encomienda a Dios tu camino

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introduccion

ESTE ES UN VERSICULO QUE SIEMPRE LO HE ATESORADO EN EL CORAZON. “ENCOMIENDA A JEHOVA TU CAMINO; CONFIA EN EL Y EL HARA”. EN LA BIBLIA DHH PONE “PON TU VIDA EN LAS MANOS DE SEÑOR; CONFIA EN EL Y EL HARA”. El versículo 5 de este Salmo está dividido en tres partes. En primer lugar Él dice: “Encomienda a Jehová tu camino” La palabra Encomendar significa: Entregarse, confiarse al amparo o protección de alguien, también significa encargar a alguien que haga alguna cosa.
Proverbios 3.5–6 RVR60
Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
: 5
Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
En segundo lugar el versículo 5 dice: “Confía en Él”. Confiar es creer, estar seguro, tener fe en que este Dios no te va a fallar. David dijo:
Salmo 34.5 RVR60
Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros no fueron avergonzados.
“Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros no fueron avergonzados.” ()
Nuestro Dios es un Dios fiel. Todas sus promesas son siempre sí, la Palabra nos dice:
Marcos 11.24 RVR60
Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.
Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. ()
No puede haber en nuestra mente ningún margen de duda de que con Él a nuestro lado vamos a ser avergonzados o destruidos.
Y en tercer lugar el versículo 5 nos dice: ‘Él hará”, ¡que tremenda promesa! No tienes que preocuparte, no tienes que desvelarte, no tienes que entristecerte, hay una promesa, y Él es fiel a su Palabra.
Tito 1.2 RVR60
en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos,
TITO 1
en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, QUE NO MIENTE, prometió desde antes del principio de los siglos,
Si tú encomiendas tus caminos a Él, si tú crees de verdad que Él es Poderoso para resolver o hacer lo que le estas pidiendo, él no puede dejar de cumplir lo que Él ha prometido, porque Él no puede ir en contra de su Palabra. Por tanto hay seguridad, Él lo hará. ¡Amén!
Salmo 37.7 RVR60
Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades.
Salmo 37.7 NTV
Quédate quieto en la presencia del Señor, y espera con paciencia a que él actúe. No te inquietes por la gente mala que prospera, ni te preocupes por sus perversas maquinaciones.
Guardar silencio ante Jehová, en lugar de hacerle preguntas impertinentes, es señal de sabiduría. Significa confiar en que Dios quiere siempre lo mejor para nosotros. Necesitamos estar tranquilos, guardar silencio y esperar en Él, sin alterarnos por nada, porque estamos en sus manos. En palabras de Pablo:
Romanos 15.8 RVR60
Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres,
Romanos 14.8 RVR60
Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.

I. EL CAMINO DE LA PRUEBA O LA TENTACION

EN EL EVANGELIO SON PARA VALIENTES PUES SOLO ELLOS ARREBATAN EL REINO DE LOS CIELOS.

1Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.a 2Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

