Una fe Sana.
Introducción.
Carácter de los cretenses “cristianos” que lidera Tito.
Cómo son ellos:
Rebeldes: Esta palabra puede traducirse como insubordinado, es decir, una persona dispuesta a desafiar la autoridad dispuesta.
La Palabra “contumaces” se refiere a quienes saben lo que deben hacer o no hacer pero persisten en hacer lo contrario de todos modos. Son rebeldes contra Dios y contra la autoridad que El ha establecido
Habladores Vanos: Alguien cuya charla es un parloteo sin valor.
El énfasis de estos textos sugiere que los falsos maestros no difundían grandes herejías, en el sentido de doctrinas explícitamente opuestas a los fundamentos de la fe, sino cosas vanas, es decir, enseñanzas triviales y superfluas que no edificaban a nadie. No intentaban arrastrar a los creyentes hacia una clara heterodoxia, pero sí desviaban su atención desde lo esencial hacia cosas sin importancia que no edificaban, seguramente pronunciadas con mucha erudición y elocuencia, pero que no cambiaban para nada a los creyentes, sino que eran sin provecho y sin valor (3:9)
Engañadores: Alguien que lleva a creer en algo que no es cierto.
El daño que hacían no era cuestión de hacer cosas que no sabían. Era algo hecho a propósito. Lo hicieron con el fin de engañar a la gente. Tuvieron metas específicas y estrategias definidas.
Hch 15:1,24
Hch 15:1,24
Que hacen?
Trastornan (voltear la fe) Familias enteras:
Trastornar podría sugerir la idea de una familia dividida, con confrontaciones entre aquellos que prestaban atención a los falsos maestros y los que no. Pero algunos comentaristas afirman que trastornar tiene el sentido de confundir, y se refiere a la influencia nefasta de los maestros sobre casas enteras. Están causando una confusión tal entre los fieles, que familias completas han sucumbido a sus enseñanzas.
Enseñan por ganancias deshonestas:
Aunque hacen alarde de una gran espiritualidad, en el fondo son motivados, no por la gloria de Dios, ni por la edificación de los creyentes, ni por la consolidación de la iglesia, sino por sus propios intereses creados: su prestigio y autoridad o su enriquecimiento material.
Quién lo dice?
Epiménides
La persona a la que se refiere Pablo, en 1:12, es Epiménides, de Cnosos, poeta del siglo VI. a. de J.C. Desde que escribió el poeta hasta la época de Pablo pasaron seis siglos de mentira. Esta cita nos ayuda a entender el contexto en Creta.
Siempre mentirosos: “Hacer el cretense” - “Hacer el Corintio”.
Malas Bestias:
Glotones Ociosos:
La frase es aún más gráfica en el texto griego, porque literalmente dice que son vientres ociosos, o —como dice Collantes— panzas holgazanas, personas tan dadas a los placeres del vientre que se han vuelto perezosas en cuanto a todo lo demás. Sólo viven para comer y beber. Se dedican a la sensualidad incontrolable. Son como los que Pablo describe en Romanos 16:18:
Polibio, historiador griego (203–120 a.C.):
“En efecto, el amor a la ganancia deshonesta y la codicia predominan a tal punto, que de todos los hombres, los cretenses son los únicos en cuya estimación el no obtener ganancia es siempre una desgracia” (Las Historias VI. 46).
Cicerón, orador romano, estadista y filósofo (106–43 a.C.):
“Por cierto, los principios morales de los hombres son tan divergentes que los cretenses … consideran que los asaltos en los caminos (o “bandolerismo”) son algo honorable” (República III. ix. 15).
Livio, historiador romano (59 a.C.–17 d.C.):
“Los cretenses siguieron a Perseo con la esperanza de recibir dinero” (XLIV. xlvi).
Plutarco, ensayista y biógrafo griego (46–120 d.C.):
“De sus soldados, los cretenses (solamente) lo siguieron, no por tener una disposición favorable (hacia él), sino porque tenían tan ferviente devoción a sus riquezas como las abejas a sus colmenas. Porque llevaba abundantes tesoros, y había entregado, para que se distribuyeran entre los cretenses, copas y vasijas y otros utensilios de oro y plata, evaluados en cincuenta talentos” (Aemilius Paulus XXIII. 4).
Aplicación:
Misión de Tito.
Taparles (silenciarles) la Boca:
a los engañadores no hay que tolerarlos sino silenciarlos, y esto debe hacerse por medio de Tito y por los ancianos, como parece indicar el contexto (vv. 5–9).
En este pasaje no se dice cómo hay que silenciarlos. Sin embargo, véase comentario sobre 1 Ti. 1:3, 4; 1:20; 4:7; 2 Ti. 2:16, 21, 23; 4:2; Tit. 1:13b; 3:10.
Reprenderlos Severamente:
2:15; Pr 27:5; 2 Co 13:10; 1 Ti 5:20; 2 Ti 4:2
Las medicinas tienen sabor amargo, y la aplicación puede ser dolorosa, pero siempre resultan para el bien de la salud.
Objetivo de la Misión de Tito.
2 Co 7:8–12; 1 Ti 4:6
Nuestra actitud dependerá mucho de cómo entendamos la vida cristiana. Si para nosotros consiste sólo en pasar el tiempo hasta que Cristo vuelva, ocupando un banco en la iglesia una vez a la semana, seguramente querremos que los cultos —y concretamente los sermones— sean atractivos y divertidos en su presentación, agradables en su contenido, estimulantes en su nivel académico, pero que nos dejen en paz, sin exigirnos ningún cambio o incomodidad. En cambio, si entendemos que la vida cristiana consiste en un proceso de transformación a la imagen de Cristo, y si el Espíritu Santo ha revelado que, en la carne, todos somos propensos a los defectos de nuestra nación, entonces comprenderemos la urgencia de nuestra necesidad y daremos gracias al Señor por habernos dado pastores que velan por nuestro crecimiento espiritual y estén dispuestos, si es necesario, a reprendernos buscando nuestra sanidad y procurando que no nos desviemos del camino. Si comprendemos lo que está en juego, aceptaremos la reprensión de la predicación fiel como algo que proviene, en última instancia, de parte del Señor.