La Inmutabilidad de Dios

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Dios no cambia, por tanto podemos confiar en Él

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Inmutabilidad: Según el Diccionario Teológico Ilustrado, se refiere a aquella “incapacidad de cambiar o, visto del lado positivo, capacidad de no cambiar”.[1] Es decir, es aquella capacidad que tiene Dios de no cambiar, o de sufrir alguna alteración, para bien o para mal. Esto tiene que ver con su perfección, ya que si Dios cambiara significaría dos cosas: 1) Hoy tuviera algo que el día de mañana no tendrá o perderá; 2) Dios carece de algo hoy, y mañana lo poseería. En ambos casos, Dios no es perfecto porque, o quita algo de sí para mañana ser mejor, o agrega algo a su persona porque le falta. En conclusión, no es perfecto.
[1] Lacueva, F. (2001). En Diccionario teológico ilustrado (1. ed. española., p. 349). Tarrasa, Barcelona: Clie.

1. Dios No Cambia

“Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” ()
Dios no cambia. Y esto puede sonar muy repetitivo, pero la realidad es que nuestro necio corazón olvida siempre quién es Dios, y se desvía para encontrar satisfacción en otras cosas que en Dios. ¿Qué fue lo que pasó con el pueblo de Israel en después de la muerte de Josué, en los tiempos de los Jueces? El pueblo del Señor no solo olvidó lo que Jehová Dios había hecho por ellos, sino que no les importó, y se fueron a adorar a los dioses de los cananeos.
Dios no cambia en sus atributos. Él sigue siendo el mismo, desde la eternidad y hasta la eternidad. ¿Dios es santo? Sí. Dios siempre ha sido santo, y sin pecado desde la eternidad pasada, lo es ahora, y lo seguirá siendo por el resto de la eternidad (. f. ); ¿fue acaso Dios poderoso? Sí, Él ha sido poderosos desde el principio de los tiempos, uy lo sigue siendo ahora. (. f. ). ¿Es, acaso, Dios justo? Sí. Su justicia se mostró al expulsar a Adán y a Eva del huerto a causa de su desobediencia. Ahora, en nuestros tiempos se manifiesta al declararnos inocentes por la fe a través de los méritos de Cristo. (. f. ). ¿Dios es un Dios de gracia? Sí. Desde el principio nuestro Dios ha mostrado Su gracia hacia la humanidad al acercarse a su creación después de que ésta había caído. Y su gracia se mantiene sin cambios hasta ahora, porque seguimos aquí. Siempre Dios habla a nuestra vida para que volvamos a Él, en arrepentimiento y adoración, aunque no lo merecemos. Por eso se llama gracia.

2. LAS PERSONAS PARA QUIENES DIOS NO CAMBIA

“Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” ()
¿Quiénes son estos “hijos de Jacob” a quienes les está recordando su inmutabilidad? Puesson aquellas personas elegidas por Dios para que disfrutasen de las bendiciones de Dios.
“según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él”. ( )
Estos “hijos de Jacob” son aquellos que Dios ha escogido para mostrar su gloria y su amor.
Ahora bien, vemos aquí un contraste increíble entre la inmutabilidad de Dios y la infidelidad del pueblo de Israel. Notemos que Dios le está hablando al pueblo después de haberlos liberado del exilio en Babilonia. Después de estar 70 años fuera de su ciudad, de su patria, y después de ver cómo Dios los libró de una guerra, vienen a Jerusalén y se olvidan de Dios. La gente comenzó a construir sus casas y a tener su vida cotidiana, antes de reconstruir el Templo, el lugar de adoración de Dios.
C. Spurgeon habló sobre esto diciendo:
Por allá veo a un hombre que no oró antes de venir a la casa de Dios. ¡Ah!, tú, pobre pagano, ¿acaso no oras? ...Veo allá a una mujer: ella tampoco oró esta mañana... ¿No tuviste tiempo de orar? ¿Tuviste tiempo para vestirte? Hay un tiempo para cada propósito bajo el cielo, y si te hubieras propuesto orar, hubieras orado.[1]
Somos infieles al Señor todos los días, a cada rato; a veces consciente y otras inconscientemente. Pero al final somos infieles. Cambiamos de acuerdo con nuestras circunstancias. Cambiamos de acuerdo a nuestras preferencias, y nos olvidamos del Señor. Por eso Pablo escribió: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” ()
[1] Spurgeon, C. H., & Román, A. (2008). Sermones de Carlos H. Spurgeon. Bellingham, WA: Logos Research Systems, Inc.

