho de que soy justificado por medio de la fe en Cristo? A menudo se ha dicho que justificado significa que Dios ve al pecador que cree en Cristo “como si nunca hubiera pecado”, y esto es correcto. Trae gran paz al corazón saber que uno tiene la aprobación de Dios (Romanos 5:1). Cuán grande verdad; ¡La justicia de Cristo ha sido puesta a nuestro favor! Dios no tan solo ha declarado que somos justos en Cristo, sino que nos trata como si nunca hubiéramos pecado. Nunca más debemos temer el juicio, pues nuestros pecados han sido ya juzgados en Cristo sobre la cruz (Romanos 8:1).

¿Estoy viviendo en la libertad de la gracia? Libertad no quiere decir libertinaje, más bien significa libertad en Cristo para gozarnos en él y llegar a ser lo que él quiere que seamos (Efesios 2:10). No sólo es libertad de hacer ciertas cosas, sino también libertad de no hacer otras. Ya no estamos bajo la esclavitud del pecado y de la ley. Como Pablo lo explica en la sección práctica de esta carta (capítulos 5 y 6), obedecemos a Dios por amor y no porque la ley lo exige. Los creyentes gozan de una libertad maravillosa en Cristo. ¿La estoy gozando?

¿Estoy dispuesto a defender la verdad del evangelio? Esto no quiere decir que seamos detectivos evangélicos que investigan a cada iglesia y escuela dominical en la ciudad, sino que no temamos a los que niegan las verdades que nos han traído vida eterna en Cristo. “¿Busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:10).

Muchos creen que la salvación es por medio de la fe en Cristo más: hacer buenas obras; guardar los diez mandamientos; obedecer el sermón del monte, etc. No tenemos la misma autoridad que Pablo tuvo, pero tenemos la Palabra de Dios, y es nuestra obligación compartir la verdad.

¿Estoy andando “rectamente conforme a la verdad del evangelio”? La mejor manera de defender la verdad es viviéndola. Mi defensa verbal del evangelio logrará muy poco si mi vida contradice lo que predico. Pablo nos explica cómo vivir en la libertad por la gracia de Dios, y es importante que obedezcamos lo que dice.

Un empleado nuevo fue instruido para medir las partes de una válvula y así asegurarse de que estaban listas para su ensamblamiento. Pero después de algunas horas, el supervisor recibía quejas de que las partes que aquél aprobaba estaban defectuosas. —¿Qué te pasa? —el supervisor le preguntó. —Te enseñé cómo usar el micrómetro y estás enviando piezas que se pasan de la medida.

El empleado dijo: —Es que la mayoría de las piezas que medía estaban demasiado grandes, así que abrí el micrómetro un poquito más.

Cambiar las reglas jamás nos llevará al éxito, ni en la fábrica ni en el ministerio. Pablo mantuvo los principios de la “verdad del evangelio” y así debemos hacerlo nosotros.

Esto nos ayuda para que el versículo 20 tenga sentido y entendamos las implicaciones que cambian la vida. Hay una tensión aparente en estas dos frases: Pablo dice “Ya no vivo yo” y después dice “lo que ahora vivo”. Pero, de hecho, esta tensión describe la manera en que debemos ver nuestras vidas como cristianos.

¿He sido salvo por la gracia de Dios?

El único evangelio que salva es el de la gracia de Dios revelada en Cristo Jesús. Cualquier otro es un evangelio falso y está bajo maldición (). ¿Estoy confiando en mí mismo para ser salvo, es decir, en mi buena conducta, mis buenas obras, o en mi religión? Si es así, entonces no soy creyente, porque un verdadero creyente es aquel que ha confiado solamente en Cristo.
Efesios 2.8–9 NTV
8 Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. 9 La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” ().

¿Estoy mezclando la ley con la gracia?

