Creer en Dios no te hace salvo (Gálatas XI)
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Creer en Dios no te hace salvo
Creer en Dios no te hace salvo
Galatas 3.6-13
6 Del mismo modo, «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe». 7 Así que los verdaderos hijos de Abraham son los que ponen su fe en Dios.
8 Es más, las Escrituras previeron este tiempo en el que Dios declararía justos a los gentiles por causa de su fe. Dios anunció esa Buena Noticia a Abraham hace tiempo, cuando le dijo: «Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti». 9 Así que todos los que ponen su fe en Cristo participan de la misma bendición que recibió Abraham por causa de su fe.
10 Sin embargo, los que dependen de la ley para hacerse justos ante Dios están bajo la maldición de Dios, porque las Escrituras dicen: «Maldito es todo el que no cumple ni obedece cada uno de los mandatos que están escritos en el libro de la ley de Dios». 11 Queda claro, entonces, que nadie puede hacerse justo ante Dios por tratar de cumplir la ley, ya que las Escrituras dicen: «Es por medio de la fe que el justo tiene vida». 12 El camino de la fe es muy diferente del camino de la ley, que dice: «Es mediante la obediencia a la ley que una persona tiene vida».
13 Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías. Pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero».
Conozcan a Abraham Ahora Pablo quiere que consideremos a Abraham (v 6). Parece un raro vínculo para el versículo 5; pero de hecho es un golpe maestro.
Recuerda que Pablo está contraatacando las enseñanzas de los maestros judaizantes que dicen: Es genial que tengan fe en Cristo; ahora, para permanecer aceptables a Dios, tienen que vivir como judíos.
El padre de los judíos es Abraham. El pueblo de Israel comenzó cuando Dios le prometió al patriarca de Israel, Abraham, que Él haría de sus descendientes una gran nación, viviendo en una tierra que Dios les daría, bendecidos por Dios (). Pero aquí Pablo está llamando a Abraham como testigo de su caso.
Abraham fue salvo por medio de la fe (3:6–7). Pablo empieza citando a Moisés para mostrar que la justicia de Dios le fue atribuida a Abraham solamente por que creyó la promesa de Dios .
6 Y Abram creyó en el Señor, y El se lo reconoció por justicia.
La palabra “contado” en ; ; y , significa poner en la cuenta de alguien.
6 Así Abraham creyo a Dios y le fue contado como justicia.
11 y recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia de la fe que tenía mientras aún era incircunciso, para que fuera padre de todos los que creen sin ser circuncidados, a fin de que la justicia también a ellos les fuera imputada;
romanos
22 Por lo cual también su fe le fue contada por justicia.
23 Y no sólo por él fue escrito que le fue contada,
24 sino también por nosotros, a quienes será contada: como los que creen en aquel que levantó de los muertos a Jesús nuestro Señor,
La palabra “contado” en ; ; y , significa poner en la cuenta de alguien. Cuando un pecador recibe a Cristo, la justicia de Dios es puesta a su cuenta. Además, los pecados de los creyentes ya no son cargados a su cuenta (ve ). Esto significa que delante de Dios nunca aparecerá una deuda en su cuenta. Así que, el creyente nunca puede ser traído a juicio a causa de sus pecados.
Cuando un pecador recibe a Cristo, la justicia de Dios es puesta a su cuenta. Además, los pecados de los creyentes ya no son cargados a su cuenta.
1 ¿Qué diremos, entonces, que halló Abraham, nuestro padre según la carne?
2 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué jactarse, pero no para con Dios.
3 Porque ¿qué dice la Escritura? Y creyo Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.
4 Ahora bien, al que trabaja, el salario no se le cuenta como favor, sino como deuda;
5 mas al que no trabaja, pero cree en aquel que justifica al impío, su fe se le cuenta por justicia.
6 Como también David habla de la bendición que viene sobre el hombre a quien Dios atribuye justicia aparte de las obras:
7 Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades han sido perdonadas,
y cuyos pecados han sido cubiertos.
