VIVIR PARA MORIR O MORIR PARA VIVIR
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Vivir para Morir o Morir Para Vivir
Vivir para Morir o Morir Para Vivir
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Una de las preguntas que el hombre a través de los tiempos se ha hecho es …
· ¿Para qué estoy yo en la tierra?
· ¿por qué nací y para qué nací?
· ¿Cuál es mi propósito sobre esta tierra?
Esto es lo que ha llevado a pensadores de todos los tiempos a sentarse a meditar al respecto. Muchos de ellos han registrado estos momentos de dudas en libros que hasta el día de hoy han servido de referencia para muchos otros que también han tenido estas dudas y que han sido, “el fundamento” en el que han basado su filosofía de vida.
· Hombres como un Aristóteles, un Platón, Sócrates, Pitágoras, Demócrito, tales de Mileto, Parménides. Entre otros tantos.
Todos estos hombres se han sentado un día como la mayoría de la raza humana a preguntarse sobre su existencia.
Estos hombres. “casi en su mayoría” han negado la existencia de Dios.
1) La Revelación De La Existencia Del Hombre Viene De Dios
1) La Revelación De La Existencia Del Hombre Viene De Dios
(RVR60)
Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley.
Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.
Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.
Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.
Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio,
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque:
Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
Mas la palabra del Señor permanece para siempre.
Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.