TRASLADO DESPUES DE LA TRIBULACION

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ARREBATAMIENTO DESPUES DE LA TRIBULACION
CAPITULO XI Teoría del Traslado Después de la Tribulación
Una teoría que actualmente está llegando a tener predominio, para explicar el tiempo de la tribulación de la Iglesia en relación con el período de la tribulación, es la teoría del traslado después de la tribulación. Esta teoría sostiene que la Iglesia continuará en la tierra hasta la segunda venida al fin de este presente siglo, tiempo en el cual la Iglesia será trasladada en las nubes para encontrarse con el Señor que ha de venir en el aire en su descenso del cielo a la tierra, para regresar inmediatamente con El. Reese, uno de los principales exponentes de esta teoría, declara su proposición de la siguiente manera:
La Iglesia de Cristo no será removida de la tierra hasta la venida de Cristo en el fin preciso del presente siglo: El traslado y la aparición sucederán durante la misma crisis; por tanto los cristianos de esa generación estarán expuestos a la aflicción final en el tiempo del Anticristo.
I. BASES ESENCIALES DE LA TEORÍA DEL TRASLADO DESPUÉS DE LA TRIBULACIÓN
Antes de considerar los argumentos usados por los defensores de esta posición, debemos observar las bases sobre las cuales descansa su teoría.
(1) La teoría del rapto después de la tribulación tiene que estar basada en una negación del dispensacionalismo y todas las distinciones dispensacionales. Sólo así pueden colocar a la Iglesia en ese período, que particularmente es llamado "tiempo de angustia para Jacob" (Jer_30:7).
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(2) Por consiguiente, esta posición descansa sobre una negación de las distinciones entre Israel y la Iglesia. (3) Esta posición tiene que descansar sobre una negación de la enseñanza Escrituraria concerniente a la naturaleza y al propósito del período de la tribulación. Mientras la Escritura usa tales términos como ira, juicio, indignación, prueba, angustia y destrucción, para describir este período, y declara que el propósito divino durante ese período es derramar juicio sobre el pecado, el defensor de esta posición tiene que negar esta enseñanza esencial de la Palabra.
(4) El partidario de esta posición tiene que negar todas las distinciones observadas en las Escrituras entre el traslado y la segunda venida, haciendo de ellos uno y el mismo evento. (5) El partidario del traslado después de la tribulación tiene que negar la doctrina de la inminencia, que dice que el Señor puede venir en cualquier momento, y la sustituye por la enseñanza de que deben cumplirse una multitud de señales antes que el Señor pueda venir. (6) El defensor de esta teoría niega cualquier cumplimiento futuro de la profecía de Dan_9:24-27, afirmando que ha tenido un cumplimiento histórico.
(7) El partidario del traslado después de la tribulación tiene que aplicar pasajes grandes de la Escritura que trazan el programa de Dios para Israel (; Mat_24:1-25; ) a la Iglesia, para poder sostener sus puntos de vista. Se observará así que esta posición descansa esencialmente sobre un sistema de negaciones de las interpretaciones sostenidas por el partidario del traslado antes de la tribulación, y no sobre una exposición positiva de la Escritura.
