Resultados de la Sana Doctrina: Las Ancianas y Las Jóvenes

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Introducción

500 Ilustraciones 90. La Influencia de la Mujer

La mujer ejerce una tremenda influencia sobre el hombre: esto es un hecho indubitable. En cada acontecimiento importante de la historia de la humanidad o de los individuos encontramos, cuando estudiamos desapasionadamente, a la mujer ejerciendo su influencia sobre el hombre. La historia y la experiencia se dan la mano en su testimonio a este respecto. De Agripina, la madre de Nerón, se ha dicho que acostumbraba asistir a las reuniones del senado romano oculta tras espeso continaje; y un poeta, presentando una hermosa paradoja a este respecto, ha dicho que “Agripina estaba presente aunque ausente, en el senado.” Nosotros, usando esta figura, podemos decir que la mujer ejerce tal influencia en la humanidad que en cada uno de sus hechos está presente aunque esté ausente. Es decir, podremos no verla a primera vista; pero si estudiamos bien el asunto la encontraremos ejerciendo su influencia en cada uno de esos acontecimientos.—El Expositor Bíblico.

Deberes de las Ancianas.

Así mismo: En esta ocasión el apóstol Pablo introduce al siguiente grupo de personas miembras de la familia y de la iglesia, que lo anteriormente dicho, no es exclusivo de los ancianos, sino que ellas han de observar aquello como ejemplo, imitarlo y entonces desempeñar otros roles propios de la mujer.
A continuación estudiamos esto:
Ancianas: también ubicado entre 50 y 60 años de edad; no relacionado con liderazgo en iglesia.
Reverentes en su Conducta: sacerdotal adjs. — característico de la conducta o las actividades de alguien que realiza deberes y ceremonias religiosas a una deidad. Santo en..

Los que miran a las hermanas maduras en Cristo deben ver un reflejo auténtico de la santidad y del caminar con Dios en sus vidas.

1 Timoteo 2.9–10 LBLA
Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos; sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad.
1 Pedro 3.3–5 LBLA
Y que vuestro adorno no sea externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea el yo interno, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios. Porque así también se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos.
1 tim 2
(No) Calumniadoras: la expresión negativa NO tiene una construcción gramatical de pregunta negativa ¿ACASO NO…? en otras palabras, es como si Pablo preguntara, “Acaso una mujer que dice cristiana o piadosa es calumniadora?
Calumniadora (Gr. Diabolos): la prudencia como dijimos incluye la facultad de ejercer dominio propio de nuestros impulsos, sin embargo, incluye también qué manejo le damos a la información, cual debe ser revelada y cual no, sobre todo de cosas que observamos y otra personas nos confían.
Sin embargo, resulta que la información que nos guardamos es la que mas interés despierta en los demás. Y ahí nos vemos propensos dar rienda suelta a nuestros impulsos:

Aunque se trate de una generalización y siempre habrá excepciones, en general la conversación preferida de los varones suele centrarse en el mundo externo: el trabajo, el país, la política, el deporte y otras cosas un tanto impersonales. En cambio, la conversación predilecta de las mujeres suele centrarse en las personas: la familia, los conocidos enfermos o desgraciados, los vecinos y sus asuntos. Esto tiene su lado altamente positivo: la mujer, en general, es más sensible ante las necesidades y los sufrimientos ajenos. Pero también tiene su aspecto negativo: es especialmente propensa al chismorreo, a que la conversación derive hacia la calumnia, a hablar mal de la gente. Si bien es cierto que los varones ancianos necesitan también prudencia en su conversación, Pablo es más explícito aún en el caso de las mujeres. La forma especial que la prudencia debe tomar en ellas es que aprendan a refrenar su lengua y a no revelar confidencias ajenas ni hacer comentarios negativos acerca de otras personas (cf. 1 Timoteo 3:11).

La palabra griega que el apóstol emplea es diabólous. Las ancianas de la iglesia no han de ser «diablos». No han de ser como ciertas «brujas y marujas» de la calle que dedican el día a comentar y criticar los asuntos del vecindario. Quien dice cosas negativas acerca de los santos colabora con el acusador de los hermanos.

Cita Cruzada: Idem.
No Esclavas de Mucho Vino: En esta expresión el Apóstol Pablo tiene en mente la cultura de los Cretenses que son glotones eso incluye comida y bebida:
ser dominado por ⇔ ser esclavo de v. — ser o llegar a ser completamente dominado por alguna influencia o persona; concebido como ser la propiedad legal de otro. Este principio incluye el dominio de cualquier cosa que lleve al cristiano a no mostrar a Cristo.

