Lideres segundo el corazón de Dios
Devocional para encuentro de lideres y pastores
Lideres que generan naciones
26 Luego nació su hermano, agarrado con una mano del talón de Esaú. A éste lo llamaron Jacob. Cuando nacieron los mellizos, Isaac tenía sesenta años.
Como Sara, Rebeca (20) era estéril (21); y como Abraham (19), Isaac estaba profundamente entristecido por este infortunio, y clamó a Jehová que les concediera hijos. Una comparación entre los versículos 20 y 26 muestra que transcurrieron 20 años antes que nacieran sus primeros niños
Cuando nacieron, la desigualdad entre ambos bebés era tan grande que los padres los llamaron consecuentemente por sus características. El primero estaba cubierto de un cabello rubio (25, admoni se ar). Estas palabras hebreas tienen evidente vinculación con Edom y Seir, nombres asociados en el futuro con la tierra natal de los descendientes de este muchacho. De igual modo, el nombre Esaú significa “velludo”. Pero la acción inusitada del segundo que tomaba con la mano el calcañar (26) de su hermano, al nacer, hizo que lo llamaran Jacob (26) que significa “el que atrapa el talón”.
23 y él le contestó:
«Dos naciones hay en tu seno;
dos pueblos se dividen desde tus entrañas.
Uno será más fuerte que el otro,
y el mayor servirá al menor.»
(cf. He. 12:15–16).
«Dos naciones hay en tu seno;
dos pueblos se dividen desde tus entrañas.
Uno será más fuerte que el otro,
y el mayor servirá al menor.»
El gentil Isaac (28) desarrolló una fuerte preferencia por el tosco Esaú; y la vivaz Rebeca centró su atención en el menos agresivo Jacob.
30¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; 31mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. 32¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, 33como está escrito:
He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída;
Y el que creyere en él, no será avergonzado.
24Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. 25Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. 26Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. 27Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. 28Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. 29Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. 30Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.