ayuno
EL AYUNO
νῆστις [hambriento, que está ayunando], νηστεύω [tener hambre, ayunar], νηστεύω [ayuno, hambre]
1. Significado del término. νῆστις significa «el que no ha comido», «que está vacío», después «que ayuna». νηστεύω significa «estar sin comida o hambriento», pero principalmente «ayunar». El sustantivo νηστείω significa «pasar hambre», generalmente «ayunar».
2. El ayuno en la Antigüedad. El ayuno se encuentra en todas las religiones. Es la abstención temporal de la alimentación, por razones religiosas. Al principio es más común entre los griegos que entre los romanos, pero se difunde por todo el mundo antiguo. El temor a los demonios desempeña un papel en esto; también se ve como un medio de prepararse para tratar con la deidad. El ayuno fúnebre se debe al temor a la infección demoníaca. Los sacerdotes egipcios ayunan antes de entrar al santuario. El ayuno también prepara el camino para las revelaciones extáticas. En la antigüedad hay poca relación entre el ayuno y la ética.
3. El ayuno en el AT y en el judaísmo. El AT usa diversos términos para ayunar. Muchos aspectos del ayuno veterotestamentario son los mismos que en otros contextos. Existe un ayuno de duelo por los muertos, que expresa la pena (1 S. 31:13). Moisés ayuna antes de recibir los mandamientos (Éx. 34:28), como lo hace también Daniel antes de recibir sus visiones (Dn. 9:3). El ayuno expresa también la sumisión a Dios, ya sea en el caso de individuos (2 S. 12:16ss) o del pueblo (Jue. 20:26, etc.). El ayuno va acompañado de la oración (Jer. 14:12), especialmente la oración penitencial (1 S. 7:6). El que ayuna suele asumir la postura de un doliente (cf. 1 R. 21:27). El ayuno dura un día (Jue. 20:26); tres días en Ester 4:16. En el ayuno de siete días de 1 Samuel 21:13, el ayuno propiamente dicho es solamente durante el día. El único ayuno cultual es el Día de la Expiación (Lv. 16:29ss). Se establecen ayunos especiales para recordar la caída de Jerusalén (Zac. 7:3, 5; 8:19). Los profetas protestan contra la idea de que el ayuno meramente exterior consigue el ser oído por Dios (cf. Jer. 14:12; Is. 58:1ss). Para ellos, el verdadero ayuno es un abajamiento del alma que conduce a la acción moral. El judaísmo encuentra un puesto importante para el ayuno. Los autores apocalípticos se preparan mediante él para recibir la revelación. El ayuno confirma los votos y la oración. Tiene eficacia ante Dios para el perdón, la curación y el exorcismo, aunque el verdadero ayuno implica necesariamente el arrepentimiento. Los devotos convierten el segundo y quinto días de la semana en ayunos adicionales, pero nunca se ayuna en días de festividad especial, en días de preparación, ni en el sábado. Se dan ayunos más largos de hasta 40 días, y se pone mucho énfasis en los gestos de duelo al ayunar. Los fariseos, los discípulos del Bautista, y los terapeutas observan todos el ayuno. Filón enaltece la νηστεία como refrenamiento ascético. Se establecen reglas para los ayunos públicos, y después de la destrucción del templo el ayuno individual tiende a sustituir los sacrificios, puesto que otorga expiación, garantiza la escucha divina, y produce santidad. Pero hay advertencias de que se requiere también la penitencia, y a los alumnos se les aconseja no excederse en los ayunos.
4. El ayuno en el NT. Jesús inaugura su ministerio con un ayuno de 40 días, correspondiente al de Moisés. Pero Jesús, como Mediador de la nueva alianza, ya ha recibido la revelación de Dios, y ayuna con el fin de quedar equipado para conformar su dignidad y poder mesiánico. Parece que durante su ministerio no emprende ayunos especiales, si bien observaba naturalmente los ayunos públicos, y no les prohíbe a sus oyentes ayunar. Sin embargo, para Jesús el ayuno es un servicio a Dios y una señal de verdadera conversión. Hay que hacerlo en secreto, y sin ir acompañado de señales de duelo. Sus discípulos no ayunan como los del Bautista (Mr. 2:18ss), ya que la presencia del Mesías significa regocijo como ante la presencia de un novio. La nueva edad es una edad de gozo. Sólo la era de la espera (que comenzará después de su muerte) es un tiempo de ayuno (cf. Jn. 16:20). El mensaje escatológico de Jesús trasciende el ayuno, pero, puesto que hay una brecha entre el amanecer de la salvación y su consumación, hay espacio para el ayuno, no como una obra piadosa, sino como señal de una actitud interior. Los dichos acerca del remiendo y los odres están relacionados con la cuestión del ayuno en Marcos 2:18ss. Esta conexión mantiene la idea de que la nueva edad ha venido como una era de gozo. Sin embargo, el ayuno va de la mano con la oración en Hechos 13:2–3 y 14:23, cuando se envían misioneros y se designan ancianos. Las epístolas no mencionan el ayuno; ni siquiera se incluye en Hebreos 13:16.
5. El ayuno en la iglesia antigua. El ayuno voluntario en días específicos se vuelve a hacer presente en la iglesia antigua (los miércoles y los viernes, según Did. 8.1). El ayuno pascual se prescribe para todos los cristianos en el siglo II (Eusebio, Historia eclesiástica 5.24.12ss). También se hace habitual el ayuno anterior al bautismo (Did. 7.4), al igual que el ayuno antes de la comunión. Las razones que se dan para ayunar son el fortalecimiento de la oración, el prepararse para la revelación, la expresión del pesar, la ayuda a los pobres con la comida que se ahorra, y el reconciliar a los penitentes con Dios. Las críticas al ayuno se basan en los profetas del AT (Bern. 3.1ss), y hay una tendencia a subordinar el rito a la interioridad y a lo ético (Hermas, Semejanzas 5.3.5ss). Pero la iglesia antigua muestra poca conciencia del enfoque distintivo de Jesús acerca del ayuno.