MILENIO EN EL NUEVO TESTAMENTO
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MILENIO EN EL NUEVO TESTAMENTO
MILENIO EN EL NUEVO TESTAMENTO
CAPITULO XXVI
EL PROGRAMA DEL REINO EN EL NUEVO TESTAMENTO
Es un hecho bien establecido que los judíos del tiempo de Cristo estaban esperando el cumplimiento literal de las promesas del reino teocrático del Antiguo Testamento. Se ha declarado:
I.
Escritores prominentes (como Neander, Hagenbach, Schaff, Kurtz, y otros) cualesquiera que sean sus respectivos puntos de vista con respecto al reino mismo, han admitido que los judíos, incluyendo a los piadosos, se aferraban a la venida personal del Mesías, la restauración literal del trono y reino davídicos, el reinado personal del Mesías, sobre el trono de David, la resultante exaltación de Jerusalén y la nación judía, y el cumplimiento de las descripciones milenarias de ese reinado. También se reconoce que las declaraciones de Luc_1:71; Hch_1:6;Luc_2:26, Luc_2:30, y otros pasajes, incluyen la creencia mencionada, y que por lo menos hasta el día de Pentecostés, los judíos, los discípulos, y aun los apóstoles sostenían tal punto de vista. . .ellos consideraban literales las profecías y las promesas que se les habían hecho (esto es, que debían interpretarse en su sentido gramatical, no figurado); y, creyendo en el cumplimiento, esperaban la restauración tal del reino davídico bajo la dirección del Mesías, con un poder y una gloria aumentados, dignos de la majestad del predicho rey; y también que los piadosos de las edades pasadas serían
levantados de entre los muertos para disfrutar del mismo.1
EL REINO TEOCRÁTICO OFRECIDO EN EL PRIMER ADVENIMIENTO DE CRISTO
Hay diferentes puntos de vista que generalmente se sostienen en cuanto al reino que fue anunciado en la primera venida del Señor. El punto de vista modernista es el de que Jesús adoptó las aspiraciones sociales y políticas de la gente de su día y anunció un reino en estrecha conformidad con el que esperaba Israel, en base a las profecías del Antiguo Testamento. Sin embargo, durante el curso de su vida se hizo aparente que Israel no recibiría el reino ofrecido, y por lo tanto, El abandonó esa oferta debido a la oposición y subsiguiente desanimo. El punto de vista espiritual es el de que Jesús adoptó los elementos espirituales de los profetas del Antiguo Testamento, abandonando todos los aspectos políticos y nacionales, y ofreció un reino espiritual a todos los que creyesen. El punto de vista literal, respaldado por el estudio del Nuevo Testamento, es el de que el reino anunciado y ofrecido por el Señor Jesús era el mismo reino teocrático predicho por los profetas del Antiguo Testamento.
A. La teocracia del Antiguo Testamento fue ofrecida. El reino ofrecido a Israel era la misma teocracia predicha en el Antiguo Testamento. Bright dice:
Pero en su repetida mención del reino de Dios, Jesús nunca se detuvo a definirlo. Ni ninguno de sus oyentes jamás le interrumpió para preguntar: Maestro, ¿qué significan las palabras, Reino de Dios, que tú usas tan frecuentemente? Al contrario, Jesús usaba el término como si estuviera seguro que seria entendido, y lo fue. El Reino de Dios estaba dentro del vocabulario de cada judío. Era algo que ellos entendían y anhelaban
desesperadamente.2
La misma observación se declara otra vez:
El Nuevo Testamento comienza el anuncio del reino en términos expresivos que se
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conocían muy bien. . . La predicación del reino, su sencillo anuncio, sin el menor intento de explicar su significado o naturaleza, el lenguaje mismo en que fue anunciado a los judíos: todo presuponía que era un asunto familiar a todos. Juan el Bautista, Jesús y los setenta, todos proclamaron el reino de una manera, sin definición o explicación, que indicaba que
sus oyentes estaban familiarizados con su significado.3
McClain señala que ese reino ofrecido en los Evangelios era el mismo que fue predicho por los
profetas. El escribe:
. . .en las obras y enseñanzas de Cristo podrá encontrarse cada aspecto del reino profetice Es básicamente espiritual; tanto que El que "no naciere de nuevo" ni siquiera puede ver el reino de Dios. Su aspecto ético está completamente establecido en el Sermón del Monte. . . La enmienda de los males sociales aparece en la predicación del establecimiento de su reino cuando todos esos males sean severamente echados fuera por medios sobrenaturales. La naturaleza eclesiástica de su reino es reconocida cuando El saca a los cambiadores del templo con un látigo. ¿Por qué no pasar por alto simplemente el templo si, como dicen algunos, Dios terminó con Israel y con la idea teocrática? Al contrario ... El reclama el derecho al templo judío, y cita una profecía del reino en defensa de su acción, "Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos" (Isa_56:7). Aún al aspecto político del reino profético se le asigna un lugar importante en . . .que presenta la propia descripción que Cristo hace de El mismo cuando esté sentado sobre el trono de gloria, juzgando a las naciones que vivan en la tierra. . . En cuanto a los aspectos físicos de su reino, léase el relato del Nuevo Testamento sobre hombres ciegos que vieron, paralíticos que caminaron, sordos que oyeron, leprosos que fueron sanados; léase el recuento de multitudes que fueron alimentadas con poder sobrenatural, léanse los relatos de la liberación de los peligros
del viento, de la tempestad y de la violencia.4
B. El reconocimiento del Mesías. Cristo, en su nacimiento, fue reconocido como Mesías. El mensajero angélico, que anunció a María su nacimiento, aclaró lo concerniente a la obra del Hijo de María:
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin (Luc_1:31- 33).
El himno de acción de gracias que entonó María (Luc_1:46-55) también indica que María entendió así el anuncio angélico. Elizabet habló profética-mente del advenimiento de "mi Señor" antes de su nacimiento (Luc_1:43), movida por el Espíritu Santo (Luc_1:41). A Simeón, que "esperaba la consolación de Israel" (Luc_2:25), le fue revelado el hecho y él entendió claramente que se refería a Ir Persona de Cristo, como observamos en su profecía (Luc_2:29-35). Ana, la profetisa, que "esperaba la redención de Jerusalén" (Luc_2:38), vio el cumplimiento de sus esperanzas en el Mesías que había aparecido. Los magos vinieron buscando al "Rey de los Judíos que ha nacido" (Mat_2:2) y se les dio atestación divina de que habían encontrado a Aquel en quien sus esperanzas podían realizarse. Mateo, escribiendo para presentar a Jesús como el Mesías de Israel, comienza su relato con la genealogía que traza el linaje, no como pudo haberse esperado, hasta Abraham solamente, de cuyo linaje El podría venir para redimir, sino hasta David, de cuyo linaje El podría venir a reinar. Todos los eventos asociados con su nacimiento confirman su calidad de Mesías.
C. El Mesías anunciado por su heraldo. Cristo fue precedido por el precursor que anunciaba el acercamiento del reino. El ministerio de Juan el Bautista, de acuerdo con las propias palabras del Señor (Mat_11:13-14; Mat_17:10-13), fue aquel ministerio predicho por Mal_4:5-6, según el cual alguien anunciaría la llegada del Rey de Israel. La palabra anunciada por Juan es significativa: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mat_3:2). Sin definir el concepto del reino en su mente, simplemente anuncia la inminencia de esa teocracia. El bautismo administrado
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por Juan era el ritual de limpieza mediante la aplicación del agua, dependiente de la confesión de los pecados, en preparación para la venida del Mesías, administrado por uno que procedía del linaje sacerdotal. Era una confesión de pecados, de necesidad, y de esperanza en Uno que venía, quien, de acuerdo con la expectativa del Antiguo Testamento, satisfaría plenamente esa necesidad. Identificaba a aquellos que, como Juan, estaban esperando al Mesías.
D. La teocracia anunciada por Cristo. Jesucristo, tanto en su propio ministerio como en el ministerio encomendado a los discípulos, anunció el hecho de que el reino teocrático se había acercado. Después de la terminación del ministerio del heraldo (Mat_4:12), el Señor comenzó su ministerio público con el anuncio: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mat_4:17). Al enviar a los doce, Jesús los comisionó para predicar, diciendo, "El reino de los cielos se ha acercado" (Mat_10:7). Se envía a los setenta y se les da el mandamiento: ". . .decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios" (Luc_10:9-11). A estos mensajeros se les dice:
Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron (Luc_10:23-24).
Con el término "se ha acercado" se hace el anuncio de que el reino debe esperarse inminentemente. No se garantiza que el reino será instituido inmediatamente, sino más bien que todos los eventos indicadores han sido removidos de manera que es inminente.
