LA REBELDÍA DE ISRAEL Y AARÓN

1-2  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
0 ratings
· 1,229 views

Recordemos la verdadera naturaleza de los hombres a pesar de tener la vigilancia y dirección divina. Sirvase de advertencia para todo creyente en éste tiempo, al ver las acciones pasadas que tomaron como pueblo de Dios; y de ésta menera evitemos revelarnos contra el Dios que solo bien nos ha hecho. Una advertencia para el Pueblo y una advertencia para el Líder.

Notes
Transcript
INTRODUCCIÓN:
Mientras Moisés estaba en el monte, recibiendo la Ley de manos de Dios, el pueblo tuvo tiempo para meditar sobre lo que se les había entregado, pero había entre ellos quienes ya maquinaban el modo de quebrantar las leyes que tan recientemente habían recibido. En el día 39 de los 40, estalló el complot de rebelión contra el Señor. Las quejas anteriores habían sido indicaciones de la flaqueza humana, pero la adoración del becerro era asunto más grave. Recientemente habían aceptado el pacto ofrecido por Dios y le habían prometido obedecer su ley. Consecuentemente, la rebelión en Sinaí era más que una murmuración: Era apostasía.

I.- El pueblo se dirigió tumultuosamente a Aarón, a quien le había sido confiado el Gobierno del pueblo en ausencia de Moisés: “Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros.” (V. 1)

El mal efecto sobre ellos de la ausencia de Moisés.
La furia y la violencia de una multitud cuando son influidos y pervertidos por una mentira que tal es capaz de engañar a multitudes. Puesto que Moisés había dejado encargados a Aarón y a Hur, algunos expositores deducen que Hur se resistió a satisfacer las demandas del pueblo y murió a manos de la multitud. En éste sentido se expresa la Tradición judía.
Estaban cansados de esperar la tierra prometida. Querían apresurarse a entrar en la tierra que fluye leche y miel, pero no podían pararse a tomar consigo su norma religiosa. Debemos primero estar firmes en la espera y la observancia de la Ley de Dios, antes de poder disfrutar de sus promesas.
Estaban cansados de esperar el regreso de Moisés. Al ver que ya había pasado el cuadragésimo día, pensaron que algo malo le había pasado a Moisés y se desanimaron completamente. “A este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido”.
a) Con qué ligereza hablan de su persona -este Moisés-. Así de desagradecidos se muestran hacia Moisés, que tan tierna preocupación les había mostrado, y así marchaban en sentido contrario al de Dios. Si él se había detenido algo más de la cuenta, sería porque Dios tenía tanto que decirle para bien de ellos
b) Él residía en el monte como embajador de ellos, y ciertamente volvería tan pronto como hubiese terminado el asunto que le llevó allá; sin embargo, esto les sirvió de pretexto para su malvada propuesta. El interpretar mal la demora de nuestro Señor en volver es motivo y ocasión para que algunos se endurezcan más en su maldad ( 3 sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, 4 y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación. 2 Pe. 3: 3-4 RVR60). Nuestro Señor Jesucristo ha subido al Monte de Gloria, donde aparece intercediendo en la presencia de Dios por nosotros, sin que nosotros le veamos; los Cielos deben albergarlo y ocultarle de nuestra vista, para que vivamos por fe. El cansancio en esperarle puede llevarnos a muchas y grandes tentaciones, la impaciencia nos llevara en otros casos a pecar.
c) Aquí Israel, si hubiese esperado sólo un día más habría visto lo que le había acontecido a Moisés.
Estaban cansados de esperar la institución divina de un culto religioso entre ellos. Se les había dicho que habían de “servir a Dios en éste monte”, pero, como no se les cumplió tan pronto como ellos deseaban, decidieron poner a trabajar su propio ingenio para inventar señales de la presencia de Dios con ellos, y gloriarse en ellas, y tener un culto de su propia invención, probablemente parecido al que habían visto entre los egipcios. Decir: “Moisés se ha perdido ¡haznos un dios!” era el mayor absurdo que se podía imaginar. “¡Haznos dioses que vayan delante de nosotros! ¡dioses! ¿cuantos iban a tener? ¿No era suficiente con uno? ¡Haznos dioses! ¿Y qué bien podían proporcionarles dioses hechos con sus propias manos?.

