Las 4 Confusiones

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El poder de la santidad está en Jesús a través de su Espíritu Santo

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Saliendo de la ignorancia

Romanos
Romanos 2.17–24 NVI
Ahora bien, tú que llevas el nombre de judío; que dependes de la ley y te jactas de tu relación con Dios; que conoces su voluntad y sabes discernir lo que es mejor porque eres instruido por la ley; que estás convencido de ser guía de los ciegos y luz de los que están en la oscuridad, instructor de los ignorantes, maestro de los sencillos, pues tienes en la ley la esencia misma del conocimiento y de la verdad; en fin, tú que enseñas a otros, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas contra el robo, ¿robas? Tú que dices que no se debe cometer adulterio, ¿adulteras? Tú que aborreces a los ídolos, ¿robas de sus templos? Tú que te jactas de la ley, ¿deshonras a Dios quebrantando la ley? Así está escrito: «Por causa de ustedes se blasfema el nombre de Dios entre los gentiles.»
¿Y si cambiamos la palabra “judío” por “cristiano”?
No parecemos tan santos cuando vemos cómo el mundo rechaza a Dios a y la Iglesia.
Parecemos santos cuando nos comparamos con el mundo pero encontramos nuestra realidad cuando nos acercamos a Dios.
Isaías
Isaías 64.6 NVI
Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas; nuestras iniquidades nos arrastran como el viento.
Síndrome del santo engaño: cristiano que tiene el descaro de juzgar a otros y menospreciarlos porque no son salvos.

Dependencia del Espíritu Santo

Romanos
Romanos 7.21–8.2 NVI
Así que descubro esta ley: que cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal. Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios; pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo. ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! En conclusión, con la mente yo mismo me someto a la ley de Dios, pero mi naturaleza pecaminosa está sujeta a la ley del pecado. Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.
“Tu naturaleza vieja fue vencida pero es tu trabajo deshacerte de los patrones que ella estableció en la mente”. -Danilo Montero
La santidad es difícil de mantener porque somos concebidos en pecado y por lo tanto no poseemos la capacidad de ser santos.
Cuando comprendo que lo que recibí es un beneficio y no un derecho me vuelvo agradecido, no engreído.
Hechos de los Apóstoles 1.8 NVI
Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
Ese es un trabajo que realizas con la supervisión del Espíritu Santo. Viviendo en santidad confrontamos cuatro tipos de pensamientos propios de la naturaleza caída:4 viejos patrones

4 viejos patrones

Ese es un trabajo que realizas con la supervisión del Espíritu Santo. Viviendo en santidad confrontamos cuatro tipos de pensamientos propios de la naturaleza caída:
Ese es un trabajo que realizas con la supervisión del Espíritu Santo.

1. PENSAMIENTO ALTIVO:

Ser santo no significa que eres mejor que otro, significa que si la gracia de Dios te alcanzó a ti, puede alcanzar a otros.
Romanos 7.21-8.2
Romanos 7.21–8.2 NVI
Así que descubro esta ley: que cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal. Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios; pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo. ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! En conclusión, con la mente yo mismo me someto a la ley de Dios, pero mi naturaleza pecaminosa está sujeta a la ley del pecado. Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.
Cuando comprendo que lo que recibí es un beneficio y no un derecho me vuelvo agradecido, no engreído.
Es gracia, no merecimiento. No poseemos la capacidad natural para vivir en santidad. Dependemos del Espíritu Santo.
PENSAMIENTO EREMITA: (que se aísla de los demás) Caminar en santidad no es huir del mundo sino abrazarlo con el amor de Dios. La vida de santidad no se practica en la seguridad de la Iglesia sino en el riesgoso mundo al que la Iglesia debe impactar.
Cuando comprendo que lo que recibí es un beneficio y no un derecho me vuelvo agradecido, no engreído.

2. PENSAMIENTO EREMITA:

Que se aísla de los demás. Ser santos no significa escondernos o alejarnos de los pecadores (ni física ni emocionalmente), significa acercarnos a ellos para que también sean alumbrados con la luz de Dios.
Hechos de los Apóstoles 10.9–15 NVI
Al día siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar. Era casi el mediodía. Tuvo hambre y quiso algo de comer. Mientras se lo preparaban, le sobrevino un éxtasis. Vio el cielo abierto y algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, descendía hacia la tierra. En ella había toda clase de cuadrúpedos, como también reptiles y aves. —Levántate, Pedro; mata y come—le dijo una voz. —¡De ninguna manera, Señor!—replicó Pedro—. Jamás he comido nada impuro o inmundo. Por segunda vez le insistió la voz: —Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro.
Caminar en santidad no es huir del mundo sino abrazarlo con el amor de Dios. La vida de santidad no se practica en la seguridad de la Iglesia sino en el riesgoso mundo al que la Iglesia debe impactar.
Caminar en santidad no es huir del mundo sino abrazarlo con el amor de Dios. La vida de santidad no se practica en la seguridad de la Iglesia sino en el riesgoso mundo al que la Iglesia debe impactar.
DEBILIDAD: La santidad no es una debilidad por la cual tengamos que escondernos del mundo, es un poder con el cual debemos cambiar el mundo.

3. PENSAMIENTO DERROTADO:

La santidad no es una debilidad por la cual tengamos que escondernos del mundo, es un poder con el cual debemos cambiar el mundo.
Cuando ya no tengas fuerzas para ser santo, ríndete al poder del Espíritu Santo.
Hechos de los Apóstoles 1.8 NVI
Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.

4. PENSAMIENTO SUPERFICIAL:

La santidad no es una apariencia que nos da reconocimiento, es un estilo de vida que conjuga el ser con el hacer.
La santidad es una guerra diaria en la que no podemos bajar la guardia. Quien se relaja en la lucha por la santidad, pierde.
Tu nivel de santidad no se mide comparándote con el pecado del mundo sino con la santidad de Dios.
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