En realidad ésta es la misma idea que ya se ha expresado en cuanto a los ancianos varones: que sean sobrios. Pero ahora el apóstol emplea una frase aun más gráfica: esclavas del vino. Las mujeres, como los hombres también, no deben permitir que en ningún sentido el vino las domine. No deben permitir que el apetito de vino las lleve a sufrir alcoholismo ni tampoco deben emborracharse puntualmente y comportarse de maneras indignas dictadas por el alcohol.

Pablo no prohíbe beber vino con moderación, ni aquí ni en ningún otro lugar, pero lo que sí prohíbe es que el vino llegue a esclavizar a la persona.

Que enseñen lo Bueno (maestras del bien): persona que enseña en contraposición a lo malo.
Porque una mujer?

una enseñanza adecuada de estos temas requiere llegar a niveles de mucha confianza al hablar de asuntos de la vida doméstica y matrimonial. Los pastores difícilmente pueden dar esta clase de enseñanza a las mujeres jóvenes sin vulnerar la intimidad de la pareja y sin exponerse, ellos mismos, a ciertos peligros y tentaciones.

En segundo lugar, no es apropiado porque es ofensivo para las mujeres que los varones les enseñen sus obligaciones hacia los varones. Es mucho menos ofensivo que se las enseñe otra mujer.

En muchos círculos se usa este pasaje para justificar el pastorado femenino, sea esta la oportunidad para declarar la posición bíblica que nosotros adoptamos:
Como lo menciona la siguiente Declaración de Danver´s del Concilio para la Masculinidad y Feminidad Bíblica:
- Ambos Adán y Eva fueron creados a la imagen de Dios, igual ante Dios como personas y distintos en su masculinidad y feminidad (, ). Las distinciones entre los roles masculinos y femeninos son ordenadas por Dios como parte del orden de creación, y deben encontrar un eco en cada corazón humano (, ; ; ).
- El liderazgo de Adán en el matrimonio fue establecido antes de la caída, y no fue el resultado del pecado (, , ; ).
- La caída introdujo distorsiones en las relaciones entre el hombre y la mujer (, , ). En el hogar, el humilde liderazgo del amante esposo, tiende a ser remplazado por dominio o pasivismo; la sumisión inteligente de la esposa, tiende a ser remplazada por la usurpación o el servilismo.
- En la Iglesia, el pecado inclina a los hombres hacia el amor por el poder mundano o a la abdicación de su responsabilidad espiritual, e inclina a las mujeres a resistir las limitaciones en sus roles o a ser negligentes en el uso de sus dones en los ministerios apropiados.
- El Antiguo Testamento, así como el Nuevo Testamento, manifiesta la igualdad en alto valor y dignidad que Dios apegó a los roles de ambos hombres y mujeres (, ; ).
- Ambos, Viejo y Nuevo Testamento también afirman el principio del varón como cabeza en la familia y en la comunidad pactar. (; ; ; ).
- La redención en Cristo apunta hacia la remoción de las distorsiones introducidas por la maldición. En la familia, los esposos deben de dejar de un lado el liderazgo bruto y egoísta y crecer en amor y cuidado para sus esposas; las esposas deben abandonar la resistencia a la autoridad de sus esposos y crecer en deseoso y feliz sumisión al liderazgo de sus esposos (; ; ; ).
- En la iglesia, la redención de Cristo da a los hombres y las mujeres igual parte en las bendiciones de salvación; no obstante, algunos roles de gobierno y enseñanza en la Iglesia están restringidos a los hombres (; ; ).
- En todo en la vida, Cristo es la suprema autoridad y guía para hombres y mujeres, de tal manera que no sumisión-domestica terrenal, religiosa, o civil jamás implica un mandato a seguir la autoridad hacia el pecado (; , ; ).
En ambos, hombres y mujeres el cordial sentido de llamado al ministerio, nunca debe de usarse para poner de lado el criterio Bíblico para ministerios particulares (, ; ).
Al contrario, la enseñanza Bíblica debe de permanecer como la autoridad para probar nuestro discernimiento subjetivo de la voluntad de Dios. Con la mitad de la población mundial fuera del alcance del evangelismo indígeno; con incontables personas perdidas en esas sociedades que han escuchado el evangelio; con las presiones y miserias de las enfermedades, mal nutrición, desamparo, analfabetismo, ignorancia, envejecimiento, adicción, crimen, encarcelamiento, nerviosismo, y soledad, ningún hombre o mujer que sienta pasión de Dios para hacer Su gracia conocida por medio de palabra y hecho, necesita vivir sin un ministerio llenador para la gloria de Cristo y el bienestar del mundo caído ().
Estamos convencidos que la negación o negligencia hacia estos principios han de llevar a crecientes consecuencias destructivas para nuestras familias, nuestras iglesias y nuestra cultura en general.
Así las cosas, las mujeres han de ejercer un rol altamente valorado en sus familias y en la iglesia:
Que enseñen (Sofronizo: urgir, animar) las mas jóvenes: instruir en sabiduría v. — enseñarle a alguien a pensar y vivir sabiamente en autocontrol sobre sus pasiones y deseos.
Contrario a Jezabel Ap 2.20.
Que cosas han de enseñar? He aquí el Pensum:

Deberes de las Mujeres Jóvenes.

