Profetas y Líderes

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Introducción

Término hebreo para «profeta» (nabi) se refiere al que «predica», «proclama» o «anuncia» la palabra de Dios, es decir, el que trae un mensaje de Dios. Los profetas que Dios levantó a lo largo de la BIBLIA anunciaron la palabra de Dios mediante inspiración divina. Los profetas no sólo «predican» la verdad, sino que también «predicen» hechos futuros. El canon hebreo se compone únicamente de los escritos y proclamaciones de los profetas.

Israel estaba muy necesitado de los profetas como portavoces de Dios. Tras la Caída (Gn. 3), Dios ya no hablaba de forma «directa» con la humanidad creada a su imagen, sino de forma «mediata». La voz profética se convirtió en el canal principal de comunicación entre Dios y su pueblo. Sin embargo, el respeto al oficio de profeta era marginal, en el mejor de los casos. Muchos de los profetas fueron rechazados a pesar de ser los portavoces de Dios.

Se puede discernir un «patrón profético» de ambos testamentos. Primero, los profetas «predicaban» la verdad divina de Dios. Segundo, los milagros (frecuentes, pero no constantes) acompañaban el mensaje o REVELACIÓN divina de los profetas. Pero entonces los profetas sufrían rechazo. Moisés, el profeta principal del Antiguo Testamento, cumple perfectamente el patrón profético. Él proclamó la verdad de Dios a faraón y a Israel, avaló su proclamación con milagros (las diez plagas y los milagros del desierto) y experimentó el rechazo no sólo de faraón, sino también de parte de Israel al conducirlo a la Tierra Prometida.

En el Nuevo Testamento, el CRISTIANISMO asigna inmediatamente el papel de profeta a Jesucristo y a los APÓSTOLES. Jesús llegó predicando las «buenas noticias» (evangelio) del reino de Dios. Este fue el aspecto «proclamatorio» de la labor profética de Jesús. Los mayores milagros de la Biblia acompañaron su labor. Tercero, el rechazo mayor tuvo lugar cuando Jesús fue crucificado en el Calvario. Los apóstoles siguieron un modelo similar, trajeron la revelación de Dios, hicieron milagros que apoyaban esta revelación, pero también sufrieron un gran rechazo.

Profeta. El término usado más comúnmente para referirse a la persona y al oficio es «profeta», que el idioma castellano toma del griego. El vocablo griego prophētēs significa básicamente «alguien que habla en nombre de un dios e interpreta su voluntad a los hombres». Consta de dos elementos, el segundo de los cuales significa «hablar». El primero puede significar tanto «antes», «hacia adelante» como «de antemano»4 y, por lo tanto, la palabra puede significar tanto «hablar en nombre de», «proclamar», como «hablar de antemano», «predecir». Muchos autores sostienen que el profeta es «alguien que proclama» en vez de «alguien que predice», pero ambos sentidos están implícitos en la palabra y también se encuentran ambos usos.

El término hebreo que el griego intenta traducir es nāḇî. La derivación y el significado básico se han debatido extensamente, en parte debido a la formación y el significado de la palabra griega y no tanto por la voz hebrea. Actualmente parece estar bien establecido que la raíz nb’ significa «llamar» y que su morfología apoya el sentido de «uno que es llamado». Entonces, el profeta era alguien llamado por Dios y, como vemos en el Antiguo Testamento, llamado para hablar en nombre de Dios. En consecuencia, el término griego describe acertadamente al profeta si bien no traduce precisamente el hebreo.

El mensaje de Dios dado a Moisés, en el cual a éste se lo compara con «Dios» y a Aarón se lo describe como su «boca» (Ex. 4:15ss.), y en el que a Moisés se lo describe como «dios para Faraón» y a Aarón como su «profeta» (7:1ss.), ilustra al mejor estilo la usanza bíblica. Aquí, al profeta se lo representa como la boca de Dios.

Vidente y otros términos. Al profeta también se lo llamaba «vidente», es decir, «alguien que ve en una visión». Hay dos palabras hebreas que se traducen así y parecieran ser completamente intercambiables. Un pasaje (1 S. 9:9) indica que el término «vidente» fue anterior al término «profeta» y luego éste lo reemplazó; pero si en algún momento hubo una diferencia marcada, en la etapa del Antiguo Testamento ya se había tornado difusa.

Otros términos que designan a los profetas son «hombre de Dios», «vigía», «mensajero de Yahvéh» y «hombre del Espíritu». Estos términos son en realidad descripciones de la actividad del profeta, aunque a veces parecen haber sido usados como títulos. Añaden aspectos significativos para una comprensión adecuada del profeta.

Ética cristiana C. La Ley en la historia

La etapa profética

La etapa profética es la etapa de la interpretación más profunda y espiritual de la Ley. Los profetas alzaron sus voces en protesta contra la práctica de poner los ritos ceremoniales en lugar de la rectitud moral. El gran mal que siempre tienta al pueblo nomístico (de nomos=ley, hoy en día diríamos «legalista», pero esta palabra también tiene otras connotaciones) es el de caer en una observancia externa de la Ley, en lugar de una recta disposición interior. Los israelitas cayeron en este pecado en los días del reino. Eran estrictos y puntuales en la observación de ordenanzas rituales, pero su corazón estaba lejos de Dios.