II. ARGUMENTOS ESENCIALES DEL PARTIDARIO DEL TRASLADO DESPUÉS DE LA TRIBULACIÓN
A. Argumento histórico. Su posición es que la doctrina del traslado antes de la tribulación es nueva, que surgió en los últimos cien años, y por lo tanto debe ser rechazada debido a que no es apostólica. Reese declara:
Alrededor de 1830 . . . una nueva escuela surgió dentro de las filas del premilenarismo que buscaba echar por tierra lo que, desde la era apostólica ha sido considerado por todos los premilenaristas como resultados ya establecidos, e instituir en su lugar una serie de doctrinas que nunca antes se habían conocido. La escuela a que me refiero es la de "Los
Hermanos" o "Hermanos Plymouth", fundada por J. N. Darby.2 Cameron habla de la misma manera:
Ahora bien, recuérdese, que antes de esa fecha, ninguna insinuación de tal creencia se puede encontrar en ninguna literatura cristiana desde Policarpo para acá... Ciertamente, una doctrina que no encuentra exponentes o defensores en toda la historia y literatura de la cristiandad, durante mil ochocientos años después de haber sido fundada la Iglesia; una doctrina que nunca fue enseñada por ninguno de los padres o doctores de la Iglesia; que no tiene ningún comentador modelo ni profesor de la lengua griega en ninguna escuela teológica hasta mediados del siglo diecinueve, que le diera su aprobación, y que no tiene ni un amigo, que siquiera mencione su nombre entre los maestros ortodoxos ni en las sectas heréticas de la cristiandad; una doctrina sin padre ni madre, cuando se levanta frente a nosotros, demandando aceptación universal, debería ser sometida a un cuidadoso escrutinio antes de ser admitida e incluida como parte de "la fe que ha sido una vez dada a los
santos".3 En respuesta al argumento, deben observarse varias cosas.
(1) Un argumento de esa naturaleza es un argumento que proviene del silencio. Si se
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siguiera la misma forma de razonamiento no aceptaríamos la doctrina de la justificación por la fe, por cuanto no fue claramente enseñada sino hasta el tiempo de la Reforma. La falta de discernir la enseñanza de la Escritura no anula esa enseñanza.
(2) La iglesia primitiva vivió la luz de la fe en el retorno inminente de Cristo.4 Su expectativa era la de que Cristo podía regresar en cualquier momento. La doctrina del traslado antes de la tribulación es la única posición consecuente con esta doctrina de la inminencia.
Si se siguiera un argumento proveniente del silencio, el peso de la evidencia favorecería el punto de vista del traslado previo a la tribulación.
(3) Debe observarse que cada era de la historia de la Iglesia ha sido ocupada por una controversia doctrinal particular, que ha llegado a ser objeto de discusión, revisión y formulación antes de llegar a una aceptación general sobre qué es lo que la Escritura enseña al respecto. Todo el campo de la teología fue de esa manera formulado a través de los siglos. No fue sino hasta el siglo pasado cuando el campo de la escatología llegó a ser un asunto al cual se dedicó la mente de la Iglesia. Esto ha sido bien desarrollado por Orr, quien escribe:
¿Le ha causado impresión alguna vez ... el singular paralelo que hay entre el curso histórico de los dogmas por un lado, y el orden científico de los libros de texto de teología sistemática por el otro? La historia de los dogmas, como rápidamente descubrimos, es sencillamente el sistema de teología que se ha desarrollado a través de los siglos ... y esto no sólo en cuanto a su asunto general, sino también en cuanto a la sucesión definida de sus partes . .. Una cosa, que creo que esto evidentemente nos muestra, es que ninguno de los arreglos es arbitrario; que hay leyes y razones que lo sostienen; y otra cosa que pesa sobre nosotros es que la ley de estas dos evoluciones -la lógica y la histórica- es la misma.
... el segundo siglo de la historia de la Iglesia, ¿qué fue? La era de la apologética y de la vindicación de las ideas fundamentales de toda religión —de la cristiana especialmente en conflicto con el paganismo y con los gnósticos—.
Pasamos a la siguiente etapa de esa evolución, y ¿qué encontramos? Justamente lo que sigue en el sistema teológico: la teología propia, la doctrina cristiana de Dios y especialmente la doctrina de la Trinidad. Este período está cubierto por las controversias monárquica, arriana y macedonia, de los siglos tercero y cuarto.
. . . ¿Qué viene después? Como en el sistema lógico, a la teología le sucede la antropología. Así en la historia de los dogmas, las controversias que he nombrado son seguidas a principios del siglo quinto por las controversias agustiniana y pelagiana, en las cuales ... el centro de interés cambia de Dios al hombre.
