LA CIUDAD CELESTIAL, Y LA NUEVA GERUSALEN

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LA CIUDAD CELESTIAL Y LA NUEVA JERUSALEN

CAPITULO XXXIII
LA CIUDAD CELESTIAL, LA NUEVA JERUSALÉN
Hay pocos pasajes de la Escritura sobre los cuales haya tan amplia divergencia de opiniones entre los premilenaristas (que creen en las dispensaciones) como Apo_21:9 al Apo_22:7. Algunos consideran que este pasaje describe el estado eterno, mientras que otros lo ven como descriptivo de la era milenaria. Algunos interpretan que la ciudad simboliza a la Iglesia en relación con Cristo, y otros que simboliza a Israel en su relación con Cristo. Algunos toman la ciudad como una ciudad literal y otros como una representación simbólica. Muchas y variadas son las interpretaciones que se dan a este pasaje de la Escritura.
I. ¿DONDE ENCAJA EN EL CUADRO PROFETICO?
Los principales rasgos de las principales interpretaciones de este pasaje deben examinarse en un esfuerzo por establecer una posición que esté en armonía con toda la revelación de la Palabra de Dios.
A. describe el milenio.
El punto de vista sostenido por Darby, Gaebelein, Grant, Ironside, Jennings, Kelly, Pettingill, Seiss, Scott y otros es el de que, después de describir, el estado eterno en Apo_21:1-8 Juan da una recapitulación de la era milenaria, para poder describir más completamente ese período de tiempo. Hay un número de argumentos presentados por los partidarios de esta interpretación para sostener su punto de vista.
1. El principio de la retrospección en el libro de Apocalipsis. Kelly, uno de los primeros exponentes del punto de vista de que este pasaje se relaciona con la era milenaria, escribe:
... la manera de Dios en este libro es la de dar una mirada retrospectiva. Digo esto para mostrar que no estoy en ninguna manera defendiendo algo sin precedentes .. . Tomemos por ejemplo el capítulo 14. Allí vimos una serie regular de siete eventos, en el curso de la cual la caída de Babilonia ocupa el tercer lugar ... Allí Babilonia tiene su lugar asignado muy claramente . . . Pero mucho después de esto en la profecía, cuando el Espíritu de Dios nos presenta las siete copas de la ira de Dios, tenemos a Babilonia otra vez ... En este caso el Espíritu Santo nos ha llevado por el capítulo 14 a eventos subsiguientes a la caída de Babilonia, y aún a la venida del Señor para juicio; y luego El regresa para mostrarnos detalles acerca de Babilonia y su relación con la bestia, y los reyes de la tierra, en los capítulos 17 al 18.
Ahora bien, a mí me parece que esto está conteste exactamente con el orden de los eventos en el capítulo 21.1
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En respuesta a esta posición, Ottman escribe:
Esta visión ampliada de la Nueva Jerusalén no demanda, para su interpretación, el regreso en el pensamiento a las condiciones existentes durante el milenio. El milenio es el tema, en realidad, de las profecías del Antiguo Testamento, y rara vez estas profecías van más allá del milenio. Hay solamente dos pasajes -ambos de ellos en Isaías— que dan tan sólo una ojeada a lo que está más allá del reino milenario de Cristo. . . Este es el carácter general de la profecía del Antiguo Testamento, que no contempla ninguna cosa más allá del reino terrenal del Mesías. Tal limitación, sin embargo, no se encuentra en ninguna parte del Nuevo Testamento, y el retorno a la tierra milenaria en esta visión de Juan sería
incongruente y confuso.2
Se podría argumentar, además, que los dos pasajes a que se refiere Kelly no son paralelos, por cuanto en la primera retrospección tenemos un regreso del tiempo a un evento del tiempo, pero la segunda es una retrospección de la eternidad al tiempo otra vez. De esa manera el paralelismo queda destruido.
2. El ministerio de los ángeles de las copas. Muchos escritores están de acuerdo con Darby al identificar este pasaje como milenario debido al orador que introduce las escenas en Apo_17:1 y Apo_21:9. Darby dice:
Al comparar el versículo 9 con el capítulo 17, versículo uno, encontramos esta semejanza: que es uno de los siete ángeles que tienen las siete copas el que da la descripción de Babilonia, y que es también uno de ellos el que describe a la esposa del Cordero, la santa ciudad, con toda la profecía desde el versículo 9 ...
Lo que se encuentra en los capítulos 21:9-27 y 22:1-5 no forma una continuación, ni histórica ni profética, de lo que precede. Es una descripción de la Nueva Jerusalén, y hay muchas circunstancias que preceden a lo que hay en el principio del capítulo. El ángel, de la
misma manera, describe a Babilonia después de haberle dado la victoria.3
A esto se podría contestar que no hay ningún paralelismo verdadero entre la revelación del ángel en estos dos pasajes. Babilonia se introduce en Apo_16:19 y la retrospección sigue inmediatamente en los capítulos 17 y 18. Pero al revelar los eventos al cierre del capítulo 20, con el cual se asociaría 21:9-22:5 sí se refiere al milenio, la eternidad interviene entre la declaración y la retrospección y explicación. De esa manera el paralelismo queda destruido.
