EL MILENIO (2)
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EL MILENIO
EL MILENIO
SECCIÓN SEIS PROFECÍAS SOBRE EL MILENIO
CAPITULO XXV
EL CONCEPTO DEL REINO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
El programa del reino de Dios ocupa un gran cuerpo de la Escritura. Pero, a pesar de todo lo que la Escritura dice sobre este asunto, nos enfrentamos a una gran variedad de interpretaciones y explicaciones en cuanto a la naturaleza y al propósito del programa del reino de Dios. Para algunos, el reino de Dios es sinónimo de estado eterno, o el cielo al cual va uno después de la muerte, de manera que no tiene ninguna relación con la tierra en absoluto. Para otros, es un reino inmaterial o "espiritual" en el cual Dios reina en los corazones de los hombres, de manera que, aun cuando está relacionado con la era presente, no está relacionado con la tierra. Aun para otros, el reino es puramente terrenal, sin que haya realidades espirituales unidas a él, de manera que es una estructura política y social que ha de lograrse mediante los esfuerzos de los hombres, y que llegará a ser la meta de la evolución social y económica hacia la cual marcharán los hombres. Para otros, que tienen el mismo concepto general, tiene que ver con un movimiento nacionalista de parte de Israel que reconstituirá a esa nación como nación independiente en la esfera política. Luego hay los que ven el reino como sinónimo de la iglesia visible organizada, de manera que la iglesia llega a ser el reino, con lo cual el reino llega a ser tanto espiritual como político. Además, hay los que ven el reino como una manifestación, en la esfera terrenal, de la soberanía universal de Dios, según la cual El rige en los asuntos de los hombres; de manera que el reino se concibe en forma tanto espiritual como material. A través de este laberinto de interpretaciones es casi imposible abrirnos paso. Las verdades relacionadas con el reino no se derivarán del examen de los escritos de los hombres, sino, más bien, solamente mediante un estudio inductivo de las enseñanzas de la Palabra de Dios sobre este gran asunto.
I. EL REINO ETERNO
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A través de las Escrituras parece que hubiera una contradicción de la revelación concerniente al reino sobre el cual Dios gobierna. Por una parte el reino se considera eterno, y por otra, temporal; que tiene principio, y fin históricos definidos. También se describe en forma tanto universal como local. Además, por una parte se considera que es la administración directa de la soberanía de Dios, y por otra, la administración indirecta por medio de soberanías designadas. Así que se hace necesario entender que el reino sobre el cual Dios gobierna tiene dos aspectos diferentes; el eterno y el temporal, el universal y el local, el inmediato y el mediato.
A. El aspecto no limitado al tiempo. Hay pasajes de la Escritura que demuestran la proposición de que Dios siempre ha poseído absoluta soberanía y que reina como rey.
Jehová es Rey eternamente y para siempre . . . ().
... se sienta Jehová como rey para siempre ().
Pero Dios es mi rey desde tiempo antiguo ().
Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno . . . ().
Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre; tu trono de generación en generación ().
Dios no podría con justicia llamarse rey sin una soberanía reconocida y una esfera en la cual esa soberanía sea ejercida.
B. El aspecto universal. Hay referencias al alcance ilimitado de la soberanía de Dios.
Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo ...().
Jehová estableció en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos ().
... el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da... (, , ).
Se ve que esta soberanía la ejerce tanto en el cielo como sobre la tierra.
C. El aspecto providencial. Se indica en la Escritura que, aunque Dios ejerce absoluta autoridad, puede ejercer esta soberanía por medio de individuos que son como causas secundarias.
Así está el corazón del rey en la mano de Jehová. . . ().
Oh Asiría, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira. Le mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos, y arrebate presa. . . ( ).
Esto se puede ilustrar aún más en ; ; , ; - con . Dios obra soberanamente a través de los hombres, algunos de los cuales reconocen esta soberanía, algunos la rechazan, y algunos están ignorantes de ella; sin embargo, la voluntad de Dios es ejecutada. Esto no sólo es verdad en la esfera de la humanidad, sino también en la naturaleza. El Salmista dice: “El fuego y el granizo, la nieve y el vapor, el viento de tempestad que ejecuta su palabra” ().
D. El aspecto milagroso. Hay ocasiones en que esta soberanía se manifiesta mediante la intervención directa de Dios en los asuntos de los hombres con una demostración de soberanía por medio de milagros.
Y yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas. Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios. Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. . . ( Éxodo 7:3-5 ).
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Toda la cuestión de los milagros se reduce a la cuestión de si un Soberano infinito tiene el poder y el derecho de intervenir con demostraciones de ese poder dentro de la esfera sobre la cual El gobierna.
E. El uso de la palabra reino. Ladd presenta muy bien el uso de esta palabra, cuando escribe:
El significado primario de la palabra basileia, que se traduce "reino" en el Nuevo Testamento, es "reinado", y no "reino" ni "pueblo". Los eruditos críticos le han puesto mucha atención en años recientes a este asunto, y hay un acuerdo prácticamente unánime de que el significado más básico de basileia no es "reino" ni "pueblo", sino "poder real -del rey—, autoridad". "En el uso lingüístico general, debe observarse que la palabra basileia, que usualmente traducimos dominio, reino, primero que todo designa la existencia, el carácter, la posición del rey. Por cuanto concierne a un rey, hablaríamos más bien de su majestad, su autoridad" (Schmidt, Theologisches Worterbuch zum Neuen Testament, I, pág. 579).
