Cristo en Verdad nos ha libertado(Gálatas XX)
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Cristo en Verdad nos ha libertado
Cristo en Verdad nos ha libertado
1 Por lo tanto, Cristo en verdad nos ha liberado. Ahora asegúrense de permanecer libres y no se esclavicen de nuevo a la ley.
Hemos visto a Pablo (¡una y otra vez!) diciéndoles a los gálatas que los cristianos no tienen que tener miedo de ninguna condenación por su fracaso en guardar la ley, porque son justos en Cristo.
Cuando muchas personas escuchan esto dicen: ¡Hombre! Si yo creyera eso, ¡podría vivir de cualquier manera! A primera vista parece que el evangelio quita todo incentivo para vivir una vida santa.
Es por esto que, durante siglos, muchas iglesias han sentido la necesidad de quitarle algo a las afirmaciones radicales del evangelio. Han cambiado la libertad del evangelio por un mensaje que pretende evitar que las personas vivan “de cualquier manera”.
Entonces este es un pasaje crítico. Pablo nos quiere mostrar que la libertad que experimentamos en el evangelio –libertad del temor y de la condenación– nos lleva a obedecer a Dios en vez de agradarnos a nosotros mismos.
Libertados para la libertad
Libertados para la libertad
El versículo 1 es el resumen de los últimos dos capítulos del libro (y, en un sentido, de todo el libro). En primer lugar, Pablo nos dice que tenemos una profunda libertad en Cristo. La frase inicial en griego que Pablo usa es fuerte y enfática. Él literalmente dice: “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad”.
Todo lo relacionado con el evangelio es libertad. Toda la misión de Jesús fue una operación de liberación. Y el verbo que se traduce “nos libertó” está en tiempo pasado.
En el griego se refiere a una sola acción del pasado que ahora está acabada. Así que en la forma más definitiva, Pablo nos dice que los cristianos han sido libertados.
Sin embargo, en segundo lugar, advierte que esta libertad que tenemos en el evangelio se puede perder.
Es importante que Pablo mencione esto, porque la declaración enfática y triunfante de la primera mitad del versículo 1 nos podría llevar a creer que esta libertad en el evangelio es tan grande y fuerte que no se puede perder.
Pablo dice, no obstante, que a pesar de su origen divino, nuestra libertad es frágil y se nos puede escapar de las manos. Hay dos implicaciones (¡por lo menos!) de estos dos puntos. Primera, para conservar nuestra libertad debemos “manten[ernos] firmes”
En resumen, ante la realidad de que Cristo ya nos ha salvado, debemos ser continuamente diligentes en recordar, conservar, alegrarnos en, y vivir de acuerdo con nuestra salvación.
No podemos perder nuestra salvación, pero podemos perder nuestra libertad de la esclavitud al temor.
Todo lo relacionado con el evangelio es libertad. Toda la misión de Jesús fue una operación de liberación. Y el verbo que se traduce “nos libertó” está en tiempo pasado. En el griego se refiere a una sola acción del pasado que ahora está acabada. Así que en la forma más definitiva, Pablo nos dice que los cristianos han sido libertados.
¿Qué quiere decir Pablo cuando habla de la libertad?
Primero que todo implica liberación. Esta liberación a veces se concibe como un rescate de la culpa y el poder del pecado.
18 Ahora son libres de la esclavitud del pecado y se han hecho esclavos de la vida recta.
también, de una conciencia acusadora
22 entremos directamente a la presencia de Dios con corazón sincero y con plena confianza en él. Pues nuestra conciencia culpable ha sido rociada con la sangre de Cristo a fin de purificarnos, y nuestro cuerpo ha sido lavado con agua pura.