3. El uso de nombres relacionados con las dispensaciones. Kelly busca establecer aun más su interpretación observando:
Se observará también que en la porción relativa al milenio (esto es, desde el versículo 9 del capítulo 21) tenemos nombres relacionados con las dispensaciones, tales como el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero; no así en el capítulo 21, versículos 1-8, que descríbela
eternidad, donde Dios será todo en todos.4
En respuesta a esto se podría decir que el significado de estos nombres no es necesariamente aplicable a las dispensaciones. El título Cordero, que se aplica a Cristo, es una antedata, por cuanto así se usa en 1Pe_1:19. Juan lo emplea en la era de la ley en Jua_1:29. Se emplea en la era de la gracia en Hch_8:32. Se usa en el período de la tribulación en Apo_7:14. El nombre Cordero es un nombre eterno dado a Cristo en vista de su sacrificio consumado y de su eterna redención, y no puede confinarse a una era ni a un pueblo. El nombre Todopoderoso se usa más de treinta veces en el libro pre-patriarcal de Job y, por lo tanto, no puede confinarse a un pueblo ni a una era. Este
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nombre tomará un nuevo significado por el hecho de que se habrá demostrado mediante la destrucción del último enemigo de que Dios es el Todopoderoso.
4. La sanidad de las naciones. Se argumenta que la necesidad de la sanidad, como se enseña en Apo_22:2, requiere que este pasaje se considere como milenario. Jennings dice: "La sanidad es aplicable a las consecuencias inevitables de ese principio maligno, el pecado, aún en nosotros, como entonces en las naciones; la compasión y la gracia pueden hacer frente a esas consecuencias
con la sanidad.5 Y Kelly agrega, ". .. en la eternidad, las naciones no existirán como tales; ni tampoco se necesitará sanidad alguna para ellas entonces".6 Scott hace notar el paralelismo entre este pasaje y Eze_47:12, y dice:
Las naciones milenarias dependerán de la ciudad de arriba, en cuanto a luz, gobierno, y sanidad. Todo esto tiene su contraparte en ese notable capítulo de . "Su fruto será para comer, y su hoja para medicina" (versículo 12). Tanto la escena de arriba (), como la escena de abajo () son milenarias, y ambas existen al mismo tiempo, pero la bendición de la primera trasciende infinitamente a la de la última. El árbol de la
vida sustenta; el río de la vida alegra.7 En respuesta a este razonamiento dice Ottman:
Pero las dos visiones no son iguales. El alcance de la profecía de Ezequiel no se extiende más allá del milenio, mientras que la de Juan es una visión de la Eternidad. No obstante, la de Ezequiel es simbólica de la de Apocalipsis . .. Debemos recordar que el milenio representa el cielo sólo simbólicamente, y aunque sus términos descriptivos parecen armonizar aquí, no debemos confundirlos. La sanidad de las naciones de la cual se habla aquí no implica necesariamente un regreso a las condiciones milenarias. Las naciones que estarán en existencia para el final de los mil años de reinado de Cristo necesitarán la
sanidad para la plena y final bendición que después ha de ser introducida.8
Se podría observar, además, que a menudo en los libros proféticos la sanidad se usa en un sentido espiritual, y no en un sentido literal. Así, no hay necesidad de inferir que este pasaje se refiere a algún pecado específico o enfermedad que requiera una interpretación milenaria.
Se podría notar, además, que un árbol de vida estaba en el huerto para sustentar la vida a Adán en su estado antes de la caída. Allí no tenía relación con el pecado ni con la enfermedad, ni tampoco aquí.
5. La existencia de naciones. Kelly argumenta extensamente que la mención de naciones en este pasaje indica que se refiere a la era milenaria.
En el estado eterno, Dios tendrá que ver con los hombres. Todas las distinciones del tiempo habrán llegado a su fin. No habrá entonces reyes y naciones ... si vemos la última parte del capítulo, tenemos que ver otra vez naciones y reyes terrenales .. . Cuando comience la eternidad, Dios habrá terminado de tratar con las cosas según el orden del mundo —reyes y naciones, y las provisiones necesarias para la naturaleza temporal-. Todo esto implica gobierno, ya que el gobierno supone que hay mal que requiere supresión. Por consiguiente, en la última parte de nuestro capítulo no se nos presenta la condición eterna,
sino un estado anterior...9 En respuesta a esta objeción escribe Ottman:
Aunque la tierra será disuelta por fuego, Israel no cesará de ser el objeto del amor de
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Dios, pero como nación sobrevive a este juicio. Esto es perfectamente evidente en el pasaje de Isaías que se refiere a lo de más allá del reinado milenario, y declara la continuación de Israel en relación con los cielos nuevos y la tierra nueva. (). Que ninguna de las otras naciones milenarias sobrevivirá de igual manera a la disolución de la tierra es casi inconcebible ... Así que, ellas también tendrán su relación con la tierra nueva, pero distinta
a la de la Iglesia y a la de Israel.10
Gran parte de esta discusión parece girar alrededor de la interpretación de la preposición eis de Apo_21:26. Kelly, que es un cuidadoso estudiante del griego, declara, "No en, sino a, para la cual no hay más que una palabra, eis, en griego"." De esa manera, mediante esta traducción, él establece su punto de vista de que esta escena en Apo_21:26 es milenaria, y que las naciones se acercarán a la ciudad. Ottman insiste en la traducción en y dice:
Al cierre del milenio, asi como durante éste, habrá naciones. En esta concepción no hay ninguna dificultad, ni hay ninguna en el hecho de tener ellas acceso a la santa ciudad, a la cual llevarán ellas su gloria y su honor.