8 Bienaventurado el hombre cuyo pecado el Señor no tomara en cuenta.
Cuando un pecador recibe a Cristo, la justicia de Dios es puesta a su cuenta. Además, los pecados de los creyentes ya no son cargados a su cuenta (ve ). Esto significa que delante de Dios nunca aparecerá una deuda en su cuenta. Así que, el creyente nunca puede ser traído a juicio a causa de sus pecados.
Esto significa que delante de Dios nunca aparecerá una deuda en su cuenta. Así que, el creyente nunca puede ser traído a juicio a causa de sus pecados.
Esto significa que delante de Dios nunca aparecerá una deuda en su cuenta. Así que, el creyente nunca puede ser traído a juicio a causa de sus pecados.
La famosa frase de Martín Lutero dice que los cristianos son simul justus et peccator: simultáneamente justos y pecadores.
El estatus de justificados no se les da porque hayan llevado sus corazones a un cierto nivel de sumisión y adoración.
Tú no limpias tu vida para poder ganar la justicia que se te acredita; más bien la recibes incluso cuando aún eres pecador.
Los judíos se sentían muy orgullosos de su relación con Abraham. El problema era que pensaban que esta relación les aseguraba la salvación eterna. Juan el Bautista les advirtió que su descendencia física no les garantizaba vida espiritual.
9 No se digan simplemente el uno al otro: “Estamos a salvo porque somos descendientes de Abraham”. Eso no significa nada, porque les digo que Dios puede crear hijos de Abraham de estas piedras.
Cristo hizo una distinción clara entre la “simiente” física de Abraham, y sus “hijos” espirituales ().
33 —Nosotros somos descendientes de Abraham —le respondieron—, nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Qué quieres decir con “los hará libres”?
34 Jesús contestó:
—Les digo la verdad, todo el que comete pecado es esclavo del pecado. 35 Un esclavo no es un miembro permanente de la familia, pero un hijo sí forma parte de la familia para siempre. 36 Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes son verdaderamente libres. 37 Claro que me doy cuenta de que son descendientes de Abraham. Aun así, algunos de ustedes procuran matarme porque no tienen lugar para mi mensaje en su corazón. 38 Yo les cuento lo que vi cuando estaba con mi Padre, pero ustedes siguen el consejo de su padre.
39 —¡Nuestro padre es Abraham! —declararon.
—No —respondió Jesús— pues, si realmente fueran hijos de Abraham, seguirían su ejemplo. 40 En cambio, procuran matarme porque les dije la verdad, la cual oí de Dios. Abraham nunca hizo algo así. 41 No, ustedes imitan a su verdadero padre.
—¡Nosotros no somos hijos ilegítimos! —respondieron—, Dios mismo es nuestro verdadero Padre.
42 Jesús les dijo:
—Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque he venido a ustedes de parte de Dios. No estoy aquí por mi propia cuenta, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no pueden entender lo que les digo? ¡Es porque ni siquiera toleran oírme! 44 Pues ustedes son hijos de su padre, el diablo, y les encanta hacer las cosas malvadas que él hace. Él ha sido asesino desde el principio y siempre ha odiado la verdad, porque en él no hay verdad. Cuando miente, actúa de acuerdo con su naturaleza porque es mentiroso y el padre de la mentira. 45 Por eso, es natural que no me crean cuando les digo la verdad. 46 ¿Quién de ustedes puede, con toda sinceridad, acusarme de pecado? Y si les digo la verdad, ¿por qué, entonces, no me creen? 47 Los que pertenecen a Dios escuchan con gusto las palabras de Dios, pero ustedes no las escuchan porque no pertenecen a Dios.
Algunas personas hoy en día todavía creen que la salvación se recibe por herencia, es decir, si los padres son salvos, los hijos automáticamente lo son también. Pero no es verdad. Bien se ha dicho: “Dios no tiene nietos”.
Cristo hizo una distinción clara entre la “simiente” física de Abraham, y sus “hijos” espirituales (). Algunas personas hoy en día todavía creen que la salvación se recibe por herencia, es decir, si los padres son salvos, los hijos automáticamente lo son también. Pero no es verdad. Bien se ha dicho: “Dios no tiene nietos”.
Algunas personas hoy en día todavía creen que la salvación se recibe por herencia, es decir, si los padres son salvos, los hijos automáticamente lo son también. Pero no es verdad. Bien se ha dicho: “Dios no tiene nietos”.