E. El mensaje teocrático limitado a Israel. El reino que fue anunciado, fue anunciado solamente a Israel:
A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado (Mat_10:5-7).
No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mat_15:24).
Por esta razón Pablo podía decir que "Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres" (). No podía haber ninguna bendición universal del pacto de Dios con Abraham, aplicable a los gentiles hasta que Israel hubiese experimentado la realización del reino teocrático, en cuyo reino y con cuyo Rey serían benditas las naciones.
F. El mensaje teocrático confirmado. La autenticidad de la oferta del reino fue demostrada por señales y milagros. Cuando Juan el Bautista le preguntó a Cristo, "¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? " (Mat_11:3), sin duda porque Juan creía que el Mesías no podía ser recibido si el precursor había sido rechazado, el Señor respondió:
Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí (Mat_11:4-6).
Las señales hechas por Cristo eran evidencias del poder que residiría en el Rey teocrático y manifestaciones de las bendiciones que existirían en el reino. Bien declara Peters:
(Los milagros de Cristo) están tan relacionados con el reino que no pueden separarse de él sin deterioro mutuo. De esa manera lo presentó Jesús mismo (Mat_12:28), "Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera a los demonios, ciertamente ha llegado a (o como algunos expresan, sobre) vosotros el reino de Dios". Aquí tenemos: 1. La relación existente entre el reino y los milagros; que sin éstos no podría revelarse el primero. 2. Que los milagros son una manifestación del poder que Jesús posee, el cual ejercerá cuando El establezca su reino. 3. Que el echar milagrosamente los demonios, o a Satanás, es un evento relacionado con el reino, y su cumplimiento por medio de Jesús se verifica de esa manera tal como estaba predicho, por ejemplo, Apo_20:1-6. 4. Que el hecho de echar Jesús milagrosamente los demonios es una premonición que predice, anuncia, prefigura . . . como la transfiguración,
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el reino mismo. Los milagros son, pues, seguri¬dades que se otorgan de que el reino vendrá como se había predicho. Los milagros de Jesús son tan variados y significativos a la luz del reino, que fácilmente se puede percibir cómo nos dan la confianza necesaria en sus varios requerimientos y aspectos. La resurrección de los muertos está relacionada con el reino. Que las llaves de la muerte penden del cinto de Cristo lo revelan los milagros de resurrección de los muertos. . . La enfermedad y la muerte serán erradicadas de entre los herederos del reino; los numerosos milagros de sanidad de varias enfermedades y la restauración de los moribundos, establecen que existe un poder que puede ejecutarlos. La más absoluta perfección del cuerpo se disfrutará en el reino; esto se prefigura mediante la remoción de la ceguera, la parálisis, la sordera, y la mudez. El hambre, la sed, la escasez, etc. , darán lugar a la abundancia de el reino; los milagros de alimentación de miles de personas certifican el predicho poder que realizará esto. El mundo natural estará completamente bajo el dominio del Mesías en ese reino; los milagros de la pesca, de calmar la tempestad, de conducir el barco a su destino, de caminar sobre las aguas, del pez con la moneda del tributo, de la destrucción de la higuera estéril, y el muy ridiculizado milagro de transformar el agua en vino, indican que Aquel que establecerá este reino en verdad tiene poder sobre la naturaleza. El mundo espiritual, invisible, ha de estar, como se ha predicho, en contacto y comunicación con este reino; y esto lo verificó Jesús mediante los milagros de la transfiguración, la sanidad del endemoniado, el lanzamiento de una legión de demonios de la vida de un hombre, el paso por entre la multitud sin dejarse ver, y mediante los milagros de su muerte, resurrección y ascensión. En verdad casi no hay aspecto de este reino predicho que ha de ser formado mediante la obra especial del Ser Divino, que no nos sea también confirmado por algunas vislumbres del poder que los llevará a cabo. El reino — el fin o propósito— está diseñado para quitar la maldición del hombre y de la naturaleza, e impartir las más extraordinarias bendiciones al nuevo hombre y a la nueva naturaleza; pero todo esto ha de hacerse mediante Uno que, como se ha dicho, tendrá poder sobrenatural para efectuarlo. Es razonable, por lo tanto, esperar que, como parte del desarrollo del mismo plan, cuando venga Aquél por medio del cual el hombre y la naturaleza han de ser regenerados, haya una manifestación de poder —más abundante y superior a todo lo
precedente- sobre el hombre y la naturaleza, para confirmar nuestra fe en El y en su reino.5
Cada milagro que el Señor efectuó, pues, puede entenderse no solo como una demostración del poder teocrático del Mesías, sino también como algo que demuestra las condiciones que existirán en el reino teocrático cuando sea establecido.
G. La oferta teocrática en relación con las profecías del Antiguo Testamento. La autenticidad de la oferta del reino fue verificada por una referencia a la promesa del Antiguo Testamento. En numerosas ocasiones el Señor explica el curso de alguna acción, con respecto a la cual se había originado algún problema, apelando a las promesas mesiánicas del Antiguo Testamento, para mostrar que El cumplía aquello que el Mesías haría en su venida. Su derecho a tomar posesión del Templo de Dios y limpiarlo, se justifica mediante una referencia a un salmo que era reconocido como mesiánico (comp. Jua_2:17 con ). Su primera aparición pública en la sinagoga origina una declaración acerca de la obra del Mesías (comp. Luc_4:18-19 con Isa_61:1). La cuestión de si El ha sido precedido por el heraldo prometido se aclara por medio de las Escrituras mesiánicas (comp. Luc_7:27 con Mal_3:1). La cuestión de si El está calificado para ser el Mesías, personalmente, origina una exposición de la promesa mesiánica (Luc_20:41-44). La limpieza final del templo se justifica otra vez mediante una apelación a la promesa mesiánica (comp. Mat_21:13 con Isa_56:7). En el ministerio de resurrección Cristo claramente establece la relación entre los profetas del Antiguo Testamento y El mismo (Luc_24:25-27). Esas citas son suficientes para mostrar que Cristo constantemente acudió a las promesas del reino teocrático para explicar el curso de su acción.
H. La relación de Cristo con la oferta. El reino fue ofrecido en la Persona del Rey. La declaración del Señor es: "he aquí el reino de Dios está entre vosotros" (Luc_17:21). El Señor no está
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asegurando que su reino había de ser un reino espiritual en los corazones de los hombres. Esto es contrario a todo el tenor de la Palabra de Dios. El está asegurando que el reino que ellos esperaban ya estaba "entre ellos" en la Persona del Rey. El legítimo Rey está presente y todo lo que se requería era arrepentimiento de parte de la nación y la recepción de Cristo como el Mesías teocrático.
I. La contingencia de la oferta. La oferta del reino era una oferta contingente. Dios conocía demasiado bien la respuesta que la nación de Israel daría a la oferta del reino; no obstante, el establecimiento del reino teocrático dependía del arrepentimiento de la nación, el reconocimiento de Juan el Bautista como el precursor prometido, y la recepción de Jesucristo como el rey teocrático. McClain dice:
Más de un expositor ha tropezado en el ultimátum de Cristo: "No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel". La única explicación adecuada es la de tener en cuenta, lo que el Señor entendió claramente, la naturaleza contingente del mensaje del reino. Para poner el asunto en pocas palabras: El establecimiento inmediato y completo de su reino dependía de la actitud de la nación de Israel, a quien pertenecían las promesas y los pactos divinos ...
Es obvio que nuestro Señor entendió claramente la naturaleza contingente del mensaje de su reino en su evaluación de Juan el Bautista y su carrera meteórica. Todo judío inteligente sabía que la palabra final del último profeta del Antiguo Testamento predijo la aparición de Elías como el precursor del establecimiento del Reino. Y Jesús declara, en , con respecto a Juan, "Si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir". Aún más tarde, cuando los eventos históricos habían demostrado la certeza de que la nación judía lo rechazaba y le daría muerte, nuestro Señor se refiere otra vez a Juan, pero entonces ya estaba echada la suerte. "A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas", asegura El a los discípulos; pero agrega: "Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron". No vacilo en decir que tenemos aquí la clave a uno de los problemas más difíciles de la escatología del Nuevo Testamento en relación con el reino: El establecimiento inmediato del
reino intermediario en la tierra era contingente, y dependía de ¡a actitud de Israel6
A lo largo de ambos Testamentos, las bendiciones del reino teocrático dependen del arrepentimiento del individuo y de la recepción del nuevo corazón que ofrece el Mesías. Aún en la administración teocrática del Antiguo Testamento, al incrédulo y al corrompido se le cortaba la participación con el pueblo creyente y preparado. Esto lo presenta claramente Pedro en Hechos, cuando llama a la nación para que se arrepienta (Hch_2:38; Hch_3:19).