Dean Alford dice: . . . "Si los reyes de la tierra, y las naciones llevan su gloria y sus tesoros en ella, y si ninguno que no esté escrito en el libro de la vida entrará jamás en ella, se deduce que estos reyes, y estas naciones, están inscritos en el libro de la vida, Pueda que haya . . . algunos que hayan sido salvos por Cristo, sin queja-más hayan formado parte
de su Iglesia visible organizada".12 6. El ministerio de los ángeles. Scott arguye que este debe ser milenario porque "No se nos había
indicado ninguna ministración angélica en la escena de la eternidad; aquí es prominente". 13 Tal ministerio, cree él, requiere una interpretación milenaria.
Contra esto se puede decir que la descripción que se nos da del estado eterno en Apo_21:1-8 es muy breve. Inferir que no habrá ningún ministerio angélico en la eternidad es un argumento que proviene del silencio. En Heb_12:22 se dice que los ángeles habitarán en la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente. No es necesario excluirlos de la eternidad debido al silencio de Apo_21:1- 8.
Tales son los argumentos principales de los proponentes de esta posición, y las refutaciones hechas por sus oponentes. Es interesante notar la observación de Kelly, quien, a pesar de sostenerse fuertemente a la posición milenaria, declara, "Pero hay ciertos aspectos en ella que son
ciertos eternamente".14
B. describe el estado eterno.
El punto de vista sostenido por Govett, Larkin, Newell, Ottman y otros es el de que se refiere al estado eterno. Ellos ofrecen un número de argumentos para sostener su posición.
1. El adjetivo "nuevo" que se usa en Apo_21:1-2. Hay tres cosas nuevas que se mencionan en estos versículos: un cielo nuevo, una tierra nueva, y una nueva Jerusalén. Se sostiene que la nueva Jerusalén del versículo 2 y la santa Jerusalén del versículo 10 deben ser la misma, y puesto que como se relaciona con el cielo nuevo y la tierra nueva, y por tanto representa la eternidad en el primer caso, debe representar también posiciones eternas en el segundo.
A este argumento se puede responder que la ciudad del versículo 10 se nos presenta en el proceso de descenso, no a la tierra, sino para ser suspendida sobre la tierra. No es sino en la eternidad (versículo 2) cuando se describe su descenso final a la tierra, tiempo en el cual el cielo nuevo y la tierra nueva, y la nueva Jerusalén estarán en relación unos con otros.
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2. Posición de la ciudad en Apo_21:10. Generalmente los intérpretes de ambos puntos de vista concuerdan en que la ciudad que se menciona en Apo_21:10 está suspendida sobre la tierra. Sobre esta base se sostiene que ésta no podría ser la escena milenaria, puesto que en el milenio el Señor regresará a la tierra y sus pies reposarán sobre el monte de los Olivos (Zac_14:4). Se sostiene que el Señor reinará desde la Jerusalén terrenal, no desde la Jerusalén celestial. Desde el momento en que esta ciudad no está en la tierra no puede ser milenaria, puesto que obviamente es el centro de la habitación del Cordero.
En respuesta a esto, se podría sostener que Cristo regresará a la tierra en su segunda venida y reinará sobre el trono de David. El centro de esa autoridad se reconoce que será la Jerusalén terrenal. Eso no requiere la presencia de Cristo sobre ese trono constantemente. Cristo aún podrá reinar en el trono de David, sobre el Reino de David; pero hará de la Jerusalén celestial su lugar de residencia con su esposa.
3. Las características de la ciudad son eternas, no milenarias. Defensores de la posición de que este pasaje se refiere al estado eterno señalan un número de descripciones dentro de ella que son de carácter eternos. Tiene la "gloria de Dios" en ella. Los perdidos no podrían resistir esa gloria, sino que serían derribados como lo fue Pablo (Hch_9:3). No tiene templo alguno (versículo 22), y está claramente predicho en que habrá un templo en la tierra milenaria. No habrá allí noche (versículo 25), y habrá día y noche en el milenio (Isa_30:26; Isa_60:19-20). El trono de Dios está allí (Apo_22:3). No hay allí más maldición (Apo_22:3), de manera que los efectos de la caída serán quitados. Todos los que están allí son salvos (Apo_21:27), de manera que esta debe ser la eternidad, ya que nacerán personas no salvas durante el milenio. No hay más muerte (Apo_21:4) y, por cuanto algunos individuos morirán durante el milenio (Isa_65:20), debe referirse al estado eterno.