Varias ilustraciones de este significado abstracto de basileia se encuentran en el Nuevo Testamento. Cuando Jesús vino a Jerusalén, la gente creía que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. Jesús les dijo una parábola acerca de un hombre noble que se fue a un país lejano para recibir un basileia y luego volver. Sus conciudadanos lo aborrecían y le enviaron una embajada a declarar que ellos no querían que él reinara sobre ellos. Cuando el hombre noble regresó, después de recibir su basileia, en seguida ejerció su nueva autoridad de rey que había recibido sobre sus conciudadanos, recompensando a los fieles y castigando a los rebeldes. Aquí el basileia es claramente, no el reino ni los subditos, sino la autoridad para reinar como rey en el dominio que se concedió sobre su pueblo (Luc_19:11- 27).
El mismo uso se encuentra en Apo_17:12. "Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido basileia; pero poruña hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia". Claramente, el basileia que aún no se ha recibido es sinónimo de "autoridad de reyes". En Apo_5:10 el basileia es un pueblo redimido; pero ellos constituyen el basileia, no porque son súbditos del rey, sino porque comparten su poder real: "y
reinarán sobre la tierra".1
De acuerdo con este concepto, este reino eterno debe ser el dominio y u soberanía reales de Dios
sobre "toda inteligencia en el cielo o en la tierra que voluntariamente se sujete a Dios"2 en el ejercicio de su soberanía
F. El desafío al reino universal. El desafío original al eterno derecho soberano de Dios a reinar se registra en Eze_28:11-19 e Isa_14:12-17 sobre lo cual dice Chafer:
... se declara en este pasaje que el pecado de Lucifer consistió en cinco terribles manifestaciones de su yo contra la voluntad de Dios. Estos cinco manifestaciones egoístas de Satanás son evidentemente varios aspectos de un pecado. Los cinco manifestaciones del yo de Satanás son:
1. Yo "Subiré al cielo". Con esto, que es el primer aspecto del pecado de Satanás, aparentemente se propuso tener su inorada en el tercer cielo, que es el más alto, donde Dios y los redimidos moran (2Co_12:1-4). . . Satanás no tiene ningún derecho, ni por posición ni por Redención, a reclamar que ese cielo sea el lugar de su morada. Su intención egoísta revelada en esta declaración es un ultraje contra el plan y el propósito del Creador.
2. Yo, "junto a las estrellas de Dios levantaré mi trono ". Mediante esta declaración se revela que Satanás, aunque había sido designado como guarda del trono de Dios aspiró a la posesión de un trono propio y a gobernar sobre las "estrellas de Dios". Esta expresión se refiere . . . obviamente a los seres angélicos ... El carácter pecaminoso del propósito que tiene Satanás de obtener un trono es evidente.
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3. Yo, "en el monte de! testimonio me sentaré, a ¡os lados del norte" . . . "el monte" es un término que evidentemente se refiere al asiento del gobierno divino en la tierra (Isa_2:1-4), y la expresión "del testimonio" también puede traducirse de la congregación, y es claramente una referencia a Israel. Así que, esta presunción específica parece indicar que ambicionaba una participación al menos en el gobierno mesiánico terrenal. . .
4. Yo, "sobre las alturas de ¡as nubes subiré" ... De más de ciento cincuenta referencias que hay en la Biblia con respecto a las nubes, cien están relacionadas con la presencia y la gloria divinas. . .Satanás, evidentemente, estaba buscando obtener para sí mismo algo de la gloria que pertenece sólo a Dios.
5. Yo, "seré semejante al Altísimo". Esto... podría considerarse como la clave para entender y rastrear sus motivos y métodos. A pesar de la impresión casi universal de que el ideal de Satanás para sí mismo es ser desemejante de Dios, que se nos revela que está animado del propósito de ser semejante a Dios. Sin embargo, esta ambición no es la de ser semejante a Jehová, el Ser de existencia propia, que ningún ser creado jamás podría ser; sino la de ser semejante al Altísimo, que significa el "poseedor del cielo y la tierra" (Gén_14:19, Gén_14:22). El propósito de Satanás, pues, es el de obtener autoridad sobre
el cielo y la tierra.3
El estudio cuidadoso de estas observaciones conducirá a la conclusión de que cada fase del pecado original de Satanás fue un acto de rebelión contra la autoridad constituida de Dios, y que era motivado por un deseo codicioso de apropiarse de esa mismísima soberanía. Por causa de este pecado, que ocasionó la caída de Satanás, se formó un reino sobre el cual reina Satanás en oposición al reino sobre el cual reina Dios. Satanás se describe como el dios de este siglo (2Co_4:4), el príncipe de la potestad del aire (Efe_2:2), y el poseedor de los reinos del mundo, por cuanto leemos:
... le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares (Mat_4:8-9).
Es significativo que Cristo no negó que Satanás tiene el derecho de hacer la oferta de someter a Cristo estos Reinos. El los consideró como dominios de Satanás, de manera que Satanás tenía el derecho de hacer con ellos lo que él quisiera.