J. La oferta bona fide. Esta oferta del reino era, no obstante, una oferta de buena fe. Sería una burla que Dios hubiera presentado el reino teocrático si no hubiera sido una oferta genuina. Peters dice:
Este reino le fue ofrecido de buena fe a la nación; esto es, se le hubiera concedido si la nación se hubiera arrepentido. El resultado previsto no importaba en el ofrecimiento de éste, en cuanto se refería a la libre elección de la nación; ese resultado emanó de una elección voluntaria. La incredulidad nacional no cambió la fidelidad de Dios, Rom_3:3. Cualquier otro criterio sería degradante para la misión de Cristo, la sinceridad y el deseo de Jesús de que la nación aceptara, se evidencia en las lágrimas que derramó en Jerusalén, en su discurso a ella; en sus incesantes labores, en el envío de los doce y de los setenta, y en sus obras de misericordia y amor. Se deduce, pues, que a los judíos se les había otorgado el privilegio de aceptar el reino, y si se hubieran cumplido las condiciones relacionadas con éste, entonces el reino de David hubiera sido de los más gloriosamente restablecido por el
Mesías.7
Hay muchos que arguyen que la oferta bona fide del reino a la primera venida, minimiza la cruz y
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no deja lugar para el cumplimiento del programa redentor de Dios.8 En respuesta a este argumento se puede decir que la oferta y el rechazamiento del reino teocrático fue el designio de Dios por el cual su eterno propósito se cumplió realmente. Lo que alcanzó el propósito divino de salvación mediante la muerte de Cristo fue el rechazamiento del reino que le ofreció a Israel. Bien observa Peters:
La pregunta, ¿Cómo, pues, se hubiera cumplido la propiciación mediante el derramamiento de sangre? nada en absoluto tiene que ver con la sinceridad de esta oferta, por cuanto la multiforme sabiduría de Dios hubiera sido igual a la emergencia bien fuera, anticipándose a algún otro período, o proveyendo para ello previamente; o de alguna otra manera, desconocida para nosotros. Como se ve, los propósitos de Dios, su determinadp consejo, se conforman a lo que era la prevista elección voluntaria de la nación. La misericordia de Dios estaba dispuesta a conceder el don, pero la depravación de la nación lo impidió. Que el reino hubiera sido establecido si la nación hubiera creído, es evidente en Dt. , cap. 32; 2Cr_7:12-22;Isa_48:18; Sal_81:8-16, etc.
. . .El argumento de Pablo en Romanos procede de la suposición de que la nación tenía el poder de elegir, que voluntariamente eligió el mal, y que Dios decretó por misericordia su caída para la salvación de los gentiles. Ellos tropezaron y cayeron, no por necesidad, y no porque el propósito de Dios lo requería, sino solamente por su propia incredulidad; y el plan de Dios omnisciente abarcó esta incredulidad como un resultado previsto, e hizo provisión
conforme a esto.9
El principio de que Dios hace una oferta genuina aun cuando se prevé que no será aceptada es
reconocido en la Escritura. Chafer señala:
Esta primera oferta del reino había sido simbolizada mediante los eventos de Cades Barnea. Allí se le dio a esta nación, que ya había probado las incomodidades del desierto, una oportunidad para entrar inmediatamente a su tierra prometida. De esta manera se les permitió escoger. Ellos no entraron, y se devolvieron a vagar cuarenta años más en el desierto y a sufrir castigos adicionales. Ellos hubieran podido entrar a la tierra con bendición. Dios sabía que no lo harían; aun así, fue por propia elección de ellos que la bendición se pospuso. Más tarde fueron llevados otra vez a la tierra después de sufrir castigos y aflicciones en el desierto. 'Esta vez, sin embargo, no se dejó el asunto a su propia
elección.10
Hay algunos que sostienen que la oferta no hubiera podido ser genuina, por cuanto el Antiguo
Testamento predecía sufrimientos del Mesías primero, luego vendría su gloria.11 Se afirma que el orden hace que la muerte necesariamente venga primero y, por lo tanto, no podía haber ninguna oferta genuina del reino. Es suficiente señalar que los profetas vieron los eventos a la luz del rechazamiento, en el verdadero orden en que acontecieron, no en su orden contingente. Este orden no viola la genuinidad de la oferta, pero sí muestra que el rechazamiento de la oferta fue el medio designado para alcanzar el fin de Dios.
Algunos afirman que ni el Señor ni Juan ofrecieron jamás a Israel un reino terrenal, sino
solamente un reino espiritual.12 Tal punto de vista deja de comprender completamente la naturaleza del "reino" predicado por Juan, el Señor, y sus discípulos. Se ha señalado el hecho de que ellos predicaron el mismo reino prometido en el Antiguo Testamento y esperado por Israel sin cambios de conceptos en absoluto.
II. LA PRESENTACIÓN DEL REINO TEOCRÁTICO Y SU RECHAZAMIENTO POR PARTE DE ISRAEL SEGÚN LO REGISTRA MATEO
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El propósito por el cual se escribió el Evangelio según San Mateo fue el de registrar la presentación de Jesucristo como el Mesías, trazar la oposición de la nación a El y al reino que ofrecía, y registrar el rechazamiento oficial y final de ese Rey y ese reino por parte de Israel. Haremos un análisis de este tema en dicho Evangelio, para estudiar este argumento, debido a su relación decisiva con todo el concepto y el programa del reino.
Hay tres aspectos principales en el Evangelio según San Mateo:
(1) la presentación y autenticación del Rey (); (2) la oposición al Rey (); y
(3) el rechazamiento final del Rey ().
A. La presentación y autenticación del Rey. Mateo dedica la primera parte de su Evangelio a la presentación y autenticación de Jesús como el Mesías a Israel (1:11-11:1).
1. En esta parte, la primera sección abarca la presentación del Rey de Israel (1:1-4:11). Dentro de ésta, Mateo presenta su llegada (), describe su linaje (Mat_1:1-17) para demostrar su derecho al trono, y su venida (), para probar, mediante el nacimiento virginal, que El tenía derecho legal al trono. El nombre que le fue dado en su nacimiento () lo relaciona a El con Josué, quien guió al pueblo a la tierra y a una vida de paz y descanso. En su infancia (Mat_2:1-23) está representado el homenaje de los gentiles (Mat_2:1-2) y el rechazamiento de los judíos (Mat_2:13-15). Mateo presenta, además, al embajador del Rey (Mat_3:1-12) para demostrar que las Escrituras se cumplían. Después de esta presentación, viene la aprobación del Rey (), división en la cual Mateo registra el testimonio de su bautismo (Mat_3:13-17), en el cual Dios manifiesta la aprobación del Mesías, y también el testimonio de su victoria sobre Satanás en la tentación (Mat_4:1-11), con lo cual queda establecido su derecho moral para gobernar.
2. En la segunda sección de esta parte, Mateo registra las proclamaciones del Rey (), las cuales establecen su derecho judicial para gobernar. La autoridad real se demuestra en su capacidad para conducir a los hombres a la obediencia (Mat_4:12-22). Las credenciales del Rey son presentadas por El (Mat_4:23-25). Los pronunciamientos del Rey () demuestran autoridad Real. Ya Jesús y Juan habían anunciado que el reino estaba cerca. Los milagros habían probado la validez de ese anuncio. Las multitudes desean saber cuáles son los requisitos para entrar a ese anunciado reino. El Sermón del Monte fue pronunciado para exponer más completamente los requisitos para entrar a este predicho reino. Se describen los subditos del reino (Mat_5:1-16), se establece la relación del Rey con la ley (Mat_5:17-20), se exponen las falsas interpretaciones que los fariseos hacían de los requisitos de la ley (Mat_5:21-48), y se revelan las falsas prácticas de los fariseos (). Se dan instrucciones a los que entrarían al reino con respecto a la oración (Mat_7:7-11), a la verdadera justicia (Mat_7:12), al camino de acceso al reino (Mat_7:13-14), a los falsos maestros (Mat_7:15-23), y con respecto a los dos fundamentos (Mat_7:24-29).