Amar a sus maridos: En aquel tiempo eran los padres quienes arreglaban el matrimonio, en ocasiones, ella solo lo conocía el día de su boda incluso su luna de miel.
Amar a alguien a quien acabas de conocer puede convertirse en todo un desafío, si bien hoy, tenemos la libertad en general de decidir con quien casarnos, no es menos cierto, que estamos ante una época donde el divorcio es del 50% y las razones son simples, hasta un huevo mal hecho es suficiente para separarse.
1 Tim 5.14
1 Timoteo 5.14 LBLA
Por tanto, quiero que las viudas más jóvenes se casen, que tengan hijos, que cuiden su casa y no den al adversario ocasión de reproche.

Pero la esposa joven tiene que saber que el amor no es solamente un sentimiento espontáneo o un enamoramiento apasionado. Sobre todo, es una actitud inculcada por el Espíritu de Dios, una manera de ser que hemos aprendido a través del ejemplo del mismo Señor Jesucristo. Para esto necesita ser enseñada por las mujeres más experimentadas.

Amar a sus Hijos:

En siglos pasados era impensable que una mujer aristócrata diera de mamar a sus propios hijos. Nada más nacer el bebé, se buscaba a una nodriza para darle el pecho. Más adelante se buscaba una criada para cuidar al niño durante el día. Si acaso, la madre recibía a los niños durante media hora por la noche y le suponía cierta incomodidad, porque, ya se sabe, los niños estorban.

¿Y qué del día de hoy? Con cada vez mayor frecuencia, la madre joven deja a su recién nacido en una guardería a fin de seguir adelante con su carrera profesional, o sencillamente porque la familia cree que no puede sobrevivir sólo con el salario del marido. Después de la guardería, el niño pasa al parvulario, luego al colegio. El resultado es que carece del afecto materno y, en cambio, recibe las principales directrices de su formación de parte de personas ajenas a la familia. Hace unos días vi un informe en las noticias de la televisión en el que diversos «expertos» sostenían que el lugar apropiado para la formación del niño en cuanto a modales y estilo de vida ¡es la escuela!