En vista de este acto hostil que desafió el derecho de Dios a reinar en el reino de El, Dios instituyó un programa, antes de la fundación del mundo, para manifestar su soberanía ante todas las inteligencias creadas. El Señor puede decirles a los invitados a participar en las bendiciones del reino milenario: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo" (Mat_25:34). Este reino, que prosigue hacia el reino eterno (1Co_15:24), se considera como parte del consejo eterno de Dios. Y la tierra, que era el centro de la autoridad satánica, y la escena de su reino, llega a ser el lugar que Dios escoge para hacer precisamente esta demostración. Miller dice:
Aunque nos maravillamos infinitamente de la inmensidad de la creación, o del trascendental alcance del reino de Dios, nuestra admiración se convierte en asombro cuando nos damos cuenta de que la tierra, uno de los cuerpos celestes más pequeños, estaba destinada a ser el teatro donde se pondrían de manifiesto las poderosas obras de Dios. Es éste el lugar que El escoge para hacer manifiestas las riquezas de su gracia hasta los límites
de su reino universal.4
Este programa de Dios para demostrar su soberanía y manifestar la universalidad de su reino, podría llamarse el programa del reino teocrático. Peters dice: "La institución de la teocracia junto con sus respectivas demandas, y el laudo que sobre ella dictó el mismo Dios, no sólo señala que era deseable, sino que Dios tiene el propósito determinado de establecer finalmente su
supremacía".5
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II. EL REINO TEOCRÁTICO
Desde el principio del programa de Dios para manifestar su soberanía, mediante su gobierno en esta esfera terrenal, hasta la consumación de ese programa, cuando la soberanía universal sea reconocida (1Co_15:24), ha habido un desarrollo continuo, conexo, progresivo de ese programa. Aunque pudiera haber varias fases en programa y diferentes medios por los cuales esa soberanía pudiera ejercerse, ha sido el desarrollo de un solo programa. Todo este programa podría llamarse el reino teocrático.
La palabra teocracia se ha definido:
Teocracia es el gobierno del estado mediante la inmediata dirección de Dios; Jehová condescendió en reinar sobre Israel de la misma manera directa en que un rey terrenal reina sobre su pueblo. . . Con sabiduría digna de El mismo. El asumió la superioridad, no sólo religiosa, sino política, sobre los descendientes de Abraham. El se constituyó a Sí mismo, en el sentido más estricto de la expresión, en Rey de Israel, y el gobierno de Israel
llegó a ser, en consecuencia, estricta y literalmente, una teocracia.6 McClain define el reino teocrático:
... el gobierno de Dios mediante un representante divinamente escogido que habla y actúa por Dios; un gobierno que se refiere especialmente a la raza humana, aunque al fin abarcará el
universo; y su gobernante intermediario es siempre un miembro de la raza humana.7
En toda esta discusión, las designaciones usuales "el reino de Dios" y "el reino de los cielos" no se han empleado. Los premilenaristas están acostumbrados a designar el reino eterno con el nombre de reino de Dios y el programa terrenal con el nombre de reino de los cielos. Tal distinción categórica no parece estar respaldada por el uso bíblico. Ambos términos se usan con respecto al reino eterno (comp. Mat_6:33 con Mat_18:3-6; Mat_7:21; y Mat_19:14 con Mar_10:14). Ambos términos se usan con relación al reino milenario futuro (comp. Mat_7:17 ; Mar_1:14-15 con Mat_3:2; Mat_5:3, Mat_5:10; Mat_6:10; Mar_9:1, Mar_9:47; Mar_14:25; Luc_19:11; Luc_21:31). Y ambos términos se usan con relación a la forma presente del reino (Mat_13:11; Mar_4:11; Luc_8:10). La diferenciación no descansa, inherentemente, en los términos, sino en el uso en el contexto. Feinberg dice:
En el Evangelio según Mateo, este reino se designa principalmente con el nombre de "reino de los cielos", mientras que la denominación "reino de Dios" se menciona sólo unas pocas veces. Ofrecemos aquí la explicación del doctor Vos. Mateo estaba escribiendo a los judíos, que tenían una reverencia peculiar hacia el nombre de "Dios" -nótese esto, a pesar de su más evidente falta de percepción con respecto a la verdadera naturaleza del reino— y que fácilmente hubieran podido entender el significado de las palabras "reino de los cielos". Marcos y Lucas, por otra parte, escriben a los gentiles, de manera que usan la expresión "reino de Dios" en vez de la otra. El reino se caracteriza como "el reino de los cielos" por cuanto está diseñado según el cielo y su perfección. Se hace también referencia con este nombre al valor eterno y duradero de dicho dominio. Además, se implica el pensamiento del origen y la fuente divinos del reino, el Dios de los cielos, pues El es quien lo establecerá. El nombre "reino de Dios" se emplea debido a que señala al carácter espiritual del reinado y del dominio. La gloria de Dios es su principal y único objeto. La obra de Cristo, en la cual El sólo busca glorificar a su Padre, es completa cuando Dios es glorificado. Este es el fin y el
propósito del reino de Dios.8 Walvoord comenta:
Aunque los dispensacionalistas son capaces de hacer hincapié en que el término reino de los cielos se relaciona con el reino mesiánico futuro, dicho término también se aplica al reino en esta era presente... Es también verdad que el término reino de Dios se usa tanto para la
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edad presente como para el reino mesiánico futuro. En otras palabras, ni el término reino de Dios ni el de reino de los cielos son en sí términos técnicos aplicables al reino mesiánico. En el contexto de cada referencia se puede determinar si se refiere a la forma presente del
reino o al reino mesiánico futuro.9
Puesto que, entonces, los términos reino de Dios y reino de los cielos se usan indistintamente, aún cuando se tengan en cuenta dos fases diferentes del reino, se ha creído aconsejable referirse a los aspectos eternos con la designación reino eterno, y al desarrollo de ese reino en el tiempo con la expresión reino teocrático. Todo este programa del reino teocrático debe seguirse a través de las
