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DIOS

DIOS

Vivimos en un universo cuya inmensidad presupone un poderoso Hacedor, y cuya belleza, designio y orden señala la presencia de un sabio Legislador. Pero, ¿quién hizo al Hacedor? Podemos remontarnos en el tiempo, pasando del efecto a la causa, pero no podemos continuar retrocediendo para siempre sin admitir un ser “eterno”. Ese ser eterno es Dios, la causa y manantial de todo lo bueno que existe.

HEBREOS 11:6
Hebreos 11.6 RVR60
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
1. LA EXISTENCIA DE DIOS
1.1. Su existencia afirmada
· En ninguna parte tratan las Sagradas Escrituras de demostrar la existencia de Dios mediante pruebas metódicas o convencionales.
· Se la asume como prueba evidente, como creencia natural para el hombre.
· En ninguna parte las Sagradas Escrituras enuncian una serie de pruebas de su existencia como condición preliminar para la fe.
· Declaran el hecho y piden al hombre que se embarque en una aventura de fe. “Es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay” , constituye el punto inicial de la Biblia en lo que respecta a los tratos del hombre con Dios.
LOS NECIOS: La Biblia realmente habla de hombres que dicen en su corazón que no hay Dios, pero son “necios”; en otras palabras, prácticamente impíos, que desalojan a Dios de sus pensamientos porque le desechan de sus vidas.
· Pertenecen al elevado número de ateos prácticos, es decir, los que viven y hablan como si no hubiera Dios.
· Exceden en mucho al número de los ateos teóricos, es decir, los que afirman aferrarse a la creencia intelectual que Dios no existe.
· Se ha señalado que la declaración de “no hay Dios” no implica que Dios no exista, sino que no se inmiscuye o interviene en los asuntos del mundo.
· Al considerar a Dios ausente, el hombre se “corrompe” y procede con abominación ( ). Dice el doctor A. B. Davidson:
No se trata de demostrar la existencia de Dios, porque en todas partes en la Biblia Dios se enuncia como conocido.
1. Parece que no hay pasaje alguno en el Antiguo Testamento que indique que el hombre alcance el conocimiento de la existencia de Dios por medio de la naturaleza o de los acontecimientos de la providencia, aunque hay algunos pasajes que insinúan o implican que las falsas ideas de lo que es Dios pueden corregirse por la observación de la naturaleza y la vida …
2. En las páginas del Antiguo Testamento no se considera el discutir o demostrar que pueda conocerse a Dios ni el probar que Dios existe.
3. ¿Cómo podían los hombres considerar el discutir que pueda conocerse a Dios cuando estaban convencidos de que lo conocían, cuando su fuego interno y su mente estaban impregnados de pensamientos del Señor y cuando sabían que el Espíritu de Dios los inspiraba, los iluminaba y les guiaba en toda la historia?
LA COMUNION: La idea de que el hombre llega a conocer a Dios, o alcanza comunión con El mediante sus propios esfuerzos es completamente extraña al Antiguo Testamento. Dios habla, aparece; el hombre escucha y contempla.
· Dios se acerca al hombre; acuerda un pacto o inicia relaciones especiales con el hombre; le da mandamientos.
· El hombre lo recibe cuando se acerca a Dios, acepta su voluntad y obedece a sus preceptos.
· Jamás se presenta a Moisés o a los profetas en actitud pensante, reflexionando sobre el Invisible y llegando a conclusiones con respecto a El, o ascendiendo a concepciones elevadas de la divinidad.
· El Invisible se manifiesta a sí mismo ante ellos, y ellos lo saben.
Cuando un hombre dice: “Conozco al presidente”, no quiere decir que “sabe que el presidente existe”, ya que eso se da por sentado en la declaración. De igual manera los escritores bíblicos nos dicen que conocen a Dios, y esa declaración lleva implícita la existencia de Dios.
1.2. Su existencia demostrada
Si las Escrituras no nos ofrecen una demostración razonada de la existencia de Dios, ¿por qué lo intentamos nosotros?
Lo hacemos por las razones siguientes:
