¡Vigila!

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1er. Domingo de Adviento Dios se hace presente en medio de nuestra vida cotidiana, no llega con grandiosas señales y efectos especiales, sino en la sencillez y discreción de los acontecimientos más corrientes y cotidianos. Descubrirle en la vida es una de nuestras tareas más difíciles e importantes como cristianos, pero eso sólo se puede conseguir si vivimos en una constante actitud de búsqueda y atención.

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HABLEMOS DE LA VIDA

Respondamos a las siguientes preguntas:
1. ¿Qué tanto nos distrae nuestro trabajo de lo que verdaderamente es importante?
2. ¿Qué tanto nos distrae las cosas de la vida de nuestra vida cristiana?
2. ¿Qué tanto nos distrae nuestro trabajo de la vida cristiana?
2. ¿Cómo esperamos vivir este tiempo de adviento y navidad?
3. ¿Estamos concientes que Jesús regresará como juez?

ESCUCHEMOS LA PALABRA DE DIOS

Marcos 13.32 TLA
32 »Nadie sabe el día ni la hora en que yo vendré; no lo saben ni siquiera los ángeles del cielo. Es más, ni yo lo sé. Dios es el único que lo sabe.
Marcos 13.32–33 TLA
32 »Nadie sabe el día ni la hora en que yo vendré; no lo saben ni siquiera los ángeles del cielo. Es más, ni yo lo sé. Dios es el único que lo sabe. 33 »Por eso, tengan cuidado y estén alerta, porque no saben cuándo volveré.
Marcos 13.32-
Comentario Bíblico Latinoamericano: Nuevo Testamento 13:1–4 El anuncio sobre el templo

Jesús cierra su discurso con una parábola sobre el discernimiento. Hay que saber leer los signos de los tiempos. Así como sabemos deducir de los brotes de una higuera que ha llegado el verano, así se deben leer los acontecimientos de la historia. Pero no para conocer «el día y la hora», ya que ni el Hijo ni los ángeles saben cuándo llegará el fin, y mucho menos lo podemos saber nosotros. Lo que importa no es especular sobre el momento o el modo de la parusía, sino vivir cada día como si esto estuviese por suceder ya, y estar preparados para no ser sorprendidos.

Comentario Bíblico Latinoamericano: Nuevo Testamento 13:1–4 El anuncio sobre el templo

Jesús cierra su discurso con una parábola sobre el discernimiento. Hay que saber leer los signos de los tiempos. Así como sabemos deducir de los brotes de una higuera que ha llegado el verano, así se deben leer los acontecimientos de la historia. Pero no para conocer «el día y la hora», ya que ni el Hijo ni los ángeles saben cuándo llegará el fin, y mucho menos lo podemos saber nosotros. Lo que importa no es especular sobre el momento o el modo de la parusía, sino vivir cada día como si esto estuviese por suceder ya, y estar preparados para no ser sorprendidos.

La promesa de Dios es que Jesús volverá por su Pueblo. Les dice al mismo tiempo que se desconocen la hora y la fecha exactas de su Venida.
Les dice al mismo tiempo que se desconocen la hora y la fecha exactas de su Venida. Entonces, ¿qué tiene que hacer su pueblo? ¿Con qué disposición de mente debe vivir? Tiene que vigilar. Tiene que orar. Tiene que trabajar.
Jesús cierra su discurso con una parábola sobre el discernimiento. Hay que saber leer los signos de los tiempos. Así como sabemos deducir de los brotes de una higuera que ha llegado el verano, así se deben leer los acontecimientos de la historia. Pero no para conocer «el día y la hora», ya que ni el Hijo ni los ángeles saben cuándo llegará el fin, y mucho menos lo podemos saber nosotros. Lo que importa no es especular sobre el momento o el modo de la parusía, sino vivir cada día como si esto estuviese por suceder ya, y estar preparados para no ser sorprendidos.
Pero no para conocer «el día y la hora», ya que ni el Hijo ni los ángeles saben cuándo llegará el fin, y mucho menos lo podemos saber nosotros. Lo que importa no es especular sobre el momento o el modo de la parusía, sino vivir cada día como si esto estuviese por suceder ya, y estar preparados para no ser sorprendidos.
Entonces, ¿qué tiene que hacer su pueblo? ¿Con qué disposición de mente debe vivir? Tiene que vigilar. Tiene que orar. Tiene que trabajar.
Marcos 13.33 TLA
33 »Por eso, tengan cuidado y estén alerta, porque no saben cuándo volveré.
Marcos
Tenemos que vigilar. Tenemos que vivir siempre en guardia. Tenemos que guardar nuestras almas en un estado de alerta, despiertas, dispuestas en todo momento para encontrarse con nuestro Señor. Debemos guardarnos de todo lo que sea aletargamiento espiritual, inactividad, falta de vida, apatía. Hay que percibir y reconocer cuándo las compañías, el uso del tiempo y la sociedad nos inducen a olvidar a Cristo y su Segunda Venida y entonces evitarlos. “No durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios” ().
El Señor nos invita a velar porque sólo así tendremos los ojos abiertos para descubrirle. Nuestro deseo posiblemente sea como el del profeta Isaías, quien pide a Dios que baje de los cielos y derrita los montes con su presencia. Pero la realidad es que Dios prefiere otros medios más sencillos para comunicarse con nosotros.
Tenemos que vigilar. Tenemos que vivir siempre en guardia. Tenemos que guardar nuestras almas en un estado de alerta, despiertas, dispuestas en todo momento para encontrarse con nuestro Señor. Debemos guardarnos de todo lo que sea aletargamiento espiritual, inactividad, falta de vida, apatía. Hay que percibir y reconocer cuándo las compañías, el uso del tiempo y la sociedad nos inducen a olvidar a Cristo y su Segunda Venida y entonces evitarlos. “No durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios” ().
Levoratti, A. J., Tamez, E., & Richard, P. (Eds.). (2010). Comentario Bíblico Latinoamericano: Nuevo Testamento (p. 458). Estella, España: Editorial Verbo Divino.