Creer en Dios
Creer en Dios
6 Del mismo modo, «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe».
Cuando una persona recibe una justicia que se le acredita o se le toma en cuenta (es decir: es justificado), ¡él o ella todavía es malvado!
La famosa frase de Martín Lutero dice que los cristianos son simul justus et peccator: simultáneamente justos y pecadores.
El estatus de justificados no se les da porque hayan llevado sus corazones a un cierto nivel de sumisión y adoración.
Tú no limpias tu vida para poder ganar la justicia que se te acredita; más bien la recibes incluso cuando aún eres pecador.
Sean como Abraham Es por esto que Pablo dice: “los descendientes de Abraham son aquellos que viven por la fe”
7 Así que los verdaderos hijos de Abraham son los que ponen su fe en Dios.
Lo que importa no es el linaje físico de Abraham (ser judío), sino el linaje espiritual (tener la misma fe que él tuvo).
Lo que importa no es el linaje físico de Abraham (ser judío), sino el linaje espiritual (tener la misma fe que él tuvo). “Los que viven por la fe son bendecidos junto con Abraham” (v 9). Así que, ¿qué significa “vivir por la fe” como Abraham? En primer lugar, él nos muestra que la fe salvadora es creer la promesa del evangelio. “Le creyó a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia” (v 6). Observa que no dice que Abraham creyó en Dios (¡aunque ciertamente lo hizo!). Creer en Dios no es fe salvadora ( dice que incluso “los demonios creen”). Más bien, él tuvo que creer y confiar en lo que Dios realmente dijo en Su promesa de salvación. No le puedes creer a Dios sin creer en Dios, pero ¡puedes creer en Dios sin creerle a Dios! La fe que salva es diferente a la fe universal y general, y es diferente a la fe en la existencia de Dios o incluso en las doctrinas y en las enseñanzas de la Biblia en general.
“Los que viven por la fe son bendecidos junto con Abraham”
9 Así que todos los que ponen su fe en Cristo participan de la misma bendición que recibió Abraham por causa de su fe.
Vivir por Fe
Vivir por Fe
Así que, ¿qué significa “vivir por la fe” como Abraham? En primer lugar, él nos muestra que la fe salvadora es creer la promesa del evangelio. “Le creyó a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia” (v 6).
. Así que, ¿qué significa “vivir por la fe” como Abraham? En primer lugar, él nos muestra que la fe salvadora es creer la promesa del evangelio. “Le creyó a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia” (v 6). Observa que no dice que Abraham creyó en Dios (¡aunque ciertamente lo hizo!). Creer en Dios no es fe salvadora ( dice que incluso “los demonios creen”). Más bien, él tuvo que creer y confiar en lo que Dios realmente dijo en Su promesa de salvación. No le puedes creer a Dios sin creer en Dios, pero ¡puedes creer en Dios sin creerle a Dios! La fe que salva es diferente a la fe universal y general, y es diferente a la fe en la existencia de Dios o incluso en las doctrinas y en las enseñanzas de la Biblia en general.
Observa que no dice que Abraham creyó en Dios (¡aunque ciertamente lo hizo!).
Creer en Dios no es fe salvadora
19 Tú dices tener fe porque crees que hay un solo Dios. ¡Bien hecho! Aun los demonios lo creen y tiemblan aterrorizados.
santiago
Más bien, él tuvo que creer y confiar en lo que Dios realmente dijo en Su promesa de salvación.
No le puedes creer a Dios sin creer en Dios, pero ¡puedes creer en Dios sin creerle a Dios!
La fe que salva es diferente a la fe universal y general, y es diferente a la fe en la existencia de Dios o incluso en las doctrinas y en las enseñanzas de la Biblia en general.
Pero hay otra manera de vivir.
Pero hay otra manera de vivir.
10 Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo el que no permanece en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
Nueva Versión Internacional (NVI)
10 Todos los que viven por las obras que demandan la ley están bajo maldición, porque está escrito: «Maldito mar quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley».
Podemos “viv[ir] por las obras que demanda la ley” (v 10).