Escrituras.10
A. El reino teocrático en el Edén. Una verdadera teocracia fue establecida en el tiempo de la creación, cuando Dios fue reconocido como soberano y la soberanía que le pertenecía a Dios se le delegó al hombre, quien debía gobernar sobre la tierra en ejercicio de la autoridad mediata. En esta teocracia, Adán derivó su autoridad de Dios y por lo tanto, puesto que se le pedía estar en sumisión, el gobierno era de Dios. La autoridad para gobernar en la teocracia debió pertenecer a Adán, de lo contrario Cristo no podría contrastarse, en su reino, con Adán; y el nombre "postrer Adán" le pertenece a El (1Co_15:22-24, 1Co_15:45). La declaración "señoree" (Gén_1:26) estableció la relación teocrática. La responsabilidad de "sojuzgar" la tierra fue un ejercicio de la autoridad teocrática. La sumisión a su marido le fue prescrita a Eva por cuanto Adán fue divinamente designado gobernador en la teocracia. Feinberg declara:
El reino de Dios en verdad se realizó en el Huerto del Edén. Allí Dios gobernó y reinó de una manera suprema, y todos sus subditos le dieron la debida obediencia que le corresponde a un Rey. Todas las bendiciones que puedan emanar del reino de Dios en la tierra estaban presentes. Sin embargo, el más alto ideal no había sido alcanzado. La vida eterna dependía de la perfecta obediencia del hombre, y si ésta se hubiera cumplido, el reino eterno se hubiera establecido con toda su gloria. Cuando entró el pecado, no significó nada más ni nada menos sino que el hombre se deshacía del gobierno soberano de Dios, su Rey. Esa desobediencia fue la ocasión para el establecimiento de otro reino en el mundo, el
reino del mismo Satanás.11
Con el repudio de esta autoridad de Dios por la desobediencia de Adán, Dios anunció (Gén_3:15) la iniciación de un "programa que pondría de manifiesto esa autoridad, que había sido repudiada, introduciendo una nueva creación mediante la "Simiente de la mujer" que voluntariamente estaría sujeta a El mismo. El programa redentor es, desde entonces; paralelo al desarrollo del programa del reino y es para éste un anexo necesario, pero no son idénticos. El método para establecer la autoridad de Dios es por medio de la Redención, pero el restablecimiento de esa autoridad sigue siendo el propósito primordial de Dios.
Después de la caída, el reino teocrático parece haber sido administrado por medio del linaje santo que le nació a Eva. Su declaración en Gén_4:1, "Por voluntad de Jehová he adquirido varón",
podría traducirse mejor "He adquirido varón, Jehová",12 y podría haber en ella cierta indicación de que la teocracia debía ser administrada a través de este linaje. Después de la muerte de Abel, su lugar lo tomó Set (Gén_4:25), cuyo nombre significa "designado", quizá con la idea de una designación dentro de la teocracia. Este período de la historia termina con el diluvio, debido a la pecaminosidad de la raza (Gén_6:6-7), pecaminosidad que era en sí un rechazamiento del derecho de Dios a gobernar sobre ellos.
B. El reino teocrático bajo el gobierno humano. Después del diluvio, Dios instituyó el gobierno humano (Gén_9:1-7), y este gobierno llegó a ser el medio por el cual el reino teocrático fue administrado. El temor de la persona en la cual residía esta autoridad era inherente en la administración del programa del reino (Gén_9:2). Pablo aclara (Rom_13:1-4) que el gobernante es "servidor de Dios". Esta administración del programa del reino continuó hasta que el hombre repudió esta forma de autoridad mediante el establecimiento del reino de Nimrod en Babel, en el
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cual fue reconocida una nueva autoridad y un nuevo sistema de culto fue instituido (Gén_10:8-10; Gén_11:1-9).
C. El reino teocrático bajo los patriarcas. Con el llamamiento de Abraham, Dios escogió a un hombre mediante el cual El establecería su plan sobre la tierra y mediante el cual todos los hombres deberían recibir bendición. El propósito de Dios para con Abraham se centra en ciertas promesas concernientes a una tierra, una descendencia, y una bendición, que se convierten en el motivo de un pacto eterno, incondicional. Este pacto se ha estudiado en detalle previamente, y no necesitamos repetirlo aquí. La observación importante que debemos hacer aquí es que el cumplimiento predicho de todo este programa lo lleva a efecto uno que ha de ser Rey (Gén_49:10). Feinberg escribe:
En su lecho de muerte se le concede al anciano Jacob una visión de profeta, y él predice la suerte de sus hijos. La bendición sobre Judá y la profecía con respecto a él son de especial interés para nuestro estudio. Reduce la descendencia prometida a la tribu de Judá y agrega otro elemento muy importante del reino: el rey. A los doce hijos del patriarca se les dice que el cetro, el emblema de autoridad real, no le sería quitado a Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que viniera Siloh, a quien se congregarían los pueblos. Muchos creen que Siloh se relaciona con Eze_21:27 donde el profeta exclama: "A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y yo se lo entregaré". . . Otros creen que Siloh se refiere al hombre de paz y descanso... En ambos casos, la mayoría de los estudiantes ortodoxos y reverentes de la Palabra opinan que esa palabra Siloh se refiere directamente al Mesías que había de venir del linaje de Judá. El alcance de su dominio se revela: "a él se congregarán los pueblos (las naciones)". También se hace alusión al carácter pacífico de su reino y a la plenitud que estará presente en él. . . Finalmente, la sobrepujante hermosura del Rey también se menciona en lenguaje altamente
figurado.13
Hay una referencia más sobre el cumplimiento predicho de este programa teocrático en Núm_24:17-19, donde se promete que "se levantará cetro de Israel". Este "cetro" es Aquel en el cual reside la autoridad, el que destruirá a sus enemigos y levantará a Israel a la prominencia.
