JESÚS, SEÑOR Y CRISTO (2)

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El primer sermón de Pedro por medio del cual explica el derramamiento del Espíritu Santo gracias a Jesús, quien es Cristo y Señor

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Propósito del sermón. Por la gracia de Dios, guiar a mi audiencia al reconocimiento de Jesús como el Cristo y Señor mediante la exposición del texto bíblico.
Introducción
Lectura de
Una de las cosas que hago mientras preparo el sermón es ver el pasaje que voy a predicar desde el ángulo de una persona que no conoce nada del cristianismo, alguien que ha venido por primera vez. Hago esto con el propósito de poder transmitir un mensaje claro, al menos en la esencia, para todos los que escuchan.
Muchas veces he tenido el problema que al ponerme en ese ángulo encuentro dificultad en escoger las palabras, no porque los versículos sean muy complicados, sino porque son muy claros y directos resultando ser también ofensivos. No es lo mismo decir “rendirse” que “someterse”, tampoco es lo mismo decir “reconocer a Cristo” que “humillarse ante Cristo”, no es lo mismo “tener necesidad de Dios” que reconocer “estar en rebeldía contra Dios”.
Hay un lugar apropiado para cada palabra y frase, pero cuando la usamos de forma intercambiable y suavizamos el mensaje entonces se llega a perder la esencia de lo que se transmite y por lo tanto el resultado que se espera. Si el doctor le indica a usted 10 ml. de cierto antibiotico cada 12 horas pero usted toma 6 ml, es probable que llegue a ver cierta mejoría pero no obtendrá el resultado deseado para el cual se prescribió la receta.
Lamentablemente este sutil cambio de palabras
Al abordar el primer sermón hecho por un cristiano, que es el sermón de Pedro, me doy cuenta de lo contundente que fue con sus palabras. Su mensaje era un mensaje peligroso a la luz de las autoridades religiosas, pero era también un mensaje peligroso para su propia vida. Aunque la muerte era el fin esperado, Dios hizo ahí una obra sobrenatural de conversión donde 3 mil almas reconocieron a Jesús como el Señor y Cristo, se arrepintieron de sus pecados y se identificaron con la fe que la iglesia profesaba en un acto público de bautismo.
Veamos en esta mañana la mayor parte de lo que fue ese mensaje aquél día.
Contexto
Recordamos que Jesús, después de haber concluido su obra en la tierra fue alzado, pero antes de ello le dijo a sus discípulos que esperasen en Jerusalén la promesa del Padre, refiriéndose a la llegada del Espíritu Santo.
No fue sino unos pocos días después, cuando en el día de Pentecostés, se manifestó la llegada del Espíritu Santo. Esto ocurrió con 3 señales evidentes, el sonido como de viento, las lenguas como de fuego posando sobre las cabezas y el hablar en otro idioma.
En aquella ocasión de Pentecostés, la forma en que se evidenció que el Espíritu Santo había llenado a las personas fue tomando el control de su habla para que los creyentes hablaran en un idioma que era desconocido para ellos, y en ese nuevo idioma proclamar las maravillas de Dios a todos los peregrinos que estaban en Jerusalén para la fiesta.
De las tres señales, fue la tercera la que atrajo la atención de la multitud, parte de los cuales estaban asombrados y otros se burlaban diciendo que los que hablaban en otro idioma estaban borrachos.
Pedro, al tomar la palabra y llamar la atención de la audiencia señaló que ese evento fue el cumplimiento de la profecía de Joel donde claramente habla del derramamiento del Espíritu. El hablar en otro idioma en realidad fue la evidencia de que el Espíritu Santo había tomado control de las personas.
El significado de la profecía de Joel junto con sus implicaciones era claro para un judío, pero es desconocido para la mayoría de las personas contemporáneas. La llegada del Espíritu marcaba el inicio de una nueva era, la era del Mesías reinando.
Sin embargo, algo que debe tomarse en cuenta es que muchas de las profecías del Antiguo Testamento no hacían diferencia de intervalo entre evento y evento, de modo que en la misma profecía que se habla de un suceso, en su cumplimiento, se puede tratar de dos sucesos separados por un intervalo de tiempo de hasta miles de años.
Este es el caso con la profecía de Joel, donde en Pentecostés haya su cumplimiento parcial pero todavía falta su cumplimiento pleno. Con todo y ello el mensaje es claro: El reino del Mesías ha sido inaugurado ahora que el Espíritu Santo ha sido derramado.
Los judíos en ese momento estaban viendo el cumplimiento que daba inicio a lo que ellos tanto esperaban, el día en que el Mesías reinara sobre ellos y así todo Israel fuese exaltada entre las naciones.
A su vez, algunas de las profecías que hablan del reinado del Mesías señalan a la par eventos cataclísmicos como parte del juicio de Dios. La profecía de Joel también hablaba de ello.
Los judíos que que veían las señales y escuchaban la interpretación que Pedro daba a ello debían estar aterrados o por lo menos confundidos. El día del reinado del Mesías había llegado y ellos no eran parte de la experiencia del derramamiento del Espíritu Santo. Sin embargo, la referencia que Pedro hace del profeta Joel no concluye con los eventos cataclísmicos. Pedro terminó de citar la profecía de Joel hasta donde dice...
Pedro terminó de citar la profecía de Joel hasta donde dice...
El reino inaugurado
Hechos de los Apóstoles 2.21 RVR60
21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
No es un invento humano.
Lo que resta del mensaje que Pedro dio a aquella audiencia se centra en dos cosas. Primeramente centra la atención de los judíos en los aspectos espirituales de la inauguración del reino. Los judíos podían estar pensando principalmente en la libertad de la opresión, la salud, la prosperidad, sin embargo, Pedro les habla del perdón de pecados.
Inaugurado con el derramamiento del Espíritu Santo.
Por otro lado, el mensaje de Pedro hace una conexión entre el SEÑOR de la profecía de Joel, que los judíos entendían era Jehová, y Jesús de Nazaret. De esta manera, Pedro les habla de la vida, muerte, resurrección y exaltación de Jesús de Nazaret como Señor.
Siendo así, la profecía de Joel que habla de la promesa de que “todo aquel que invocare el nombre del Señor” era en realidad un llamado a invocar el nombre de Jesús. Tal mensaje solo podía ser visto por los judíos como una blasfemia, un llamado a la idolatría. Según la ley, si alguien incitaba a la idolatría debía morir apedreado ()
La profecía de fue para Pedro apenas un preambulo del contundente mensaje que daría: Demostrar que Jesús es el Señor y llamar a los hombres al arrepentimiento y sumisión a Él. Si Pedro tenía que demostrar que Jesús de Nazaret era realmente el Cristo y Señor, lo tendría que hacer con las Escrituras. De ahí parte el siguiente encabezado.
Si Pedro tenía que demostrar que Jesús de Nazaret era realmente el Señor había de demostrarlo con las Escrituras. Eso es exactamente lo que hace.
Pedro le dijo a los judíos que el título de Mesías y Señor ya le corresponde a alguien, hay uno que califica para portar dicho título.
La conexión entre el evento, el Señor que salva y Jesucristo.

