¿Es la Santidad una Opción? Parte 2

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¿Qué es lo que espera Cristo de mí?

Mateo 5:
Mateo 5.48 RVR60
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Juan 14.15 RVR60
Si me amáis, guardad mis mandamientos.
ef. 5:2
Efesios 5.25–27 RVR60
25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
Mateo 5.48 RVR60
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
1 Pedro 1.15 RVR60
sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
Nuevo Diccionario Biblico Ilustrado Santificar, santificación

La santificación es la obra del Espíritu Santo en nosotros, para purificarnos, separarnos del mal y hacernos conforme a la imagen de Cristo y aceptos a Dios. De la misma manera que no podemos merecer nuestra salvación, tampoco podemos santificarnos mediante nuestros propios esfuerzos.

Existe una lucha entre la Carne y el Espíritu.

Romanos 7.19–25 RVR60
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Rom.
Romanos 7.19–21 RVR60
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
Romanos 7.19–25 RVR60
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Rom. 7
¿Puedo practicar el Pecado?
¿Quiere decir esto que puedo pecar deliberadamente?
1 Juan 1.7–9 RVR60
pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
1 juan 3:7-8
1 Juan 3.8–9 RVR60
8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
¿El pecado es un hábito en tu vida?
1 Juan 1.7–9 RVR60
7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
¿Eres Creyente?
2 Corintios 13.5 RVR60
Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?

Corinto: Una iglesia contaminada con el mundo.

2 co. 6
2 Corintios 6.14–7.1 RVR60
No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

La Santificación es la Voluntad de Dios para mi vida.

1 Tesalonicenses 4.1–8 RVR60
Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más.Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús;pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor;no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios;que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado.Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.
1 Tesalonicenses 4.3–7 RVR60
pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor;no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios;que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado.Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.
¿Estás listo para encontrarte con tu Dios?
1 tes. 4
1 Juan 3.2–3 RVR60
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
Hebreos 12.14 RVR60
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Mateo 7.22–23 RVR60
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

La Glorificación.

Apocalipsis 7.9–17 RVR60
Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.
1 Tesalonicenses 5.23–24 RVR60
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
1 Tes. 5
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