Durante el período de los patriarcas, esta teocracia fue administrada mediante algunos representantes divinamente designados. Por eso Dios pudo decirle a Moisés, con respecto a su relación con Aarón: "tú serás para él en lugar de Dios" (Éxo_4:16); y con respecto a su relación con Faraón: "yo te he constituido dios para Faraón" (Éxo_7:1). En la capacidad de representante designado de la teocracia, él podía ser llamado dios. Por el puesto que ocupaba Moisés en este reino teocrático, Dios podía decir con respecto al Gobernante venidero: "Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú" (Deu_18:18). Y fue en esta capacidad que él condujo a Israel a través del desierto. De esta manera se ve la enormidad del repetido pecado que Israel cometió de murmurar, puesto que al murmurar contra Moisés estaban murmurando contra el representante designado de Dios en la administración teocrática. Las serpientes ardientes eran un juicio porque "habló el pueblo contra Dios y contra Moisés" (Núm_21:5). Sólo por su confesión de que habían pecado, "hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti" (Núm_21:7), obtuvieron alivio. Josué fue el último que guió al pueblo en este período, como administrador de Dios (Jos_1:2-9). Bajo su liderazgo el pueblo fue sometido a la autoridad de Dios:
Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad. . . Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis. . . Entonces el pueblo respondió y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a otros dioses; porque Jehová nuestro Dios es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto. . .nosotros, pues, también serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios (Jos_24:14-18).
D. El reino teocrático en el tiempo de los jueces. Cuando Israel aceptó el señorío de Jehová, Dios introdujo una nueva administración en el reino teocrático: la administración por medio de jueces
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(Jue_2:16, Jue_2:18; Hch_13:20). La afirmación de Gedeón es clara:
Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madián. Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará: Jehová señoreará sobre vosotros (Jue_8:22-23).
Gedeón rehusó el puesto de absoluta autoridad, porque tal autoridad debía pertenecer a Dios. La experiencia de Samuel con el Señor (1Sa_3:1-18) revela que Dios estaba administrando activamente los asuntos de Israel por medio de esta agencia humana. La aceptación de Samuel por Israel (1Sa_3:19-21 a 1Sa_4:1) es el reconocimiento por parte del pueblo de que Samuel era representante divinamente designado de la teocracia. Esa administración continuó hasta el Final de la vida de Samuel, cuando:
... todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Rama para ver a Samuel, y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones (1Sa_8:4-5).
La declinación espiritual de Israel se nota en la historia final de los jueces: "Cada uno hacía lo que bien le parecía" (Jue_21:25). Esta condición espiritual trajo como consecuencia el rechazamiento de la forma de teocracia bajo la cual Dios había obrado, y condujo a la petición de un rey como tenían todas las naciones. Dios reveló a Samuel que tal acción constituía un rechazamiento de la teocracia, porque "no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos" (1Sa_8:7). Por lo tanto, Dios pasó a una nueva administración del reino teocrático: la administración por medio de reyes que gobernaron a Israel.
E. El reino teocrático bajo los reyes. La forma monárquica de gobierno era el ideal de Dios para el reino teocrático. Tal rey se le había prometido a Abraham (Gén_17:5-7) y a Jacob (Gén_35:11). La autoridad del reino había de residir eventualmente en un rey ( ;Núm_24:17).