3. La tercera sección de esta parte del Evangelio es una presentación del poder del Rey () para autenticar sus afirmaciones con respecto al oficio mesiánico. La autoridad del Mesías se manifiesta en la esfera de la enfermedad cuando El sana al leproso (Mat_8:1-4), al paralítico (Mat_8:5-13), y a la mujer que estaba dominada por la fiebre (Mat_8:14-15). Demuestra su autoridad en la esfera demoníaca (Mat_8:16-17), en la esfera humana (Mat_8:18-22; Mat_9:9), en los dominios de la naturaleza (Mat_8:23-27), en la esfera del pecado (Mat_9:1-8), en la esfera de la tradición (Mat_9:10-17), en los dominios de la muerte (Mat_9:18-26), y en los dominios de las tinieblas (Mat_9:27-34). Todas estas demostraciones de autoridad sirvieron para poner de manifiesto sus derechos al oficio mesiánico (Mat_9:35). La demostración final de esta autoridad se ve en que El puede delegar esta autoridad a otros (). Esta delegación de autoridad llega a ser la evidencia concluyente de sus prerrogativas mesiánicas, por cuanto solo uno que posea autoridad puede delegar esa autoridad en otros. En esta porción del Evangelio, el Mesías es motivado por la compasión (Mat_9:35-38), hace un llamamiento a los discípulos (Mat_10:1-4), y
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les da una comisión (). El mensaje confiado a ellos (Mat_10:5-15) es un mensaje exclusivamente para Israel (Mat_10:4-5), debido a su condición perdida (Mat_10:6), y gira alrededor del mismo mensaje que Juan y Cristo proclamaron (Mat_10:7) y que había de ser confirmado por las mismas señales que autenticaron el ministerio de Jesús como el Mesías (Mat_10:8). Este ministerio no es sino una extensión de su ministerio para Israel y un anuncio del mismo mensaje que El les trajo a ellos. La recepción del mensaje del reino ha debido ser igual a la recepción que se le dio a la proclamación que Juan hacía de ese reino. Ellos serían perseguidos y rechazados debido a su anuncio (Mat_10:16-23). Sin embargo, habían de ser consolados por cuanto serían objeto especial del cuidado del Padre (Mat_10:24-33). Aunque habría divisiones debido a este ministerio (Mat_10:34-39), habría también una recompensa por su predicación y para aquellos que recibieran la de ellos (Mat_10:40-42). Hasta ese punto del Evangelio, Mateo ha presentado cuidadosamente a una Persona ante la nación. Su derecho legal, su derecho moral, su derecho judicial, y su derecho profético al trono mesiánico quedaban probados. Una completa autenticación para sostener este argumento había sido presentada.
B. Oposición y rechazamiento del Rey. La segunda división del Evangelio según San Mateo está dedicada a la oposición y al rechazamiento del Rey por parte de la nación de Israel ().
1. Primero, Mateo traza el principio del rechazamiento (Mat_11:2-27), que comienza con la oposición al precursor, Juan (Mat_11:2-15), y continua con la crítica (Mat_11:16-19), y culmina con la oposición de los indiferentes (Mat_11:20-24). El adverbio de tiempo en Mat_11:20 indica un cambio de hincapié en el ministerio de Cristo, que nacía de esta actitud hacia El. A pesar de la oposición, se extiende una invitación a los que son como niños (Mat_11:25-30).
2. Luego Mateo, traza las controversias con las autoridades. La primera controversia es acerca de la cuestión del sábado (Mat_12:1-8), la segunda también es sobre la cuestión del sábado (Mat_12:9-21), la tercera, sobre la sanidad de un endemoniado (Mat_12:22-37). Por causa de este milagro, se acusa al Mesías de ministrar con poder y autoridad satánicos. Cristo refuta esta acusación, indicando que la división dentro del reino de Satanás es imposible (Mat_12:25-26), a los exorcistas no se los acusa de poder satánico (Mat_12:27), y esto debe interpretarse como una demostración de la autoridad mesiánica (Mat_12:28). A toda esta controversia le sigue una severa advertencia (Mat_12:31-37) en cuanto a la gravedad del pecado de rechazar el testimonio del Espíritu Santo con respecto a la Persona de Cristo. La cuarta controversia (Mat_12:38-42) gira alrededor de una petición de mayor evidencia con respecto a su calidad de Mesías. La conclusión de esta controversia se da en Mat_12:43-50, donde Cristo repudia las relaciones naturales, como las que sostenía Israel con El, y anticipa una nueva relación que había de establecerse basada en la fe. Debe observarse que en toda esta controversia hay sólo una cuestión esencial ante la nación. "¿Será éste aquel Hijo de David? " (Mat_12:23).
3. Mateo traza las consecuencias del rechazamiento (Mat_13:1-52). En las parábolas de este capítulo, el Mesías reseña el desarrollo del programa del reino a la luz del rechazamiento del Mesías por parte de Israel, y reseña los sucesos del período de tiempo que va desde el rechazamiento hasta la futura recepción del Mesías por parte de Israel en la segunda venida.
4. Mateo presenta la culminación del rechazamiento del Mesías por la nación (). Hay rechazamiento en Nazaret (Mat_13:53-58), por parte de Herodes (Mat_14:1-36), por parte de los escribas y fariseos (Mat_15:1-39), a pesar de la señal de sanidad de la hija de la mujer sirofenicia (Mat_15:21-28), la señal de sanidad de muchos (Mat_15:29-31), y la alimentación de los cuatro mil (Mat_15:32-39). El rechazamiento final es el de los fariseos y los saduceos (Mat_16:1-12), que resulta en el retiro de cualesquiera otras señales para Israel, con excepción de la señal de Jonás, esto es, la señal posterior de la muerte y resurrección del Mesías. Así, toda esta división de Mateo () es un registro de oposición progresiva contra el Mesías. Se manifestó primero en la oposición a su precursor y luego al Mesías mismo. La oposición tomó forma de conflicto abierto entre el Mesías y los dirigentes de la nación. Como resultado de esta
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oposición y rechazamiento anticipado, el Mesías reseña su programa del reino, desde el rechazamiento hasta la recepción. La oposición se desarrolla en abierto rechazamiento por parte de varios partidos de la nación, hasta que es evidente que no hay ninguna posibilidad de que la nación lo reciba a El como Mesías y se espera que la muerte de Jesús ha de ser el resultado.
C. El rechazamiento final del Rey. La tercera parte del Evangelio describe el rechazamiento final del Mesías por parte de Israel ().
1. Dentro de esta parte, Mateo presenta la preparación que el Mesías les da a los discípulos, en vista de este rechazamiento (). Se les concede una revelación a los discípulos, de la Persona del Mesías, en vista de su muerte que se aproxima (Mat_16:13-16). A esto le sigue una revelación de su programa para la Iglesia (Mat_16:17-20), del programa relacionado con su muerte (Mat_16:21-26), y del programa del reino (). La transfiguración fue una revelación de la venida del Hijo del Hombre en gloria (Mat_16:27), y debe entenderse como un cuadro anticipado en miniatura de la segunda venida del Mesías en gloria para establecer su reino (2Pe_1:16-18). Mateo presenta las instrucciones del Mesías en vista de su muerte (). En esta sección hay instrucciones con respecto a la persecución (Mat_17:22-23), los privilegios de los hijos (Mat_17:24-27), la humildad (Mat_18:1-5), las ofensas (Mat_18:6-14), la disciplina (Mat_18:15-20), el perdón (Mat_18:21-35), el divorcio (Mat_19:1-12), el recibir a los niños (Mat_19:13-15), las riquezas (Mat_19:16-26), el servicio (), su muerte (Mat_20:17-19), la ambición (Mat_20:20-28), y la autoridad mesiánica (Mat_20:29-34).
2. En segundo lugar, en esta parte, Mateo registra la presentación y el rechazamiento formales del Rey (). Dentro de esta sección se da la presentación formal del Rey, en su entrada triunfal (Mat_21:1-17), que se conformaba con el tiempo de la venida del Mesías anunciado en Dan_9:24-27). La limpieza del templo (Mat_21:12-13) es una parte adicional de su presentación formal, ya que el Mesías actúa en el nombre de su Padre para tomar posesión del templo de su Padre. La sanidad de los enfermos (Mat_21:4) es también una presentación formal adicional, pues en ella se demuestra su autoridad. El acto final en su presentación formal de Sí mismo como Mesías es la aceptación de la alabanza del populacho (Mat_21:15-17). Después de esta presentación formal, el Mesías se retiró de Jerusalén (Mat_21:17). Este es un hecho significativo debido al rechazamiento por parte de la nación. A esto le sigue la maldición de la higuera por parte del Mesías (Mat_21:18-22). Por cuanto la higuera se usaba para representar a la nación de Israel en la Escritura, este hecho se considera como el acto del Mesías mediante el cual El rechazaba a la nación debido a que ella lo había rechazado a El.
3. El tercer movimiento dentro de esta parte es el conflicto final con la nación (). Hay un conflicto con los sacerdotes y los ancianos (Mat_21:23), sobre la cuestión de su autoridad. Tres parábolas ilustran este trágico conflicto: la parábola de los dos hijos (Mat_21:28- 32), en la cual indica la actitud de ellos hacia el ministerio de Juan; la parábola del padre de familia (Mat_21:33-46), la cual indica la actitud de ellos hacia El mismo; y la parábola de la fiesta de las bodas (Mat_22:1-14), lo cual indica su actitud hacia la invitación de Dios a entrar al reino. Hay un conflicto con los herodianos (Mat_22:15-22) sobre la cuestión de los tributos. Hay también un conflicto con los saduceos (Mat_22:23-33) sobre la cuestión de la resurrección. Y uno con los fariseos (Mat_22:34-46) sobre la cuestión de la interpretación de la ley.