. . . Desde el tiempo de la muerte de Agustín, vemos que la Iglesia entra en esa larga y perturbadora serie de controversias conocidas como cristológicas —la nestoriana, la eutiquiana, la monofisista, la monotelita—, que la mantuvo en continuo fermento, y la dividió con las más heréticas pasiones durante los siglos quinto y sexto, y aun hasta cerca del fin del séptimo siglo.
... La teología, la antropología, la cristología, han tenido cada una su día en el orden del sistema teológico, que la historia aún sigue cuidadosamente, pero no le había tocado el turno a la soteriologia . . . hasta el siguiente paso, que fue el que dieron los reformadores en el desarrollo de la doctrina de la aplicación de la Redención. Esta... es la siguiente gran división del sistema teológico.
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¿Qué diré ahora de la rama restante del sistema teológico, la escatología? Había, en verdad, cierta escatología en la iglesia primitiva, pero no se concebía teológicamente; y había cierta escatología mítica en la iglesia medieval —una escatología del cielo, del infierno y del purgatorio . .. pero los reformadores arrojaron esto a un lado y, con sus estados de marcado contraste de penas y glorias, apenas se puede decir que pusieron algo en su lugar, o que aun se enfrentaron muy decididamente a las dificultades del problema . . . Probablemente no estoy equivocado al pensar que, además de la revisión necesaria del sistema teológico como un todo, que no pudo llevarse a cabo debidamente hasta que el desarrollo histórico que he bosquejado se cumplió, la mente moderna se ha dedicado con especial fervor a las cuestiones escatológicas, movida a ello, quizá, por la solemne impresión de que el fin del mundo ha llegado, y de que alguna gran crisis en la historia de
los asuntos humanos se acerca.5
Todo este concepto del progreso de los dogmas sería nuestro más fuerte argumento contra el partidario del traslado después de la tribulación, que argumenta que la doctrina debe ser rechazada porque no fue claramente enseñada en la iglesia primitiva.
B. El argumento contra la inminencia. Un segundo argumento mayor del partidario del traslado
después de la tribulación es el argumento contra la inminencia.6 Es evidente que si la creencia en el retorno inminente de Cristo es la doctrina escrituraria, entonces la Iglesia debe ser trasladada antes que las señales del período de la tribulación se manifiesten. El adherente a esa posición descarta todas las amonestaciones escriturarias de que la Iglesia debe esperar a Cristo, y nos manda a esperar las señales. Su posición descansa sobre el argumento de que el anuncio de eventos tales como la destrucción de Jerusalén, la muerte de Pedro, el encarcelamiento de Pablo, y el programa anunciado para el siglo como se indica en Mat_28:19-20, junto con el curso del siglo trazado, con su desarrollo de la apostasía, todo hace imposible el retorno inminente; por lo tanto, el Señor no podrá venir hasta que todos estos eventos se hayan cumplido. Tal argumento deja de considerar que los mismos hombres que recibieron tales anuncios creyeron que el curso natural de la historia podía ser interrumpido por la traslación de los creyentes de la esfera en la cual se desenvuelve la historia y estaba sujeto al retorno inminente.
