cada creyente es una parte vital del cuerpo de Cristo, y cada uno tiene una función espiritual que cumplir. Cada creyente tiene un don (o dones) que debe usar para la edificación del cuerpo y el perfeccionamiento de los miembros del cuerpo.
traspasamos el límite del saber cuando vamos en pos de cosas acerca de las cuales no debiéramos inquietarnos. Pero, pensar de si con templanza, equivale a comprender lo que nos es propio para conducirnos y ocupar nuestro lugar modestamente.