4. El cuarto aspecto es un acto mediante el cual Cristo manifiesta su rechazamiento a la nación de Israel debido a que ella ya lo había rechazado a El y su reino (Mat_23:1-39). El capítulo registra los ayes pronunciados contra los fariseos, que culmina con el anuncio de un juicio (Mat_23:33) y una declaración final de desolación (Mat_23:38).
5. Este rechazamiento nos lleva a las predicciones del Rey (), sección en la cual se desarrolla la cronología de eventos relacionados con la nación de Israel. En respuesta a las preguntas de los discípulos con respecto al futuro de la ciudad y de la nación, El describe el período de la tribulación (Mat_24:4-26), la segunda venida (Mat_24:27-30), y la reunión de Israel (Mat_24:31). El desarrollo cronológico se interrumpe para dar instrucciones parabólicas sobre la
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necesidad de velar (Mat_24:32-51). La cronología de los eventos se reanuda con una revelación con respecto al juicio contra Israel (Mat_25:1-13 y Mat_25:14-30) y al juicio contra los gentiles (Mat_25:31-46) para indicar que sólo los salvos entrarán al milenio, que ha de seguir a la segunda venida del Mesías.
6. El sexto aspecto en esta parte es el cuadro de la pasión del Rey (). Se describen los eventos que preceden a su muerte (): el anuncio del tiempo de la muerte (Mat_26:1-2); la conspiración (Mat_26:3-5); el ungimiento (Mat_26:6-13); la traición (Mat_26:14-16); la observancia de la Pascua y la institución de la Cena del Señor (Mat_26:17-30); la predicción de la negación de Pedro (Mat_26:31-35); la experiencia en el huerto (Mat_26:36-46); el arresto y el juicio del Mesías (), donde la única cuestión que se presenta ante el tribunal es la cuestión de si Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios (Mat_26:63). Se describen los eventos de su muerte y sepultura (Mat_27:33-66). Hay un número de incidencias en la crucifixión misma que dan evidencia de que era al Mesías, a Quien los judíos estaban dando muerte. La burla de los soldados que clamaban: "¡Salve, Rey de los Judíos! " da testimonio de esto. La repartición de los vestidos (Mat_27:35) se reconoce como el cumplimiento de un salmo mesiánico, y relaciona de esa manera este evento con el Mesías mismo. La inscripción sobre la cruz (Mat_27:37) es un testimonio adicional. Los vituperios que le lanzaban (Mat_27:40) se debían a que El había dicho tener poderes mesiánicos. Las mofas de los sacerdotes (Mat_27:42-43) las recibió por el hecho de haber ofrecido El una salvación que solo el Mesías podía presentar al pueblo. Las tinieblas sobrenaturales (Mat_27:45) y el clamor que salió de sus labios (Mat_27:46) así como el ofrecimiento del vinagre (Mat_27:48) todo era cumplimiento de lo que había predicho el salmista acerca de la muerte del Mesías. Los milagros que acompañaron su muerte (Mat_27:45, Mat_27:51-52) deben considerarse todos como evidencias de que verdaderamente El era el Mesías de Dios. Su misma sepultura (Mat_27:57-60) fue el cumplimiento de la misma porción mesiánica central del Antiguo Testamento: Isa_53:1-12. En el pedido de un sello para la tumba (Mat_27:62- 66) hay una insinuación sutil de que los dirigentes sabían que El era el Mesías, y que temían que su criterio resultara ser falso al aparecer la tumba vacía, y procuraron de esa manera, asegurarla lo mejor posible. Aún la muerte y sepultura de Cristo, que parecen una aparente derrota de su propósito en cumplir los pactos con Israel, abundan en testimonio mesiánico.
7. El aspecto final en esta parte del Evangelio consiste en un registro de la prueba del derecho mesiánico del Rey: la resurrección del Mesías (Mat_28:1-20). La tumba vacía (Mat_28:1-8) y las apariciones después de la resurrección (Mat_28:9-10) son evidencia tan suficiente de que El era el Mesías, que tuvieron que recurrir a una treta para explicar la tumba vacía (Mat_28:11-15). A Israel se le había dado su gran señal con respecto a la persona de Cristo. La comisión final de los discípulos (Mat_28:16-20) es la última demostración de la autoridad mesiánica de Cristo.
El Evangelio de Mateo fue escrito para presentar al Mesías ante Israel y para registrar la actitud de la nación hacia El. El primer aspecto del libro tiene que ver con su presentación y autenticación, El es presentado con sus derechos legales, morales, judiciales y proféticos al trono, derechos que quedan plenamente autenticados por el Rey mediante sus milagros. El segundo aspecto que se observa es la oposición y el rechazamiento del Mesías por parte de la nación de Israel. La oposición se convierte en abierto rechazamiento de la nación a Cristo. Como resultado de este rechazamiento, se revela un programa misterioso para una nueva. El tercer gran aspecto tiene que ver con la culminación del rechazamiento en la muerte del Mesías. Fue el Rey de los Judíos el que fue crucificado. La resurrección del Crucificado fue una aprobación divina de todas sus afirmaciones y la autenticación de El como Mesías. Por cuanto Israel rechazó al Mesías, ellos llevarán su pecado hasta que El venga a redimir la nación y a reinar en gloria, aclamado por todos como el Mesías.
III. EL RETIRO Y LA POSPOSICIÓN DE LA OFERTA DEL REINO - TEOCRÁTICO DESPUÉS QUE ISRAEL LO RECHAZO
Se indicó, al analizar el tema del Evangelio según San Mateo, que el punto culminante del ministerio del Señor para Israel está en el capítulo 12, donde se registra el rechazamiento que Cristo le manifiesta a Israel, lo cual se debió a que ellos lo habían rechazado a El y el retiro de la
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oferta del reino. Gaebelein, hablando de los eventos de los capítulos once y doce, dice: "Es el gran punto decisivo en este Evangelio y con él cesan tanto la oferta que nuestro Señor hizo a Israel de
ser su Rey, como la oferta del Reino".13 Barnhouse hace notar la importancia del evento registrado en Mat_12:14-15.
El odio que había en los corazones de los líderes religiosos había llegado a tal punto que tuvieron un consejo contra El para destruirle (Mat_12:14). Fue entonces cuando sucedió un hecho, tan dramático y tan significativo que no debemos dejar de ver. Leemos que "Sabiendo esto Jesús" - sabía que ellos tenían un consejo contra El- "se apartó de allí" (versículo Mat_12:15). Fue un día triste para Israel. Cuando el Mesías de Israel se retiró de su pueblo, no podía haber otra cosa que
amargura en la copa de ellos.14
Por cuanto la nación le había rechazado a El, el Señor anuncia la rotura de todos los nexos
naturales por los cuales El estaba unido con la nación (Mat_12:46-50).
A partir de este anuncio del Señor con respecto al hecho de que rechazaba la nación, se puede trazar el movimiento definido del retiro de la oferta del reino. En las parábolas (Mat_13:1-50), el Señor reseña el programa del desarrollo del reino teocrático durante el período de ausencia del Rey, y anuncia el comienzo de un programa completamente nuevo, no anunciado, e inesperado: la iglesia (Mat_16:13-20). El prepara a los discípulos para una larga tardanza en el programa del reino relacionado con Israel (Luc_19:11-27). El promete la segunda venida, tiempo en el cual el programa del reino de Israel será reanudado (Mat_24:27-31), y da a la nación señales que anunciarán su segunda venida (Mat_24:4-26). El prepara a los discípulos para su ministerio en esta nueva era (), pero les promete participación en el reino, a pesar de su tardanza (Mat_19:28-30; Luc_22:28-30). El Señor aun da a los discípulos un cuadro anticipado en miniatura de su segunda venida a establecer el reino (). De esa manera vemos que el Señor está preparando a los discípulos para el retiro de la oferta del reino y la institución de un nuevo programa y una nueva era antes que el programa del reino sea consumado.
En el ministerio público del Señor hay una progresión de anuncios que aseguran el retiro de la oferta del reino. El anuncio de los ayes contra los líderes de la nación () significa que ellos no tienen ninguna expectativa, sino la del juicio. La declaración del Señor es final:
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor (Mat_23:37-39).
¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz!
Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación (Luc_19:42-44).
... Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan (Luc_21:24).