La doctrina de la inminencia es enseñada en la Escritura en pasajes como Jua_14:2-3; 1Co_1:7'; Flp_3:20-21; 1Ts_1:9-10; 1Ts_4:16-17; 1Ts_5:5-9; Tit_2:13; Stg_5:8-9; Apo_3:10; Apo_22:17- 22. Aun cuando los puntos de vista de la iglesia primitiva se estudiarán más adelante, pueden mencionarse aquí varias citas para mostrar que la iglesia primitiva sostenía la doctrina de la inminencia. Clemente escribió en la Primera epístola a los corintios:
Vosotros veis cómo en poco tiempo el fruto de los árboles llega a su madurez. En verdad, pronto y repentinamente se cumplirá su voluntad, como testifican también las Escrituras, diciendo: "Muy pronto El vendrá, y no tardará"; y "Luego vendrá a su templo el Señor, el
Santo, a quien vosotros buscáis".7 Otra vez, escribe Clemente:
Por lo tanto, si hacemos lo que es justo a los ojos de Dios, entraremos en su reino, y recibiremos las promesas, las cuales ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre. Por lo cual, esperemos cada hora el reino de Dios con amor y justicia, porque no
sabemos el día en que el Señor aparecerá.8
Leemos en la Didache: Velad por causa de vuestra vida. No dejéis que vuestras lámparas se apaguen, ni dejen de estar ceñidos vuestros lomos; sino estad preparados, porque no sabéis la hora en que ha de
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venir nuestro Señor.9
Cipriano dice: "Sería algo incompatible y contradictorio de por sí para nosotros, que oramos para que el reino de
Dios venga pronto, esperar una larga vida aquí abajo . . ."l0 Estos dan evidencia de que la exhortación a velar dirigida a la Iglesia llegó a ser la esperanza de la iglesia primitiva y de que ellos vivieron a la luz de la expectativa del inminente retorno de Cristo. El testimonio de las Escrituras y la evidencia de la iglesia primitiva no pueden negarse.
C. La promesa de tribulación. Un tercer argumento mayor del partidario del traslado después de la tribulación es que él se basa en la promesa de tribulación dada a la Iglesia." Pasajes tales como Luc_23:27-31; Mat_24:9-11; Mar_13:9-13, que son dirigidos a Israel y le prometen tribulación, son usados para probar que la Iglesia pasará por el período de tribulación. Además, se usan también pasajes como Jua_15:18-19; y Jua_16:1-2, Jua_16:33, que son dirigidos a la Iglesia. Su argumento es que a la luz de tales promesas específicas es imposible decir que la Iglesia será arrebatada antes del período de la tribulación. Respaldan su argumento citando las persecuciones que sufrió la Iglesia, registradas en el libro de los Hechos, Hch_8:1-3; Hch_11:19; Hch_14:22; Rom_12:12) como cumplimiento parcial de estas advertencias.
1. En respuesta a este argumento es necesario observar, primero que todo, que la Escritura abunda en promesas de que Israel entrará en un período de purgación para prepararlo como nación para el milenio que ha de seguir al advenimiento del Mesías. Sin embargo, como Israel tiene que distinguirse de la Iglesia en la economía de Dios, esas escrituras que prometen tribulación a Israel no pueden usarse para enseñar que la Iglesia ha de pasar por la experiencia del período de tribulación. Israel y la Iglesia son dos entidades distintas en el plan de Dios y así deben considerarse.
2. Además, debe notarse que el término tribulación se usa de varias maneras diferentes en la Escritura. Es usado en un sentido que no es técnico, ni escatológico, en relación con cualquier período de sufrimiento o prueba por el cual pasamos. Así se usa en Mat_13:21 ; Mar_4:17 ; Jua_16:33 ; Rom_5:3 ; Rom_12:12; 2Co_1:4; 2Ts_1:4; . Se usa en su sentido técnico o escatológico en relación con todo el período de los siete años de tribulación como en Apo_2:22 ó Mat_24:29. También se usa en relación con la última mitad de este período de siete años, como en Mat_24:21. Cuando se usa la palabra tribulación, en relación con la Iglesia, como en Jua_16:33, se usa en un sentido no técnico, en que se le promete a la Iglesia un largo período de oposición de parte del dios de este siglo, pero no enseña que ella pasará por el período que técnicamente se conoce con el nombre de la tribulación. De otra manera tendríamos que enseñar que la tribulación ya ha existido por más de mil novecientos años.
Por cuanto el partidario del traslado después de la tribulación insiste en que a la Iglesia no sólo se le ha prometido tribulación, sino que actualmente está pasando por la experiencia de la tribulación, como la ha sufrido la Iglesia a través de los siglos, él tiene que darle a ese período un carácter diferente del establecido en las Escrituras. Se mostrará en detalle más adelante que la caracterización de ese período,, de acuerdo con la Escritura, es descrita con palabras como ira, juicio, indignación, prueba, angustia, destrucción. Esta caracterización esencial tiene que ser negada por el partidario de esta posición.
