Requisitos para el Evangelio (Parte 2)
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Requisitos para el Evangelio (Parte 2)
Requisitos para el Evangelio (Parte 2)
17 »Cuando finalmente entró en razón, se dijo a sí mismo: “En casa, hasta los jornaleros tienen comida de sobra, ¡y aquí estoy yo, muriéndome de hambre! 18 Volveré a la casa de mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de que me llamen tu hijo. Te ruego que me contrates como jornalero’ ”.
Es decir, recuperó la conciencia. Al darse cuenta de que su pecado lo había dejado en la bancarrota y hambriento, pudo pensar con más claridad. Al llegar a esa condición se convirtió en candidato para la salvación
El joven cambió de parecer en cuanto a sí mismo y su situación, y reconoció que era un pecador. Confesó que su padre era un hombre generoso y que servir en casa era mucho mejor que la libertad en el país lejano. Es la bondad de Dios, y no sólo la maldad del hombre, lo que nos lleva al arrepentimiento.
4 ¿No te das cuenta de lo bondadoso, tolerante y paciente que es Dios contigo? ¿Acaso eso no significa nada para ti? ¿No ves que la bondad de Dios es para guiarte a que te arrepientas y abandones tu pecado?
Vemos como las circunstancias dolorosas le ayudaron a ver a su padre con otra perspectiva, y esto le dio esperanza. Ya que su padre era tan bueno con los criados, tal vez estaría dispuesto a perdonar a un hijo.
Si el joven hubiera pensado sólo en sí mismo, su hambre, su añoranza de su hogar, su soledad, se habría dado a la desesperación.
Si el joven sólo hubiera quedado pensando, todo lo que habría experimentado hubiera sido remordimiento y lamentación, pero el verdadero arrepentimiento incluye la voluntad tanto como el entendimiento y las emociones: “Me levantaré… iré… diré…”
Nuestras resoluciones pueden ser nobles, pero a menos que las pongamos en acción, nunca podrán en sí mismas producir ningún bien permanente.
Si el arrepentimiento es verdaderamente obra de Dios, entonces el pecador obedecerá a Dios y pondrá en Jesucristo la fe que salva.
18 Volveré a la casa de mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de que me llamen tu hijo. Te ruego que me contrates como jornalero’ ”.
y le diré. El hijo contempló con detenimiento lo que diría a su padre y calculó el costo de su arrepentimiento.
he pecado contra el cielo. Esto significa que había pecado contra Dios. No solo se había dado cuenta de la futilidad de su situación, sino que también entendió la gravedad de sus transgresiones contra el padre.
Lo Vio Su Padre
Lo Vio Su Padre
20 »Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó. 21 Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de que me llamen tu hijo”.
22 »Sin embargo, su padre dijo a los sirvientes: “Rápido, traigan la mejor túnica que haya en la casa y vístanlo. Consigan un anillo para su dedo y sandalias para sus pies. 23 Maten el ternero que hemos engordado. Tenemos que celebrar con un banquete, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ahora ha vuelto a la vida; estaba perdido y ahora ha sido encontrado”. Entonces comenzó la fiesta.
Note que el hijo no alcanzó a terminar el discurso de arrepentimiento que había ensayado porque el padre le interrumpió para concederle el perdón total. Esto ilustra cuán deseoso está Dios de perdonar.
En el Oriente los hombres mayores no acostumbran a correr; sin embargo el padre corrió para darle al encuentro a su hijo. ¿Por qué? Una razón obvia fue su amor por él, y su deseo de demostrarle ese amor. Pero hay algo más.
Este hijo descarriado había traído deshonra a su familia y pueblo y, según , debía ser apedreado hasta morir.
18 »Supongamos que un hombre tiene un hijo terco y rebelde, que no quiere obedecer ni a su padre ni a su madre, a pesar de que ellos lo disciplinan. 19 En un caso así, el padre y la madre tendrán que llevarlo ante los ancianos mientras estén juzgando en las puertas de la ciudad. 20 Ambos padres les dirán a los ancianos: “Este hijo nuestro es terco y rebelde y se niega a obedecer. Es glotón y borracho”. 21 Entonces todos los hombres de esa ciudad lo matarán a pedradas. De ese modo limpiarás esa maldad que hay en medio de ti, y todo Israel se enterará y tendrá miedo.
deuteronomio 21.18-21
Si los vecinos hubieran empezado a apedrearlo, habrían tenido que apedrear primero al padre que abrazaba al hijo. ¡Que descripción de lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz!
