Huellas en tu camino

Sermon • Submitted 6 years ago

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Una noche soñé que caminaba por la playa con Dios. Durante la caminata, muchas escenas de mi vida se iban proyectando en la pantalla del cielo.

Con cada escena que pasaba notaba que unas huellas de pies se formaban en la arena: unas eran las mías y las otras eran de Dios.

A veces aparecían dos pares de huellas y a veces un solo par. Esto me preocupó mucho porque pude notar que, durante las escenas que reflejaban las etapas más tristes de mi vida, cuando me sentía apenado, angustiado y derrotado, solamente había un par de huellas en la arena. Entonces, le dije a Dios:

“Señor, Tú me prometiste que si te seguía siempre caminarías a mi lado. Sin embargo, he notado que en los momentos más difíciles de mi vida, había sólo un par de huellas en la arena. ¿Por qué, cuándo más te necesité, no caminaste a mi lado?.

Entonces Él me respondió:

“Querido hijo. Yo te amo infinitamente y jamás te abandonaría en los momentos difíciles. Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas es porque yo te cargaba en mis brazos…”.

Hombres y mujeres trascendentes

Vivieron en un mundo y una época muy difícil para los hombres y a las mujeres que no se reconoció su valor como mujeres, esposas, madres o lideresas.

La Biblia da evidencia de que las mujeres y los niños frecuentemente fueron ignorados al contabilizar a grupos.

Los hombres eran contados para ir a la guerra

Y las mujeres no eran cotadas

Un ejemplo de ello es el milagro que hizo Jesús de la multiplicación de los panes y los peces

Donde solo se menciona el número de hombres presentes, sin contar a mujeres y niños, sus familias que sin duda los rodeaban.

Pese a esta circunstancia, hay un buen número de mujeres en la Biblia cuyas historias se consideraron dignas de relatarse.

Y también hombres que fueron fieles a Dios

Cada uno de ellos realizo grandes hazañas

Dios inspiró a los escritores bíblicos para que contaran sus grandes hechos a favor del pueblo del Señor.

No eran hombres y mujeres perfect@s, ni superdotad@s, más bien eran hombres y mujeres sencillas a quienes Dios usó en un tiempo especial para bendecir a otros.

Hoy, después de tanto tiempo, la lectura de estos registros nos inspira aún, y animan a cada ciudadano actual a imitar sus vidas.

Como las damas son Primero veamos algunas que definitivamente deben ser recordadas

Escuchar los nombres de estas damas es rememorar las grandes acciones que realizaron.

Y con ellas, recordar sus virtudes, habilidades o rasgos de carácter que las hicieron triunfadoras.

Aquí una muestra:

1. María, madre de Jesús, recordada por su humildad al aceptar la voluntad de Dios para su vida.

a. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.

2. Ana, recordada por su perseverancia en la oración.

3. Miriam, la hermana de Moisés y Aarón, recordada por su habilidad para superar las crisis.

4. María Magdalena, recordada por su amor y valentía como seguidora de Jesús hasta en su muerte.

5. Rahab, recordada por temer a Dios en el momento justo y por la estratégica iniciativa de colaborar con él.

6. La mujer samaritana, recordada por su fervor misionero en favor de sus conciudadanos.

7. Rut, recordada por su lealtad, lo que le valió un lugar en la ascendencia de Jesús.

8. Abigail, recordada por su prudencia e inteligencia para enfrentar al rey David.

9. Dorcas, recordada por su laboriosidad y misericordia en favor de los más necesitados.

La lista podría continuar con mujeres poseedoras de dones extraordinarios.

Y entre los varones que dejaron huellas muy importantes podríamos mencionar:

1. Abraham, el padre de la fe y el amigo de Dios

2. David, un hombre que cayo en pecado, pero se levantó arrepentido y Dios le perdonó

3. José en Egipto, ejemplo de fidelidad y lealtad, sirviendo a Dios de una forma extraordinaria

4. Simeón, Hombre de oración, lleno del Espíritu Santo

25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.

29 ahora, Señor, despides a tu siervo en paz,

26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor.

Conforme a tu palabra;

27 Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley,

30 porque han visto mis ojos tu salvación.

28 él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo:

29 ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra;