TEMA2 Enraizados en la Palabra
Uno de los errores que la mayoría de la gente cometemos con la Biblia es dar por hecho que se trata de un libro que podemos leer como cualquier otro libro; comenzando por la primera página para terminar con la última. Si bien es cierto que en su forma parece un libro, la realidad es que no se trata de un libro, sino de una colección de libros; 66 libros para ser exactos. Estos libros en su conjunto son lo que llamamos la Biblia, “las Escrituras” o “La Palabra de Dios”.
Decimos que la Biblia es la Palabra de Dios porque el Creador de todo lo que hay, en un punto definitivo de la historia, decidió comunicarse con su creación por diversos medios que no dejaran lugar a dudas que Dios mismo se estaba comunicando con los hombres. Este proceso que duró más de mil quinientos años quedó registrado en varios volúmenes que unidos conforman lo que hoy conocemos como la Biblia.
Lo fascinante de todo esto es que los 66 libros de que hablamos no fueron escritos por una sola persona sino por más de 40 autores diferentes a lo largo de 40 generaciones, en distintos lugares del mundo y en condiciones extremadamente diversas. Por nombrar algunos ejemplos hubo quienes escribieron parte de la Biblia en África, otros en Asia y algunos más en Europa. Entre los escritores que Dios usó había granjeros, reyes, pescadores, estadistas, esclavos, militares, recaudadores de impuestos, rabinos… y la mayoría de ellos ¡ni siquiera se conocieron!
Esto es algo impresionante porque al analizar el conjunto de escritos todos concuerdan a la perfección con el tema y el mensaje de la Biblia. ¡Cada nueva revelación complementa a la anterior o corrobora las primeras!
Esta es quizás una de las preguntas más importantes que todos debemos hacernos en algún punto de nuestras vidas. Es tan trascendente como lo es la luz para hallar la salida en medio de una oscura y profunda caverna. Si la Biblia no es la Palabra de Dios entonces el cristianismo no es diferente a ninguna otra religión. Si es meramente la fabricación de hombres astutos entonces el cristianismo tendría el mismo valor que cualquier novela de ficción, cualquier doctrina de hombres, cualquier especulación humana sin fondo, sin verdad y lo más preocupante, en total ignorancia de Dios.
En nuestra inteligencia y poderosa imaginación los hombres hacemos dioses de todo lo que se nos ocurra. Estamos conscientes de la existencia de un Creador, de un Diseñador, porque Él mismo se ha dado a conocer por medio de las cosas creadas, pero como no lo vemos, cada quien saca sus conclusiones acerca de Dios. El problema es que el único que puede saber si esas conclusiones son acertadas o no es Dios mismo. Precisamente por eso es que Dios se revela específicamente a los hombres por medio de su Palabra y finalmente en la persona de Jesucristo.
¿Cómo podemos sostener esto? En primer lugar, porque la Biblia misma dice ser la Palabra de Dios.
Un sorprendente acontecimiento sucedió recientemente en 1947 que arrojó gran claridad en cuanto a la confiabilidad de las copias de la Biblia cuando se descubrieron los rollos del Mar Muerto. Estos rollos fueron encontrados entre las ruinas de una antigua comunidad esenia en los riscos que rodean el Mar Muerto, como a unos 10 kilómetros al sur de Jericó.
Un joven pastor de cabras lanzó una piedra a una de las cuevas buscando a sus animales perdidos y lo que escuchó cuando la piedra tocó el fondo de la cueva no fue el gemido de una cabra, sino el quebrarse de vasijas de barro. En la cueva encontró varias vasijas de barro que contenían rollos de piel envueltos en tela de lino. Debido a que las vasijas habían sido cuidadosamente selladas, los rollos se habían preservado en excelentes condiciones durante casi 1900 años. (Los habían puesto en las cuevas en el 68 D.C.)
Dentro de las vasijas estaban los manuscritos que se conocen como los Rollos del Mar Muerto. Los rollos conforman unos 40,000 fragmentos escritos. De estos fragmentos se han reconstruido más de 500 libros que describen la vida durante aquel tiempo, así como copias de todos los libros del Antiguo Testamento excepto por el de Ester.
Antes del descubrimiento de los rollos del Mar Muerto, la copia completa más antigua del manuscrito hebreo estaba fechada en 900 D.C. Entre los rollos del Mar Muerto se encontró un manuscrito completo del libro de Isaías que data del 125 A.C. Es 1000 años más antiguo que la última copia que teníamos, haciendo de este descubrimiento una gran herramienta para medir la precisión de la Biblia que tenemos en nuestras manos hoy. También había copias de los Escritos fechadas ¡en el tercer siglo antes de Cristo!
Lo más impresionante de todo esto es que las copias encontradas en el Mar Muerto tenían una extraordinaria precisión con la copia que teníamos a mil años de distancia. Por ejemplo, de las 166 palabras en Isaías 53, solamente había 17 letras en cuestión, diez de las cuales eran variaciones de escritura y cuatro eran cambios de estilo. Las únicas tres letras que sí variaban no cambian en nada el significado de lo que estaba escrito y están registradas en la traducción al griego del Antiguo Testamento que se hizo en el siglo III A.C.
¡Dios ha estado obrando, preservando el texto de las Escrituras! Es su Palabra y podemos confiar en que Dios estará respaldándola.