D. Cumplimiento histórico de Dan_9:24-27. Un cuarto argumento mayor del partidario del
traslado después de la tribulación es el cumplimiento histórico de la profecía de Se sostiene que la profecía, particularmente la de Dan_9:24-27, se ha cumplido históricamente en toda su extensión. Rose escribe:
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Todas las evidencias del Nuevo Testamento, y las de la experiencia cristiana, concuerdan con los más grandes maestros de la Iglesia cristiana en que la septuagésima semana de la profecía de Daniel se cumplió completamente hace más de 1900 años. No queda pues, ninguna septuagésima semana futura que se cumpla en la gran tribulación, después del
traslado.13 El sostiene que no hay vacíos entre la sexagésima novena y la septuagésima semanas de la
profecía, diciendo:
Si hubiesen vacíos e intermisiones, la profecía sería vaga, desconcertante, y engañosa... Las 62 semanas unidas inmediatamente a las 7 semanas, y sus 69 semanas combinadas llegaban HASTA EL MESÍAS. Más allá de su nacimiento, pero no hasta su entrada triunfal; sólo HASTA su ungimiento público. No hubo vacío entre la sexagésima novena y la septuagésima semanas ... La última semana de las setenta semanas proféticas comenzó con Juan el Bautista; desde su primera predicación pública del reino de Dios, comenzó la dispensación del Evangelio. Estos siete años, sumados a los 483 años, completan los 490 años. . .así que toda la profecía de los tiempos y eventos correspondientes, se ha cumplido
al pie de la letra.14 El sostiene, además, que:
Juan comenzó su ministerio cuando se inició la septuagésima semana, y Cristo fue bautizado, y tentado, y comenzó a predicar unos pocos meses más tarde.
Esta primera mitad de la semana fue utilizada para predicar el Evangelio del reino ... La mitad de la semana fue en el tiempo de la pascua...
La Pascua . . . ocurrió exactamente en medio de la septuagésima semana, o sea 486 años y medio después de "la salida de la orden para RESTA URAR y edificar a Jerusalén".15
Cristo, de acuerdo con esta teoría, llega a ser el que confirma el pacto y en el período de su ministerio se cumplieron las seis grandes promesas de Dan_9:24.
1. En respuesta a esta interpretación se puede anotar que las seis grandes clases de promesas de Dan_9:24 se relacionan con el pueblo de Daniel y la ciudad santa de Daniel, esto es, están relacionadas con la nación de Israel. Estas promesas son consecuencia lógica de los pactos de Dios con esa nación. Israel como nación no ha experimentado su salvación nacional. En la Iglesia no se pueden estar cumpliendo actualmente estas promesas. De manera que tenemos que llegar a la conclusión de que estas seis clases están esperando cumplimiento.
2. También la palabra él, sobreentendida en Dan_9:27, tiene que tener como antecedente el "príncipe que ha de venir" del versículo precedente.
Por cuanto éste está relacionado con el pueblo que destruyó la ciudad y el santuario, esto es, los romanos. Este que confirma el pacto no puede ser Cristo, debe ser el hombre de pecado, del cual dijeron Cristo (Mat_24:15), Pablo (), y Juan (), que hará un pacto falso con Israel. El hecho de que los sacrificios y las oblaciones continuaron después de la muerte de Cristo hasta el año 70, señala el hecho de que no fue Cristo la causa de que estos sacrificios terminaran. Es interesante notar que el Señor, en ese gran pasaje escatológico que trata del porvenir de Israel (), habla de un cumplimiento aún futuro de la profecía de Daniel (Mat_24:15), después de su muerte.