Si los vecinos hubieran empezado a apedrearlo, habrían tenido que apedrear primero al padre que abrazaba al hijo. ¡Que descripción de lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz!
Todo lo que el joven había esperado hallar en el país lejano, lo descubrió al regresar a casa: ropa, joyas, amigos, celebración gozosa, amor y seguridad para el futuro.
¿Cuál fue la diferencia? En lugar de decir “Padre: ¡dame!” dijo, “Padre: ¡hazme!” ¡Estaba dispuesto a ser un criado! Por supuesto, el padre no le pidió que se ganara su perdón, porque ninguna cantidad de buenas obras puede salvarnos de nuestros pecados
8 Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. 9 La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. 10 Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.
; ).
3 En otro tiempo nosotros también éramos necios y desobedientes. Fuimos engañados y nos convertimos en esclavos de toda clase de pasiones y placeres. Nuestra vida estaba llena de maldad y envidia, y nos odiábamos unos a otros.
4 Pero: «Cuando Dios nuestro Salvador dio a conocer su bondad y amor, 5 él nos salvó, no por las acciones justas que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia. Nos lavó, quitando nuestros pecados, y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu Santo. 6 Él derramó su Espíritu sobre nosotros en abundancia por medio de Jesucristo nuestro Salvador. 7 Por su gracia él nos declaró justos y nos dio la seguridad de que vamos a heredar la vida eterna».
).
En el país lejano el pródigo aprendió lo que significa la miseria; pero de vuelta en casa descubrió lo que significa la misericordia.
En el país lejano el pródigo aprendió lo que significa la miseria; pero de vuelta en casa descubrió lo que significa la misericordia.
Note que el hijo no alcanzó a terminar el discurso de arrepentimiento que había ensayado porque el padre le interrumpió para concederle el perdón total. Esto ilustra cuán deseoso está Dios de perdonar.
15:22 el padre dijo. Sin una sola palabra de amonestación por el pasado, el padre expresó sin restricción el amor que sentía por su hijo, y expresa su gozo por haber hallado lo perdido. Cada uno de los regalos del padre representaba algo único acerca de su aceptación del hijo:
el mejor vestido. Estaba reservado para el huésped de honor.
anillo. Un símbolo de autoridad.
calzado. Por lo general no eran usadas por esclavos y aquí representa su restauración plena a la condición de hijo.
15:23 el becerro gordo. Reservado única y exclusivamente para las ocasiones más especiales, como un sacrificio o una fiesta de gran celebración. Todo esto (vv. 22, 23) simboliza la abundancia exuberante de las bendiciones de la salvación (cp. ; ).
Los criados no llevaban anillos, ni zapatos, ni ropa costosa. El banquete fue la manera en que el padre mostraba su alegría y la compartía con otros.
Si hubiera tratado al muchacho de acuerdo a la ley, se habría celebrado un funeral, no un festejo. ¡Qué hermosa ilustración del
10 No nos castiga por todos nuestros pecados;
no nos trata con la severidad que merecemos.
11 Pues su amor inagotable hacia los que le temen
es tan inmenso como la altura de los cielos sobre la tierra.
12 Llevó nuestros pecados tan lejos de nosotros
como está el oriente del occidente.
13 El Señor es como un padre con sus hijos,
tierno y compasivo con los que le temen.
14 Pues él sabe lo débiles que somos;
se acuerda de que somos tan sólo polvo.
Es interesante considerar cómo el padre describe la experiencia del hijo: estaba muerto, y ahora está vivo; estaba perdido, pero ahora ha sido hallado.
Esta es la experiencia espiritual de todo pecador que viene al Padre mediante la fe en Jesucristo
24 »Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.
Nota las ideas afines entre el regreso del pródigo al padre y nuestra venida al Padre por medio de Cristo ().