Los profetas pregonaban contra el ritualismo y el formalismo. Esto es verdad sobre todo en cuanto a los profetas del séptimo y octavo siglo, pero no se restringe a ellos. Cierto está que la condenación de todo ello está explícita desde los días de Samuel. Samuel reprobaba a Saúl precisamente sobre esto cuando Saúl, bajo el pretexto de hacer sacrificio a Jehová, negó las instrucciones explicitas que había recibido de Dios de que tenía que destruir a los amalecitas y todas sus posesiones (1 S 15). El mismo mensaje, que obedecer es mejor que el sacrificio, es el que repetidas veces habían proclamado los profetas posteriores: Isaías, Amós, Miqueas y Joel (Is 1:10–17; Am 5:21–24; Mi 6:6–8; Jl 2:13).

No se debe malentender a los profetas. A veces se les interpreta como si fueran antagónicos a la Torah, pero hacer esto es errar seriamente en la interpretación de su actitud. Ellos no se oponían a la Torah en su carácter de ley; lo que condenaban y denunciaban era el externalismo. Lejos de contraponerse a la revelación mosaica, cimientan la estructura de su propia enseñanza sobre los fundamentos de esa revelación. Exhiben el profundo significado espiritual y la importancia moral de la Ley. La obediencia, insisten, no es asunto meramente de «dientes para afuera» sino del corazón. La religión verdadera no es meramente traer sacrificios sino consagrarse, en una sincera devoción de todo corazón, a Jehová. En el desarrollo ético (así como en el doctrinal) del Antiguo Testamento, notamos un continuo progreso desde la primera etapa, con su carácter prominente de una doctrina de leyes y deberes, hasta la ética de los profetas que acentuaban una doctrina de lo interior. El Señor requiere rectitud, sinceridad, integridad y pureza del corazón; y esto tanto en las actividades religiosas como en las relaciones civiles y sociales.

Nombres y Profetas

Libros de caracter histórico (Josué, Jueces, Samuel y Reyes)
Son narraciones históricas que revelan la comprensión de un liderazgo bíblico.
Tienen una tendencia teológica que se desprende de Moisés y del Deuteronomio: Fraseología, el concepto de pueblo escogido, y varios temas fundamentales.
Estamos ante un bloque literario desde la entrada a la Tierra Prometida hasta la derrota de Judá y la destrucción del Templo por los ejércitos babilónicos.
En pocas palabras esto es una continuación histórica.
Aquí se describen los los procesos religiosos, políticos, sociales, etc., adaptación de esas nuevas ciudades y regiones, el establecimiento de la monarquía, la división de los reinos y las caídas definitivas ante potencias extranjeras de los reinos del norte y del sur.
Estos libros se le conoce con el nombre de profetas anteriores.

la segunda división importante en la Biblia hebrea se conoce con el nombre de los «Profetas», y a su vez está subdividida en «Profetas Anteriores» y «Profetas Posteriores». La sección de los Profetas Anteriores está compuesta por cuatro libros: Josué, Jueces, Samuel (que luego se dividió en 1 y 2 Samuel) y Reyes (que luego se dividió en 1 y 2 Reyes).

En la Biblia Hebrea este grupo de libros se conoce con el nombre de “profetas anteriores”. Los profetas se pueden dividir en dos:
Cuatro profetas anteriores y cuatro profetas posteriores. El entorno de estas obras es proféticos. Elías, Eliseo y Natán.
Por estos libros históricos podemos ver el liderazgo que ejercieron algunos profetas, no escritores, en la historia nacional.
¿Cuándo ejercen su liderazgo? En grandes crisis nacionales.
La tradición cristiana le llama o se refiere a esta sección de la Biblia como libros históricos. Por sus narraciones históricas. Ahí se incluyen el libro de Rut, Jueces y Samuel, y Esdras, Nehemías y Ester, luego las Crónicas.

Historia y Teología

Relación cercana entre lo que se proclama y los mensajes de los profetas de Israel. Los personajes principales de las narraciones: Josué, Samuel, Débora, Gedeón, Saúl, David y Salomón).
El éxito y fracaso de las gestiones oficiales se analizan en relación con la Ley de Moisés (; ). En ello se habla de bendiciones y maldiciones. Estos libros nos rebelan que la obediencia trae bendición. Todo cautiverio tiene lugar desde la desobediencia.
El exilio en Babilonia no fue al azar sino que intenta Dios enseñar al pueblo la importancia de la fidelidad a las revelaciones de Dios. Ante el juicio de Dios ejercieron un liderazgo extraordinario.
La caída de Jerusalén es producto de las actitudes pecaminosas y rebeldes del pueblo. La deportación es producto del pecado.
El pueblo no vivía el gran mensaje del libro de Deuteronomio, de amar al Señor con todas las fuerzas y obedecer sus mandamientos, el resultado fue su destrucción social, política, económica y religiosa.