por tanto, de una conciencia acusadora (), de la ira de Dios (; cf. ), y de la tiranía de Satanás (; cf. ). Con todo, aunque todo esto está probablemente incluido en el uso que Pablo hace del término aquí (, ), el contexto indica que él está pensando particularmente en la libertad de la “ley”, esto es, en la liberación de la maldición que la ley pronuncia sobre el pecador que ha estado tratando esforzadamente—sin ningún éxito, por supuesto—de lograr su propia justicia (, ; ), pero que ahora, por la gracia de Dios, se ha vuelto a Cristo y a la salvación que hay en él. Cf. . Para los escogidos de Dios esta libertad incluye el rescate de los resultados del hecho que la ley es incapaz de vivificar lo que ha muerto (). También está implícita la libertad del temor, temor que surge de a. la idea errónea que para ser salvo uno debe obedecer estrictamente la ley ceremonial y la ley moral, y b. la consciencia agobiante de que uno sea totalmente incapaz para cumplir con las demandas de la ley (; ; ).
de la ira de Dios
1 Por lo tanto, ya que fuimos declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros.
27 Sólo queda la terrible expectativa del juicio de Dios y el fuego violento que consumirá a sus enemigos.
de la ira de Dios (; cf. ), y de la tiranía de Satanás (; cf. ). Con todo, aunque todo esto está probablemente incluido en el uso que Pablo hace del término aquí (, ), el contexto indica que él está pensando particularmente en la libertad de la “ley”, esto es, en la liberación de la maldición que la ley pronuncia sobre el pecador que ha estado tratando esforzadamente—sin ningún éxito, por supuesto—de lograr su propia justicia (, ; ), pero que ahora, por la gracia de Dios, se ha vuelto a Cristo y a la salvación que hay en él. Cf. .
y de la tiranía de Satanás.
26 Entonces entrarán en razón y escaparán de la trampa del diablo. Pues él los ha tenido cautivos, para que hagan lo que él quiere.
14 Debido a que los hijos de Dios son seres humanos —hechos de carne y sangre— el Hijo también se hizo de carne y sangre. Pues sólo como ser humano podía morir y sólo mediante la muerte podía quebrantar el poder del diablo, quien tenía el poder sobre la muerte.
y de la tiranía de Satanás (; cf. ). Con todo, aunque todo esto está probablemente incluido en el uso que Pablo hace del término aquí (, ), el contexto indica que él está pensando particularmente en la libertad de la “ley”, esto es, en la liberación de la maldición que la ley pronuncia sobre el pecador que ha estado tratando esforzadamente—sin ningún éxito, por supuesto—de lograr su propia justicia (, ; ), pero que ahora, por la gracia de Dios, se ha vuelto a Cristo y a la salvación que hay en él. Cf. .
Con todo, aunque todo esto está probablemente incluido en el uso que Pablo hace del término aquí el contexto indica que él está pensando particularmente en la libertad de la “ley”, esto es, en la liberación de la maldición que la ley pronuncia sobre el pecador que ha estado tratando esforzadamente—sin ningún éxito, por supuesto—de lograr su propia justicia
13 Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías. Pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero».
22 pero las Escrituras declaran que todos somos prisioneros del pecado, así que recibimos la promesa de libertad que Dios hizo únicamente por creer en Jesucristo.
23 Antes de que se nos abriera el camino de la fe en Cristo, estábamos vigilados por la ley. Nos mantuvo en custodia protectora, por así decirlo, hasta que fuera revelado el camino de la fe.
24 Dicho de otra manera, la ley fue nuestra tutora hasta que vino Cristo; nos protegió hasta que se nos declarara justos ante Dios por medio de la fe. 25 Y ahora que ha llegado el camino de la fe, ya no necesitamos que la ley sea nuestra tutora.
26 Pues todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
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1 Piénsenlo de la siguiente manera: si un padre muere y deja una herencia a sus hijos pequeños, esos niños no están en mejor situación que los esclavos hasta que se hagan mayores de edad, aunque son los verdaderos dueños de todas las posesiones de su padre. 2 Tienen que obedecer a sus tutores hasta que cumplan la edad establecida por su padre. 3 Eso mismo sucedía con nosotros antes de que viniera Cristo. Éramos como niños; éramos esclavos de los principios espirituales básicos de este mundo.
4 Sin embargo, cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la ley. 5 Dios lo envió para que comprara la libertad de los que éramos esclavos de la ley, a fin de poder adoptarnos como sus propios hijos; 6 y debido a que somos sus hijos, Dios envió al Espíritu de su Hijo a nuestro corazón, el cual nos impulsa a exclamar «Abba, Padre». 7 Ahora ya no eres un esclavo sino un hijo de Dios, y como eres su hijo, Dios te ha hecho su heredero.
ga
pero que ahora, por la gracia de Dios, se ha vuelto a Cristo y a la salvación que hay en él.
