Vivir con Propósito

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No hay piloto automático

En muchas vidas cristianas no se alcanzan las victorias porque realmente la gente piensa que aceptar a Jesucristo como Salvador ya se ha completado todo. Realmente en nos dice todo lo que necesitamos saber pero no lo que debemos hacer.
No se puede sentar cómodo y disfrutar del viaje. Ese acomodarse se traduce en una gran desilusión.
Hermano en la experiencia cristiana no hay pilóto automático; cada paso es una operación de fe a la que el enemigo de nuestras almas se opondrá ferozmente. Por ello le exhorto a no pensar que una vez usted llega al Señor ya todo está realizado.
Si nos ubicamos en el pilóto automático entramos en el letargo espiritual y las consecuencias son nocivas. Ese letargo espiritual es al que ha entrado el cristiano hoy. Es por ello que debemos estar alerta ante todo ataque. Si te duermes con el asunto del pilóto automático la consecuencia es grave.
Para no caer en ello lo primero que debemos hacer es empezar con nosotros mismos.

Empieza con tus defectos

Si no sabes que algo es peligroso no te mantendrás alejado de ello, ni harás nada por evitarlo. Eso te llevará a una actitud de descuido e indiferencia, que es la fórmula perfecta para que seamos destruidos. Hay que estar atentos y atentas a los peligros que enfrentamos cada día. Quiero decirles que hay peligros para la vida cristiana.
Empieza por saber dónde estás parado y parada. Realmente no se trata del otro sino de ti. Es importante descubrirnos en nuestros problemas. ¿Cuál es mi posición delante de Dios?
Encontrar defectos y situaciones en los demás es facil, pero Jesús señaló este problema en la vida:
Lucas
Lucas 6.41–42 RVR60
¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.
Primero debo mirar mis síntomas. Debo examinarme yo. Cuando esté haciendo algo por mi vida podré hacer algo por los demás. No puedo decirles a otro qué hacer si yo no hago nada por mí. Empieza por ti. Realmente encontramos en los demás el defecto que tenemos en nosotros. Lo que pasa es que no lo queremos aceptar. Necesitamos del Espíritu Santo en nuestras vidas para abordar el problema y dejarle que nos examine. Dios quiere transformarte por medio de su Espíritu Santo porque no quiere que sigas en la misma condición. Es el Espíritu Santo el que revela nuestro estado espiritual. Deja que Dios obre en ti, no importa los defectos que tengas, y hará de ti una vida con propósitos.
Escucha la Palabra y no endurezcas tu corazón. Si dejas al Espíritu Santo hacer en ti romperá todo lo que haya que romper y hará de ti un ser con propósitos.
Cumple lo que le prometes a Dios.
Eclesiastés 5.
Eclesiastés 5.4 RVR60
Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.
En ocasiones queremos que Dios haga todo por nosotros. Queremos que la vida sea un paseo y que luego lleguemos a la gloria. Hermano ya Cristo pagó el precio, pero caminar con Dios nos costará mucho. ¿Estás dispuesto a pagar ese precio?

No olvides servirle a Dios

En muchas ocasiones hacemos muchas cosas menos servirle a Dios. Hermanos el cristianismo no es una democracia. Nuestra entrega es a Cristo y solo nos rendimos a él. Lo demás es política. No se camina solo se camina con Dios. No te apartes ni de la gente que te ama, ni de la iglesia y mucho menos de Dios. Cuando el Espíritu comienza a moverse en nosotros creemos que podemos cambiar a los demás. Así no es hermanos, no podemos cambiar a nadie eso es función del Espíritu Santo. Deja que el Espíritu Santo te cambie a ti. Hay quienes se dejan cambiar por la sociedad, lo que dictan en los medios, por lo que ven, por las modas, por los estilos, por las nuevas maneras de hacer las cosas, por las culturas, etc.
La Iglesia del Señor no cambia, ni tiene poder, ni es de unción por los medios, ni por las culturas ni por los estilos, sino por el Espíritu Santo. Si queremos vidas cambiadas dejemos que el Espíritu Santo nos transforme. Necesitamos cambios en lo más íntimo de nuestras vidas.