A estas observaciones se podría responder que Mat_25:31 indica que Cristo asumirá el "trono de su gloria" en su segunda venida, y ciertamente ocupará ese trono durante todo el milenio. La ausencia del templo no es un argumento decisivo por cuanto el templo de Ezequiel estará en la Jerusalén terrenal y no habrá necesidad de un templo en la Jerusalén celestial, puesto que el Cordero mismo estará allí. De la misma manera, la ausencia de la noche no es decisiva, ya que habrá noche en la tierra milenaria, pero no necesariamente en la ciudad celestial, por cuanto el Cordero estará allí para dar luz. La maldición podría referirse a la remoción de la maldición de sobre la tierra debido al pecado, de manera que la productividad pueda regresar a su capacidad original y el veneno de la creación animal y la enemistad entre el hombre y los animales sean quitados (). No tiene que referirse a la remoción final de la maldición mediante la conflagración descrita en 2Pe_3:10. Sólo los salvos podrían entrar a esta ciudad para morar allí, pero los perdidos podrán morar en la tierra durante el milenio a la luz de ella. Esta serie de argumentos podrían usarse para mostrar que estas referencias no están necesariamente confinadas a la eternidad.
4. La duración del reinado. En Apo_22:5 se declara que los santos han de reinar "por los siglos de los siglos". Cuando se hace referencia al reinado de los santos que estarán en el milenio, en Apo_20:4, se dice que reinarán "con Cristo mil años". Mil años no es una eternidad. Puesto que éstos reinarán para siempre, debe referirse a la eternidad, y no al milenio.
En respuesta a este argumento podría señalarse que el reino de Cristo no está limitado a mil años. El reinará para siempre. El reino milenario fluye hacia el reino eterno, de manera que se podrá decir que los santos reinarán mil años, aunque continuarán reinando hasta la eternidad.
5. La existencia de naciones en la eternidad. Newell, defendiendo la posición de que toda esta sección describe la eternidad, escribe extensamente sobre la interpretación del término "las naciones" de Apo_21:24-26.
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El dice:
En el capítulo 21, versículo 3, donde leemos que el tabernáculo de Dios al fin está con los hombres, también leemos que "ellos serán sus pueblos" (en griego laoi). Es asombroso encontrar hombres de discernimiento que traducen, aparentemente casi intencionalmente, el plural laoi, como si fuera laos ... La Versión Revisada (en inglés) . . . traduce verdadera y claramente, "Ellos serán sus pueblos", y de esa manera nos prepara para evitar la suposición imposible de que es un pasaje que retrocede a escenas milenarias.
Sabemos positivamente que por lo menos una nación, una descendencia, ISRAEL, residirá sobre la tierra nueva . . . Isa_66:22 .. . Dios dice que la "descendencia y el nombre" de Israel permanecerán en los cielos y en la tierra, esto es, en ese nuevo orden, que comenzará según Apo_21:1...
Ahora bien, Israel es la nación elegida de Dios: elegida no para el pasado, ni aun para la era milenaria, sino para siempre. ¡Sin embargo, si Israel es la nación elegida, se presupone la existencia de otras naciones! . . .
Pero que esa existencia nacional no cesará lo indica claramente Sof_3:20: "En aquel tiempo yo os traeré (a Israel), en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para alabanza entre todos los pueblos (¡plural! ) de la tierra".
Finalmente, el lenguaje de los primeros cinco versículos del capítulo 22 de Apocalipsis, y especialmente el de los versículos 4 y 5, es tan eterno en su carácter como cualquier cosa del principio del capítulo 21. "El trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes . . . y reinarán por los siglos de los siglos", ¿por qué tales declaraciones deben asociarse con un pasaje que simplemente tiene el propósito de regresar y describir condiciones milenarias? Eso sería incongruente. Además, no sería consecuente, creemos, que la Escritura regresará después que el juicio final haya sido efectuado, y la nueva creación haya sido introducida, a tiempos anteriores a
ese juicio final y a la nueva creación.15 Sobre este argumento de la eterna existencia de Israel como nación y la consecuente
continuación de otras naciones, Kelly escribe:
... En Isaías 65, un cielo nuevo y una tierra nueva fueron anunciados: pero ¡cuan diferentemente! Allí el lenguaje ciertamente debe tomarse en un sentido muy bien calificado ... se dice del Señor: "Reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin" (Luc_1:33). Esta es una esperanza del Antiguo Testamento, aunque pronunciada en el Nuevo, y significa desde luego que El reinará sobre la casa de Jacob hasta tanto exista como tal sobre la tierra. Cuando la tierra desaparezca e Israel ya no se considere como una nación, ellos serán bendecidos, sin duda, de otra manera mejor; pero no habrá ningún reinado de Cristo sobre ellos como pueblo terrenal aquí abajo; de manera que este reino, aunque no tiene fin entre tanto que la tierra subsista, necesariamente debe ser limitado por la continuación de la tierra ... El Nuevo Testamento usa la expresión plena y absolutamente como un estado sin fin; pero en el Antiguo Testamento estaba ligada a las relaciones
terrenales de las cuales el Espíritu Santo hablaba entonces.16
Mayor respaldo a la posición de Newell se podrá ver en Mat_25:34, según el cual los gentiles salvos han de heredar un reino preparado para ellos desde la fundación del mundo. Puesto que se dice que heredarán la vida (Mat_25:46), tiene que ser la vida eterna. Esto indicaría que habrá
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individuos que serán salvos y tendrán vida eterna y, sin embargo, serán distintos de Israel.