3. LA BENDICIÓN A LAS PERSONAS PARA QUIENES DIOS NO CAMBIA

“Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” ()
Jonathan Edwards, puritano del siglo XVI, predicó su sermón titulado “Pecadores en manos de un Dios airado”, en el cual “dio en el clavo” respecto a gracia soberana e inmutable de Dios. Y escribió:
El Dios que te sostiene sobre el abismo del infierno, de la manera que se sostiene una araña o algún despreciable insecto sobre el fuego, te aborrece y se encuentra terriblemente provocado. Su ira arde como el fuego en contra tuya; Él ve que de lo único que tú eres digno es de ser lanzado al fuego; sus ojos son demasiado puros para soportar que estés delante de su mirada... Lo has ofendido infinitamente más que un necio rebelde ofende a su príncipe. Sin embargo, no es otra cosa sino su mano la que impide que tú caigas al fuego en cualquier momento. No es debido a ninguna otra cosa que tú no hayas ido al infierno mientras dormías por la noche y que hayas podido despertar hoy después de haber cerrado tus ojos... sino que la mano de Dios te ha sostenido. [1]
[1] Sproul, R. (1998). La Santidad de Dios (pp. 147–148). Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia.
La Biblia es clara con respecto a la severidad del pecado, al castigo necesario para aquel que pecare contra Jehová: muerte. No es otra cosa la que merecemos tú y yo que la muerte. Si Dios exterminó a una ciudad entera a causa del pecado hace miles de años, ¿qué te hace pensar que no puede hacer lo mismo ahora por tu pecado? Sí Dios mandó el diluvio para exterminar a la humanidad porque su pecado estaba al límite, ¿crees que tú escaparás de la ira de Dios ahora?
La Biblia es clara con respecto a la severidad del pecado, al castigo necesario para aquel que pecare contra Jehová: muerte. No es otra cosa la que merecemos tú y yo que la muerte. Si Dios exterminó a una ciudad entera a causa del pecado hace miles de años, ¿qué te hace pensar que no puede hacer lo mismo ahora por tu pecado? Sí Dios mandó el diluvio para exterminar a la humanidad porque su pecado estaba al límite, ¿crees que tú escaparás de la ira de Dios ahora?

A. Jesucristo es nuestra paz

Tú y yo merecíamos el castigo por nuestro pecado
pero Dios {que} es tan rico en misericordia y nos amó tanto 5 que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es sólo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!) (NTV)
Es solo a través de Jesucristo que, por la gracia de Dios que no cambia, ahora podemos gozar de una relación con Él, sin temor, y en completa confianza. Incluso el autor de la epístola de Hebreos declara que podemos acercarnos a la presencia de Dios gracias a la intervención de nuestro más grande Sumo Sacerdote: Cristo.
“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” (4.14-16)

Conclusión

¡Gracias demos a Dios por su gran misericordia! Bendito sea el Dios, y Padre de nuestro Señor Jesucristo que, a lo largo de la historia ha permanecido siendo el mismo. El mismo Dios de amor al enviar a Jesucristo y morir en la cruz por nosotros; Dios de misericordia al tomar nuestro pecado y cargarlo en la cruz; Dios de paciencia al no destruirnos esta mañana por nuestro pecado de anoche; Dios de perdón al permitirnos acercarnos a su presencia con confianza y sin temor; Dios de gracia al darnos vida y permitirnos conocerle cuando merecíamos su castigo; y Dios de bondad al dejarnos disfrutar de esta bendición de escuchar su evangelio, creer en Él, y de tener la esperanza que un día resucitaremos para estar con Él por la eternidad.
Gloria sea a nuestro Dios, porque no cambia. Amén.
Aplicación
Quisiera enfocarme en unas preguntas para que meditemos:
1. ¿Ha habido ocasiones en tu vida que te has sentido sin esperanza?
2. Cuando has caído en pecado, ¿te reconforta saber que la gracia de Dios que actúa en ti no cambia?
3. ¿Cómo tu vida debería ser diferente sabiendo que Dios no cambia?
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