El candidato calificado para portar el título de Cristo: Jesús de Nazaret

Los versículos 22-32 abarcan este encabezado. Jesús de Nazaret es la persona calificada para portar el título de Cristo. ¿Según qué?
A) Según su vida
El v. 22 nos dice que Jesús nazareno fue varón aprobado por Dios. Otras versiones traducen en lugar de aprobado “acreditado” (NVI) o “confirmado” (LBLA). Lo que esta palabra denota es una aprobación pública, la misma palabra también es usada para hablar de exhibir, demostrar, presentar.
Jesús no fue un autoproclamado Mesías/Cristo revelado solo para un grupo muy exclusivo, por el contrario, Dios lo aprobó con maravillas, prodigios y señales que (…) hizo entre el pueblo por medio de él.
Las maravillas aluden al poder de las obras.
Los prodigios aluden a los milagros.
Las señales aluden al propósito que indicaban los milagros.
Todas las obras sobrenaturales que Jesús hizo en la tierra fueron demasiadas. Los evangelios nos relatan muchos de esos milagros, pero como escribió el apóstol Juan, “… hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.” (, RVR60). Todos esos milagros que Jesús hizo no ocurrieron a escondidas pues los mismos que escuchaban a Pedro en esa ocasión lo sabían.
Todos esos milagros que Jesús hizo no ocurrieron a escondidas, pues los mismos que escuchaban a Pedro en esa ocasión lo sabían
T. Jesús fue aprobado por Dios y eso quedó demostrado en su vida, sin embargo, fue su muerte lo que desconcertó a muchos. Cuando Jesús multiplicó los panes las personas estuvieron dispuestas a reconocerlo como Rey, sin embargo, fue su muerte tan cruel y vergonzosa lo que resultaba un gran tropiezo. Pedro dijo que hasta eso constituía una legítima evidencia de Jesús como el Mesías.
B) Según su muerte
El v. 23 dice acerca de Jesús que fue entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, en otras palabras, era el plan de Dios que así ocurriera, sin embargo, eso no anuló la responsabilidad que tuvieron los hombres, de ahí que Pedro siguió diciéndoles a los judíos que ellos lo habían prendido y matado por manos de inicuos, crucificándole. Los evangelios nos relatan eso con detalle y la participación que hubo de parte tanto de autoridades judías como romanas para efectuar acto tan injusto.
Hechos de los Apóstoles 2.23 RVR60
23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole;
El acto mas atroz que alguna vez se ha cometido fue hecho contra Jesús. Nosotros podemos pensar que la vida ha sido injusta con nosotros por lo que nos ha tocado vivir, sin embargo, todos nosotros recibimos mas bendición de lo que merecemos, y Aquél que debía ser adorado por toda la tierra fue escupido, blasfemado, escarnecido y crucificado. Así estaba escrito que ocurriera, el profeta Isaías en el cap. 53 da evidencia de ello.
T. Ahora bien, aun cuando la vida y muerte de Jesús daban prueba de que era el Mesías/Cristo, era la resurrección la prueba mas contundente, de ahí que Pedro se extienda sobre este punto.
C) Según su resurrección

Muerte

En el v. 24 dice Dios levantó a Jesús, esto hace alusión a la resurrección. Al hacer esto Dios puso “fin a la agonía de la muerte” (LBLA). Jesús, siendo el legitimo Mesías no podía ser retenido por la muerte ¿por qué? porque la profecía misma lo decía.