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3. Es de importancia notar que las profecías de las primeras sesenta y nueve semanas se cumplieron literalmente. Asimismo se hace necesario el cumplimiento literal de la septuagésima semana, tanto en cuanto al tiempo como en cuanto a eventos. Walvoord escribe:
El punto importante ... es que las primeras sesenta y nueve semanas tuvieron cumplimiento literal, tanto en sus detalles como en su cronología. Al intentar la tarea de interpretar la profecía concerniente a la septuagésima semana, tenemos que esperar, con toda justicia a los principios aprobados por el cumplimiento de las sesenta y nueve semanas, el cumplimiento literal de la septuagésima semana tanto en sus detalles como en su
cronología.16
Ya que la interpretación del traslado después de la tribulación no está en armonía con la interpretación literal, por cuanto las profecías tienen que ser interpretadas espiritualmente para que se cumplan históricamente, debe ser rechazada.
E. El argumento que surge de la resurrección. El quinto argumento, sobre el cual depende más fuertemente el partidario del traslado después de la tribulación es el argumento que surge de la
resurrección.17 El argumento, basado en Reese, es resumido por McPherson, quien dice:
La resurrección de los santos muertos claramente tiene lugar en el traslado de la Iglesia (1Ts_4:16). Por lo tanto, dondequiera que se encuentre la resurrección, allí también estará el traslado. Al examinar pasajes que hablan de la resurrección de los santos muertos, que es la primera resurrección (Apo_20:5-6), encontramos que esta primera resurrección está asociada con la venida del Señor (Isa_26:19), la conversión de Israel (Rom_11:15), la inauguración del Reino (Luc_14:14-15 ; Apo_20:4-6), la entrega de recompensas (Apo_11:15-18), la Gran Tribulación
que viene antes de ella (Dan_12:1-3). 18 Stanton confirma claramente el pensamiento de Reese cuando escribe:
El argumento de Reese toma forma de un silogismo,, cuy as principales premisas son: (1) las Escrituras del Antiguo Testamento prueban que la resurrección de los santos del Antiguo Testamento ocurrirá cuando Cristo se manifieste, un poco antes del reino milenario; y la premisa menor: (2) todos los seguidores de Darby concuerdan en que la resurrección de la Iglesia se sincronizará con la resurrección de Israel; por tanto, se llega a la conclusión de que (3) la resurrección de la Iglesia exige que el tiempo del traslado sea después de la
tribulación.19
1. En respuesta a la conclusión de Reese sólo se necesita señalar que muchos de los que hoy son partidarios del traslado antes de la tribulación no concuerdan con la posición de Darby de que la resurrección en el tiempo del traslado incluye a los santos del Antiguo Testamento. Parece mejor colo¬car la resurrección de estos santos del Antiguo Testamento en el tiempo de la segunda venida. Esta posición será examinada más adelante con detalle. Pero, si separamos la resurrección de la Iglesia de la resurrección de Israel, no queda ninguna fuerza en el argumento de Reese. El silogismo corregido de Stanton hace claro el punto:
(1) Los santos del Antiguo Testamento son levantados después de la tribulación; (2) Darby dice que la resurrección de Israel ocurre antes de la tribulación con la resurrección de la Iglesia; (3) por lo tanto, Darby estaba equivocado con respecto al tiempo de la resurrección de
Israel.20 J.Dwight Pentecost Página 131
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Sí parece extraño que Reese, quien tan frecuentemente argumenta que Darby está equivocado, insista en que él es infalible en este punto en cuanto a la relación de la resurrección de Israel con la de la Iglesia.