Primera, para convencer a los que buscan sinceramente a Dios, es decir, a personas cuya fe ha sido oscurecida por alguna dificultad, y que dicen:
· “Quiero creer en Dios; demuéstreme que es razonable creer.”
· Pero ninguna cantidad de pruebas convencera a esa persona que, deseando vivir en el pecado y de manera egoísta expresa: “Lo desafío a que me demuestre que Dios existe.”
· Después de todo, la fe es asunto moral antes que intelectual; si una persona no está dispuesta a pagar el precio, evadirá toda clase de evidencia ( ).
Segunda, para fortalecer la fe de los que ya creen.
· Estudian las pruebas no para creer, sino porque creen.
· Esa fe es tan valiosa para ellos que reciben con regocijó cualquier cosa que la aumenta o enriquece.
Finalmente, con el objeto de enriquecer nuestro conocimiento de la naturaleza de Dios, ¿pues hay acaso objeto mayor de estudio y meditación que él?
¿Dónde encontramos evidencia de la existencia de Dios?
· En la creación, la naturaleza del hombre y la historia humana.
· De estas tres esferas deducimos las cinco evidencias o pruebas de la existencia de Dios.
El universo debe tener una Causa primera o Creador.
· Se trata este del argumento cosmológico, palabra que se deriva del vocablo cosmos, que significa mundo.
· El diseño evidente en el universo indica que debe existir una mente Suprema. Se trata este del argumento teleológico, palabra derivada del vocablo teleos, cuyo significado es diseño o propósito.
· La naturaleza del hombre con sus impulsos y aspiraciones indica la existencia de un Gobernante personal. Se trata este del argumento antropológico, de un vocablo griego, anthropos, que significa hombre.
· La historia humana nos proporciona evidencia de una Providencia que todo lo dirige. Se trata este del argumento histórico.
· La creencia es universal. Argumento basado en el consenso unánime,
1.2.1. Argumento basado en la creación
La razón nos dice que el universo debe de haber tenido un comienzo.
· Todo efecto debe tener una causa adecuada.
· El universo es un efecto y por lo tanto debe tener una causa.
· Consideremos el tamaño del universo.
· Oigamos lo que nos dice el señor George W. Grey: “El universo, según lo imaginamos o concebimos, es un sistema de miles de millones de nebulosas. Cada nebulosa o constelación está formada de miles y millones de estrellas.
· Hacia el borde de una de estas nebulosas, la Vía Láctea, hay un astro de tamaño mediano y temperatura moderada, que se está poniendo amarillo de vejez: nuestro sol.” ¡Y pensar que el volumen del sol es más de un millón de veces mayor que el de nuestra pequeña tierra! El mismo escritor continúa diciendo:
· El sol avanza vertiginosamente hacia uno de los bordes de la Vía Láctea a un promedio de unos 20 kilómetros por segundo, seguido en su órbita por la tierra y todos los demás planetas, y al mismo tiempo todo el sistema solar se desplaza en un arco gigantesco a la velocidad de más de trescientos kilómetros por segundo, en circunstancias que la nebulosa misma gira cual si fuera un colosal molinete estelar … Mediante la fotografía de secciones del firmamento, es posible sacar un censo de las estrellas.
· En el Observatorio de la Universidad de Harvard, en los Estados Unidos de América, el autor vio una fotografía que abarca la imagen de más de doscientas vías lácteas, todas ellas tomadas en una placa de unos 35 por 45 centímetros.
· Se calcula que el número de nebulosas que componen el universo alcanza a quinientos billones.
Consideremos a nuestro pequeño planeta pletórico de seres vivientes, la existencia misma del cual revela una inteligencia superior y designio. Naturalmente surge la pregunta de ¿cómo se originó todo? La pregunta es normal, lógica, pues nuestra mente está formada de tal manera que a todo efecto atribuye una causa. Llegamos a la conclusión luego de que el universo debe de haber tenido una Causa primera o Creador. “En el principio … Dios” ().
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