La ley dice que debo hacer algo para agradar a Dios, mientras que la gracia dice que Dios ha terminado la obra por mí y todo lo que necesito hacer es recibir a Cristo.
La salvación no es por medio de la fe más alguna otra cosa, sino por medio de la fe en Cristo y nada más. Mientras que la membresía en la iglesia, y las actividades religiosas (como orar, ofrendar, etc.), son buenas en su debido lugar como expresiones de fe en Cristo, nunca pueden ser añadidas a la fe en Cristo con el fin de obtener la vida eterna.
Romanos 11.6 NTV
6 y como es mediante la bondad de Dios, entonces no es por medio de buenas acciones. Pues, en ese caso, la gracia de Dios no sería lo que realmente es: gratuita e inmerecida.
“Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra” ().

¿Me estoy regocijando en el hecho de que soy justificado por medio de la fe en Cristo?

A menudo se ha dicho que justificado significa que Dios ve al pecador que cree en Cristo “como si nunca hubiera pecado”, y esto es correcto. Trae gran paz al corazón saber que uno tiene la aprobación de Dios.
Romanos 5.1 NTV
1 Por lo tanto, ya que fuimos declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros.
El versículo 20 por sí solo sugeriría que nosotros solo nos sentamos y dejamos que Cristo nos dé el poder para vivir justamente. El versículo 21 aislado querría decir que tenemos que hacerlo todo nosotros mismos. Las dos frases (que son una sola oración en griego) tomadas juntas nos muestran que debemos vivir nuestra vida sobre la base de quiénes somos en Cristo. El versículo 20 es un nuevo planteamiento del versículo 14: tenemos que vivir nuestras vidas “de acuerdo” con la verdad del evangelio. Ahora que la vida de Cristo es mi vida, el pasado de Cristo es mi pasado. Estoy “en Cristo” (v 17), lo que quiere decir que estoy tan libre de la condenación ante Dios como si hoy hubiera muerto y hubiera sido juzgado, como si yo mismo hubiera pagado la deuda. Y Dios me ama como si yo hubiera vivido la vida que Cristo vivió. Así que, “ya no vivo yo sino… Cristo” es un recordatorio triunfal de que, aunque “nosotros mismos somos pecadores”, en Cristo somos justos. Después Pablo continúa con el versículo 21, diciendo: Ahora cuando vivo mi vida y tomo mis decisiones y hago mi trabajo, lo hago recordando quién soy por la fe en Cristo, ¡quien me amó tanto! ¡La dinámica interna para vivir la vida cristiana está justo aquí! Solo cuando me veo completamente amado y santo en Cristo tendré el poder de arrepentirme con gozo, conquistar mis miedos y obedecer a Aquel que hizo todo esto por mí.
Cuán grande verdad; ¡La justicia de Cristo ha sido puesta a nuestro favor! Dios no tan solo ha declarado que somos justos en Cristo, sino que nos trata como si nunca hubiéramos pecado. Nunca más debemos temer el juicio, pues nuestros pecados han sido ya juzgados en Cristo sobre la cruz .
Romanos 8.1 NTV
1 Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús;

¿Estoy viviendo en la libertad de la gracia?

Libertad no quiere decir libertinaje, más bien significa libertad en Cristo para gozarnos en él y llegar a ser lo que él quiere que seamos.
Efesios 2.10 NTV
10 Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.
No sólo es libertad de hacer ciertas cosas, sino también libertad de no hacer otras. Ya no estamos bajo la esclavitud del pecado y de la ley. Como Pablo lo explica en la sección práctica de esta carta (capítulos 5 y 6), obedecemos a Dios por amor y no porque la ley lo exige. Los creyentes gozan de una libertad maravillosa en Cristo. ¿La estoy gozando?
No sólo es libertad de hacer ciertas cosas, sino también libertad de no hacer otras. Ya no estamos bajo la esclavitud del pecado y de la ley. Como Pablo lo explica en la sección práctica de esta carta (capítulos 5 y 6), obedecemos a Dios por amor y no porque la ley lo exige. Los creyentes gozan de una libertad maravillosa en Cristo. ¿La estoy gozando?

