Sermón sin título (13)
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LA NATURALEZA DE DIOS
LA NATURALEZA DE DIOS
UNIDAD 2. LA NATURALEZA DE DIOS
2.1. El punto de vista bíblico (Los nombres de Dios)
¿Quién es y qué cosa es Dios? La mejor definición que jamás se haya dado se encuentra en el catecismo de Westminster, que dice: “Dios es Espíritu, infinito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, poder, santidad, justicia, bondad y verdad.” La definición bíblica se puede formular del estudio de los nombres de Dios.El nombre de Dios, en las Sagradas Escrituras, significa más que una combinación de sonidos; representa su carácter revelado. Dios se revela mediante la proclamación de su nombre, o mediante el dar a conocer su nombre (; ; , ). El adorar a Dios significa invocar su nombre () temerle (), alabarle (), glorificarle (). Es maldad tomar su nombre en vano () o profanarlo o blasfemarlo (; ). El reverenciar a Dios es santificar o reverenciar su nombre (). El nombre de Dios defiende a su pueblo () y por amor de su nombre él no los desamparará ().
Los siguientes son los nombres bíblicos más comunes en las Sagradas Escrituras.
2.1.1. Elohim (traducido Dios)
Este vocablo es empleado en lugares donde se describe o insinúa el poder creador y la omnipotencia de Dios.
Elohim es el Dios-Creador. La forma plural significa plenitud de poder, y simboliza a la Trinidad.
2.1.2. Jehová
Elohim, el Dios-Creador no se aísla de sus criaturas. Al ver sus necesidades, descendió para ayudarlas y salvarlas. Al entablar esa relación, se revela a sí mismo como Jehová, el Dios del pacto.
El nombre JEHOVA procede del verbo “ser” en el idioma hebreo, y abarca los tres tiempos gramaticales: pasado, presente y futuro. El nombre significa por lo tanto: El que fue, es, y será, o en otras-palabras, el Eterno. Puesto que Jehová es el Dios que se revela al hombre, el nombre significa: Me he manifestado, me manifiesto y me manifestaré a mí mismo.
Lo que Dios hace por su pueblo se expresa por sus nombres, y cuando su pueblo experimenta su gracia, luego se dice que conocen su nombre. La relación de Jehová con Israel queda sintetizada en los nombres de Jehová relacionados con sus promesas.
Para los que se encuentran postrados en su lecho de dolor, se le conoce como JEHOVA-RAFA, “yo soy Jehová tu Sanador” (). Acosados por el enemigo, claman a JEHOVA-NISSI, o sea “Jehová mi bandera” (). Agobiados por las preocupaciones, los hijos de Dios descubren que él es JEHOVA-SALOM, que significa “Jehová es paz” (). Como peregrinos en la tierra, comprenden que necesitan a JEHOVA-RA’AH, “Jehová es mi pastor” (). Conscientes de la condenación, y necesitando la justificación claman esperanzados a JEHOVA-TSIDKENU, “Jehová, justicia nuestra” (). Cuando están necesitados, comprueban que es JEHOVA-YIREH, o sea “Jehová proveerá” (). Y cuando el reino de Dios venga sobre la tierra, se le conocerá como JEHOVA-SHAMA, cuyo significado es “Jehová está allí” ().
2.1.3. El (Dios)
“El” es empleado en el idioma hebreo en palabras compuestas: EL-ELYON (), “el Altísimo”, el Dios que es exaltado sobre todo aquello que se denomina dios o dioses. EL-SHADDAl, “el Dios sufíciente para las necesidades de su pueblo” (). EL-OLAM, el “Dios eterno” ().
2.1.4. Adonai
Significa literalmente “Señor”, y nos expresa la idea de gobierno y dominio. (Cf. ; , .) En virtud de lo que es y ha hecho, reclama para sí el servicio y obediencia de su pueblo.
Este nombre se aplica en el Nuevo Testamento al Cristo glorificado.
2.1.5. Padre
El vocablo Padre es empleado tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En su significado más amplio, describe a Dios como el Productor de todas las cosas, y el Creador del hombre, de manera que en lo que a creación respecta, todo puede ser denominado descendencia o producto de Dios (). Sin embargo, esta relación no garantiza la salvación. Sólo quienes han sido vivificados para que tengan nueva vida por medio de su Espíritu son sus hijos en un sentido íntimo y salvador (, ).
2.2. Creencias erróneas
Hay otros puntos de vista relativos a Dios aparte de las Escrituras. De ellos, algunos son verdades recalcadas con exceso; otros son verdades que no se han acentuado como es debido; otros, verdades falseadas, tergiversadas. ¿Por qué vamos a considerarlos? Porque es muy difícil describir a la perfección el ser de Dios, y al ver lo que no es, recibiremos ayuda para entender mejor lo que es.
2.2.1. Agnosticismo
El agnosticismo, de un vocablo griego que significa desconocido o imposible de conocer, niega a la inteligencia humana capacidad para conocer a Dios. “La mente finita no puede comprender lo infinito”, declara el agnóstico. Pero no alcanza a comprender que hay diferencia entre conocer a Dios en sentido absoluto, y conocer algunas cosas relativas a Dios.
No podemos conocer a Dios en forma absoluta, pero sí limitada, es decir, podemos saber algo de El.“Podemos saber que Dios existe, sin saber todo lo que es”, nos dice el señor D. S. Clarke. “Podemos tocar la tierra, aunque somos incapaces de rodearla con nuestros brazos. El niño puede conocer a Dios, mientras que el filósofo jamás podrá conocer al Altísimo en forma perfecta.”Las Sagradas Escrituras se basan en la premisa de que Dios es conocible; por otra parte se nos advierte que aun “conocemos en parte”. (Cf. ; ; , ; .)
2.2.2. Politeísmo
Este vocablo significa adoración de muchos dioses.
El politeísmo fue característica de las religiones antiguas, y se practica todavía en muchos países paganos. Se basa en la idea de que el universo es gobernado, no por una fuerza, sino por varias, de manera que hay un dios del agua, dios del fuego, dios de las montañas, dios de la guerra, y así sucesivamente. Esta creencia fue la consecuencia natural del paganismo, que hizo muchos dioses de objetos y fuerzas naturales, “honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador” ().
Abraham fue llamado a que se separara de los paganos y se convirtiera en testigo del Dios verdadero. Su llamado fue el comienzo de la misión de Israel, la cual predicaría el monoteísmo (adoración de un sólo Dios) en contraposición con el politeísmo de las naciones circunvecinas.
2.2.3. Panteísmo
El panteísmo, palabra formada de dos vocablos griegos que significan “todo es Dios”, es un sistema filosófico o religioso de los que creen que la totalidad del universo es el único Dios. Los árboles y las piedras, la tierra y el agua, pájaros, reptiles y otros animales, y el hombre, todos son, según el panteísmo, parte de Dios, y Dios vive y se expresa mediante esas sustancias y fuerzas, de la misma manera que el alma se expresa por medio del cuerpo.
¿Cómo se originó este sistema? En se nos proporciona el indicio. Quizá sea que en un pasado lejano los filósofos paganos, habiendo perdido de vista a Dios y habiéndolo destituido de sus corazones, comprendieron la necesidad de hallar algo que ocupara su lugar, pues el hombre tiene necesidad de adorar algo. Para ocupar el lugar de Dios, debe haber algo que sea tan grande como Dios. Si Dios ha desaparecido del mundo, ¿por qué no dejar que el mundo sea Dios? Así razonaban, y de esa manera comenzó la adoración a las montañas y los árboles, a las bestias y al hombre, y a todas las fuerzas de la naturaleza.
A primera vista esta adoración de la naturaleza quizá nos parezca hermosa, pero encierra una conclusión absurda. Pues si el árbol y la flor y la estrella es Dios, también deben serlo el gusano, el microbio, el tigre y el más vil de los pecadores. Se trata esta de una conclusión inconcebible.
El panteísmo confunde a Dios con la naturaleza. Pero el poema no es el poeta, el arte no es el artista, la música no es el músico y la creación no es Dios. Una hermosa tradición hebrea nos narra de qué manera el patriarca Abraham percibió la distinción:
Cuando Abraham comenzó a reflexionar con respecto a la naturaleza de Dios, confundió al principio las estrellas por deidades, en virtud de su esplendor y hermosura Pero cuando comprendió que su luz era eclipsada por la de la luna, luego pensó que la luna era una deidad. La luz de la luna desapareció sin embargo al salir el sol, y Abraham pensó entonces que este era una deidad. Sin embargo, durante la noche, el sol desaparecía también. “Debe de haber algo en el mundo mayor que esas constelaciones,” pensó Abraham. Y fue así que de la adoración a la naturaleza pasó a adorar al Dios de la naturaleza.
Las Sagradas Escrituras corrigen ese punto de vista falso, tergiversado, del panteísmo. Aunque el texto sagrado nos enseña que Dios se revela en la naturaleza, al mismo tiempo hace una distinción entre Dios y la naturaleza. El panteísmo dice que Dios es el universo; la Biblia expresa que Dios hizo el universo.
¿Dónde se profesa en la actualidad el panteísmo?
En primer lugar, entre algunos poetas que dicen que la naturaleza es divina. En segundo lugar, subraya la mayor parte de la religión de la India, y constituye su justificación para la adoración de ídolos. “¿No es acaso el árbol del que está hecha la imagen, parte de Dios?” nos dicen. En tercer lugar, la Ciencia Cristiana es una forma de panteísmo, pues una de sus creencias o doctrinas fundamentales es la siguiente: “Dios es todo, y todo es Dios.” Técnicamente, es panteísmo “idealista”, porque enseña que todo es “idea”, y por lo tanto la materia es irreal.