En la introducción de Saúl al oficio de rey, la designación se consideró como una designación divina, por cuanto Samuel anuncio: "ya veis que Jehová ha puesto rey sobre vosotros" (1Sa_12:13). Y sin embargo, Samuel le recuerda a Israel que habían pecado al repudiar la forma anterior de la teocracia, diciendo: "vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios" (1Sa_10:19);
y agrega: "es grande vuestra maldad que habéis hecho ante los ojos de Jehová, pidiendo para vosotros rey" (1Sa_12:17). Peters observa:
Difícilmente se podría pronunciar contra Dios un insulto más horrible que el que tal petición significaba. Esto se ve cuando consideramos al Ser que condescendió en ser su Gobernante, ia bendición que El prometió, y el designio que El tenía en mente al constituirse así, de una manera directa, en Rey sobre la nación. El único atenuante de tal "maldad", como lo indica Samuel, se encuentra en sus angustiosas circunstancias, causadas también
por la incredulidad.14
La institución de esta forma de reinado de administración teocrática lleva el reino teocrático un
paso más hacia su consumación final. Con respecto al rey mismo, se declara:
El rey era también en cierta manera el summus episcopus de Israel. Su misma realeza era de un carácter enteramente religioso e implicaba una unidad del gobierno celestial y terrenal sobre Israel, por medio de aquel que como sustituto de Jehová se sentaba "en el trono del reino de Jehová sobre Israel" (1Cr_17:14; 1Cr_28:5; 1Cr_29:23), que era el "ungido de Jehová" (1Sa_24:10; 1Sa_26:9; 2Sa_1:14), y que también llevó el título de
"hijo de Jehová" y "el primogénito". . .15
Es un error considerar que esta teocracia sobre Israel era meramente simbólica de la teocracia
futura. Peters dice:
. . .Lange llama Teocracia al reino de Dios en forma simbólica. . . Lo que quizá conduce a tal error es el hecho de que los ritos simbólicos y observancias temporales estaban unidos a la
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teocracia. Pero aunque esto es así, el orden o gobierno teocrá¬tico, el cual para ese tiempo adoptó estos ritos y observancias, nunca se presenta como tipo. A esto se opone completamente el pacto, la profecía, y los hechos. La teocracia no prefiguraba otra cosa, sino que era en sí el reino de Dios en su forma introductoria, un comienzo de ese gobierno de Dios como Rey terrenal, el cual, si los judíos le hubiesen rendido la obediencia requerida, se hubiera extendido y ensanchado hasta que todas las naciones hubieran sido puestas bajo
su influencia y sujeción.16
Que esta era una parte continuada del programa del reino teocrático se observa en el hecho de
que la obediencia perfecta de parte de los reyes era demandada por Dios.
De acuerdo con la declaración de Samuel, Dios perdonaría a la nación con la condición de que ellos, incluyendo al rey, aun le reconocieran como el Monarca supremo continuo, y que el rey escogido pondría en vigencia las leyes dadas por su Superior en autoridad. En toda esta transacción, el gobierno teocrático de Dios se conservaría intacto. El rey terrenal estaría bajo ciertas restricciones que se le impondrían y estaba amenazado, en caso de desobediencia, con el desagrado y el castigo del aun Jefe Civil reconocido por la nación. Esto lo sintieron y libremente lo confesaron Saúl (1Sa_13:12 y 1Sa_28:15), David (1Sa_6:20 y 1
Sa 7:23-26, etc.), Salomón (1Re_3:8-9 y 1Re_6:12-14, también el cap. 8, etc.), y otros.17
Al principio del reinado de Saúl se anunció que Dios lo había rechazado (1Sa_13:11-14). La autoridad le fue transferida a David (1Sa_16:1-13), y su reinado estaba particularmente asociado con el desarrollo del reino teocrático. Esto se observa en dos aspectos: (1) Dios identificó su reino con el reino davídico. Peters escribe:
(Dios) . . . recibió ese trono y ese reino y los adoptó como su propio trono y su propio reino. La teocracia y el reino davídico, en virtud de una relación de pacto especial y peculiar entre los dos, fueron considerados como uno, y en el futuro serían tan idénticos en su destino que estarían eslabonados inseparablemente. . .
Esto se evidencia por dos razones:
(1) El trono y el reino davídicos se denominan como del Señor. Así, por ejemplo, en 1Cr_28:5, es "el trono del reino de Jehová sobre Israel"; en 2Cr_13:8, "el reino de Jehová"; y en 2Cr_9:8, el rey es puesto por Dios "sobre su trono como rey para Jehová tu Dios".
(2) El rey era expresamente designado con el nombre "el ungido de Jehová" (1Sa_24:6; 2Sa_19:21, etc.).
(3) Los profetas, después del establecimiento del trono y del reino davídicos, invariablemente indican que el glorioso reino de Dios, el bendito gobierno teocrático, se manifestaba a través del mismo, por ejemplo, Jeremías, capítulos 33 y 36, , etc. La
razón de esto descansa en la firme y perpetua unión.18
(2) Dios hizo un pacto eterno, incondicional, con David (2Sa_7:16), en el cual Dios garantizó que el reino davídico sería el reino en el cual el reino teocrático llegaría a su completa realización y que uno del linaje de David reinaría para siempre. Este pacto lo hemos examinado en detalle previamente y no necesitamos ampliarlo aquí. Basta decir que Dios ya ha desarrollado el reino teocrático hasta tal punto que tomó la forma de una monarquía sobre la cual un rey designado por Dios reinó, y el Mesías vendrá para llevar a conclusión el programa en esa forma.