Tenemos que vigilar. Tenemos que vivir siempre en guardia. Tenemos que guardar nuestras almas en un estado de alerta, despiertas, dispuestas en todo momento para encontrarse con nuestro Señor. Debemos guardarnos de todo lo que sea aletargamiento espiritual, inactividad, falta de vida, apatía. Hay que percibir y reconocer cuándo las compañías, el uso del tiempo y la sociedad nos inducen a olvidar a Cristo y su Segunda Venida y entonces evitarlos. “No durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios” (1 Tesalonicenses 5:6).

El Señor nos invita a velar porque sólo así tendremos los ojos abiertos para descubrirle. Nuestro deseo posiblemente sea como el del profeta Isaías, quien pide a Dios que baje de los cielos y derrita los montes con su presencia. Pero la realidad es que Dios prefiere otros medios más sencillos para comunicarse con nosotros.
Ryle, J. C. (2002). Meditaciones sobre los Evangelios: Marcos. (E. F. Sanz, Trad.) (p. 302). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.
Dios se hace presente en medio de nuestra vida cotidiana, no llega con grandiosas señales y efectos especiales, sino en la sencillez y discreción de los acontecimientos más corrientes y cotidianos. Descubrirle en la vida es una de nuestras tareas más difíciles e importantes como cristianos, pero eso sólo se puede conseguir si vivimos en una constante actitud de búsqueda y atención.
Marcos 13.34-
Marcos 13.34–36 TLA
34 »Sucede lo mismo que cuando un hombre decide irse de viaje. Llama a sus empleados y les encarga que le cuiden la casa. A cada uno le encarga un trabajo, y al portero le ordena que vigile. 35 Ellos se mantienen alerta porque no saben si el dueño de la casa va a llegar en la tarde o en la mañana, a media noche o en la madrugada. De igual modo, ustedes deben estar alerta, 36 pues yo podría venir de repente y encontrarlos durmiendo.
Tenemos que trabajar. Tenemos que darnos cuenta de que todos somos siervos de un gran Señor que ha dado a cada persona su tarea y espera que la haga. Tenemos que trabajar para glorificar a Dios cada uno en nuestra esfera y entorno particular. Siempre hay algo que cada uno debe hacer. Debemos esforzarnos cada uno de nosotros en brillar como una luz, en ser sal en nuestros tiempos, en ser testigos fieles de nuestro Señor y honrarle por medio de la diligencia y la coherencia en nuestra conversación diaria. Nuestro gran deseo debe ser el ser hallados no ociosos y durmiendo, sino trabajando y haciendo.
2 “Haz siempre algo —dice Jerónimo—, de manera que el diablo siempre te encuentre ocupado”. Se cuenta que Calvino, hacia el final de su vida, cuando sus amigos le decían que hiciera menos trabajo por el bien de su salud, respondió: “¿Queréis que mi Señor me encuentre ocioso?”.
Ryle, J. C. (2002). Meditaciones sobre los Evangelios: Marcos. (E. F. Sanz, Trad.) (pp. 302–303). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.
En la Iglesia están las primicias de ese Reino, y nosotros, que somos Iglesia, debemos realizar nuestra vocación de constructores de esa nueva realidad.
¿Nos pide el Señor que abandonemos alguna de las obligaciones de la vida a la espera de su retorno? No nos pide nada así. No ordena al granjero que descuide su tierra, al obrero su trabajo, al comerciante su negocio o al abogado su llamamiento.
En la Iglesia están las primicias de ese Reino, y nosotros, que somos Iglesia, debemos realizar nuestra vocación de constructores de esa nueva realidad.
Ryle, J. C. (2002). Meditaciones sobre los Evangelios: Marcos. (E. F. Sanz, Trad.) (p. 303). Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino.
Marcos 13.37 TLA
37 Lo que les digo a ustedes, se lo digo a todo el mundo: ¡Estén siempre alerta, vigilen todo el tiempo!
Levoratti, A. J., Tamez, E., & Richard, P. (Eds.). (2010). Comentario Bíblico Latinoamericano: Nuevo Testamento (p. 459). Estella, España: Editorial Verbo Divino.

RESPONDAMOS A LA VIDA

Respondamos:
1. ¿Vives en la expectativa de que Jesús pronto regresará?
2. ¿Cuál es la actitud de vida que mantienes ante la espera de su regresa?
3. ¿Estás alerta o vigilante a su retorno?
4. ¿Estás trabajando en tu vocación y responsabilidad que te asignó Jesús?
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