Vida intencionada y con propósito

Esa transformación provocará que tengas una vida intencionada y con propósito.
Es vivir conforme a los mandatos de Dios, es vivir las exigencias de Dios, es vivir en la Palabra de Dios.
No tener intenciones ni propósitos provoca que vivamos en desorden. Nuestro compromiso es vivir una vida que tome como ejemplo a Cristo. No debemos parecernos a otras personas sino parecernos a Cristo.
Quien te capacita para vivir con propósito es el Espíritu Santo. Ese Espíritu nos introduce en una nueva manera de vivir. Nos lleva a un nuevo estilo contrario a lo que vivíamos antes. Si queremos vivir con propósito:
Necesitamos fe - no es una fórmula mágica. La fe es el resultado de un compromiso. Es la fe el resultado de una búsqueda profunda de Dios. Es la fe la búsqueda de la Escritura, la Oración constante. No se trata de leer un versículo todos los días para mantener alejado al diablo. La fe es más que eso. Es cierto en que hay momentos en que un solo versículo nos cautiva pero mi vida no se ciñe a lecturas simples de la Palabra sino al Encuentro de Dios en la Palabra. Hoy confiamos en los medios, en lo que dice el periódico, en las revistas, en cuanta cosa pero rechazamos la Escritura. Hermano y hermana solo Cristo es la verdad y la vida y nadie va al Padre sino es por él. Una vida de fe provocará siempre que Dios actúe. Nada podrá sustituir la Escritura, ni la oración, ni la búsqueda de Dios en la vida comunitaria, porque eso nos humaniza. Es búsqueda de Dios no puede ser sustituida. Una vida de fe es aquella que deja que Dios sea Dios en su vida.
Obediencia y Entrega - Este es otro aspecto de la vida intencionada o con propósito. Este es el escenario en el que nos equivocamos, en el que fallamos continuamente. Hay que aprender a escuchar la voz de Dios. Si queremos vivir una vida de obediencia debemos tener “oídos para oír”. Entonces eso provocará la entrega. Cuando nos entregamos obedecemos y cuando obedecemos nos entregamos. Es una acción recíproca. Entregar todo a Dios es darle mi vida. Cuando Dios entregó a Jesús lo entregó completo. Exige lo mismo. NO importa lo que conlleve debe haber una entrega genuina. No conserve en su voluntad ni el 1% sino que entregue todo a Dios. Dios es el Señor de todo. Con Dios o todo o nada. Dios no acepta entregas parciales. Si la entrega es parcial también lo es la obediencia. De igual forma su fe se verá afectada.
Pureza - y cuando nos entregamos y vivimos en obediencia comienza nuestra vida a vivir la pureza. Es la pureza ausencia de aditivos. Mi vida cristiana no la definen los aditivos sino la autoridad de Jesús en mi vida. Esto parece imposible de conseguir. Entre más me separo de las cosas terrenales más difícil se me hace, entre más me aparto más mal me va, veo más obstáculos, más se me complica la vida. Está en la etapa más importante de su vida:
Gálatas
Gálatas 2.20 RVR60
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Es ese momento en que usted siente que está siendo crucificado, y comienza a pelear por su salvación, ya no vivo yo, ya no vivo yo, vive Cristo en mí,y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Aleluya! Tiene que comenzar a vivirlo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó. Es ese momento donde ya nada influye en mí sino el propósito de Dios en mi vida.

Disfrutemos del favor de Dios

El que vive comprometido con Dios tiene la certeza de que Dios está comprometido con él. En este tiempo Dios tiene un pensamiento mejor de ti. Lo que Dios hará con tu vida tiene consecuencias para hoy y para siempre.
Hebreos 12.2 RVR60
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Pon los ojos en Jesús. Cuando Jesús sufrió la cruz puso el gozo de la salvación al frente y se sentó a la diestra de Dios. No importa lo que estés pasando hoy pon los ojos en Jesús y pon el gozo de la salvación frente al dolor.
Esto provocará que le sirvas, que te entregues, que obedezcas, que nos comprometamos, que nos dediquemos a él. El final será vivir una vida cristiana intencionada o con propósito.
Al que vence le espera una corona, por medio de la fe obtendremos la victoria. NO importa si tropiezas porque su mano estará extendida para ayudarte.
Mira siempre a Jesús porque él nunca nos falla.
Te atreves a vivir una vida intencionada sino la estás viviendo. ¿Sientes que no tienes propósitos? ¿Sientes que las fuerzas ya no te dan? Deja todo en las manos de él.
Es tiempo de comenzar a vivir con propósito. Todo comienza amando a Dios.
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