II.- En respuesta a esto, Aarón les pide sus joyas: “Apartad los zarcillos de oro… y traédmelos” (V. 2)

No encontramos una sola palabra de Aarón para disuadirles de su intento, sino que pareció aprobar la idea y no se mostró remiso en llevarles la corriente, no es fácil hacer que las mujeres y los niños cedan sus adornos, y la negativa de ellos hubiera obstaculizado la petición de los hombres. Si Aarón esperaba resistencia a su solicitud, pronto se desengañó; porque todo el pueblo apartó los zarcillos de oro (3) y se los entregó. El corazón carnal es capaz de sacrificar mucho para satisfacer sus malos deseos. Cuán difícil es despojar a las mujeres y a los niños de sus adornos; pero éstos no escatiman cuando se trata de ellos y de sus placeres. ¿Aarón pensó quizá que pidiéndoles que se despojaran de todas sus joyas, se enfriarían sus ánimos? Lo cierto es que, lo mismo que sus descendientes, no tuvieron inconveniente en “sacar oro de la bolsa”, desprenderse de todas sus alhajas y “alquilar un orfebre para hacer un dios de ello, postrarse y adorarlo. ( 6 Sacan oro de la bolsa, y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de ello; se postran y adoran. 7 Se lo echan sobre los hombros, lo llevan, y lo colocan en su lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio. Le gritan, y tampoco responde, ni libra de la tribulación. Is. 46: 6-7 RVR60) “¡Que pueblo tan voluble! -dicen lo rabinos-; un día dan su plata y su oro para el santuario de Dios; y al día siguiente lo dan para hacer un becerro de oro”

III.- A continuación leemos la fabricación del becerro de oro (Vs. 3-4)

El pueblo trajo sus zarcillos a Aarón de buena gana, ya que, al pedirlos él, en vez de hacerles desistir de la propuesta, había quizás estimulado más su superstición, haciéndoles imaginarse que el oro quitado de sus orejas sería el más aceptable y serviría para fabricar el más valioso dios.
Aarón fundió los zarcillos y, teniendo ya preparado un molde para ello, echó en él el oro fundido y los ajustó a la forma de un buey o becerro. Hay quienes piensan que Aarón escogió esta figura como señal de la presencia divina, porque pensó que la cabeza y los cuernos de un buey eran un buen emblema del poder divino y quizá confió en que, siendo una cosa tan común y ordinaria, la gente no sería tan descerebrado como para adorarlo. Pero es probable que ellos hubieran aprendido de los egipcios a representar así a la deidad, pues se nos dice. Ez. 20: 8: Ni dejaron los ídolos de Egipto. Y también: Y no dejó sus fornicaciones comenzadas en Egipto. Ez. 23: 8. Así cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come hierva. Sal. 106: 20, y proclamaron su propia insensatez, mayor que la de otros idólatras que adoraban al ejército de los cielos.

¡Con cuánta rapidez el corazón carnal retrocede de la adoración verdadera de Dios!

El espejo de éste pueblo permite visualizar la conducta de algunos profesantes nominales, que en una época estan adorando al Dios vivo y verdadero en espíritu y verdad pero; que en un abrir y cerrar de ojos, cambian esa adoración por una adoración carnal y placentera.

IV.- Después de hacer un becerro en Horeb, se postraron ante una imagen de fundición. Sal. 106: 19.