Nueva Versión Internacional (NVI)
12 La ley no se basa en la fe; por el contrario, «quien practique estas cosas vivirá por ellas».
La persona que “practique estas cosas vivirá por ellas [la ley]” (v 12).
“Vivir por” algo significa confiar en eso para nuestra felicidad y satisfacción.
Lo que sea por qué vivimos es, en esencia, el resumen de nuestras vidas –lo que nos da sentido, confianza y definición.
Es muy revelador preguntar:
¿Por qué vivo?
¿En qué se basa mi vida?
¿Qué es, si lo perdiera, lo que me haría sentir como si no me quedara vida?
Estas son las preguntas que ponen al descubierto los cimientos de tu vida.
Consideren a Abraham, les dice a los cristianos gentiles, porque el ancestro de los judíos les mostrará que ustedes realmente han sido “hechizados” (v 1) por los maestros judaizantes. ¿Por qué? Porque cuando estudiamos a Abraham vemos a un hombre que “le creyó a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia” (v 6). Lo que es más importante acerca de Abraham es que fue un “hombre de fe” (v 9). Pablo está diciendo: El padre fundador del pueblo judío estaría de acuerdo conmigo. En el versículo 6 Pablo está citando de (donde Abraham todavía es conocido como “Abram”). La palabra griega que Pablo usa es elogisthan, de la palabra logos, hablar. Significa ser “declarado” o “considerado”. Por lo general era un término de contabilidad que quería decir que el dinero se estaba recibiendo y se contaba como pago hacia algún fin. En general el término en español “tomar en cuenta” significa lo mismo: conferir un estatus a algo que antes no estaba ahí. Si tomas un “leasing” de una casa, o “rentas-para-comprar”, quiere decir que tus pagos de arriendo pueden ser usados para comprar la casa, si después optas por hacerlo así. Al momento de tomar esa decisión, los pagos de tu renta se te acreditan como pagos de hipoteca. Se les confiere un nuevo estatus. Entonces, ¿qué significa que la fe de Abraham “se le tomó en cuenta como justicia”? ¡Por supuesto, la fe en la palabra y las promesas de Dios resultan en justicia! Si creemos que Dios existe, y que le debemos nuestra obediencia y adoración, entonces de allí fluirá una vida recta. Pero aquí tenemos algo más; algo único y en contra de toda lógica. La fe es tomada en cuenta como justicia. Cuando la Biblia nos dice que Dios toma en cuenta la fe de Abraham como justicia, significa que Dios está tratando a Abraham como si él estuviera viviendo una vida justa. Muchos comentaristas han rechazado las extraordinarias implicaciones de y argumentan que lo que se nos está diciendo es que la fe de Abram es, en sí misma, una forma de justicia que le agrada a Dios; que su fe fue un acto de obediencia que mereció el favor de Dios, una clase de justicia. Pero el texto no dice que su fe fuera justicia; sino que fue tomada en cuenta como (como si fuera) justicia. Douglas Moo escribe: “Si comparamos otros versículos en los cuales se usa la misma construcción gramatical que en , llegamos a la conclusión… que la fe de Abram [tomada en cuenta] como justicia quiere decir ‘acreditarle una justicia que no le pertenece de forma inherente’” (Comentario Bíblico Romanos, p. 262) Cuando Dios le “acredita la justicia” a alguien, le está confiriendo un estatus legal. Él en realidad los trata como justos y libres de condenación, aunque en realidad todavía son injustos en su corazón y en su comportamiento. Están “justificados”. Esto va en contra de todas las religiones tradicionales, las cuales nos dicen que, o estamos viviendo justamente y por lo tanto somos agradables y aceptables a Dios, o estamos viviendo injustamente y por lo tanto estamos alejados de Dios. Pero Pablo (y Abraham) están mostrando que es posible ser amados y aceptados por Dios mientras somos pecadores e imperfectos. Pablo hace el mismo razonamiento en Romanos cuando dice que Dios “justifica al malvado” ( –observa que en este capítulo, igual que en ,
9 Así que todos los que ponen su fe en Cristo participan de la misma bendición que recibió Abraham por causa de su fe.
10 Sin embargo, los que dependen de la ley para hacerse justos ante Dios están bajo la maldición de Dios, porque las Escrituras dicen: «Maldito es todo el que no cumple ni obedece cada uno de los mandatos que están escritos en el libro de la ley de Dios».