4 aunque, si alguien pudiera confiar en sus propios esfuerzos, ése sería yo. De hecho, si otros tienen razones para confiar en sus propios esfuerzos, ¡yo las tengo aún más!
5 Fui circuncidado cuando tenía ocho días de vida. Soy un ciudadano de Israel de pura cepa y miembro de la tribu de Benjamín, ¡un verdadero hebreo como no ha habido otro! Fui miembro de los fariseos, quienes exigen la obediencia más estricta a la ley judía. 6 Era tan fanático que perseguía con crueldad a la iglesia, y en cuanto a la justicia, obedecía la ley al pie de la letra.
7 Antes creía que esas cosas eran valiosas, pero ahora considero que no tienen ningún valor debido a lo que Cristo ha hecho. 8 Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo 9 y llegar a ser uno con él. Ya no me apoyo en mi propia justicia, por medio de obedecer la ley; más bien, llego a ser justo por medio de la fe en Cristo. Pues la forma en que Dios nos hace justos delante de él se basa en la fe.
Para los escogidos de Dios esta libertad incluye el rescate de los resultados del hecho que la ley es incapaz de vivificar lo que ha muerto.
También está implícita la libertad del temor, temor que surge de la idea errónea que para ser salvo uno debe obedecer estrictamente la ley ceremonial y la ley moral, y la consciencia agobiante de que uno sea totalmente incapaz para cumplir con las demandas de la ley
La segunda implicación mira hacia atrás, a la verdad radical de que ya hemos abordado: que la religión que guarda la ley es realmente esclavizante. Pablo los exhorta a no “somet[erse] nuevamente al yugo” (v 1).
En el judaísmo de ese tiempo se entendía el hecho de aceptar el estudio y la práctica de toda la ley de Moisés, como estar bajo el “yugo”.
10 Entonces, ¿por qué ahora desafían a Dios al poner cargas sobre los creyentes gentiles con un yugo que ni nosotros ni nuestros antepasados pudimos llevar?
29 Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. 30 Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana».
Los gálatas estaban en peligro de estar bajo este yugo. Pero la palabra alarmante en esta última frase es: “nuevamente”.
Los gálatas estaban en peligro de estar bajo este yugo. Pero la palabra alarmante en esta última frase es: “nuevamente”. Los cristianos de Galacia eran paganos que habían estado literalmente bajo la esclavitud de la idolatría –“los principios de este mundo” (4:3, 89). Pero aquí, Pablo hace una vez más su afirmación radical de que la idolatría pagana y el moralismo bíblico (es decir: guardar las leyes de la Biblia) son básicamente la misma cosa. Los gálatas habían sido liberales amorales y ahora están a punto de convertirse en conservadores ultra-morales.
Los cristianos de Galacia eran paganos que habían estado literalmente bajo la esclavitud de la idolatría –“los principios de este mundo” (4:3, 89).
Pero aquí, Pablo hace una vez más su afirmación radical de que la idolatría pagana y el moralismo bíblico (es decir: guardar las leyes de la Biblia) son básicamente la misma cosa. Los gálatas habían sido liberales amorales y ahora están a punto de convertirse en conservadores ultra-morales.
Cuando Cristo no sirve de nada
Cuando Cristo no sirve de nada
Nunca van a estar seguros de ser lo suficientemente buenos. Sus vidas se van a basar tanto en el temor como en el orgullo y y se sentirán tan acosados por la culpa como antes; de hecho, ¡quizá mucho más! Caerán en la susceptibilidad, la inseguridad, el orgullo, el desánimo y el desaliento de las personas que nunca están seguras de que tienen valor (esto es: justicia). Cuando Cristo no sirve de nada A fin de cuentas, los gálatas se enfrentan ante una decisión del tipo de “esto o aquello”. ¿Harán de Cristo su tesoro, en quien encuentran su perdón y plenitud; o preferirán guardar la ley, la circuncisión? La enseñanza de los judaizantes era: A menos que ustedes se circunciden, conforme a la tradición de ustedes se circunciden, conforme a la tradición de Moisés, no pueden ser salvos (ver , ). Pablo replica que, por el contrario, si ellos adoptan esta enseñanza y la siguen, entonces no pueden ser salvos: “Cristo no les servirá de nada” (v 2). Otra vez vemos a Pablo repitiendo un planteamiento que ha hecho antes en esta carta (en este caso en el capítulo 1).
