Cuando todo esta bien necesito el Evangelio

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Hebreos 2.1–4 LBLA
1 Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. 2 Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución, 3 ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, después que fue anunciada primeramente por medio del Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, 4 testificando Dios juntamente con ellos, tanto por señales como por prodigios, y por diversos milagros y por dones del Espíritu Santo según su propia voluntad.
hebreos 2.1- 4
Es impresionante como la mente tiene a olvidar, todo en lo que no tiene emociones se tiende a olvidar muy rapido, cuando es por alegria o por disgusto, las cosas sucedidas no tan facilmente se olvidan.
Aunque soy un fiel creyente que la base de nuestro arrepentimiento no de ser las emociones, por que no se trata de hacerte sentir mal, o victimizarte.
Estoy conciente que cuando razonamos, y vemos nuestra condición de pecadores, nuestra vida que marcada por que entendemos que estamos muy lejos de Dios. Por eso creo el disgusto de ver nuestro pecado no hace ver lo perdido que estamos, y justo en ese momento la alegria de encontrar a nuestro salvador juega una papel sin precedente, por que no existe nada que pudiera hacer para restaurar mi relación con Dios.
Pero el problema radica cuándo todo es bonanza. La historia demuestra que la declinación del fervor religioso ocurre más frecuentemente durante un período de paz y prosperidad que durante épocas de persecución y dificultad.
La historia demuestra que la declinación del fervor religioso ocurre más frecuentemente durante un período de paz y prosperidad que durante épocas de persecución y dificultad
Estoy en total acuerdo con Kistemaker, en su comentario al nuevo testamento de Hebreos.
El afirma que la epístola a los hebreos refleja un periodo de continua paz durante la cual los cristianos se fueron relajando espiritualmente.

Si consideramos el marco histórico de la segunda mitad del primer siglo, notamos que Nerón subió al trono imperial en el año 54 d.C. Una década más tarde comenzaron las persecuciones contra los cristianos; éstas duraron hasta que Nerón se suicidó en el año 68 d.C. En el breve período de un año y en rápida sucesión, Galba, Oto y Vitelio gobernaron el imperio romano. Pero en el año 69 d.C. Vespasiano, que por aquel entonces ejercía, como general, el mando del ejército romano que rodeaba a Jerusalén, llegó a ser emperador. El amaba la paz y la estabilidad; era un hombre virtuoso, de recto carácter moral. Durante su gobierno de diez años, la paz retornó a sus dominios imperiales, y por consiguiente las persecuciones contra los cristianos fueron cosa del pasado.

El hijo de Vespasiano, Tito, que tomó el lugar de su padre como general de las tropas en Judéa, también siguió sus pasos, llegando a ser emperador en el año 79 d.C. Su breve reinado de dos años se caracterizó por el mismo deseo de paz y tranquilidad. Cuando el hermano de Tito, Domiciano, comenzó a gobernar el imperio en el año 81 d.C., el rumbo pacífico establecido por Vespasiano y seguido por Tito continuó aún durante la siguiente década.

Si consideramos el marco histórico de la segunda mitad del primer siglo, notamos que Nerón subió al trono imperial en el año 54 d.C. Una década más tarde comenzaron las persecuciones contra los cristianos; éstas duraron hasta que Nerón se suicidó en el año 68 d.C. En el breve período de un año y en rápida sucesión, Galba, Oto y Vitelio gobernaron el imperio romano. Pero en el año 69 d.C. Vespasiano, que por aquel entonces ejercía, como general, el mando del ejército romano que rodeaba a Jerusalén, llegó a ser emperador. El amaba la paz y la estabilidad; era un hombre virtuoso, de recto carácter moral. Durante su gobierno de diez años, la paz retornó a sus dominios imperiales, y por consiguiente las persecuciones contra los cristianos fueron cosa del pasado.

El hijo de Vespasiano, Tito, que tomó el lugar de su padre como general de las tropas en Judéa, también siguió sus pasos, llegando a ser emperador en el año 79 d.C. Su breve reinado de dos años se caracterizó por el mismo deseo de paz y tranquilidad. Cuando el hermano de Tito, Domiciano, comenzó a gobernar el imperio en el año 81 d.C., el rumbo pacífico establecido por Vespasiano y seguido por Tito continuó aún durante la siguiente década.