Resurrección

Pedro entonces cita el versículos 8-11 para afirmar su declaración...
Dicho salmo, aunque son palabras que David escribió son también las palabras de Jesús mismo. Algunas veces los escritores bíblicos hablaron mas allá de su experiencia por la guía del Espíritu Santo. Entonces lo que dice este salmo debemos entenderlo mas bien como las palabras de Jesús al enfrentar la cruz.
Cuando dice en el v. 25 “Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido” esta era una declaración de confianza. La diestra indica protección. Los guardaespaldas solían ponerse a la derecha para cubrir con su escudo a quién protegían mientras con la mano derecha atacaban.
La declaración del v. 26 “Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza” era una declaración de confianza de que podía encomendar su cuerpo a Dios para ser sepultado con la seguridad de resucitar.
El v. 27 afirma aún mas esta verdad “Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción” Hades es una palabra que proviene del idioma griego pero que aquí se usa como equivalente a la palabra hebrea Seol, que en este versículo significa sencillamente “lugar de los muertos”, también es traducido como tumba, de ahí que el versículo hable de la corrupción. Jesús podía confiar en Dios de que su cuerpo no quedaría en la tumba para ser descompuesto.
De ahí que el v. 28 diga “Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia”.
Hechos de los Apóstoles 2.25–28 RVR60
25 Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. 26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza; 27 Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. 28 Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia.
En los vv. 29-31 Pedro enfatiza el hecho de que estas palabras no podían referirse a David, aunque David las haya escrito. David... murió y fue sepultado (v.29). De hecho, es que para los tiempos de Pedro existía la tumba del rey David. Entonces el salmo, en lugar de describir la experiencia del rey David, él siendo profeta… habló de la resurrección de Cristo. ¿Cómo conocía David de Cristo? Porque él había recibido juramento… que de su descendencia… levantaría al Cristo para que se sentase en su trono. Tal juramento lo podemos encontrar en 2 Samuel 7:11-13
Dios le había prometido a David que uno de sus descendientes ocuparía el trono y su reinado sería afirmado para siempre.
2º Samuel 7.11–16 RVR60
11 desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. 12 Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. 14 Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; 15 pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. 16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.
2º Samuel 7.11–13 RVR60
11 desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. 12 Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.
Al solido argumento que había dado Pedro todavía se le añade la declaración del v. 32 de que ellos eran testigos de la resurrección de Jesús.
Hechos de los Apóstoles 2.29–35 RVR60
29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, 35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
Conclusión
Jesús, con su vida, muerte y resurrección probó ser el Mesías prometido, las Escrituras lo confirmaban.
La imagen de Jesús podía estar todavía muy fresca en la mente de muchos. Apenas habían pasado 50 días desde su muerte. El mensaje de Pedro tocaba la llaga que todavía permanecía abierta en el corazón de las personas.
La audiencia de Pedro había participado en la muerte de Jesús y ahora ellos estaban siendo instruidos de que Aquél que mandaron matar como un criminal era en realidad el Mesías que ellos tanto habían esperado.
Dos mil años después, aquí estamos nosotros. Es verdad que nosotros no fuimos participes de tal acto, sin embargo, el hecho de que una multitud de personas en aquél tiempo le haya gritado a Pilato “¡crucificale!” me hace pensar nosotros, sin un corazón nuevo, hubiésemos unido voces al grito de aquellos.
¿Por qué lo sé? Porque ahora mismo las personas sin una verdadera transformación, en el mejor de los casos muestran indiferencia a Cristo y en el peor de los casos se oponen fervientemente a Él.
Nosotros, tanto como aquellos judíos, necesitamos arrepentirnos y reconocer la rebeldía de nuestros corazones ante la gran muestra de amor que Dios nos ha dado al dar a su Hijo por nosotros.
Jesús no fue una victima de su época, Él es el Bendito Salvador que vino a dar su vida por nosotros. Su muerte en la cruz es la muestra de la fealdad de nuestro pecado y el debido castigo por nuestra maldad. Jesús tomó nuestro pecado y recibió el castigo que nosotros merecíamos recibir en la cruz.
Pero Él ha resucitado y nos llama al arrepentimiento no como un acto único sino una vida de constante arrepentimiento .
Al tener hoy los elementos de la cena del Señor, queremos tomar este tiempo también para renovar nuestra fe en Jesucristo, para confesar nuestro pecado y reconocerle como el Salvador, el Mesías prometido que dió su vida por nosotros.

Confesión
ProfetizadoExaltado
Lectura

El llamado

Invitación

Confrontación

Repartición
ArrepentimientoLa promesaLa novedad de vida
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