Tales son los argumentos principales usados por aquellos que tratan de sostener el punto de vista de que este pasaje se refiere a las eras eternas, y no a la era milenaria. Se ha observado que hombres fuertes han presentado fuertes argumentos que, a su vez han sido refutados por hombres igualmente fuertes, que sostienen un punto de vista diferente. A la luz de esta presentación de argumentos y sus refutaciones ¿habrá una solución para este problema? Un examen de algunas de las declaraciones hechas con respecto a la nueva Jerusalén podría ayudarnos a obtener una solución.
C. describe la eterna morada de los santos resucitados, durante el milenio. 1. La ciudad es una ciudad literal. Una consideración importante en este punto es si la ciudad descrita en y 22 es una ciudad literal o una ciudad mística. Scott es un representante de aquellos que sostienen que la ciudad es una ciudad mística cuando escribe:
Rogamos al lector una cuidadosa atención a la distinción entre la nueva Jerusalén del Apocalipsis, la cual es la Iglesia glorificada, y la Jerusalén celestial de la cual Pablo habla (Heb_12:22). Esta última, diferente de la primera, no se refiere a personas, sino que es la ciudad del Dios viviente, una ciudad real, la ubicación de lodos los santos celestiales. Es la misma a la cual se refiere en el capítulo anterior la cual esperaban los santos y los patriarcas (Heb_11:10-16), una ciudad material, edificada y preparada por Dios mismo, grandiosa y vasta, más allá de toda descripción.
La ciudad de Pablo es material; la ciudad de Juan es mística.17
Debe observarse que Scott no ofrece ninguna prueba de su distinción, sino que simplemente hace la afirmación. Hay muchas evidencias para indicar que esta ciudad de y 22 es una ciudad literal, así como la de . Peters nos da un resumen de los argumentos para probar que esta ciudad es una ciudad literal.
1. Según las costumbres del Oriente, cuando un rey entraba a su capitolio para gobernar desde allí, o cuando un príncipe ascendía al trono, se representaba con la figura de una boda, esto es, se desposaba, íntima y permanentemente unido a la ciudad, o al trono, o al pueblo. El uso de esta figura en las Escrituras indica que no hemos de limitarla, a menos que se especifique la Iglesia . . . Designa la unión permanente de un pueblo con la tierra, como en Isaías 62 donde, en la descripción milenaria la tierra se llama "Beula", y está "desposada" . . . cuando vengan efectivamente los postreros tiempos ... no habrá impropiedad sino que será eminentemente adecuado que la unión del Rey de reyes con su ciudad metropolitana sea indicada con la misma figura, que implica las más íntima y permanente relación. De este modo, la figura de las bodas, que para muchos es la principal objeción contra la idea de una ciudad literal, sirve más bien para indicarla.
2. Por cuanto la figura misma se explica en la descripción de la ciudad, de una manera tan significativa, y en contraste con el uso que se hace de ella anteriormente en relación con la Jerusalén terrenal, no pudiera aplicarse a ninguna otra que no sea una ciudad literal. Se declara expresamente que "el trono de Dios y del Cordero" estará en esta ciudad. Esto afirma su posición teocrática, como el capitolio del Reino . . .
3. El lugar de la morada de Dios, el lugar donde hizo su tabernáculo entre los hombres siempre, en tiempos antiguos (como en el tabernáculo y en el Templo) tenía forma material ... mirando hacia el período cuando la humanidad glorificada, unida a lo divino . . . more con los hombres . . . Ese lugar de morada que una vez fue una tienda, luego un templo, será entonces exhibido como una ciudad, pero aún designado como "el tabernáculo de Dios" ... 4. En el retrato de la ciudad, los santos o habitantes de ella y los justos se representan como separados y distintos de ella ...
5. La declaración (Apo_21:22) de que la ciudad no tenía templo (tal como la Jerusalén
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terrenal) . . . sólo puede afirmarse de una ciudad material. 6. La distinción entre los santos y la ciudad ... es evidenciada por un gran número de pasajes que hablan de los santos antiguos que "esperaban una ciudad", de todos los creyentes que "buscan esa ciudad", y de Dios: "habiendo preparado para ellos una ciudad". 7. Esto corresponde a otra clase de pasajes que describen a Jerusalén cuando se pone sus hermosas vestiduras . . . cuando se hace una ciudad gloriosa por razones de número, la santidad, y la felicidad de sus ciudadanos, etc.... Isa_54:11-12; Isa_60:14-20. . . 8. Pero que no se refiere a los santos que la referencia es a una ciudad material, se descubre en el hecho de que los santos serán presentados . . . cuando las bodas sean efectuadas, como huéspedes, los llamados o invitados... No pueden ser, en este caso, los huéspedes y la Esposa al mismo tiempo. . . 9. Concéase que este orden teocrático ... en vista de la glorificación, grandeza y majestad
de este Rey . . . tenga una ciudad digna de ese augusto personaje.18 Hablando de lo literal de esta ciudad, Grant escribe:
En tenemos un testimonio aun más definitivo. Porque allí la "congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos", así como "los espíritus de los justos hechos perfectos" -en otras palabras, tanto los cristianos como los santos del Antiguo Testamento— se mencionan en forma distinta "en la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial"; y esto no nos permite pensar que sean la misma cosa, aunque, en otro sentido, la
identificación de una ciudad con sus habitantes es fácil.19 Newell agrega el pensamiento de que es literal:
Debido a lo literal de su descripción. Si el oro no significa oro, ni las perlas. perlas ni piedras preciosas, m las medidas exactas, dimensiones reales, entonces la Biblia no
proporciona nada preciso ni digno de confianza.20 Por tanto, parece haber amplias evidencias para sostener el punto de vista de que esta ciudad es
una ciudad literal.
2. Los habitantes de la ciudad. Newell presenta la tesis de que la nueva Jerusalén es "el eterno lugar de morada, la 'habitación', de Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo".21 El escribe:
Varias consideraciones nos conducen a la conclusión de que la Nueva Jerusalén es el lugar de eterno descanso de Dios.
1. Inmediatamente después de ver los cielos nuevos y la tierra nueva, vemos la Nueva Jerusalén que desciende a la tierra nueva (Apo_21:1-2), se nos dice: "He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres". . . El objeto de cielos y tierra nuevos es para llevar a cabo esto: ¡que Dios tenga su hogar eternamente en esta ciudad capital de la nueva creación!
2. Ninguna otra habitación eterna de Dios se ve, fuera de esta capital de la Nueva Creación ...
3. Esta ciudad celestial tiene la gloria de Dios (Apo_21:11, Apo_21:23; Apo_22:5). . .
4. Tiene también el trono de Dios, y el "servicio" (Apo_22:3) llamado propiamente servicio sacerdotal, o culto espiritual...
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5. Ellos verán su rostro . . . Por lo tanto, este debe ser el lugar de descanso de Dios para siempre.
6. Sólo necesitamos recordar que los moradores de la Nueva Jerusalén "reinarán por los siglos de los siglos" (Apo_22:5). Esto no podría decirse de otros, sino de los habitantes de la
capital de la nueva creación.22
Esta ciudad no sólo es el lugar de morada de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, sino también el lugar de morada de la novia, esposa del Cordero (Apo_21:9). Cuando el ángel revele la gloria y la bendición de la esposa, ese ángel revelará el lugar de morada de ella, lugar con el cual la esposa es identificada. Esta ciudad celestial está prometida como el destino de la Iglesia.
Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos (Heb_12:22-23).
Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo (Apo_3:12)
Sin duda este es el mismo lugar que el Señor tenía en mente cuando dijo:
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis (Jua_14:2-3).
La relación de la Iglesia con esta ciudad se señala, además, en que Juan observa el nombre de los doce apóstoles del Cordero en ella (Apo_21:14).
Cuando se habla de los habitantes de la ciudad se observa que la Escritura incluye, además de la Iglesia, a otros habitantes. Una ciudad era la expectativa de los santos del Antiguo Testamento. De Abraham se dice: "Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios" (Heb_11:10). Al hacer un contraste entre la Jerusalén terrenal y la celestial, en Gálatas 4, Pablo declara que, considerando que el judío en la esclavitud anhelaba la Jerusalén terrenal se mantenía firme la promesa de una ciudad mayor o lugar de morada en las palabras: "Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre" (Gál_4:26). A los santos del Antiguo Testamento se hace referencia con las palabras: "Os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial ... a los espíritus de los justos hechos perfectos" (Heb_12:22-23). Parece entonces que el autor incluye no sólo a la Iglesia, sino a los redimidos del Antiguo Testamento, así como los ángeles, en la compañía de los habitantes de la nueva Jerusalén. Jennings observa:
Pero por cuanto todos los santos del tiempo antiguo, hayan sido éstos de cualquiera distinción, como Enoc; o gentil, como Job; o judío, como Abraham, podrán tener su lugar en esta ciudad, no debe ser por ningún respecto considerada como característicamente
judía.23 Y aunque el término nueva Jerusalén no es estrictamente judío en su concepto, encontramos que
Israel tiene su parte en esa ciudad, por cuanto Juan (Apo_21:12) ve los nombres de las doce tribus
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de Israel, lo cual indica que los redimidos de Israel tienen su parte allí.
Según esta consideración, pues, se puede decir que la ciudad ha de ser habitada por Dios, por la Iglesia, por los redimidos de Israel, y por los redimidos de todas las edades, junto con los ángeles que no cayeron. Sin embargo, esta ciudad parece tomar su principal característica de la esposa que mora allí.
3. Medios de entrada a la ciudad. Toda esta cuestión será más fácil resolverla si se observara que la Iglesia podrá entrar a ese lugar que El ha ido a preparar para nosotros sólo mediante el traslado y la resurrección. Después del Tribunal de Cristo y las Bodas del Cordero, la esposa se establecerá en su morada permanente. El traslado y la resurrección hacen la entrada posible. Israel podrá entrar a este lugar preparado para ella sólo mediante la resurrección. Puesto que la resurrección de Israel sucederá en la segunda venida de Cristo, los salvos de ese pueblo no podrían entrar en la ciudad, sino hasta después del traslado y la resurrección de la Iglesia y de su propia resurrección. El Israel vivo y los gentiles vivos que estén sobre la tierra en la segunda venida no entrarán a esta ciudad, pero entrarán al reinado milenario de Cristo. Los santos salvos del Antiguo Testamento, que esperaban esta ciudad con fundamentos, entrarán a esta ciudad mediante la resurrección. De esa manera, todos los redimidos de todas las edades que entren a esta ciudad, lo harán mediante la resurrección. La ciudad, de este modo, llega a ser la morada de todos los santos resucitados, que entrarán a ella en el tiempo de su resurrección.