Amar a sus Hijos:
Ser Prudentes: Se ha tratado en apartados anteriores.
Ser Prudentes:
Ser Puras: (que no tiene fallas) no deben abrigar ninguna clase de impureza de pensamiento, de palabra o de acción.
La pureza no se trata de tu forma de vestir aunque puede incluirla. -9.
Cabe aquí dar unas recomendaciones prácticas para que no quede laguna alguna en este sentido:
1. Decorosa: El decoro puede ser definido como pudor y decencia en lo referente a lo moral. La decencia debe ser una característica de nuestro vestir.
2. Pudor: El comentarista William Macdonald dice que podemos ver el pudor como el evitar todo lo que cause vergüenza. Así debe ser nuestra vestimenta, una que no nos cause vergüenza a nosotros ni a aquellos que nos ven.
3. Modestia: Decente, en orden, que no llame la atención, un vestir humilde que carece de vanidad o engreimiento y evita los extremos. (Chárbela El Hage de Salcedo).
Ejemplos prácticos:
Revisemos primero el corazón:
¿Qué dice mi ropa acerca de mi corazón?
Al elegir la ropa que me voy a poner hoy, ¿la atención y la aprobación de quién estoy buscando? ¿Estoy buscando agradar a Dios o impresionar a los demás?
¿Es lo que yo me pongo consistente con los valores bíblicos de la modestia, el dominio propio y el atuendo respetable, o revela una excesiva identificación y fascinación con valores culturales pecaminosos.
¿Con quién me quiero identificar a través de mi vestimenta? ¿Es la palabra de Dios mi estándar o lo es la última moda?
¿He solicitado la evaluación de personas santas en lo concerniente a mi vestimenta?
¿Revela mi vestido una relación con el evangelio, o hay alguna contradicción entre mi profesión de fe y mi práctica de la santidad? Así que, estoy lista para salir de mi casa, pero todavía debo hacer una revisión de mi modestia. ¿Cuáles son algunas de las cosas que debo buscar mientras me paro enfrente de mi espejo?
Comenzando por arriba…
Cuando me pongo una camisa holgada o con cuello bajito, ¿puedo ver algo cuando me inclino hacia adelante? Si es así, debo recordar poner mi mano en mi cuello cuando me incline.
Una palabra acerca de las correas de la cartera: ¿Cómo puede ser un asunto de modestia una cartera? Cuando te la pones con la correa por el pecho. No importa cuál camisa tengas, esto acentúa tu pecho y crea una tentación para los hombres.
Si tengo puesta una camisa con botones, debo voltearme y moverme para ver si hay algún espacio que deje ver mi pecho. Si los hay, debo tomar mi alfiler y cerrar los espacios entre cada botón.
Debo hacer esta misma revisión si me pongo una camisa sin mangas. Cuando me muevo, ¿puedo ver mi brasier? Si la respuesta es sí, ¡necesito usar los alfileres de nuevo!
¿Estoy usando una camisa de tiritos, una blusa con los hombros afuera, o una camisa transparente? Ni siquiera los alfileres arreglarán este problema. A la mayoría de los hombres estas camisas los desayudan. Es tiempo de volver al ropero.
¿Puedo ver la arandela o el cocido de mi brasier a través de mi camisa? En este caso los brasieres sin costura son una mejor opción.
Un último chequeo de mi camisa: ¿Revela alguna parte de mi busto? ¿Se ve mi estómago cuando levanto mis manos sobre mi cabeza? ¿Es mi camisa demasiado apretada? Si la respuesta es “sí” a cualquiera de estas preguntas, necesito cambiarme de ropa.
¿Estoy enseñando mi estómago o mi ropa interior cuando me inclino o levanto las manos? Si es así, ¿es porque mi falda o mis pantalones están muy bajitos? Mi camisa necesita ser más larga o necesito encontrar una falda o pantalones que queden más altos.
También debo voltearme y mirar si lo que tengo puesto está muy apretado alrededor de mis nalgas o si se ve la línea de mi ropa interior. Si es así, ¡sé lo que debo hacer!
Con los pantalones cortos – no puedo chequearlos sólo cuando estoy parada. Necesito ver cuánto revelan cuando me siento. Si se ve mucha pierna, necesito un par más largo.
El chequeo sentada también se aplica a mi falda o a mi vestido. Y debo recordar mantener mi falda halada hacia abajo y mis rodillas juntas cuando estoy sentada.
Hablando de faldas, ¡cuidado con esos abiertos! ¿Revelan demasiado cuando camino? Los alfileres también nos pueden ayudar aquí.
Antes de salir, debo darle a mi falda un “chequeo de sol.” ¿Es transparente? Si es así, necesito un medio fondo.
No te olvides – todo esto también aplica a la ropa formal.
Tomado de: Sugel Michelén.
Cuando lo oyen de mi parte que soy varón, ¿no se siente incómodo? Por eso, es una mujer la mas indicada para realizar esta labor.
Hacendosas en el Hogar: quehaceres del hogar adj. — caracterizado por aplicarse uno mismo diligentemente a cuidar la casa y del hogar; especialmente entendido como si fuera un oficio o vocación. .
Vease: y La Mujer Virtuosa
Amables: El trabajo doméstico puede ser frutrante, rutinario y aburrido y ello causar una pérdida de gozo que lleve a la amargura para con los hijos y el esposo, pero en la mujer piadosa, ha de gobernar la bondad, recordemos que este es un fruto del Espíritu Santo.
Amables:
Sujetas a sus maridos:

Objetivo de los Deberes.

El objetivo de todas estas instrucciones es que la palabra de Dios, específicamente el evangelio de Cristo no sea blasfemado.
Para que la Palabra de Dios no sea Blasfemada: ser blasfemado (estado) v. — ser o llegar a ser calumniado; utilizado de Dios o algo consagrado a Dios.

Si las madres jóvenes, que profesan ser cristianas, manifestasen falta de amor por sus maridos y por sus hijos, falta de sensatez, de pureza, de apego al hogar, de bondad y sumisión, harían que el mensaje de salvación fuese vilipendiado por los de afuera. Además, se debe tener presente, que cuando Pablo dice “para que la palabra de Dios no sea vituperada”, quiere decir, “para que la palabra de Dios sea honrada”. Esto también, como se notó anteriormente, es un modo típicamente paulino de hablar

2º Samuel 12.14 LBLA
Sin embargo, por cuanto con este hecho has dado ocasión de blasfemar a los enemigos del Señor, ciertamente morirá el niño que te ha nacido.
Romanos 2.24 LBLA
Porque el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros, tal como está escrito.
1 Timoteo 5.14 LBLA
Por tanto, quiero que las viudas más jóvenes se casen, que tengan hijos, que cuiden su casa y no den al adversario ocasión de reproche.
1 Timoteo 6.1 LBLA
Todos los que están bajo yugo como esclavos, consideren a sus propios amos como dignos de todo honor, para que el nombre de Dios y nuestra doctrina no sean blasfemados.
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