Tener fe como la de Abraham trae bendición (v 9). El resultado de vivir por la ley es que estamos “bajo maldición” (v 10).
En segundo lugar, Abraham demuestra que la fe salvadora es fe en la provisión de Dios y no fe en nuestro desempeño. Abraham no tenía hijos () y tenía una mujer estéril. Él no podía tener hijos; no obstante Dios le prometió que su descendencia sería tan innumerable como las estrellas (v 5-6). Dios descendería a la historia y llevaría a cabo un poderoso hecho que para nada dependería de la habilidad humana. La promesa de un heredero dependía completamente de Dios, no de Abraham. Abraham tenía que creer que Dios lo haría. Y en Abraham creyó. Dos tipos de personas Abraham fue un “hombre de fe” ().
Tener fe como la de Abraham trae bendición (v 9). El resultado de vivir por la ley es que estamos “bajo maldición” (v 10).
Bajo Maldición
Bajo Maldición
Esta “maldición” tiene dos aspectos. Teológicamente, cualquiera que diga: Puedo ser salvo por obedecer la ley debe entonces estar preparado para realmente examinar lo que la ley ordena.
Para amar a Dios completamente, tendríamos que obedecer la ley completamente. Para ser bendecidos por Dios, en vez de ser maldecidos por Él, tendríamos que examinar la ley y satisfacer cada una de sus demandas. Y eso no se puede hacer.
10 Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos.
11 Pues el que dijo: No cometas adulterio, también dijo: No mates. Ahora bien, si tú no cometes adulterio, pero matas, te has convertido en transgresor de la ley.
Por lo menos, intentar salvarte por obras te llevará a una profunda ansiedad e inseguridad; porque nunca puedes estar seguro de estar viviendo lo suficientemente conforme con tus estándares, cualesquiera que estos puedan ser.
Esto te hace más sensible a la crítica, te hace envidioso e intimidado por otros que brillan más que tú. Te pones nervioso y te vuelves tímido (porque no estás seguro si das la talla) o te vuelves arrogante y presumido (porque tú mismo te estás tratando de convencer que sí das la talla).
Sea como sea, vives con un sentimiento de maldición y condenación.
La maldición removida
¿Por qué podemos, entonces, escapar de la maldición y disfrutar la bendición prometida a las naciones (v 8)? Por supuesto, por lo que hizo Jesús.
Él nos llevó a la bendición “al hacerse maldición por nosotros”
Pablo cita : “Cualquiera que es colgado de un árbol está bajo la maldición”.
23 su cuerpo no colgará del árbol toda la noche, sino que ciertamente lo enterrarás el mismo día (pues el colgado es maldito de Dios), para que no contamines la tierra que el Señor tu Dios te da en heredad.
deutero
Cuando una persona era ejecutada en el Antiguo Testamento, por lo general era apedreada. Después el cuerpo se colgaba en un árbol como símbolo del rechazo divino.
Cuando una persona era ejecutada en el Antiguo Testamento, por lo general era apedreada. Después el cuerpo se colgaba en un árbol como símbolo del rechazo divino.
No es que el hombre fuera maldito por ser colgado, sino que, más bien, era colgado como una señal de su maldición.
Pablo hace la conexión con Cristo, cuya ejecución fue en un madero para mostrar que Él experimentó la maldición del rechazo divino.
13 Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías. Pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero». 14 Mediante Cristo Jesús, Dios bendijo a los gentiles con la misma bendición que le prometió a Abraham, a fin de que los creyentes pudiéramos recibir por medio de la fe al Espíritu Santo prometido.
Ahí, Él nos liberó (“nos rescató”) de la maldición de la ley, llevándola por nosotros. La palabra “por” significa “a favor de” o “en lugar de”; Jesús fue nuestro sustituto. Él recibió la maldición que nosotros nos ganamos (v 13), para que nosotros recibiéramos la bendición que Él ganó (v 14).
galatas 3.1
Ahí, Él nos liberó (“nos rescató”) de la maldición de la ley, llevándola por nosotros. La palabra “por” significa “a favor de” o “en lugar de”; Jesús fue nuestro sustituto. Él recibió la maldición que nosotros nos ganamos (v 13), para que nosotros recibiéramos la bendición que Él ganó (v 14).