La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos. Por tanto, os digo que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él (Mat_21:42-43).
Hay dos explicaciones con respecto a la palabra "gente" a la cual se le daría entonces el reino de Dios.
(1) La primera explicación entiende que la palabra gente significa generación e interpretaría el pasaje así: el reino de Dios, que se le ha ofrecido a esta generación, ya no se le ofrecerá más a esta generación de Israel, sino que se le ofrecerá a aquella generación de Israel que viva un día futuro antes de la venida de Cristo, que manifieste su fe en la venida del Mesías por medio de sus obras. Con esto se quiere decir que el reino, que se ofrecerá entonces, le será ofrecido otra vez a
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Israel, antes de la segunda venida. Esto, en cumplimiento de la promesa de que el Evangelio del reino será predicado otra vez, y aceptado por un remanente en Israel (Mat_24:14).
(2) La segunda explicación interpreta la palabra "gente" en relación con los gentiles, a quienes las buenas nuevas llegarían después de la muerte de Cristo, y mediante los cuales el programa del reino se desarrollaría (el programa misterioso de ) hasta su realización final en la segunda venida. Peters declara este punto de vista cuando escribe:
Este reino de Dios, ofrecido a la nación judía, para que el propósito de Dios no fallase, habría de darse a otros que serían adoptados.
Este reino estaría incorporado, por la promesa del pacto, a la descendencia de Abraham; esa descendencia fue escogida, pero habiendo rehusado ellos el reino por causa de la condición que imponía, entonces, para que el propósito divino revelado en los pactos no fracasase en su cumplimiento por causa de la incredulidad y de la depravación de la nación, tenía que levantarse otra descendencia de Abraham, ala cual se había de dar el reino en
forma peculiar.. .15 Y luego dice:
El Reino que, por promesa, pertenecía exclusivamente a la nación judía, la descendencia legítima de Abraham, no podía darse a un pueblo no injertado.
... como las promesas de Dios son seguras.. . este pueblo, esta misma gente, tenia que ser injertada o incorporada en la descendencia escogida de Abraham ... En vez de que esa preciosa palabra falle, Dios es capaz ... de levantar hijos a Abraham, si es necesario, aun de las piedras (Mat_3:9); pero en vez de recurrir a una intervención milagrosa para obtener ese resultado, Dios le levanta una descendencia a Abraham de entre los gentiles, injertándolos mediante la fe en Cristo, y tomándolos en cuenta como hijos de Abraham en
virtud de su fe que es tan justificadora como la de Abraham.16
Sin importar cuál de estos dos puntos de vista sea el que se adopte, la palabra del Señor aún constituye el anuncio del retiro de la oferta del reino a Israel en ese tiempo, por cuanto lo había rechazado a El como Mesías. Peters observa:
Jesús, hacia el final de su ministerio, predicó que el reino no estaba cerca.
... Tan pronto como los representantes de la nación se reunieron en consejo y conspiraron para darle muerte a Jesús, entonces El, libre de la primera parte de su misión, también cambió su estilo de predicación. En vez de proclamar a la nación que ese reino estaba cerca, El ahora intima y declara que no estaba cerca. Mat_21:43: "El reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él", es ya concluyente .. .
Pero tenemos declaraciones más explícitas. Así, Luc_19:41-44 ... en vez de un reino, presenta una terrible amenaza de temibles males venideros. También en Mat_23:37-38 . . . en vez de un reino que vendría luego a ellos, se indica la dispersión y destrucción de la ciudad, debido a su falta de arrepentimiento ... En Luc_21:31 . . . por cuanto su muerte ya estaba en la mente de los representantes de la nación, la oferta del reino es retirada, y su aplazamiento, por cuanto ya no estaba cerca para ellos, se declara directamente mediante la enumeración de ciertos eventos que han de cumplirse antes que esté cerca nuevamente . . . ninguno de ellos tuvo lugar entre esa declaración y el día de Pentecostés; por tanto, el reino no fue establecido . . . Luc_19:11-27 forzosamente demuestra nuestra proposición. Jesús pronunció esta parábola porque "ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente". . . la parábola fue pronunciada para . . . indicar que no se manifestaría pronto, sino sólo después que un período indefinido de tiempo hubiera transcurrido . . . Cristo sólo predicó abiertamente sobre sus sufrimientos y muerte hacia el final de su ministerio (Mat_20:17-20; Jua_12:32-34, etc.). Esto lo hizo a propósito . . . Cuando El fue rechazado, y se hicieron esfuerzos para destruirlo, entonces El quedó libre para revelar lo que Dios se proponía hacer posteriormente en vista de ese rechazamiento, y para
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superarlo.17
CITAS BIBLIOGRÁFICAS - CAPITULO XXVI
PETERS, G. N. H., Theocratic Kingdom (El reino teocrático), Vol. I, pág. 183.
BRIGHT, John, The Kingdom ofGod (El reino de Dios), págs. 17,18.
PETERS, ob. cit., Vol. I, pág. 181.
McCLAIN, Alva J., "The Greatness of the Kingdom" ("La Grandeza del Reino"), apuntes inéditos, págs. 7,8.
PETERS, ob. cit., Vol. I, págs. 89,90.
McCLAIN, ob. cit., págs. 8, 9.
PETERS, ob. cit., Vol. I, pág. 377.
Comp. ALLIS, Oswald T., Prophecy and the Church (La profecía y la iglesia), págs. 74, 75.
PETERS, ob. cit., Vol. I, pág. 378.
10. CHAFER, Lewis Sperry, The Kingdom in History and Prophecy (El reino en la historia y la profecía), pág. 56.
11. Comp. ALLIS, ob. cit., pág. 75.
12. MAURO, Philip, God's Present Kingdom (El presente reino de Dios), págs. 172,173.
13. GAEBELEIN, Arno C, The Gospel of Matthew (El Evangelio según Mateo), Vol. I, pág. 234.
14. BARNHOUSE, Donald Grey, His Own Received Him Not, But. . . (Los suyos no le recibieron, pero . . .), págs. 114,115.
15. PETERS, ob. cit., Vol. I, pág. 386. 16. Ibid, Vol.I1pág.396...
17. Ibid., Vol. I, págs. 379-383. -----------------------------------------------------------
CAPITULO XXVII
EL PROGRAMA DEL REINO EN LA EDAD PRESENTE
Vimos que Dios continúa el desarrollo del programa del reino teocrático en el estudio de las parábolas de . Se desconocía enteramente en el Antiguo Testamento que un gran intervalo de tiempo transcurriría entre la oferta del reino por el Mesías en su primera venida a la tierra y la aceptación de esa oferta. Las parábolas de revelan todo el curso del desarrollo del reino teocrático desde el tiempo cuando Israel rechazó al Rey, durante su primer advenimiento, hasta el tiempo cuando lo aceptará como Mesías, en su segundo advenimiento. Al comentar sobre Luc_19:11-27, Peters desarrolla todo este programa. El escribe:
Jesús pronunció esta parábola porque "ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente". En su respuesta no hay indicación alguna ... si las nociones modernas son correctas, de que los judíos estaban equivocados en la idea que tenían del reino, ni de que, el reino ya había llegado y se había establecido. Si esto hubiera sido así, entonces la respuesta del Señor hubiera estado cruelmente fuera de lugar; pero cuando se tiene en cuenta la concepción adecuada del reino, la parábola lo expresa muy consecuente y enérgicamente. Porque no hay (ni podía haber) ninguna declaración de que estaban
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equivocados al creer que el reino que ellos esperaban, el mesiánico, era todavía futuro. Ellos sólo estaban equivocados en la opinión, cuidadosamente anunciada, de "que el Reino de Dios se manifestaría inmediatamente". La parábola, pues, se pronuncia para corregir esta creencia en el establecimiento inmediato del reino, para indicar que se establecería después que un período indefinido de tiempo haya transcurrido, puesto que El se representa a Sí mismo como un hombre noble que, teniendo derecho al reino, "se fue a un país lejano, para recibir" (para que se le confirmara el título) "un reino y volver". Durante su ausencia sus siervos estarían ocupados "entre tanto que vengo". Luego, después de un intervalo de tiempo, no definidamente declarado, llegado el momento para tomar posesión de su reinado, habiendo recibido el reino, El regresa. Luego viene el juicio, y los que lo rechazaron a El (diciendo, "no queremos que éste reine sobre nosotros") son destruidos. Aquí tenemos: (1) los judíos creían que el reino se manifestaría en ese tiempo;
(2) pero no estaba cerca, por cuanto (a) El se iría,
(b) ellos habían rehusado el reino que El les había ofrecido,
(c) sin embargo, los que se dedicaran a El debían estar "ocupados" hasta que El regresara,
(d) durante su ausencia no habría ningún reino, pues se fue a recibir el poder para reinar,
(3) El regresaría y luego manifestaría el poder que habría recibido ... en el establecimiento de su Reino. De esa manera tenemos la ausencia, y luego "la aparición y el reino" de
Cristo.1
La relación del reino teocrático con esta presente era puede verse en la relación del pueblo del reino teocrático, Israel, con el presente programa. Esto se reseña en . Pablo hace ciertas declaraciones allí al reseñar el trato de Dios para Israel. Dios no ha desechado a Israel (versículos Rom_11:1-2), puesto que ha mantenido un remanente para Sí (Rom_11:3-4) y hay un remanente continuo de acuerdo con la elección de su gracia (Rom_11:5). El Israel nacional se ha endurecido, judicialmente (Rom_11:7), endurecimiento que fue predicho en el Antiguo Testamento (Rom_11:8-10). Por causa de este endurecimiento de Israel, Dios instituyó un programa con los gentiles (Rom_11:11-12), según el cual, después que las ramas naturales fueron quitadas del lugar de bendición (Rom_11:13-16), las ramas silvestres, esto es, los gentiles, han sido injertados en el lugar de bendición (Rom_11:17-24). Sin embargo, después que la plenitud de los gentiles se haya cumplido, esto es, después de la culminación del programa de Dios para los gentiles, El llevará nuevamente a Israel al lugar de bendición (Rom_11:25-29) y traerá salvación a la nación (26), por cuanto ese fue su pacto irrevocable (Rom_11:27-29). Esta salvación (Rom_11:26) es la que le fue prometida a Israel en el Antiguo Testamento, que había de realizarse cuando el Mesías instituyera el reinado milenario. Por lo tanto, Pablo nos está indicando que después que el Mesías rechazó a Israel, debido a que Israel rechazó el reino ofrecido, Dios llamó a los gentiles al lugar de bendición, programa que continuará durante esta presente era. Cuando haya terminado ese programa, Dios inaugurará el reino teocrático, con el regreso del Mesías, y cumplirá todas las bendiciones pactadas. Así, a través del Nuevo Testamento, el reino no se predica como si estuviera ya establecido, sino que aún se espera. En Hch_1:6, el Señor no reprendió a los discípulos porque su expectativa de un reino aún futuro era un error, sino sólo declaró que el tiempo de ese reino, aunque futuro, no se les daría a conocer.