F. El reino teocrático en el tiempo de los profetas. Con la declinación de la nación en el tiempo de los reyes que sucedieron a Salomón, el último gobernante divinamente designado, vemos que surge en importancia el oficio profético. Los profetas eran los portavoces divinamente designados, que trasmitían el mensaje de Dios a los reyes; estos obedecían algunas veces, pero con mayor frecuencia no obedecían. Peters dice: "El rey y el sacerdote tenían que someterse a la autoridad del
profeta, sencillamente porque éste revelaba directamente la voluntad del supremo Rey".19 J.Dwight Pentecost Página 296
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El profeta Ezequiel señala la partida de la gloria (shekinah), que en el Antiguo Testamento era el símbolo de la presencia de Dios. Con la partida de esa gloria del templo (Eze_8:4; Eze_9:3; Eze_10:4; Eze_10:18; Eze_11:22-23), Dios marca la terminación del reino teocrático en la pasada historia de Israel, y la nación y los reyes que debían manifestar ese reino fueron esparcidos de su tierra. "Los tiempos de los gentiles" habían comenzado, en los cuales Israel fue puesto a un lado hasta que el Mesías venga. El reino teocrático futuro llega a ser entonces el tema mayor del mensaje de los profetas. Esa línea de revelación, que comenzó como un pequeño arroyo, es ahora un gran río, que inunda la Palabra con conocimiento respecto al reino que ha de establecerse en su forma final. Casi todos ios profetas del Antiguo Testamento se refieren a él: Isa_2:1-4; Isa_4:2-6; Isa_9:6-7; Isa_11:1-13; Isa_24:1-23; Isa_32:1-5; Isa_14:1-20; Isa_33:17-24; Isa_35:1-10; Isa_40:1-11; Isa_42:1-4; Isa_52:7-10; ; Isa_65:17-25; Isa_66:15-23; Jer_23:1-8; Jer_31:1-37; Jer_33:14-26; Eze_20:33-42; Eze_34:20-31; Eze_36:22-36; Eze_37:1-28; Eze_39:21-29; Eze_43:1-7; Dan_2:31-45; Dan_7:1-28; Dan_9:1-3, Dan_9:20-27; Dan_12:1-4; Ose_3:4-5; Joe_2:28-32 a Joe_3:1-2; Joe_3:9-21; Amó_9:9-15; Abd_1:15-21; ; Sof_3:8-20; Hag_2:1-9; Zac_2:1-13; Zac_6:11-13; Zac_8:1-8, Zac_8:20-23; Zac_9:9-10; Zac_12:1-10; Zac_14:1-21; Mal_3:1-5; Mal_4:1-6. Además, se menciona frecuentemente en los Sal_2:1-12; Sal_22:1-21, Sal_22:27-31; Sal_24:1-10; Sal_45:1-17; Sal_46:1-11; Sal_48:1-14; Sal_67:1-7; Sal_72:1-17; Sal_89:1-50; Sal_96:1-13; Sal_98:1-9; Sal_110:1-7. Aunque éstas y otras profecías serán estudiadas en detalle más adelante para desarrollar la doctrina completa del reino, ciertos hechos con respecto a la previsión profética del reino teocrático se observarán aquí. Chafer resume la enseñanza, indicando que el reino ha de ser:
a. Teocrático. El Rey será "Emanuel . . . Dios con nosotros", por cuanto El es por nacimiento humano el heredero legítimo del trono de David y nació de una virgen en Belén . . . Isa_7:14 .. . Mat_1:22-23 . . .Isa_11:1-5 .. .Jer_23:5 . . . Eze_34:23; Eze_37:24 . . . Ose_3:4-5 ... Miq_5:2.
b. De carácter celestial. . . Isa_2:4 . . . Isa_11:4-5 . . . Jer_33:14-17 . ..Ose_2:18.
c. Estará en Jerusalén y será mundial. Primero, el reino de Emanuel estará en la tierra... Sal_2:8 ... Isa_11:9 ... Isa_42:4 ... Jer_23:5... Zac_14:9. Segundo, el reino de Emanuel estará centrado en Jerusalén . Isa_2:1-3 .. . Isa_62:1-7 .. . Zac_8:20-23. Tercero, el reino de Emmanuel será sobre el Israel reunido y convertido . .. Deu_30:3-6 . .. Isa_11:11-12 . . . Isa_14:1-2 . . . Jer_23:6-8 . . . Jer_32:37-38. . .Jer_33:7-9 . . . Eze_37:21-25 . . . Miq_4:6-8. Cuarto, el reino de Emmanuel se extenderá a las naciones de la tierra . . . Sal_72:11, Sal_72:17... Sal_86:9 , Isa_55:5 . . . Dan_7:13-14 . . . Miq_4:2 .. . Zac_8:22 . . .
d. Será establecido por el rey que regresa. Deu_30:3 . . . Sal_50:3-5 . . . Sal_96:13 . . . Zac_2:10-13 . . . Mal_3:1-4.
e. Espiritual. El reino no será incorpóreo ni separado de aquello que es material, pero será espiritual en el sentido de que la voluntad de Dios se hará directamente efectiva en todos los asuntos de gobierno y conducta. Todos experimentarán el gozo y la bendición de la comunión con Dios. El reino universal, temporal, será conducido con perfecta justicia y verdadera santidad. El reino de Dios estará otra vez "entre" nosotros (Luc_17:21) en la persona del Mesías Rey, y El
gobernará con la gracia y el poder de las siete manifestaciones del Espíritu (Isa_11:2-5). . . 20 McClain resume la previsión profética del reino teocrático como sigue:
Primero, en cuanto a su aspecto literal, el futuro reino no será meramente un reino ideal . . . Será tan literal como el reino histórico de Israel. . . Todas las profecías, desde la primera hasta la última, aseguran e implican tal aspecto literal, en detalles tales como ubicación, naturaleza, gobernante, ciudadanos, y las naciones implicadas; en el hecho de que destruirá y suplantará a reinos literales; en su relación directa como una restauración y continuación del histórico reino davídico.
Segundo, el tiempo de su establecimiento con frecuencia parece estar a las puertas;
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vendrá dentro de "poco". Sin embargo, otras declaraciones indican que aún está lejano en el futuro después de "muchos días" y en los "postreros días" ...
Tercero, el Gobernante de este futuro reino será tanto humano como divino. Es llamado "un Hombre", "un Hijo de Hombre", el Hijo de Dios, un vástago de la raíz de Isaí, un Renuevo justo de David, Dios, el Señor Jehová, Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz ...
