Promesas que hemos dejado de Creer
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Mientras servimos o ministramos no nos damos cuenta de que podemos caer en pecados tales como: falta de unidad, ofensas mutuas, indiferencia o falta de Fe.
Eso pasó con Zacarias:
Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.
Zacarias no creyó al ángel y quedo mudo, nosotros necesitamos cambiar cualquier actitud de incredulidad para ver las cosas que Dios hará en nuestra vida.
Como sus siervos necesitamos creer en las promesas que Dios nos hace en su Palabra, Estas son las promesas que necesitamos creer:
Que nuestra oración es oída
Que nuestra oración es oída
Que nos hace dejar de creer en esta promesa:
Las circunstancias en que nuestras vidas se desarrollan
Las tragedias que enfrentamos en la vida
No nos unimos a aquellos que permanecen fieles en oración
Si vivimos una vida de fidelidad, santidad y servicio a Dios podemos esperar que en cualquier momento Dios nos muestre su favor al responder nuestra oración.
Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.
Que tendremos gozo y alegría
Que tendremos gozo y alegría
No nos unimos a aquellos que permanecen fieles en oración y nos toca ministrar como siervos de Dios y nuestros corazones no disfrutan de estar en la presencia de Dios, al contrario, nos domina fácilmente el temor, la preocupación y la ansiedad.
Lo que va a venir a tu vida traerá gozo y alegría fue el mensaje de ángel.
Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento;
Como padres nos alegramos cuando nacen nuestros hijos, pero pocos se alegran con el tiempo de los hijos que han tenido.
Como padres nos alegramos cuando nacen nuestros hijos, pero pocos se alegran con el tiempo de los hijos que han tenido.
Como padres nos alegramos cuando nacen nuestros hijos, pero pocos se alegran con el tiempo de los hijos que han tenido.
Debemos creer que Dios tiene ya escrito para nosotros promesas que su cumplimiento traerá gozo y alegría a nuestra vida.
Que Dios tiene el poder de convertir el corazón
Que Dios tiene el poder de convertir el corazón
Za carias también tendría que creer lo que Dios haría a través de su hijo, Juan.
Dios lo utilizaría para llevar a las personas a un proceso de conversión de sus vidas.
El ángel entonces repitió lo que Malaquias ya había dicho:
He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.
Malaquías 4.10
Juan era el Elias que había de venir y que fue profetizado, para preparar el camino de Aquel que por su sacrificio en la cruz, venció el pecado y tiene poder para cambiar nuestros corazones.
El contexto en que Juan predico no fue muy diferente al nuestro: Corazones de esposos y esposas separados, corazones de padres e hijos divididos pero la predicación de La Palabra de Dios traería la conversión de estos corazones.
El mover y el poder del Espíritu en nuestras vidas
El mover y el poder del Espíritu en nuestras vidas
Para poder hacer la tarea del ministerio que se nos dado necesitamos que delante de nosotros vaya el espíritu y el poder que iba delante de Elias. El poder de Dios.
E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.
Para ver los corazones transformados necesitamos creer que El Espiritu de Dios ira delante de nosotros cuando prediquemos el evangelio.
Para ver una iglesia preparada y bien dispuesta para El Señor necesitamos creer que su Espíritu y poder irán delante de nosotros.
En conclusión, decimos que para poder ver que nuestras oraciones son oídas, experimentar el gozo de las bendiciones de Dios, ver los corazones transformados y el poder de Dios actuando a través de nuestra vida necesitamos renovar nuestra fe en las promesas de La Palabra de Dios.