La mente
La mente de Cristo
Tal como les digo con frecuencia a mis estudiantes, la teología es para la doxología y la consagración; esto es, para alabar a Dios y practicar la santidad. Por consiguiente, se la debe presentar de tal forma que nos haga conscientes de la presencia divina. La teología se halla en su momento más sano cuando se halla conscientemente bajo el ojo del Dios de quien habla, y cuando está cantando para su gloria. Esto también lo he tratado de tener presente.
Estos cortos estudios de grandes temas me parecen, ahora que los he hecho, como los viajes relámpago por Inglaterra que las compañías emprendedoras de autobuses organizan para los visitantes de Estados Unidos (quince minutos en Stonehenge, dos horas en Oxford, teatro y noche en Stratford, hora y media en York, una tarde en el Distrito Lake… ¡vaya!). Cada uno de los capítulos no es más que una nota esquemática. Con todo, me atrevo a tener la esperanza de que mi material tan comprimido, “empacado por Packer” como está, se pueda expandir en la mente de los lectores para levantar su corazón hacia Dios, de la misma forma que una forma diferente de aire caliente levanta a los globos y sus pasajeros hacia el cielo. Ya veremos.
Tal como les digo con frecuencia a mis estudiantes, la teología es para la doxología y la consagración; esto es, para alabar a Dios y practicar la santidad. Por consiguiente, se la debe presentar de tal forma que nos haga conscientes de la presencia divina. La teología se halla en su momento más sano cuando se halla conscientemente bajo el ojo del Dios de quien habla, y cuando está cantando para su gloria. Esto también lo he tratado de tener presente.
Estos cortos estudios de grandes temas me parecen, ahora que los he hecho, como los viajes relámpago por Inglaterra que las compañías emprendedoras de autobuses organizan para los visitantes de Estados Unidos (quince minutos en Stonehenge, dos horas en Oxford, teatro y noche en Stratford, hora y media en York, una tarde en el Distrito Lake… ¡vaya!). Cada uno de los capítulos no es más que una nota esquemática. Con todo, me atrevo a tener la esperanza de que mi material tan comprimido, “empacado por Packer” como está, se pueda expandir en la mente de los lectores para levantar su corazón hacia Dios, de la misma forma que una forma diferente de aire caliente levanta a los globos y sus pasajeros hacia el cielo. Ya veremos.
Tal como les digo con frecuencia a mis estudiantes, la teología es para la doxología y la consagración; esto es, para alabar a Dios y practicar la santidad. Por consiguiente, se la debe presentar de tal forma que nos haga conscientes de la presencia divina. La teología se halla en su momento más sano cuando se halla conscientemente bajo el ojo del Dios de quien habla, y cuando está cantando para su gloria. Esto también lo he tratado de tener presente.
Estos cortos estudios de grandes temas me parecen, ahora que los he hecho, como los viajes relámpago por Inglaterra que las compañías emprendedoras de autobuses organizan para los visitantes de Estados Unidos (quince minutos en Stonehenge, dos horas en Oxford, teatro y noche en Stratford, hora y media en York, una tarde en el Distrito Lake… ¡vaya!). Cada uno de los capítulos no es más que una nota esquemática. Con todo, me atrevo a tener la esperanza de que mi material tan comprimido, “empacado por Packer” como está, se pueda expandir en la mente de los lectores para levantar su corazón hacia Dios, de la misma forma que una forma diferente de aire caliente levanta a los globos y sus pasajeros hacia el cielo. Ya veremos.