2 Timoteo 4.7 NTV
He peleado la buena batalla, he terminado la carrera y he permanecido fiel.
A veces existe confusión en el Cuerpo de Cristo entre el significado y el propósito de la prueba y la tentación. En la prueba Dios permite sacarte como oro que ha sido purificado en fuego
1 Pedro 1.7 NTV
Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.
1 Pedro 1.7 RVR60
para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,
1 PEDRO 17
La tentación puede convertirse en un fuego ardiente, pero el propósito y los resultados finales de los dos son diferentes.
Dios permite la prueba de su fe, pero Satanás es el tentador que inicia la tentación ().
Santiago 1.13 NTV
Cuando sean tentados, acuérdense de no decir: «Dios me está tentando». Dios nunca es tentado a hacer el mal y jamás tienta a nadie.
Cuando los israelitas estaban viajando en el desierto, Dios les puso a prueba para revelarles lo que había realmente en el interior de sus almas
Deuteronomio 8.2 RVR60
Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
Deuteronomio 8.2 NTV
Recuerda cómo el Señor tu Dios te guió por el desierto durante cuarenta años, donde te humilló y te puso a prueba para revelar tu carácter y averiguar si en verdad obedecerías sus mandatos.
Deuteronomio 8.2 NTV
Recuerda cómo el Señor tu Dios te guió por el desierto durante cuarenta años, donde te humilló y te puso a prueba para revelar tu carácter y averiguar si en verdad obedecerías sus mandatos.
DEUTEROM
Ellos estaban fuera de Egipto, pero los pensamientos de Egipto permanecían en ellos, evidenciados cuando adoraron al becerro de oro (), que recordaba al dios ídolo Apis, una deidad con forma de toro adorada entre los egipcios. Nadie sabe qué debilidades permanecían ocultas en lo profundo de sus espíritus hasta que la presión las hizo salir y lo que estaba oculto salió a la superficie. La prueba de Dios es para probarle, pero la tentación de Satanás tiene la intención de destruirle ().
A. ESTAMOS VENCIENDO O SIENDO VENCIDOS
Cuando Satanás se asignó a sí mismo ir tras Pedro, el plan era sacudirle como a trigo para hacer que su fe fallase. Cristo intercedió por Pedro antes de ese ataque y oró para que su fe no fallase ().
Lucas 22.32 RVR60
pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
Romanos 1.17 RVR60
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
B ¿PORQUE ALGUNOS SON VENCIDOS?
Porque algunos siguen amando mas este mundo
1 Juan 2.15–17 RVR60
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Gálatas 5.9 RVR60
Un poco de levadura leuda toda la masa.
DIOS LIBRO A ISRAEL DE EGIPTO EN UN DIA, PERO NUNCA SACO DE EGIPTO DE ELLOS.
Incredulidad
Marcos 9.23 RVR60
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
MARCOS
B. Falta de la Palabra de Dios
NUESTRO SEÑOR PELEO LA BATALLA EN EL DESIERTO CON LA PALABRA DE DIOS. “ ESCRITO ESTA”
Mateo 4.4 RVR60
El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Mateo 4.7 RVR60
Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
Mateo 4.10 RVR60
Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
II. CAMINANDO CON FE
Juan 4.46–54 RVR60
Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.
Juan 4.46–54 RVR60
Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.
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Sermones y Bosquejos de Toda la Biblia 1.146. LA FE: SU NATURALEZA Y RECOMPENSA (Juan 4:46–54)

I. Una ferviente petición. «Cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, se fue hacia Él y le rogaba que descendiese y sanase a su hijo» (v. 47). Oyó, fue y rogó. Ésta es la actuación de un corazón honrado. Su petición de que Cristo «descendiese» muestra fe en el poder de su presencia, pero quizá una falta de fe en su promesa. El Señor quería enseñar al noble y a nosotros que su Palabra es tan buena como Él mismo. «Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida». Tienen el mismo carácter que Él.

II. Una gentil reprensión. «Jesús le dijo: Si no veis señales y prodigios, de ningún modo creéis» (v. 48). «Los judíos piden señales» (1 Co. 1:22). En esta contestación, Cristo viene a decirle al noble: ¿No estás dispuesto a creer en Mí sin ver señales y milagros que Yo obre? Estás dispuesto a creer que soy el Mesías si desciendo a sanar tu hijo, que está a punto de morir. «Si no veis (…) de ningún modo creeréis.» Hay una fe que es más noble que ésta. «Cree, y verás.» ¿Y cuán mejores son los de nuestro tiempo, que no creen si no sienten? Una fe coja siempre busca las muletas de los «prodigios y milagros».

III. Una promesa concreta. Cuando el noble hubo en efecto dicho: Con o sin señales, en Tu misericordia, «desciende antes que mi hijo muera», entonces el Señor le ofreció la palabra de sanidad. «Vete, tu hijo vive» (vv. 49, 50). Al darle su Palabra le estaba dando con ella el «pan de vida», tanto para él como para su hijo. «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» «La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios.»

IV. Un acto de fe. «Y el hombre creyó la palabra… y se puso en camino» (v. 50). Ahora que está preparado para creer en Cristo, sin ver señales, se queda satisfecho con su Palabra de promesa, y así emprende el camino, sin pedir nada más. Tuvo la bienaventuranza del que cree sin haber visto (Jn. 20:29). Ésta es la fe que corona al Cristo de gloria y honra. La fe que salva es una fe que acta confiadamente. Tener fe en Cristo para cualquier cosa prometida, que está aún por ver, es tener la evidencia de que aquella cosa es en realidad para ti (He. 11:1). «El que cree en el hijo tiene». Por fe andamos, no por vista. ¡Qué importancia vital otorga nuestro Señor siempre a sus palabras! Ellas son «espíritu y vida». Un hombre es o bendito o condenado, según su actitud hacia ellas. Creer su testimonio es certificar que Dios es veraz (Jn. 3:33). No creer este registro es hacer a Dios mentiroso (1 Jn. 5:10).