A fin de cuentas, los gálatas se enfrentan ante una decisión del tipo de “esto o aquello”.
¿Harán de Cristo su tesoro, en quien encuentran su perdón y plenitud; o preferirán guardar la ley, la circuncisión?
La enseñanza de los judaizantes era: A menos que ustedes se circunciden, conforme a la tradición de ustedes se circunciden, conforme a la tradición de Moisés, no pueden ser salvos.
Pablo replica que, por el contrario, si ellos adoptan esta enseñanza y la siguen, entonces no pueden ser salvos: “Cristo no les servirá de nada” (v 2). Otra vez vemos a Pablo repitiendo un planteamiento que ha hecho antes en esta carta (en este caso en el capítulo 1).
Pablo quiere que los gálatas recuerden que no pueden sumar algo a Cristo sin restarle a Cristo. O Él les sirve para todo o Él no les sirve para nada.
La justificación por medio de la ley es la salvación de uno mismo; es haber “roto con Cristo”
No nos podemos aferrar a la gracia si estamos viviendo por las obras En resumen, el versículo 1 nos recuerda nuestra libertad subjetiva en Cristo; que ya no estamos obedeciendo a Dios por un motivo agobiante y esclavizante.
La Libertad
La Libertad
Esta libertad es igual a un deleitarse en la ley de Dios en lo más profundo de nuestro ser
22 Amo la ley de Dios con todo mi corazón,
La persona que es realmente libre ya no actúa más por coacción, sino que sirve a su Dios voluntariamente, con alegría de corazón.
La persona que es realmente libre ya no actúa más por coacción, sino que sirve a su Dios voluntariamente, con alegría de corazón.
Pablo enfatiza el hecho de que fue Cristo mismo—no nuestros propios méritos o nuestras obras—que nos hizo libres. El lo logró por medio de hacerse maldición en lugar nuestro ();
13 Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías. Pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero».
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por tanto, por medio de su sangre
por tanto, por medio de su sangre
19 Así que, amados hermanos, podemos entrar con valentía en el Lugar Santísimo del cielo por causa de la sangre de Jesús.
22 entremos directamente a la presencia de Dios con corazón sincero y con plena confianza en él. Pues nuestra conciencia culpable ha sido rociada con la sangre de Cristo a fin de purificarnos, y nuestro cuerpo ha sido lavado con agua pura.
y lo hizo y lo está haciendo constantemente a través de su Espíritu
y lo hizo y lo está haciendo constantemente a través de su Espíritu (, , ; , ; cf. ).
2 Déjenme hacerles una pregunta: ¿recibieron al Espíritu Santo por obedecer la ley de Moisés? ¡Claro que no! Recibieron al Espíritu porque creyeron el mensaje que escucharon acerca de Cristo. 3 ¿Será posible que sean tan tontos? Después de haber comenzado a vivir la vida cristiana en el Espíritu, ¿por qué ahora tratan de ser perfectos mediante sus propios esfuerzos?
4 Lo hizo para que se cumpliera totalmente la exigencia justa de la ley a favor de nosotros, que ya no seguimos a nuestra naturaleza pecaminosa sino que seguimos al Espíritu.
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Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad
2 Déjenme hacerles una pregunta: ¿recibieron al Espíritu Santo por obedecer la ley de Moisés? ¡Claro que no! Recibieron al Espíritu porque creyeron el mensaje que escucharon acerca de Cristo.
4 Lo hizo para que se cumpliera totalmente la exigencia justa de la ley a favor de nosotros, que ya no seguimos a nuestra naturaleza pecaminosa sino que seguimos al Espíritu.
Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad
17 Pues el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.