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El pródigo Jesucristo
Jesucristo
Estaba perdido (v. 24) “Yo soy el camino”
6 Jesús le contestó:
—Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí.
“Yo soy el camino”
Ignorante (v. 17) “Yo soy la verdad”
“Yo soy la verdad”
Estaba muerto (v. 24) “Yo soy la vida”
6 Jesús le contestó:
—Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí.
“Yo soy la vida”
Hay sólo una manera de venir al Padre, y es por medio de la fe en Jesucristo. ¿Has regresado ya a casa?
Hay sólo una manera de venir al Padre, y es por medio de la fe en Jesucristo. ¿Has regresado ya a casa?
El Gozo del perdón
25 »Mientras tanto, el hijo mayor estaba trabajando en el campo. Cuando regresó, oyó el sonido de música y baile en la casa, 26 y preguntó a uno de los sirvientes qué pasaba. 27 “Tu hermano ha vuelto —le dijo— y tu padre mató el ternero engordado. Celebramos porque llegó a salvo”.
28 »El hermano mayor se enojó y no quiso entrar. Su padre salió y le suplicó que entrara, 29 pero él respondió: “Todos estos años, he trabajado para ti como un burro y nunca me negué a hacer nada de lo que me pediste. Y, en todo ese tiempo, no me diste ni un cabrito para festejar con mis amigos. 30 Sin embargo, cuando este hijo tuyo regresa después de haber derrochado tu dinero en prostitutas, ¡matas el ternero engordado para celebrar!”.
31 »Su padre le dijo: “Mira, querido hijo, tú siempre has estado a mi lado y todo lo que tengo es tuyo. 32 Teníamos que celebrar este día feliz. ¡Pues tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida! ¡Estaba perdido y ahora ha sido encontrado!”».
L
A estas alturas en la parábola los escribas y fariseos se sentían confiados de que se habían escapado del juicio de parte de nuestro Señor, porque él había dirigido su atención a los publicanos y pecadores, ilustrados por el hijo pródigo.
Pero Jesús siguió la historia e introdujo en ella al hermano mayor, que es una clara ilustración de los escribas y fariseos.
A estas alturas en la parábola los escribas y fariseos se sentían confiados de que se habían escapado del juicio de parte de nuestro Señor, porque él había dirigido su atención a los publicanos y pecadores, ilustrados por el hijo pródigo. Pero Jesús siguió la historia e introdujo en ella al hermano mayor, que es una clara ilustración de los escribas y fariseos. Los publicanos y pecadores eran culpables de los pecados obvios de la carne, pero los fariseos y escribas eran culpables de pecados del espíritu (). Sus acciones externas tal vez eran intachables, pero sus actitudes internas eran abominables (ve ).
Los publicanos y pecadores eran culpables de los pecados obvios de la carne, pero los fariseos y escribas eran culpables de pecados del espíritu.
1 Queridos amigos, dado que tenemos estas promesas, limpiémonos de todo lo que pueda contaminar nuestro cuerpo o espíritu. Y procuremos alcanzar una completa santidad porque tememos a Dios.
Sus acciones externas tal vez eran intachables, pero sus actitudes internas eran abominables.
25 »¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! ¡Pues se cuidan de limpiar la parte exterior de la taza y del plato pero ustedes están sucios por dentro, llenos de avaricia y se permiten todo tipo de excesos! 26 ¡Fariseo ciego! Primero lava el interior de la taza y del plato, y entonces el exterior también quedará limpio.
27 »¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues son como tumbas blanqueadas: hermosas por fuera, pero llenas de huesos de muertos y de toda clase de impurezas por dentro. 28 Por fuera parecen personas rectas, pero por dentro, el corazón está lleno de hipocresía y desenfreno.
Debemos reconocer que el hermano mayor tenía algunas virtudes dignas de elogio. Había trabajado arduamente y había obedecido a su padre. Nunca había traído deshonra ni a su casa ni a su ciudad, y al parecer tenía suficientes amigos como para poder organizar una buena fiesta.
Debemos reconocer que el hermano mayor tenía algunas virtudes dignas de elogio. Había trabajado arduamente y había obedecido a su padre. Nunca había traído deshonra ni a su casa ni a su ciudad, y al parecer tenía suficientes amigos como para poder organizar una buena fiesta (). Parece haber sido un ciudadano respetable y, comparado con su hermano menor, casi un santo.