V. Una evidencia confirmadora. «Cuando él ya descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron noticias, diciendo: Tu hijo vive… ¿A qué hora había comenzado a mejorar? … Ayer a la hora séptima… El padre, entonces, comprendió que aquélla era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive» (vv. 51–53). ¿No queda esta fe siempre confirmada por la providencia de Dios? ¿No tuvo Josué que confesar, al final de su vida llena de acontecimientos, que «no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios os ha dicho»? (Jos. 23:14). Cree y verás, porque «a la misma hora» en la que el todopoderoso Redentor dice que lo que se espera será hecho, lo será. Los que van en fe y a su mandato, como lo hizo este noble, encontrarán de cierto que es fiel Aquel que prometió. La certidumbre de la salvación debe seguir con toda certeza al acto de la fe.

MMM
I. Una ferviente petición. «Cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, se fue hacia Él y le rogaba que descendiese y sanase a su hijo» (v. 47). Oyó, fue y rogó. Ésta es la actuación de un corazón honrado. Su petición de que Cristo «descendiese» muestra fe en el poder de su presencia, pero quizá una falta de fe en su promesa. El Señor quería enseñar al noble y a nosotros que su Palabra es tan buena como Él mismo. «Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida». Tienen el mismo carácter que Él.
II. Una gentil reprensión. «Jesús le dijo: Si no veis señales y prodigios, de ningún modo creéis» (v. 48). «Los judíos piden señales» (). En esta contestación, Cristo viene a decirle al noble: ¿No estás dispuesto a creer en Mí sin ver señales y milagros que Yo obre? Estás dispuesto a creer que soy el Mesías si desciendo a sanar tu hijo, que está a punto de morir. «Si no veis (…) de ningún modo creeréis.» Hay una fe que es más noble que ésta. «Cree, y verás.» ¿Y cuán mejores son los de nuestro tiempo, que no creen si no sienten? Una fe coja siempre busca las muletas de los «prodigios y milagros».
III. Una promesa concreta. Cuando el noble hubo en efecto dicho: Con o sin señales, en Tu misericordia, «desciende antes que mi hijo muera», entonces el Señor le ofreció la palabra de sanidad. «Vete, tu hijo vive» (vv. 49, 50). Al darle su Palabra le estaba dando con ella el «pan de vida», tanto para él como para su hijo. «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» «La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios.»
IV. Un acto de fe. «Y el hombre creyó la palabra… y se puso en camino» (v. 50). Ahora que está preparado para creer en Cristo, sin ver señales, se queda satisfecho con su Palabra de promesa, y así emprende el camino, sin pedir nada más. Tuvo la bienaventuranza del que cree sin haber visto (). Ésta es la fe que corona al Cristo de gloria y honra. La fe que salva es una fe que acta confiadamente. Tener fe en Cristo para cualquier cosa prometida, que está aún por ver, es tener la evidencia de que aquella cosa es en realidad para ti (). «El que cree en el hijo tiene». Por fe andamos, no por vista. ¡Qué importancia vital otorga nuestro Señor siempre a sus palabras! Ellas son «espíritu y vida». Un hombre es o bendito o condenado, según su actitud hacia ellas. Creer su testimonio es certificar que Dios es veraz (). No creer este registro es hacer a Dios mentiroso ().
V. Una evidencia confirmadora. «Cuando él ya descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron noticias, diciendo: Tu hijo vive… ¿A qué hora había comenzado a mejorar? … Ayer a la hora séptima… El padre, entonces, comprendió que aquélla era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive» (vv. 51–53). ¿No queda esta fe siempre confirmada por la providencia de Dios? ¿No tuvo Josué que confesar, al final de su vida llena de acontecimientos, que «no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios os ha dicho»? (). Cree y verás, porque «a la misma hora» en la que el todopoderoso Redentor dice que lo que se espera será hecho, lo será. Los que van en fe y a su mandato, como lo hizo este noble, encontrarán de cierto que es fiel Aquel que prometió. La certidumbre de la salvación debe seguir con toda certeza al acto de la fe.
CONCLUSION
Smith, J., & Lee, R. (2005). Sermones y Bosquejos de Toda la Biblia. (D. Somoza & S. Escuain, Trads.) (pp. 509–510). Viladecavalls, España: Editorial CLIE.
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