Sermón sin título (10)
Alguien te Está Vigilando -
La sección central de la carta de Pedro (1 Pedro 2:11–3:12) recalca la sumisión en la vida del creyente. Esto por cierto no es un tema popular en este día de insubordinación y de búsqueda de realización personal, pero es importante. Pedro aplicó el tema de la sumisión a la vida del creyente como ciudadano (1 Pedro:2:11–17), como trabajador (1 Pedro 2:18–25), como cónyuge (1 Pedro 3:1–7), y como miembro de la asamblea cristiana (1 Pedro 3:8–12).
Sumisión no quiere decir esclavitud
sino sencillamente reconocimiento de la autoridad de Dios en nuestras vidas. Dios ha establecido el hogar, el gobierno humano y la iglesia, y él tiene el derecho de decirnos cómo deben funcionar estas instituciones. Dios quiere que cada uno de nosotros ejerce autoridad; pero antes de que podamos ejercer autoridad, debemos aprender a estar bajo autoridad. La oferta de Satanás a nuestros primeros padres fue libertad sin autoridad, pero acabaron perdiendo tanto la libertad como la autoridad. El hijo pródigo halló su libertad cuando se sometió a la voluntad de su padre.
Pedro les dio a sus lectores tres motivos excelentes para someterse a la autoridad y así vivir como cristianos dedicados y obedientes.
Por causa de los perdidos (1 Pedro 2:11–12)
Hay algo mejor que la obediencia debido al deber, y es la obediencia debido a la devoción. “El que me ama, mi palabra guardará” (Juan 14:23).
Sobre todo, debemos ser testigos ante los perdidos que nos rodean. La palabra “gentiles” aquí no tiene nada que ver con raza, puesto que es sinónimo de “personas no salvas” (1 Corintios 5:1; 12:2; 3 Juan 7). Los inconversos nos están vigilando, y hablando contra nosotros (1 Pedro 3:16; 4:4) y buscando excusas para rechazar el evangelio.
A fin de testificar a los perdidos que nos rodean, debemos vivir vidas “honestas”. Esta palabra implica mucho más que decir la verdad y hacer lo que es correcto. Lleva consigo la idea de belleza, atractivo, lo que es admirable y honroso.
Por causa del Señor (1 Pedro 2:13–17)
Por supuesto, ¡todo debe hacerse para la gloria de Dios y el bien de su reino! Pero Pedro con cuidado señaló que los creyentes en la sociedad son representantes de Jesucristo. Es nuestra responsabilidad anunciar las virtudes de Dios (ve 1 Pedro 2:9). Esto es especialmente cierto cuando tiene que ver con nuestra relación con el gobierno y personas en autoridad.
Como ciudadanos creyentes debemos someternos a la autoridad investida en el gobierno humano. La palabra que se traduce “institución” no se refiere a cada ley individual, sino a las instituciones que hacen y que imponen las leyes. Es posible someterse a las instituciones y con todo desobedecer las leyes.
Por ejemplo, cuando Daniel y sus tres amigos rehusaron obedecer las regulaciones dietéticas del rey, desobedecieron la ley, pero la manera en que lo hicieron demostró que honraban al rey y respetaban a las autoridades (Daniel 1). No fueron rebeldes; y tuvieron cuidado de no abochornar al funcionario a cargo, ni meterlo en problemas; y sin embargo se mantuvieron firmes. Glorificaron a Dios y, al mismo tiempo, honraron la autoridad del rey.
Por causa de nosotros mismos (1 Pedro 2:18–25)