4. Relación de esta ciudad con la era milenaria. Cuando la Iglesia se haya unido en matrimonio con el Esposo y haya sido instalada en el lugar preparado para ella, jamás será removida de este lugar. La Iglesia entrará en su estado eterno en el traslado. Cuando el Señor regrese con su esposa a reinar, su lugar de morada no ha de quedar desocupado durante mil años. Más bien, el lugar de habitación será transferido desde el cielo a una posición sobre la tierra. De este modo Juan ve la "santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios". Este lugar de morada permanecerá en el aire, para arrojar su luz, que es el brillo en la refulgencia del Hijo, a la tierra, de manera que "las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella" (Apo_21:24). En la segunda venida, el tiempo del descenso de la ciudad al aire que está sobre la tierra, los santos de la Iglesia se unirán con los santos del Antiguo Testamento, que serán resucitados y harán allí su residencia en ese tiempo.
Muchos escritores consideran la ciudad como el lugar de morada de la Iglesia durante el reinado del milenio. Jennings dice:
... retrocedamos mil años, aún desde los límites de la eternidad, para considerar más cuidadosamente que lo que hemos considerado jamás a la Novia, la Esposa del Cordero, y
su relación con la tierra durante el milenio.24 Scott, de una manera semejante, escribe:
Después de una alusión pasajera al reinado milenario de Cristo y a sus santos celestiales (cap. Apo_20:4-6), llegamos otra vez a la consideración del estado eterno, a una descripción extensa de la Novia, la Esposa del Cordero, en su relación milenaria con Israel y
con el mundo.25 Kelly escribe:
De este modo, si tuviésemos a la Esposa en relación con el Cordero en el capítulo 19, y como la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, en relación con el estado eterno, el versículo 9 y los versículos siguientes de este capítulo nos mostrarían que, durante el intervalo entre las
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Bodas del Cordero, y el cielo nuevo y la tierra nueva en el estado eterno, ella tiene un lugar muy bendito ante los ojos de Dios y del hombre. Es la manifestación milenaria de la
Iglesia.26 También dice:
Todo el relato, desde el versículo 9 del capítulo 21 al versículo 5 inclusive del capítulo 22, presenta la relación de la ciudad celestial con la tierra durante el milenio.27
Se podrá, de esa manera, ver que aunque la tierra no estará en su estado eterno, y aunque es necesario que el Rey gobierne en la tierra con vara de hierro, y aunque habrá una rebelión contra la autoridad del Rey (y ¡contra qué luz pecarán ellos! ), sin embargo, hasta donde concierne a la Iglesia, ella estará en su estado eterno, gozando de su comunión eterna, y de los frutos de su salvación. Desde esa ciudad celestial, ella reinará con El, aquél que llevará el título de Rey de reyes y Señor de señores. No es la eternidad, pero la Iglesia y los redimidos de las edades estarán en su estado eterno. Creemos que Kelly hace un buen resumen:
Téngase esto cuidadosamente en mente, sin embargo, que si miramos a la misma ciudad celestial, ella es eterna. Habría poca diferencia en la ciudad si se considera en el milenio, o en el estado eterno que le sigue. Hay dos descensos de la ciudad en el capítulo 21, uno al principio del milenio, y otro al comienzo del estado eterno. El segundo versículo de ese capítulo nos da su descenso cuando llegue el estado eterno, y el versículo 10 su descenso en el milenio. La razón es, yo creo, que al final del milenio, los antiguos cielos y tierra pasarán; y naturalmente, la ciudad desaparecerá de la escena de la convulsión. Luego, cuando la nueva tierra se asome ante nuestros ojos, la ciudad celestial descenderá otra vez, y tomará su lugar permanentemente en los cielos nuevos y la tierra nueva, donde morará la justicia. Es necesario observar esto; porque, aunque al final de los mil años todo será
transformado aun así la ciudad celestial permanecerá para siempre (cursivas mías).28
Si algunos objetan que el Israel resucitado no tiene parte alguna con la Iglesia, sino que está destinado a estar en la tierra y no en tan íntima relación con Cristo y la Iglesia, hagamos varias observaciones; (1) La primera resurrección incluirá no sólo a los que están en Cristo (1Ts_4:16), sino a "los que son de Cristo" (1Co_15:23).,
(2) El destino de los patriarcas salvos, y de los "justos hechos perfectos" (Heb_12:23) se dice que es la Nueva Jerusalén, a la cual sólo se puede entrar mediante la resurrección. (3) Los santos del Antiguo Testamento no han de estar sujetos a la disciplina del Rey. (4) Los santos del Antiguo Testamento han de reinar en el milenio (Apo_20:3), así como la Iglesia (Apo_3:21), y ellos podrán reinar desde la ciudad celestial, por cuanto estará en relación con la tierra y en la esfera de la tierra, aunque no sobre ella. No habrá ninguna restricción que les impida ir y venir a su voluntad.
Se concluye, por tanto, que durante el milenio la ciudad celestial será puesta en relación con la tierra, aunque no será establecida en ella. Los santos resucitados de todas las edades estarán en su estado eterno y posesionados de sus bendiciones eternas en esa ciudad, aunque esto no será así con las cosas abajo en la tierra misma.