¿Estoy dispuesto a defender la verdad del evangelio?

Esto no quiere decir que seamos detectives evangélicos que investigan a cada iglesia y escuela dominical en la ciudad, sino que no temamos a los que niegan las verdades que nos han traído vida eterna en Cristo.
Gálatas 1.10 NTV
10 Queda claro que no es mi intención ganarme el favor de la gente, sino el de Dios. Si mi objetivo fuera agradar a la gente, no sería un siervo de Cristo.
“¿Busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” ().
Muchos creen que la salvación es por medio de la fe en Cristo más: hacer buenas obras; guardar los diez mandamientos; obedecer el sermón del monte, etc. No tenemos la misma autoridad que Pablo tuvo, pero tenemos la Palabra de Dios, y es nuestra obligación compartir la verdad.

¿Estoy andando “rectamente conforme a la verdad del evangelio”?

La mejor manera de defender la verdad es viviéndola. Mi defensa verbal del evangelio logrará muy poco si mi vida contradice lo que predico. Pablo nos explica cómo vivir en la libertad por la gracia de Dios, y es importante que obedezcamos lo que dice.
Un empleado nuevo fue instruido para medir las partes de una válvula y así asegurarse de que estaban listas para su ensamblamiento. Pero después de algunas horas, el supervisor recibía quejas de que las partes que aquél aprobaba estaban defectuosas. —¿Qué te pasa? —el supervisor le preguntó. —Te enseñé cómo usar el micrómetro y estás enviando piezas que se pasan de la medida.
El empleado dijo: —Es que la mayoría de las piezas que medía estaban demasiado grandes, así que abrí el micrómetro un poquito más.
Cambiar las reglas jamás nos llevará al éxito, ni en la fábrica ni en el ministerio. Pablo mantuvo los principios de la “verdad del evangelio” y así debemos hacerlo nosotros.

¿Todo o nada?