Hay muchos que sostienen que el programa del reino teocrático fue ofrecido a Israel después de la institución de la Iglesia en Pentecostés, y de la inauguración de la era de la gracia. Scofield dice al comentar sobre Hch_3:19-21:
El llamamiento aquí es nacional y se dirige al pueblo judío como tal, y no al individuo como en el primer sermón de Pedro (Hch_2:38-39). En aquella ocasión a los que se sintieron compungidos de corazón se les exhortó a salvarse de (entre) la nación maligna y pecadora; aquí, la exhortación se dirige a todo el pueblo, y la promesa para el
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arrepentimiento nacional es liberación nacional: "Y enviará a Jesucristo" para traer los tiempos predichos por los profetas ... La respuesta oficial a este mensaje fue que los líderes del pueblo pusieron en prisión a los apóstoles y les prohibieron seguir predicando. De este
modo se cumplió lo dicho en Luc_19:14.2 Pettingill dice:
"¿Dio Cristo otra oportunidad a la nación judía en los primeros capítulos de los Hechos para establecer el Reino? Sí. La oferta se encuentra en Hch_3:17-21".3
Aun cuando este punto de vista es compartido por muchos excelentes estudiantes de la Palabra, parece haber razones para aferrarse al punto de vista de que, después que Israel rechazó a Cristo, no había ni podía haber una nueva oferta del reino hasta que el Evangelio del reino sea predicado, antes de la segunda venida.
(1) Todas las señales mencionadas por Cristo en y , que habían de preceder al establecimiento del reino, no se habían cumplido, lo cual impedía una nueva oferta del reino en los Hechos.
(2) Pedro estableció el principio divino de que Cristo no podía restituir el reino entonces, por cuanto dice de El: "A quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas" (Hch_3:21). Esta era, con su programa, transcurriría durante su ausencia.
(3) La institución de la Iglesia el día de Pentecostés, con todo lo que ese programa abarcaba, excluía cualquiera oferta del reino en ese tiempo.
(4) El nuevo mandato de Cristo, "Me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hch_1:8), no coincide con el Evangelio del reino que debe preceder a la institución del reino.
(5) Ninguna oferta del reino se podría hacer legítimamente aparte de la presencia del Rey. Por cuanto, en su ascensión, El había comenzado una obra a favor de la Iglesia, la cual Él tiene que continuar hasta la terminación de ese programa, el reino, que necesitaba su presencia, no podía ofrecerse.
(6) El bautismo ordenado por Pedro (Hch_2:38) no podía relacionarse con la oferta del reino, como otro ejemplo del bautismo de Juan, ya que este bautismo es "en el nombre de Jesucristo". Esto tiene que ver con la nueva era, no con la antigua.
Algunos han insistido en que Pedro ofrece de nuevo el reino a Israel en el capítulo dos de los Hechos, ya que él cita el pasaje de Joel, que promete la plenitud del Espíritu en la era milenaria. Sin embargo, parece mejor entender que Pedro no está diciendo que la experiencia que tienen ante ellos es el cumplimiento de la profecía de Joel, para que ellos se consideren en el reino, sino que más bien, Pedro está citando la profecía de Joel para verificar el hecho, que Israel conocía por sus Escrituras, de que tal experiencia de la plenitud del Espíritu era posible. El climax de la cita de Joel está en las palabras "todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" (Hch_2:21). Esta es la salvación que Pedro está proclamando mediante el Cristo resucitado. Por cuanto "Jesús, a quien vosotros crucificasteis" ha sido hecho "Señor y Cristo" (Hch_2:36), Pedro los llama para que se arrepientan y sean bautizados. Ironside comenta:
Así que Pedro dice: "Cambien su actitud" . . . Les hace un llamamiento para que hagan algo que los separe visiblemente de esta nación que está bajo condenación: "Bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados".4
El bautismo fue el acto que los sacó de la comunidad de Israel y los identifico con la comunidad cristiana. Un cambio completo con respecto a su actitud hacia Cristo era necesario antes que se pudiera dar este paso.
Otro pasaje usado para probar la nueva oferta del reino en Hechos es el pasaje de Pedro en
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Hch_3:19-21. En este pasaje, debido al impacto de la sanidad del hombre cojo, Pedro tiene el privilegio de hacer otra declaración a Israel con respecto a Jesucristo. Por cuanto Dios "ha glorificado a su Hijo Jesús" (Hch_3:13) Pedro hace un llamamiento a la nación para que cambie su pensamiento hacia El, esto es, que se arrepintiera "para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio". Los "tiempos de refrigerio" deben relacionarse con la realización del reinado del Mesías debido al hincapié que se hace en la segunda venida de Cristo en Hch_3:20. Era un principio establecido en el Antiguo Testamento, que es igualmente cierto en el Nuevo, que las bendiciones milenarias no pueden venir aparte del regreso de Cristo y que ese evento estará acompañado de la salvación y el arrepentimiento de la nación de Israel. En base a esto, Pedro hace la invitación en este caso. La predicación de Pedro no constituye una nueva oferta del reino, pero sí recalca la responsabilidad de la nación de cambiar su parecer en relación con Cristo, a quien ellos habían crucificado. Ironside agrega:
... si Israel se volviera al Señor, se apresuraría el tiempo en que el Señor Jesús vendría otra vez con el refrigerio para todo el mundo. Eso es aún verdad. La bendición final de este pobre mundo está envuelta en el arrepentimiento de Israel. Cuando el pueblo de Israel se
arrepienta y se vuelva a Dios, ellos llegarán a ser el medio de bendición a toda la tierra.5
De esa manera Pedro les llama para que hagan individualmente lo que a la nación siempre se le exigió hacer antes de recibir bendición en cualquier forma: volverse a Dios.
Durante esta presente era, pues, mientras el Rey esté ausente, el reino teocrático está en suspenso en el sentido de su establecimiento efectivo en la tierra. Sin embargo, permanece como el propósito determinante de Dios. Pablo declaró este propósito cuando estaba "predicando el reino de Dios" (Hch_20:25). Los creyentes han sido introducidos "al reino de su amado Hijo" (Col_1:13) mediante el nuevo nacimiento. A los incrédulos se les advierte que no tendrán parte en ese reino (1Co_6:9-10; Gál_5:21 ;Efe_5:5). Se considera que otros laboraron con Pablo "en el reino de Dios" (Col_4:11). A los creyentes se les ordenó sufrir "para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios" (2Ts_1:5). Pablo tenía la esperanza de ser preservado "para su reino celestial" (2Ti_4:18). Estas referencias, sin duda, están relacionadas con el reino eterno e indican la parte del creyente en ese reino. No podemos hacer que estas referencias respalden la teoría de que la iglesia es ese reino terrenal en que se cumplen todas las profecías de la Palabra.