Es por eso que la cara a los hebreos se sitúa en el año en los años 80 al 96 d.c.
Hebreos 2.1 LBLA
1 Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos.
Hebreos 2.1–2 NTV
1 Así que debemos prestar mucha atención a las verdades que hemos oído, no sea que nos desviemos de ellas. 2 Pues el mensaje que Dios transmitió mediante los ángeles se ha mantenido siempre firme, y toda infracción de la ley y todo acto de desobediencia recibió el castigo que merecía.
La exhortación del versículo 1 tiene que ver con el peligro de deslizarnos. La última frase del versículo reza: «no sea que nos deslicemos».
La exhortación del versículo 1 tiene que ver con el peligro de deslizarnos. La última frase del versículo reza: «no sea que nos deslicemos». Aquí el autor no está contemplando a aquel incrédulo que desde el primer momento se opone al evangelio, sino al supuesto creyente que, habiendo hecho profesión de fe en el Señor Jesucristo, ahora se encuentra en peligro de abandonarla.
Aquí el autor no está contemplando a aquel incrédulo que desde el primer momento se opone al evangelio, sino al supuesto creyente que, habiendo hecho profesión de fe en el Señor Jesucristo, ahora se encuentra en peligro de abandonarla.
Cuando una persona da la espalda al Señor Jesús después de haber profesado fe en Él, no suele ser un acto repentino.
Aunque habrá excepciones, la apostasía normalmente es una cosa paulatina. Poco a poco se va enfriando en cuanto a su profesión, poco a poco van entrando actitudes de rebeldía o apatía y, si finalmente se aparta del evangelio, normalmente es consecuencia de un largo proceso de progresiva separación y endurecimiento.
Seguramente todos nosotros, hasta cierto punto, hemos conocido este peligro. Quizás lo estemos viviendo ahora mismo.
Porque, después del primer entusiasmo, ¿qué pasa? A algunos una experiencia como la siguiente: Al principio, después de profesar fe en Cristo, asisten entusiasmados a todas las actividades de la iglesia, pero para sorpresa suya van descubriendo que muchos de los miembros veteranos brillan por su ausencia. Se preguntan por qué. Acuden al culto de oración con expectación y ven que otros que, supuestamente, tendrían que ser hermanos mayores y padres en el Señor, ya no se animan a asistir. Los que tenían que dar ejemplo no lo dan.
En conversación con algunos miembros empiezan a captar comentarios destructivos. La primera impresión que habían recibido al entrar en la iglesia era que todos se amaban. Ahora descubren que mucho del pecado y desamor que conocían en el mundo de afuera también está dentro de la iglesia.
Empiezan a conocer mejor a los líderes de la iglesia. Antes los veían en el púlpito y, puesto que sus palabras eran muy bonitas, pensaban que sus vidas serían perfectas. Ahora empiezan a ver que también son seres humanos con sus pecados, debilidades y limitaciones.
Además creían que, porque ellos mismos habían aceptado el evangelio gozosamente, sería muy fácil que todos sus familiares y amistades lo recibiesen de la misma manera. Pero con el paso de las semanas, descubren con desilusión que, en vez de responder con entusiasmo ante su testimonio, sus parientes lo desprecian y hablan con ironía acerca del evangelio.
Así y de mil maneras el enemigo de nuestras almas ataca. Aprovecha cualquier razón, disgusto, contratiempo, mal ejemplo y argumento para ir socavando la confianza del recién convertido. Paso a paso éste se va deslizando. Primero da un paso en la cuesta hacia abajo, luego otro, hasta que la pendiente lo lleva sin que se dé cuenta.
El verbo traducido deslizarse aquí es un verbo curioso en griego. Se empleaba normalmente con referencia al fluir de los líquidos y admite muchos matices, de los que destacan dos. El primero se refiere a la pérdida de un líquido cuando está en un vaso agrietado. Poco a poco el vaso se va vaciando, pero de una manera tan paulatina que no nos damos cuenta inicialmente. Sólo nos percatamos de ello cuando aparece la mancha en el mantel. Va goteando hasta quedarse finalmente vacío.
Así puede ocurrir en aquel que ha profesado fe en Jesucristo. Sin darse cuenta, si no renueva diariamente el agua de la fe (porque ¿quién de nosotros no tiene alguna grieta en su vaso?), si no se asegura de estar constantemente lleno de la Palabra de Dios y del Espíritu de Dios, llegará el día cuando descubra que está completamente vacío.
Pero hay otra interpretación de la frase, la de entender que significa: No sea que vayamos a la deriva. La idea es la siguiente: Todos hemos emprendido un viaje en barco y nos dirigimos al puerto, pero en el trayecto tenemos que luchar contra corrientes traidoras y vientos contrarios. A veces llegan a tener la fuerza de una tormenta que hace trizas nuestras velas y nos quedamos casi sin fuerzas para seguir remando. Entre la oscuridad de la noche, la violencia de los vientos y el arrastre de las olas, podríamos ir a la deriva antes de llegar a puerto. Y por supuesto, lo más trágico sería que después de haber logrado mantener el rumbo durante muchos años, en el último momento permitiésemos que una ráfaga de viento nos desviara del destino, arrastrándonos hacia una orilla destructiva.
A veces el problema no es tanto el deslizarnos como el estancarnos. Pero en alta mar el estancamiento conduce a un deslizamiento paulatino.
El mundo tiene dos caras: unas veces es agresivo contra nosotros y otras es seductor; pero la intención del príncipe de este mundo siempre es la misma.
Para el diablo, cualquier método es bueno si logra desviarnos del camino.

A veces el problema no es tanto el deslizarnos como el estancarnos. Pero en alta mar el estancamiento conduce a un deslizamiento paulatino.

Hebreos 2.3 NTV
3 Entonces, ¿qué nos hace pensar que podemos escapar si descuidamos esta salvación tan grande, que primeramente fue anunciada por el mismo Señor Jesús y luego nos fue transmitida por quienes lo oyeron hablar?
Hebreos 1.3 NTV
3 El Hijo irradia la gloria de Dios y expresa el carácter mismo de Dios, y sostiene todo con el gran poder de su palabra. Después de habernos limpiado de nuestros pecados, se sentó en el lugar de honor, a la derecha del majestuoso Dios en el cielo.
Sin embargo, es evidente que la intención del autor va más lejos aún. Esto se ve claramente si comprendemos que todas las serias advertencias de Hebreos van dirigidas hacia un mismo peligro: el de la incredulidad.
seguramente no es una mera desidia en cuanto a las actividades de la iglesia (por ejemplo), sino el abandono de la perseverancia en la vida de fe (del cual la desidia puede ser un primer síntoma).
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