La esperanza de los comunes
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· 36 viewsNecesitamos recuperar la esperanza que no decepciona: Jesús.
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El valor de la esperanza
El valor de la esperanza
Algunas investigaciones han demostrado que quienes piensan que tienen mala salud tardan más en recuperarse de una operación que los que consideran que su estado es óptimo.
Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos.
Resignación aprendida: cuando somos pesimistas por aprendizaje. Una mala experiencia refuerza la desesperanza.
¿Cómo conservamos la esperanza?
¿Cómo conservamos la esperanza?
Si la esperanza es tan importante ¿cómo podemos mantenerla? ¿Cómo nos convertimos en personas esperanzadas?
Simeón: un hombre cuya esperanza no lo defraudó.
Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón, que era justo y devoto, y aguardaba con esperanza la redención de Israel. El Espíritu Santo estaba con él y le había revelado que no moriría sin antes ver al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo. Cuando al niño Jesús lo llevaron sus padres para cumplir con la costumbre establecida por la ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios: «Según tu palabra, Soberano Señor, ya puedes despedir a tu siervo en paz. Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos: luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Las claves de Simeón
Las claves de Simeón
Justicia: habla de su relación para con los demás
Devoto: habla de su relación para con Dios
Entendimiento de la autoridad de la palabra (cumplimiento de la profecía en la realidad nacional)
El Espíritu Santo estaba con él (mantenía una relación)
Tenía una promesa (Dios se le había revelado)
En Jesús estaba el cumplimiento de la esperanza de Simeón
Aplicaciones:
El mundo ha perdido la esperanza porque ha abandonado al Dios de la esperanza.
Cuando reconocemos la autoridad de la palabra de Dios nos volvemos personas positivas y esperanzadas.
La revelación de Dios nos da esperanza.
La esperanza es cuando la identidad, la autoeficacia y la fe se unen para hacer melodía.
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes—afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.