¡Vale la pena tener presente que Pablo todavía está hablando a Pedro! Termina recordándole a Pedro que la vida cristiana consiste en vivir de acuerdo con el evangelio en cada área de nuestras vidas, durante toda la vida.
Debemos seguir adelante en la fe, de la misma manera que empezamos. Después de todo, si en algún momento o de alguna manera “la justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano” (v 21).
Cristo hará todo por ti, o no hará nada.
El versículo 20 por sí solo sugeriría que nosotros solo nos sentamos y dejamos que Cristo nos dé el poder para vivir justamente. El versículo 21 aislado querría decir que tenemos que hacerlo todo nosotros mismos. Las dos frases (que son una sola oración en griego) tomadas juntas nos muestran que debemos vivir nuestra vida sobre la base de quiénes somos en Cristo. El versículo 20 es un nuevo planteamiento del versículo 14: tenemos que vivir nuestras vidas “de acuerdo” con la verdad del evangelio. Ahora que la vida de Cristo es mi vida, el pasado de Cristo es mi pasado. Estoy “en Cristo” (v 17), lo que quiere decir que estoy tan libre de la condenación ante Dios como si hoy hubiera muerto y hubiera sido juzgado, como si yo mismo hubiera pagado la deuda. Y Dios me ama como si yo hubiera vivido la vida que Cristo vivió. Así que, “ya no vivo yo sino… Cristo” es un recordatorio triunfal de que, aunque “nosotros mismos somos pecadores”, en Cristo somos justos. Después Pablo continúa con el versículo 21, diciendo: Ahora cuando vivo mi vida y tomo mis decisiones y hago mi trabajo, lo hago recordando quién soy por la fe en Cristo, ¡quien me amó tanto! ¡La dinámica interna para vivir la vida cristiana está justo aquí! Solo cuando me veo completamente amado y santo en Cristo tendré el poder de arrepentirme con gozo, conquistar mis miedos y obedecer a Aquel que hizo todo esto por mí. ¿Todo o nada? ¡Vale la pena tener presente que Pablo todavía está hablando a Pedro! Termina recordándole a Pedro que la vida cristiana consiste en vivir de acuerdo con el evangelio en cada área de nuestras vidas, durante toda la vida. Debemos seguir adelante en la fe, de la misma manera que empezamos. Después de todo, si en algún momento o de alguna manera “la justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano” (v 21). Cristo hará todo por ti, o no hará nada. No puedes combinar el mérito y la gracia. Si de una u otra manera la justificación es por la ley, la muerte de Cristo no tiene sentido en la historia y no tiene sentido para ti personalmente. Imagina que tu casa se estuviera quemando, pero que toda tu familia hubiera escapado, y yo te dijera: ¡Déjame mostrarte cuánto te amo!, y entrara corriendo a la casa y muriera. Probablemente pensarías: Qué trágico e inútil desperdicio de una vida. Pero ahora imagina que tu casa se estuviera quemando, y uno de tus hijos todavía estuviera allí, y yo te dijera: ¡Déjame mostrarte cuánto te amo!, corriera hacia las llamas y salvara a tu hijo, pero yo muriera. Pensarías: ¡Cuánto nos amaba ese hombre! Si nosotros mismos nos pudiéramos salvar, la muerte de Cristo sería inútil y nada significaría. Si nos damos cuenta que no nos podemos salvar, la muerte de Cristo significará todo para nosotros, y pasaremos la vida que Él nos ha dado en un gozoso servicio a Él, viviendo, en cada área, completamente de acuerdo con el evangelio.
Cristo hará todo por ti, o no hará nada. No puedes combinar el mérito y la gracia. Si de una u otra manera la justificación es por la ley, la muerte de Cristo no tiene sentido en la historia y no tiene sentido para ti personalmente. Imagina que tu casa se estuviera quemando, pero que toda tu familia hubiera escapado, y yo te dijera: ¡Déjame mostrarte cuánto te amo!, y entrara corriendo a la casa y muriera. Probablemente pensarías: Qué trágico e inútil desperdicio de una vida. Pero ahora imagina que tu casa se estuviera quemando, y uno de tus hijos todavía estuviera allí, y yo te dijera: ¡Déjame mostrarte cuánto te amo!, corriera hacia las llamas y salvara a tu hijo, pero yo muriera. Pensarías: ¡Cuánto nos amaba ese hombre! Si nosotros mismos nos pudiéramos salvar, la muerte de Cristo sería inútil y nada significaría. Si nos damos cuenta que no nos podemos salvar, la muerte de Cristo significará todo para nosotros, y pasaremos la vida que Él nos ha dado en un gozoso servicio a Él, viviendo, en cada área, completamente de acuerdo con el evangelio.
No puedes combinar el mérito y la gracia.
Si de una u otra manera la justificación es por la ley, la muerte de Cristo no tiene sentido en la historia y no tiene sentido para ti personalmente.
Imagina que tu casa se estuviera quemando, pero que toda tu familia hubiera escapado, y yo te dijera: ¡Déjame mostrarte cuánto te amo!, y entrara corriendo a la casa y muriera.
Probablemente pensarías: Qué trágico e inútil desperdicio de una vida. Pero ahora imagina que tu casa se estuviera quemando, y uno de tus hijos todavía estuviera allí, y yo te dijera: ¡Déjame mostrarte cuánto te amo!, corriera hacia las llamas y salvara a tu hijo, pero yo muriera.
Pensarías: ¡Cuánto nos amaba ese hombre! Si nosotros mismos nos pudiéramos salvar, la muerte de Cristo sería inútil y nada significaría.
Si nos damos cuenta que no nos podemos salvar, la muerte de Cristo significará todo para nosotros, y pasaremos la vida que Él nos ha dado en un gozoso servicio a Él, viviendo, en cada área, completamente de acuerdo con el evangelio.
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