2. Una segunda línea de argumento seguida por Reese es la de insistir en que todo el programa de la resurrección se realizará en un día. Esto lo hace él basado en pasajes como Jua_5:28-29; Jua_11:24. El argumenta:
... pudimos localizar con relativa exactitud el tiempo de esa resurrección. Tendrá lugar en el Día del Señor, cuando el Anticristo sea destruido, Israel convertido, y la era mesiánica sea introducida con la venida del Señor ... La resurrección de los justos ... en todo caso . . . tendrá lugar en el día postrero. Hay aquí un punto definido de tiempo . . . No hay lugar a dudas de que el día postrero es el día en que se cierra la era o siglo que precede al reino
mesiánico de gloria.21
3. En respuesta a esta contención es suficiente señalar que el término Día del Señor, o ese día, no se apüca a un período de veinticuatro horas, sino más bien a todo el programa de eventos, incluyendo el período de la tribulación, el programa de la segunda venida, y toda la era milenaria. Se podrá decir que es todo ese período que comienza con los juicios de la septuagésima semana y se extiende a través de la era milenaria. Chafer dice:
Este período se extiende desde la venida de Cristo como ladrón en la noche (Mat_24:43; Luc_12:39-40; 1Ts_5:2; 2Pe_3:10; Apo_16:15) hasta el momento en que los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. . . Se podrá ver que este día incluye los juicios de Dios sobre las naciones y sobre Israel y que estos juicios ocurrirán al regreso de Cristo. Incluye tanto el regreso de Cristo como el reino de mil años que sigue. Se extiende en
verdad hasta la disolución final con la cual finaliza el reino . . .22 El mismo Reese se siente forzado a estar de acuerdo, cuando dice:
Algo se puede decir a favor de esto, porque Pedro dice que un día para con el Señor es como mil años; y el Día del Señor en el Antiguo y en el Nuevo Testamentos a veces se refiere, no sólo al día cuando el Mesías vendrá en gloria, sino también al período de su
reinado.23
Por tanto, es erróneo concluir que "aquel día" o el "día postrero" tiene que enseñar que todos los santos serán resucitados en el mismo momento. Se observará, también, que los pasajes de los Evangelios usados por Reese (Jua_6:39-54 ; Luc_20:34-36 ; Mat_13:43 ; Luc_14:14-15), todos se aplican al programa de Dios para con Israel. Si se muestra que esta resurrección efec-tivamente tendrá lugar en la segunda venida, eso no prueba el traslado después de la tribulación, a menos que la iglesia sea resucitada en el mismo punto de tiempo. Esta es una aseveración falsa.
4. Al tratar de la resurrección en las epístolas (Rom_11:15; 1Co_15:50-54; 1Ts_4:13-18; 1Co_15:21-26) Reese discute el tiempo de la resurrección en 1Co_15:54: "Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria".
Su argumento es: La resurrección y la transfiguración de los fieles muertos tendrá lugar en cumplimiento de
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una profecía del Antiguo Testamento. Esto ocurre en Isa_25:8. . . La resurrección de los santos, y la victoria sobre la muerte, se sincronizan con la inauguración del reino teocrático,
la venida de Jehová, y la conversión del Israel viviente.24
5. En respuesta a esta contención señalaremos que Pablo no está citando el pasaje de Isaías para establecer el tiempo de la resurrección. La institución de la era milenaria necesita la abolición de la muerte para aquellos que estén en ella. Israel experimentará la resurrección en el tiempo del comienzo del milenio, pero la Iglesia habrá sido previamente resucitada. El error de Reese consiste en suponer que todos los justos muertos serán resucitados al mismo tiempo.
6. Con relación a la resurrección mencionada en Apo_20:4-6, Reese discute que puesto que se llama primera resurrección tiene que ser necesariamente la primera numéricamente. El escribe:
Ni una sola palabra es mencionada por Juan en todo el Apocalipsis sobre tal resurrección. Nada se puede hallar de una anterior, ni aquí, ni en ninguna otra parte de la Palabra de Dios. Si tal resurrección anterior era conocida por Juan —como la teoría presupone— entonces, ¿cómo es concebible que llamara a esta resurrección la primera? . . . Pero al escribir primera resurrección da prueba para todos los lectores candidos de que él no
conocía ninguna otra antes que ella.25
Se observará que Reese está argumentando aquí sobre el silencio. No se podía esperar que Juan mencionara la resurrección de los muertos en Cristo, que había tenido lugar anteriormente, en conexión con los eventos del cierre del período de la tribulación relacionada solo con los santos de la tribulación.