I. LA NUEVA OFERTA DEL REINO TEOCRÁTICO A ISRAEL
El "evangelio del reino" tal como fue anunciado por Juan (Mat_3:3), por los discípulos que fueron comisionados especialmente (Mat_10:7), por los setenta (Luc_10:9), y por el Señor (Mat_4:17) proclamó las buenas nuevas de que el reino prometido se había "acercado". El Señor indica que estas mismas buenas nuevas serán anunciadas otra vez. "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones" (Mat_24:14). Aunque las nuevas en el primer advenimiento fueron limitadas a Israel, antes del segundo advenimiento serán anunciadas no sólo a Israel sino al mundo entero. Esta predicación por medio del remanente creyente durante el período de la tribulación (Apo_7:1-17), así como mediante los dos testigos (Apo_11:1-19) y Elías (Mat_17:11), marca el principio del paso final en la realización del programa del reino teocrático.
II. LA INSTITUCIÓN DEL REINO TEOCRÁTICO EN LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO
El anuncio angélico proclama el establecimiento del reino teocrático con las palabras:
Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios
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Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado (Apo_11:15-17).
Otro ángel, que tiene "el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (Apo_14:6), dice:
Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas (Apo_14:7).
El "evangelio eterno" es el anuncio de que el eterno propósito de Dios se está cumpliendo. El evangelio eterno es sustancialmente el mismo evangelio del reino. Son las buenas nuevas de que el rey se ha acercado para establecer el reino que era el eterno propósito de Dios. Kelly, hablando del evangelio eterno, dice:
Es llamado por Mateo el "evangelio del reino". El "evangelio del reino" y "el evangelio eterno" son sustancialmente semejantes. En el Apocalipsis se lo llama así, porque siempre fue propósito de Dios, mediante la simiente herida de la mujer, aplastar al enemigo, y bendecir al hombre mismo aquí abajo. Mateo, de acuerdo con su plan, prefiere llamarlo el "evangelio del reino", porque Cristo va a ser el Rey de un reino preparado desde la
fundación del mundo.6
El mundo se someterá a la autoridad del rey y le dará culto a Dios. La oración no pronunciada del legítimo Rey habrá sido ofrecida y contestada (Sal_2:8) y se le dará dominio al que posee la tierra en el nombre de Dios.
Puede darse un número de razones para explicar por qué este reino teocrático es una absoluta necesidad.
(1) Es necesario para poder preservar la integridad del carácter de Dios. Peters escribe:
Si tal reino teocrático, como el que Dios mismo instituyó, no es permanente y gloriosamente restablecido aquí en la tierra, se deduce que los esfuerzos de Dios para el establecimiento del gobierno, y el interés que El manifiesta en ese reino, son infructuosos, no tienen resultados perdurables. O, en otras palabras, su propio Reino ha resultado ser un fracaso ... El honor, la majestad, etc., de Dios, están inmediatamente interesados en su restauración, o de lo contrario se diría que el Todopoderoso emprendió una obra que, debido
al hombre, no pudo cumplir.7
(2)Es necesario para cumplir el propósito de Dios de demostrar su perfecto gobierno sobre la tierra.
Esta será una teocracia de hecho y en verdad, porque en este reino reorganizado encontramos la idea teocrática —la idea que Dios tiene del gobierno perfecto- completamente consumada. El Gobierno residirá segura y poderosamente en una Persona, quien en Sí misma une lo humano con lo Divino, que llega a ser, de acuerdo con "el pacto eterno" y "las misericordias firmes a David"
(Isa_55:3-4, versión de Alejandro), "el Jefe y Comandante de las naciones".8
(3) Es necesario para restaurar la armonía original entre Dios y su creación, entre lo sobrenatural y lo natural.
El reino había sido designado para restaurar y manifestar la concordia original que una vez existió entre lo natural y lo sobrenatural. Cuando la Biblia cierra el reino ha vuelto a esa concordancia. El reino no se puede producir sin lo sobrenatural, porque requiere, como se ha predicho, un Rey sobrenatural, que haya sido provisto de una manera sobrenatural y gobernantes que hayan experimentado un poder transformador sobrenatural. Aun en su concepción y medidas preparatorias así como en su manifestación final, esta indisolublemente ligado a lo divino ... No es posible que el reino y lo sobrenatural puedan separarse . . . Cuando Jesús, que es de origen sobrenatural, venga por segunda vez para salvación, ejercerá su poder sobrenatural a favor de este reino de la manera más
asombrosa.9
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(4) Es necesario para poder redimir la tierra de la maldición que le ha sido impuesta.
Los profetas proclaman a una voz que este reino ha de establecerse de manera que el hombre pueda encontrar en él liberación completa y perfecta del pecado y del mal. El reino ha de establecerse, para que el hombre y la naturaleza puedan ser felizmente rescatados de
la maldición impuesta por causa del pecado bajo el cual ambos laboran y gimen.10
(5) Es necesario para poder cumplir todos los pactos eternos que Dios ha hecho con Israel. Aparte del reino teocrático terrenal no habrá ningún cumplimiento del pacto que Dios le hizo a Abraham, mediante el cual le prometió a Israel la posesión de la tierra, perpetuidad como nación, y las bendiciones universales mediante esa nación. Aparte del reino, el pacto davídico no podría cumplirse, el cual había prometido a Israel un Rey del linaje de David, un trono o asiento reconocido de autoridad desde el cual ese Rey gobernaría. y un pueblo o reino sobre el cual el Rey reinaría. Aparte de ese reino el pacto palestino, que prometió a Israel la posesión de la tierra, y bendiciones en la posesión de ella, no se cumpliría. Aparte de ese reino teocrático, el nuevo pacto, que prometió a Israel la conversión, un nuevo corazón, y la plenitud de las bendiciones de Dios, no se cumpliría.
(6)Es necesario para poder proveerle una prueba final a la humanidad caída. El hombre será puesto bajo las más ideales circunstancias. Se le quitará toda fuente externa de tentación, Satanás será atado, y toda necesidad será suplida, de manera que nada haya que codiciar; se demostrará por medio de los que nazcan en el milenio con naturaleza caída, pecaminosa, que el hombre está corrompido y que es digno de juicio. A pesar de la presencia visible del Rey y de todas las bendiciones que emanan de El, los hombres probarán, mediante la rebelión al final del milenio (Apo_20:7-9), que su corazón está corrompido.
(7) Es necesario para poner completamente de manifiesto la gloria de Cristo en el reino sobre el cual El gobernará.
En todos los aspectos en que contemplamos el asunto, parece conveniente y necesario que se cumpla esa teocracia como fue predicha. Además de las razones aducidas, derivadas de los pactos, la fidelidad de Dios, la redención de la tierra, etc., parece eminentemente adecuado que el teatro de la humillación, sufrimientos y muerte del Rey Jesús sea también testigo de su exaltación y gloria. La Biblia, además de los argumentos que nos presenta, señala al tiempo venidero en que Cristo será abierta y visiblemente reconocido como el glorioso, quien, como segundo Adán, habiéndose ofrecido a Sí mismo como Sustituto por amor, será la Cabeza eficaz de la humanidad en su recién comenzado destino; quien, como Redentor, habiéndose ofrecido en expiación a Dios, y habiendo honrado la justicia de Dios, prácticamente manifestará entonces los frutos de la salvación; quien, como Profeta, habiendo enseñado la restitución, se presentará entonces como la Verdad evidenciada por la obra que se realiza ante El; quien, como Sacerdote, habiendo ofrecido un sacrificio aceptable, presentará ante el mundo el fruto que resulta de ese sacrificio; quien, como Rey, en virtud de su unión divina que hoy nos manifiesta por medio de su dirección, ayuda, etc., la manifestará entonces de manera especial y ordenada como Gobernante soberano. En resumen, esta teocracia es la restauración de la morada de Dios con el hombre, Dios será accesible, y Jesús se constituirá en Cabeza infalible, tal como el mundo lo necesita, tal como el hombre lo ha anhelado durante siglos, y será tal que colocará al Hijo de David en honor y gloria sobre el mundo donde El sufrió y murió. El trato que se le dio, y la breve estada del Hijo de Dios e Hijo de David en esta tierra aseguran, su regreso triunfante, y la permanencia en el poder sobre los hombres que El salvará, con lo cual se verificará su nombre "Emanuel", Dios con nosotros, en el sentido
teocrático.11