Cuarto, el . . . reino presentado en la profecía del Antiguo Testamento es monárquico en su forma. El gobernante se sienta sobre un "trono" y el gobierno estará "sobre su hombro". El recibe su autoridad y la sostiene por concesión divina. Todas las funciones del gobierno estarán centradas en su Persona: Isaías lo ve y lo nombra "Juez", "Legislador", y "Rey"...
Quinto, en su organización externa, los profetas describen el reino con el Rey Mediador como su cabeza; asociados con El estarán "príncipes"; los "santos" poseen el reino; a la nación de Israel le será dado el lugar de prioridad; y entre los súbditos se incluyen todas las tribus y naciones.. .
Sexto, en cuanto a la naturaleza de este reino y sus efectos en el mundo, los profetas todos concuerdan en que su completo establecimiento producirá un cambio arrollador en todos los aspectos de la vida humana, de tal modo que se habla del resultado como "un cielo nuevo y una tierra nueva"...
Los profetas del Antiguo Testamento describen el reino intermediario primero que todo, como un asunto espiritual. Trae el perdón de los pecados, la purificación espiritual, la provisión de la justicia divina, un nuevo corazón y nuevo espíritu, un conocimiento directo de Dios, armonía interna con las leyes de Dios, el derramamiento del Espíritu sobre toda carne, y la restauración del gozo para la vida humana (Jer_31:34; Jer_23:5-6; Eze_36:24- 28; Zac_8:20-23; Jer_31:33; Joe_2:28; Isa_35:10).
El reino será también ético en sus efectos. . .habrá una debida estimación de los valores morales. . . Un ajuste de las desigualdades morales se producirá en todos los aspectos de las relaciones humanas. . . (Isa_32:5; Isa_40:4; Jer_31:28-30).
El establecimiento de este Reino también introducirá grandes cambios sociales y económicos. . .las guerras serán eliminadas. . .las artes y las ciencias serán utilizadas para fines económicos. . .la paz mundial será introducida. . .habrá justicia social para todos. . . (Zac_9:10; Isa_2:4; Isa_9:7; Isa_42:3; Isa_65:21-22; Sal_72:1-4, Sal_72:12-14; Sof_3:9).
Todos los aspectos físicos de la vida también sentirán los efectos de este reino intermediario de la manera más completa. La enfermedad será abolida. La larga vida será restaurada. . . sólo experimentarán la muerte aquellos individuos incorregibles y obstinados que se rebelen contra las leyes del reino. Los peligros ordinarios de la vida física estarán bajo control sobrenatural. .. La tierra estará bajo la dirección directa de Uno cuya voz aun los vientos y las olas obedecen. . .cambios geológicos. . .cambios climáticos. . .un gran aumento en la fertilidad y productividad de la tierra... (Isa_32:14; Isa_35:5-6; Isa_65:20- 22; Zac_14:3-4; Amó_9:13; Isa_11:6-9; Isa_32:15-16).
En lo que podría llamarse la esfera política. . . Una autoridad central se establecerá para arreglar las disputas internacionales. . ."Porque de Sien saldrá la Ley, y de Jerusalén la Palabra de Jehová". . . (Isa_2:4; Isa_32:18; Amó_9:14-15; Eze_37:1 y siguientes; Isa_60:1-4).
El reino intermediario también tendrá un aspecto eclesiástico. El Gobernante supremo combinará en su Persona los oficios tanto de rey como de sacerdote. La Iglesia y el Estado llegarán a ser uno en propósito y acción. . . (Sal_110:1-7; Eze_37:26-28; Eze_43:1-7; Isa_61:6; Isa_66:23; Zac_14:16-19).
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Tal es la naturaleza del. . .reino tal como se presenta en las profecías del Antiguo Testamento. Y me gustaría decir justamente aquí que éste satisface y reconcilia todos los puntos de vista legítimos. El reino será espiritual, ético, social, económico, físico, político y eclesiástico. Aislar cualquiera de estos aspectos y negar los otros es estrechar la dimensión
profética.21
De esa manera llega a ser completamente evidente que la partida de la presencia del Señor de Israel y la cautividad y dispersión de la nación teocrática, no anularon la expectativa del establecimiento del reino teocrático. Peters observa:
Los profetas, a una voz, describen este reino único, así restaurado, en términos expresivos de las más gloriosas bendiciones. Ellos predicen, desde el Salmista hasta Malaquias, una restauración del idéntico reino derrocado, unido a los más asombrosos eventos, que producirán una bendición y una gloria sin precedentes en la historia del mundo. . . Desde la caída del reino teocrático davídico, estos eventos pre-dichos no han tenido cumplimiento tal como han sido delineados, y por lo tanto el reino predicho y pactado aún no ha aparecido. .. Será el mismo reino derrocado el que recibe esas bendiciones, y no otro reino; en consecuencia, no debemos aceptar ningún reino que se proclame como tal, por más fuerte que sea la proclamación y por más sabia que sea su presentación, si le faltan estas bendiciones. . . .Estas cosas son tan grandes en su naturaleza, tan sorprendentes en sus características, manifiestan de tal manera la interferencia de lo sobrenatural, que posiblemente nadie podrá equivocarse cuando este reino sea restaurado. . . Después de la
caída del reino davídico, los profetas predicen que este reino será futuro.22