Un hecho esencial que Reese parece haber pasado por alto, en toda su discusión acerca de la resurrección, es la enseñanza de 1Co_15:23: "Pero cada uno en su debido orden". La primera resurrección está compuesta por diferentes grupos: los santos de la Iglesia, los santos del Antiguo Testamento, y los santos de la tribulación. Aunque estos grupos son levantados en tiempos diferentes, son parte del programa de la primera resurrección y tienen su "orden" en ese programa. Por lo tanto, la resurrección de los santos de la tribulación en el tiempo de la segunda venida (Apo_20:4-6) no prueba que todos los que son resucitados para vida son levantados en ese tiempo. Toda esta doctrina de la resurrección será considerada más adelante, pero se ha dicho suficiente para mostrar que la doctrina de la resurrección no sostiene la teoría del traslado después de la tribulación.
F. El argumento del trigo y la cizaña. Un sexto argumento usado por los partidarios del traslado después de la tribulación es el argumento basado en la parábola del trigo y la cizaña del capítulo 13 de Mateo. Reese establece lo que él cree ser la interpretación del traslado después de la tribulación de esta parábola. Citando a Kelly, él esboza la posición de la siguiente manera:
... la expresión tiempo de la siega implica cierto período ocupado en varios procesos de la cosecha. Al principio de este período los ángeles son enviados de una manera puramente providencial, precisamente antes de la venida del Señor por la Iglesia. De alguna manera misteriosa, secreta y providencial, los ángeles reúnen a los profesantes en manojos en preparación para el juicio. Pero ningún juicio en absoluto realmente se realiza aún. El Señor luego viene por la verdadera Iglesia, simbolizada por el trigo, y la reúne para Sí mismo. Los profesantes impíos, sin embargo, que habían sido previamente reunidos en haces por los ángeles, aun son dejados en el mundo por un número de años, hasta que el Señor venga
con juicio.26 De esta manera se dice que la interpretación del traslado antes de la tribulación consiste en que
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los ángeles atarán la cizaña al fin del siglo, antes del traslado, pero trasladarán a la Iglesia, representada por el trigo sacado del campo, y dejarán la cizaña, atada para juicio, en su lugar hasta la segunda venida. Reese observa que esta explicación parece violar las palabras del Señor: "Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero" (Mat_13:30). Parecería que Reese tiene una queja justificada contra esta interpretación.
Hay que tomar en cuenta que el propósito del capítulo 13 de Mateo no es el de divulgar la historia de la Iglesia, sino la historia del reino en su forma de misterio. El tiempo no es el de la Iglesia — desde Pentecostés hasta el traslado- sino todo el tiempo desde el rechazamiento de Cristo hasta su recepción venidera. Por lo tanto, parece haber sido un error, en el cual muchos escritores han caído, decir que el trigo de la parábola representa a la Iglesia, que será trasladada. Si tal fuera el caso, la posición del traslado después de la tribulación concordaría más consecuentemente con la interpretación literal normal de la parábola. Más bien, el Señor está indicando que durante este período habrá una siembra de la simiente (la parábola del sembrador) y también una siembra opuesta (la parábola de la cizaña), y que esta condición continuará a través del tiempo. Al final del tiempo habrá una separación de aquellos que fueron los hijos del reino y aquellos que fueron los hijos del maligno. Por cuanto la cuestión del traslado no está presente en la parábola, no puede ser usada para sostener la posición del traslado después de la tribulación. El período de la tribulación termina con juicio sobre todos los enemigos del Rey. Así, todo incrédulo es sacado. Después de estos juicios, se establece el reino en el cual serán introducidos los justos. Esto es perfectamente consecuente con la enseñanza de la parábola.
En las consideraciones anteriores sobre los argumentos presentados por el partidario del traslado
después de la tribulación se puede ver que sus argumentos están lejos de ser "casi irrefutables".27 Aunque muchos de los argumentos podrán parecer de peso, pueden refutarse con una interpretación consecuente del texto.
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