Parece haber sido un ciudadano respetable y, comparado con su hermano menor, casi un santo.
Sin embargo, por importantes que sean la obediencia y la diligencia, no son la única prueba del carácter. Jesús enseñó que los dos mandamientos más grandes son amar a Dios y amar a los demás
25 Cierto día, un experto en la ley religiosa se levantó para probar a Jesús con la siguiente pregunta:
—Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
26 Jesús contestó:
—¿Qué dice la ley de Moisés? ¿Cómo la interpretas?
27 El hombre contestó:
—“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza y con toda tu mente” y “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
28 —¡Correcto! —le dijo Jesús—. ¡Haz eso y vivirás!
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pero el hermano mayor violó ambos mandamientos divinos. No amaba a Dios (representado en la historia por el padre), y no amaba a su hermano.
El hermano mayor no quiso perdonar a su hermano menor por haber desperdiciado la herencia de la familia y haber deshonrado a su familia. ¡Pero tampoco quería perdonar a su padre que con toda gracia había perdonado al joven esos mismos pecados!
pero el hermano mayor violó ambos mandamientos divinos. No amaba a Dios (representado en la historia por el padre), y no amaba a su hermano. El hermano mayor no quiso perdonar a su hermano menor por haber desperdiciado la herencia de la familia y haber deshonrado a su familia. ¡Pero tampoco quería perdonar a su padre que con toda gracia había perdonado al joven esos mismos pecados!
Cuando se examinan los pecados del hermano mayor se puede entender fácilmente por qué él representa a los escribas y fariseos. Para empezar, era un santurrón. Abiertamente denunció los pecados de su hermano, pero no reconoció los suyos propios
9 Luego Jesús contó la siguiente historia a algunos que tenían mucha confianza en su propia rectitud y despreciaban a los demás: 10 «Dos hombres fueron al templo a orar. Uno era fariseo, y el otro era un despreciado cobrador de impuestos. 11 El fariseo, de pie, apartado de los demás, hizo la siguiente oración: “Te agradezco Dios, que no soy un pecador como todos los demás. Pues no engaño, no peco y no cometo adulterio. ¡Para nada soy como ese cobrador de impuestos! 12 Ayuno dos veces a la semana y te doy el diezmo de mis ingresos”.
13 »En cambio, el cobrador de impuestos se quedó a la distancia y ni siquiera se atrevía a levantar la mirada al cielo mientras oraba. Sino que golpeó su pecho en señal de dolor mientras decía: “Oh, Dios, ten compasión de mí, porque soy un pecador”. 14 Les digo que fue este pecador —y no el fariseo— quien regresó a su casa justificado delante de Dios. Pues los que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan serán exaltados».
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Los fariseos definían el pecado primordialmente en términos de acciones, y no de actitudes.
Los fariseos definían el pecado primordialmente en términos de acciones, y no de actitudes.
El orgullo era otra de sus faltas. Pensarlo, ¡había servido a su padre todos esos años y jamás le había desobedecido! ¡Qué testimonio!
Todos esos años de servicio al padre parecen haber sido demasiado motivados por un interés en lo que podría obtener a cambio. Esta conducta de justificación propia del hijo contaba con mayor aceptación social que la disipación del hermano menor, pero deshonraba por igual al padre y requería la misma clase de arrepentimiento.
15:30 este tu hijo. Una expresión de desprecio profundo (cp. “este publicano” en 18:11). En su orgullo, ni siquiera podía referirse a él como “mi hermano”.
15:31 todas mis cosas son tuyas. La herencia ya había sido repartida (v. 12). Todo lo que el padre tenía estaba en posesión del hijo mayor, pero este codiciaba incluso el amor mostrado por el padre al hijo pródigo. Los fariseos y los escribas tenían acceso fácil a todas las riquezas de la verdad de Dios. Pasaban su vida en el estudio de las Escrituras y en la adoración pública, pero nunca poseyeron en realidad los tesoros que solo pueden ser disfrutados por los pecadores arrepentidos.