LA ESTRELLA : Un viaje de Amor
I. Amor desde el principio
Y todos mis caminos te son conocidos
Un caballero que pensaba que el cristianismo no era más que una colección de problemas difíciles, dijo en cierta ocasión a un anciano ministro: —Es una declaración sumamente extraña: “a Jacob amé, mas a Esaú aborrecí”.
—Muy extraña —replicó el ministro—, pero dígame, ¿qué es lo que en ella le parece más extraño? —Oh —replicó—, eso de que aborreció a Esaú.
—Vea usted —respondió el ministro—, cómo son las cosas, y cuan diferentemente estamos constituidos. Lo que a mí me parece más extraño es que haya podido amar a Jacob. No hay misterio más glorioso que el del amor de Dios
II. Amor suficiente
I. Su naturaleza. «El amor de Dios.» Dios es amor, por lo que al manifestar su amor se manifiesta a Sí mismo. En esto consiste el amor. Sí, en esto tenemos a Dios. No que nosotros le amáramos a Él, sino que Él nos amó a nosotros. ¡He aquí, que amor!
II. Su canal. «Que es en Cristo Jesús.» Él es el mediador entre Dios y los hombres, la Escalera que llega de la tierra al cielo. En Él se manifestó el amor de Dios para con nosotros, para que nosotros viviéramos por medio de Él. «Yo soy el Camino.»
III. Sus objetos. «Nos(otros).» Él nos amó y se dio a Sí mismo por nosotros (Jn. 3:16). En esto consiste el amor, no en que nosotros amáramos a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo para ser la propiciación por nuestros pecados. Por nosotros, cuando estábamos aún muertos en delitos y pecados.
IV. Su poder. «Ni la muerte», etc. «nos podrá separar del amor de Dios». «Con amor eterno te he amado.» Puede que en ocasiones dejemos que las mezquindades de este mundo separen nuestro amor de Él, pero, bendito sea su Santo Nombre, nada puede separarnos de su amor. Su amor es más fuerte que la muerte.
V. Su certeza. «Estoy persuadido.» Es un gran testimonio cuando podemos decir con verdad: «Hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros» (1 Jn. 4:16). Teniendo el amor de Dios derramado en nuestros corazones, y viviendo día a día como aquellos que creen en el amor infinito y eterno de Dios, éste es el secreto de una vida reposada, gozosa y contenta. «Estoy persuadido de que [nada] nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús nuestro Señor.»
III. Amor sin límites
22 Ahora ustedes obedecen el verdadero mensaje de Dios, y Dios los ha limpiado de todo pecado para que se amen unos a otros sinceramente, como hermanos. Así que, ámense mucho unos a otros, con todo su corazón y con todas sus fuerzas