5. Relación de la ciudad con la eternidad. Nótese otra vez la cita de Kelly, arriba, para ver que, en cuanto a la ciudad misma se refiere, o al estado de sus ocupantes, no habrá cambio en absoluto cuando el Hijo entregue el reino a su Padre y comience la eternidad. La ubicación de la ciudad podrá cambiar, pero los habitantes no experimentarán ningún cambio en absoluto. La ciudad podrá ser movida durante la purificación de la tierra (1Pe_3:10), y regresar y tomar su morada en la
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tierra nueva (Apo_21:2), pero no habrá absolutamente ningún cambio en ella.
El estudio de los argumentos sobre la cuestión de si se refiere al milenio o al estado eterno, ha revelado una amplia divergencia de opiniones, respaldada por sólidos argumentos tanto en pro como en contra de ambas posiciones. El estudio ha conducido a la conclusión de que el error descansa en tratar de establecer una proposición a favor o en contra. Un punto de vista intermedio, de que este pasaje se refiere al estado eterno de los resucitados durante el milenio se sugiere como un punto de vista mejor. Cuando se describe a los ocupantes de la ciudad, debe considerarse que están en su estado eterno, en posesión de su herencia eterna, en relación eterna con Dios, que habrá establecido su tabernáculo entre ellos. No habrá ningún cambio en absoluto en su posición ni en su relación. Cuando se describe a los ocupantes de la tierra, éstos deben considerarse en la era milenaria. Tienen una relación establecida con la ciudad celestial que está por sobre ellos, a cuya luz andarán. Sin embargo, su posición no es eterna ni inmutable, sino más bien milenaria.
El Señor prometió preparar un lugar para los suyos. En el traslado y la resurrección de la Iglesia, los santos de esta era, después del juicio y de las bodas, se instalarán en ese lugar preparado. Se unirán a los santos del Antiguo Testamento en tiempo de su resurrección en la segunda venida de Cristo. Este lugar de morada preparado para la Esposa, en el cual los santos del Antiguo Testamento encontrarán su lugar como siervos (Apo_22:3), es trasladado hacia abajo para permanecer en el aire sobre la tierra de Palestina, durante el milenio, tiempo durante el cual los santos ejercerán su derecho a reinar. Estos santos estarán en su estado eterno y la ciudad gozará de eterna gloria. A la expiración de la era milenaria, durante la renovación de la tierra, el lugar de morada será removido durante la conflagración, para encontrar su lugar de morada después de la recreación como un eslabón que unirá los cielos nuevos y la tierra nueva.
II. LA VIDA EN LA CIUDAD ETERNA
En ninguna parte la Escritura da detalles de la vida en el reino eterno de Dios. Ocasionalmente se corre la cortina para dar una leve vislumbre de esa vida, de la cual nuestra actual experiencia con El es sólo "un estado anticipado de la gloria divina".
A. Una vida de comunión con El.
Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara (1Co_13:12).
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es (1Jn_3:2).
Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis (Jua_14:3).
Y verán su rostro (Apo_22:4). B. Una vida de descanso.
Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen (Apo_14:13).
C. Una vida de pleno conocimiento. J.Dwight Pentecost Página 387
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... Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido (1Co_13:12). D. Una vida de santidad.
No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino que solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero (Apo_21:27).
E. Una vida de gozo. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron (Apo_21:4).
F. Una vida de servicio. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le
servirán (Apo_22:3). G. Una vida de abundancia.
Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida (Apo_21:6). H. Una vida de gloria.
Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria (2Co_4:17).
Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria (Col_3:4).
I. Una vida de adoración. Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya!
Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro (Apo_19:1).
Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero ... La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén (Apo_7:9-12).
Ningún individuo redimido podría jamás comprender la gloria de la perspectiva expuesta ante él. Juan resume la gloria prevista diciendo, "sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él" (1Jn_3:2). La gloria de nuestra expectativa es que seremos transformados a semejanza de El, sin pecado, sin muerte, y con la experiencia de la perfección de la evolución.
¡ Oh, Cristo! El es la fuente. ¡ El profundo y dulce gozo del amor! ¡De las aguas corrientes terrenales yo he bebido, Aguas más profundas beberé en las alturas! Allá, con la plenitud de un océano, La misericordia se engrandece en El, y la gloria, la gloria habita En la tierra de Emanuel.
Hay el peligro de que los redimidos estén tan ocupados con la esperanza de su propia
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experiencia de gloria, que la suprema glorificación de la deidad se pierda. Nuestra ocupación en el estado eterno no será con nuestra posición o gloria sino con Dios mismo. Juan escribe: "Le veremos tal como él es" (1Jn_3:2). Estaremos completamente ocupados con Aquél "que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre" (Apo_1:5-6), tributándole "la alabanza, la honra, la gloria y el poder ... al que está sentado en el trono, y al Cordero ... por los siglos de los siglos" (Apo_5:13). Diciendo: "La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos" (Apo_7:12). Por cuanto "El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza" (Apo_5:12).
La Esposa no mira sus vestidos Sino el rostro de su Esposo amado; Contemplaré, no la gloria, Sino a mi Rey lleno de Gracia. No la corona otorgada por El, Sino sus manos traspasadas: El Cordero es toda la gloria De la tierra de Emanuel.
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