La historia teológica consiste de cinco etapas fundamentales

La gran conquista de la Tierra Prometida a manos de Josué, el sucesor de Moisés.
La etapa histórica se relaciona con el periodo de los jueces, y comienza con la afirmación que en el pueblo había una especie de anarquía nacional.
Una tercera etapa en el proceso histórico se pone de manifiesto con el comienzo de la isntitución de la monarquía, y específicamente con el liderazgo del rey David.
2º Samuel 7 RVR60
Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor,dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo. Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo: Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more? Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo. Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedro? Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio, desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David. Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí? Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así como procede el hombre, Señor Jehová? ¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová. Todas estas grandezas has hecho por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo. Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos. ¿Y quién como tu pueblo, como Israel, nación singular en la tierra? Porque fue Dios para rescatarlo por pueblo suyo, y para ponerle nombre, y para hacer grandezas a su favor, y obras terribles a tu tierra, por amor de tu pueblo que rescataste para ti de Egipto, de las naciones y de sus dioses. Porque tú estableciste a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, fuiste a ellos por Dios. Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has dicho. Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y se diga: Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea firme delante de ti. Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica. Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo. Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.
2 Samuel 7
4.
Salmo 51 RVR60
Al músico principal. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán el profeta. Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti. Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia. Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza. Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de Jerusalén. Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, El holocausto u ofrenda del todo quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.
5. Invasión de los babilónicos, la destrucción del Templo y la experiencia del exilio.

Una nota de esperanza

2º Reyes 25.27–30 RVR60
Aconteció a los treinta y siete años del cautiverio de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veintisiete días del mes, que Evil-merodac rey de Babilonia, en el primer año de su reinado, libertó a Joaquín rey de Judá, sacándolo de la cárcel; y le habló con benevolencia, y puso su trono más alto que los tronos de los reyes que estaban con él en Babilonia. Y le cambió los vestidos de prisionero, y comió siempre delante de él todos los días de su vida. Y diariamente le fue dada su comida de parte del rey, de continuo, todos los días de su vida.
2º Reyes 7 RVR60
Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra de Jehová: Así dijo Jehová: Mañana a estas horas valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seahs de cebada un siclo, a la puerta de Samaria.Y un príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si Jehová hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello. Había a la entrada de la puerta cuatro hombres leprosos, los cuales dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasemos al campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos. Se levantaron, pues, al anochecer, para ir al campamento de los sirios; y llegando a la entrada del campamento de los sirios, no había allí nadie. Porque Jehová había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y estrépito de gran ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí, el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros. Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas. Cuando los leprosos llegaron a la entrada del campamento, entraron en una tienda y comieron y bebieron, y tomaron de allí plata y oro y vestidos, y fueron y lo escondieron; y vueltos, entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron y lo escondieron. Luego se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien. Hoy es día de buena nueva, y nosotros callamos; y si esperamos hasta el amanecer, nos alcanzará nuestra maldad. Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey. Vinieron, pues, y gritaron a los guardas de la puerta de la ciudad, y les declararon, diciendo: Nosotros fuimos al campamento de los sirios, y he aquí que no había allí nadie, ni voz de hombre, sino caballos atados, asnos también atados, y el campamento intacto. Los porteros gritaron, y lo anunciaron dentro, en el palacio del rey. Y se levantó el rey de noche, y dijo a sus siervos: Yo os declararé lo que nos han hecho los sirios. Ellos saben que tenemos hambre, y han salido de las tiendas y se han escondido en el campo, diciendo: Cuando hayan salido de la ciudad, los tomaremos vivos, y entraremos en la ciudad. Entonces respondió uno de sus siervos y dijo: Tomen ahora cinco de los caballos que han quedado en la ciudad (porque los que quedan acá también perecerán como toda la multitud de Israel que ya ha perecido), y enviemos y veamos qué hay. Tomaron, pues, dos caballos de un carro, y envió el rey al campamento de los sirios, diciendo: Id y ved. Y ellos fueron, y los siguieron hasta el Jordán; y he aquí que todo el camino estaba lleno de vestidos y enseres que los sirios habían arrojado por la premura. Y volvieron los mensajeros y lo hicieron saber al rey. Entonces el pueblo salió, y saqueó el campamento de los sirios. Y fue vendido un seah de flor de harina por un siclo, y dos seahs de cebada por un siclo, conforme a la palabra de Jehová. Y el rey puso a la puerta a aquel príncipe sobre cuyo brazo él se apoyaba; y lo atropelló el pueblo a la entrada, y murió, conforme a lo que había dicho el varón de Dios, cuando el rey descendió a él. Aconteció, pues, de la manera que el varón de Dios había hablado al rey, diciendo: Dos seahs de cebada por un siclo, y el seah de flor de harina será vendido por un siclo mañana a estas horas, a la puerta de Samaria. A lo cual aquel príncipe había respondido al varón de Dios, diciendo: Si Jehová hiciese ventanas en el cielo, ¿pudiera suceder esto? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello. Y le sucedió así; porque el pueblo le atropelló a la entrada, y murió.
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