2.2.4. Materialismo
El materialismo niega que haya distinción alguna entre la mente y la materia, y afirma que todas las manifestaciones de la vida y de la mente, y todas las fuerzas, son simplemente propiedades de la materia.
“Así como el hígado segrega la bilis, así también el cerebro segrega pensamientos” y “el hombre es una máquina”, son algunos de los dichos favoritos de los materialistas. “El hombre es simplemente un animal,” declaran, con el objeto de destruir la idea de la naturaleza superior del hombre y su destino divino.
Esta teoría nos parece tan tosca y absurda que apenas merece ser refutada. Sin embargo, en numerosas universidades, en centenares de novelas, y en muchas otras formas se discute y se cree la idea de que el hombre es o un bruto o una máquina; que no es responsable de sus actos, y que no es ni bueno ni malo.
Para rebatir ese error observemos lo siguiente:
Nuestra propia conciencia nos dice que somos algo más que materia, y que somos distintos de un árbol o una piedra. Un gramo de sentido común vale más que una tonelada de filosofía. Se nos dice que Daniel O’Connell, el orador irlandés, se encontró en cierta oportunidad con una anciana mujer de la misma nacionalidad, la cual era temida por su lengua mordaz y vocabulario cáustico. Pero el orador, en un debate con ella, la abrumó con una andanada de términos trigonométricos, diciéndole: “Usted es un miserable romboide, desvergonzada hipotenusa. Todos saben que esconde en su casa a un paralelogramo.” Y continuó en este tenor, hasta que la pobre mujer se sintió toda confusa, sin saber qué hacer. De igual manera, los filósofos modernos tratan de aterrorizarnos con palabras altisonantes. Pero el error no se convierte en verdad mediante el empleó de palabras kilométricas, de cinco sílabas o más. La experiencia y la observación nos demuestran que la vida puede proceder sólo de una vida existente, y por lo tanto la vida de este mundo procedió de una causa viva. Jamás se ha demostrado que la vida pueda proceder de la materia muerta. Hace algunos años, algunos hombres de ciencia pensaron que habían hecho tal descubrimiento, pero cuando se observó en el aire la presencia de microbios, la teoría quedó en la nada. La evidencia de que existe inteligencia y diseño en el universo contradice la idea del materialismo ciego. Admitiendo aun la idea de que el hombre es una máquina, sabemos que una máquina no se fábrica a sí misma. La máquina no produjo al inventor, sino que este creó a aquella.
Los males del materialismo se observan en el hecho de que destruye los fundamentos o bases de la moralidad, puesto que si el hombre es sólo una máquina, luego no es responsable de sus hechos. En consecuencia, no podemos denominar noble al héroe, ni malvado al villano, puesto que no podrían actuar de otra manera aunque lo quisieran. Por lo tanto, un hombre no puede juzgar a otro, puesto que la sierra circular no le puede decir a la guillotina: “¿Cómo puedes ser tan cruel?”
¿Cuál es el antídoto para el materialismo? ¡El evangelio predicado en la demostración del Espíritu y con señales que lo siguen!
2.2.5. Deísmo
El deísmo admite que hay un Dios personal, que creó al mundo; pero insiste en que después de la creación lo dejó para que se gobernara por las leyes naturales. En otras palabras, le dio cuerda al mundo como si fuera un reloj, y luego lo dejó que marchara sin intervención de su parte. De ahí que no sea posible revelación o milagro alguno.
Esté sistema se denomina a veces racionalismo, porque hace de la razón la guía suprema de la religión. También se describe como Religión Natural, en contraposición con la Religión Revelada. Este sistema es impugnado por las evidencias de la inspiración de la Biblia y las evidencias de la obra de Dios en la historia.
El punto de vista deísta con respecto a Dios es unilateral.
Las Sagradas Escrituras enseñan dos verdades importantes con respecto a la relación de Dios con el mundo:
Primera, su trascendencia, significando su separación del mundo y del hombre, y su elevación por sobre ellos (); segunda, su inminencia, significando su presencia en el mundo y proximidad al hombre (; ). El deísmo recalca con exceso la primera verdad, mientras que el panteísmo recalca la segunda.
LAS ESCRITURAS SAGRADAS
Las Sagradas Escrituras nos proporcionan un punto de vista verdadero y equilibrado. Dios está separado del mundo y es realmente superior a él; pero por otra parte, está en el mundo. Envió al Hijo para que estuviera con nosotros, y el Hijo envió al Espíritu Santo para que estuviera en nosotros. De manera entonces que la doctrina de la trinidad evita estos dos extremos. A la pregunta de ¿está Dios fuera del mundo o en él? la Biblia responde: Está fuera y dentro del mundo.