Aarón, al ver al pueblo encantado con su becerro, no quiso des encantarles, ya que temió que, si se oponía, se produjese algún tumulto que degenerase en violencia, y así les edificó un altar, y proclamó una fiesta de dedicación a Jehová (V. 5), porque, tanto él como el pueblo, no eran tan brutos como para imaginarse que este becerro era en sí mismo un dios, sino que lo tuvieron por representación del Dios verdadero al que pretendía adorar en y a través de esta imagen. Estaban quebrantando, no el primer mandamiento de la Ley, sino el Segundo Mandamiento. Parece ser que Aarón quiso todavía dar largas al asunto y dejó la celebración para el día siguiente; esperaba que para entonces ya habría bajado Moisés del monte. El pueblo estaba deseoso de celebrar esta fiesta, puesto que “al día siguiente madrugaron (V. 6), para mostrar cuán satisfechos estaban con la solemnidad y, de acuerdo con los antiguos ritos del culto, ofrecieron sacrificio a esta reciente deidad, y luego celebraron el correspondiente banquete sacrificial; así que, habiendo fabricado este dios a expensas de sus zarcillos, ahora se esforzaban en tenerle propicio a expensas de su ganado. ahora bien:
Es extraño que alguien del pueblo, especialmente un número tan considerable de Israelitas hicieran cosa semejante. ¿No habían oído hacía pocos días, en este mismo lugar, la voz del Señor Jehová que les decía desde en medio del fuego: “No te harás imagen ni ninguna semejanza? (20: 4). ¿Y no habían ellos sellado solemnemente el pacto con Dios, y prometido que harían todo cuanto El les había dicho, y que serían obedientes? (24: 7). “Hicieron un becerro en Horeb”, el mismo lugar en el que había sido dada la Ley. Hicieron lo contrario de lo que hacen los que reciben el Evangelio: Inmediatamente “se convirtieron a Dios, abandonando los ídolos, 1 Tes. 1. 9.
Es especialmente extraño que Aarón quedase tan implicado en este pecado, ¡hasta el punto de hacer él mismo el becerro y proclamar la fiesta para él! ¿Es éste el mismo Aarón en el monte (19:24; 24: 9), y vio que allí no había ninguna especie de semejanza, a base de la cual pudiesen hacer una imagen? ¿Pudo él ser cómplice y promotor de esta rebelión contra Dios? ¿Cómo es posible que fuese capaz de cometer semejante pecado? La tradición de los judíos da la siguiente explicación: Su colega Hur se opuso a los deseos del pueblo y la gente enfurecida le apedreo hasta matarle (y ésta es la razón por la que no volvemos a saber nada de él); y como Aarón era un hombre de carácter pacífico, prefirió como mal menor acceder a los deseos del pueblo antes que provocar una división que habría tenido sangrientas consecuencias.
CONCLUSIONES:
Comentario Bíblico Mundo Hispano Tomo 2: Exodo 2. EL PACTO ROTO Y RENOVADO, 32:1–34:35

Dios cumple su voluntad en el tiempo adecuado. En ocasiones el hombre no puede esperar el tiempo de Dios. La impaciencia espiritual puede llegar a ser un pecado

Comentario Bíblico Mundo Hispano Tomo 2: Exodo 2. EL PACTO ROTO Y RENOVADO, 32:1–34:35

El peligro del culto del becerro en Sinaí se multiplicaría aun más cuando el pueblo llegara finalmente a Canaán, y Aarón, el líder religioso, no quiso oponérsele. ¿Están dispuestos los líderes hoy en día de oponerse al culto moderno de fertilidad que florece?

Comentario Bíblico Mundo Hispano Tomo 2: Exodo 2. EL PACTO ROTO Y RENOVADO, 32:1–34:35

La tendencia hacia el sincretismo seguiría en Israel: el pueblo, buscando una fuente de revelación sensible, substituiría con una imagen creada por el hombre al Dios viviente y después lamentaría la ausencia de la dirección divina

El libro de Éxodo Les auspició una fiesta (32:5–6)

Cuando se pierde de vista Deuteronomio 6:4–5, el resultado es infidelidad y sincretismo (cp. 1 R. 18:21).

Su acción recuerda uno de los intentos para retener la forma de la piedad sin apreciar la eficacia de ella (2 Ti. 3:5) y el sincretismo que se halla en muchos cristianos nominales.

Pero cualesquiera que haya sido su propósito, Aarón no logró ofrecer una adoración aceptable a Dios. La gente dio rienda suelta a una explosión emocional que los condujo a la idolatría y apostasía. Al día siguiente madrugaron (6) a comer y a beber… y a regocijarse. Aunque el comer y beber durante el culto era parte del plan de Dios, en este caso no hubo adoración espiritual—sólo la satisfacción de apetitos carnales.

Related Media
See more
Related Sermons
See more