Nuestros pecados y nuestra maldición se le dan o se le imputan a Él; Su justicia y bendición y Su Espíritu se nos imputan a nosotros.
Es una imputación doble. Observa que Pablo no solo dice que Jesús nos redimió “tomando una maldición” sino “al hacerse maldición”.
Esto es paralelo a
21 Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El.
:
Jesús fue tratado como si Él fuera un pecador; fue tratado como el responsable de todo aquello por lo que una persona malvada sería responsable.
“Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en Él recibiéramos la justicia de Dios”.
.Si Jesús se volvió un pecador por nosotros, entonces nosotros llegamos a ser justos de la misma manera. Si para Él tomar la maldición quiere decir que Dios lo trató como un pecador, entonces para nosotros recibir la bendición quiere decir que Dios nos ve como si fuéramos completamente justos y perfectos. La salvación significa mucho más que perdón. No es que solo nos hizo un borrón y cuenta nueva; llegamos a ser perfectos a la vista de Dios. Y permanecemos perfectos a la vista de Dios. No empezamos confiando en la muerte de Cristo para quitarnos maldición y darnos bendición, para después seguir “con esfuerzos humanos”, como si ahora debiéramos ganar la bendición progresivamente. Eso es “torpe” (v 1). Seguimos adelante como empezamos, derritiendo y moldeando nuestros corazones por conocer y confiar en Cristo crucificado. Nunca avanzamos mas allá del evangelio –jamás podremos. ¡Es todo lo que necesitamos!
Si Jesús se volvió un pecador por nosotros, entonces nosotros llegamos a ser justos de la misma manera. Si para Él tomar la maldición quiere decir que Dios lo trató como un pecador, entonces para nosotros recibir la bendición quiere decir que Dios nos ve como si fuéramos completamente justos y perfectos.
Jesús fue tratado como si Él fuera un pecador; fue tratado como el responsable de todo aquello por lo que una persona malvada sería responsable. Hablando de manera legal, Él se volvió pecado. ¿Por qué es tan importante darse cuenta de eso? Porque muestra la impresionante verdad acerca de qué nos pasa cuando creemos. Si Jesús se volvió un pecador por nosotros, entonces nosotros llegamos a ser justos de la misma manera. Si para Él tomar la maldición quiere decir que Dios lo trató como un pecador, entonces para nosotros recibir la bendición quiere decir que Dios nos ve como si fuéramos completamente justos y perfectos. La salvación significa mucho más que perdón. No es que solo nos hizo un borrón y cuenta nueva; llegamos a ser perfectos a la vista de Dios. Y permanecemos perfectos a la vista de Dios. No empezamos confiando en la muerte de Cristo para quitarnos maldición y darnos bendición, para después seguir “con esfuerzos humanos”, como si ahora debiéramos ganar la bendición progresivamente. Eso es “torpe” (v 1). Seguimos adelante como empezamos, derritiendo y moldeando nuestros corazones por conocer y confiar en Cristo crucificado. Nunca avanzamos mas allá del evangelio –jamás podremos. ¡Es todo lo que necesitamos!
La salvación significa mucho más que perdón.
No es que solo nos hizo un borrón y cuenta nueva; llegamos a ser perfectos a la vista de Dios.
Y permanecemos perfectos a la vista de Dios.
No empezamos confiando en la muerte de Cristo para quitarnos maldición y darnos bendición, para después seguir “con esfuerzos humanos”, como si ahora debiéramos ganar la bendición progresivamente.
Seguimos adelante como empezamos, derritiendo y moldeando nuestros corazones por conocer y confiar en Cristo crucificado.
Nunca avanzamos mas allá del evangelio –jamás podremos. ¡Es todo lo que necesitamos!
Keller, Timothy. Gálatas para Ti (La Palabra de Dios para Ti nº 1) (Spanish Edition) (Posición en Kindle1057-1157). Poiema Publicaciones. Edición de Kindle.