Membresía Clase 4
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¿CUÁLES SON LOS REQUISITOS DE LA MEMBRESÍA?
¿CUÁLES SON LOS REQUISITOS DE LA MEMBRESÍA?
(LLEGAR A SER MIEMBRO)
Algunas personas rechazan la membresía de la iglesia porque creen que ésta significa hacer esfuerzos y malabarismos extraordinarios.
Algunas personas rechazan la membresía de la iglesia porque creen que ésta significa hacer esfuerzos y malabarismos extraordinarios.
O bien creen que significa que han de mejorar los estándares de comportamiento para poder acceder a la membresía.
Ambas cosas suenan como lo opuesto a la gracia de Dios, la cual es gratuita.
No es difícil comprender por qué la gente piensa de esta manera. Normalmente, la membresía conlleva como requisito algún tipo de estándar.
Debes de ser lo suficientemente rico para acceder a un club de campo, lo suficientemente famoso para un grupo de moda, lo suficientemente inteligente para un grupo de debate, lo suficientemente rápido para un equipo de atletismo y lo suficientemente comprometido para una asociación benéfica.
Por definición, ser miembro de algo es ser algo que otros no son. Esto suena peligrosamente exclusivo, ¿verdad? ¿Es posible que el concepto de membresía eclesial empuje a los cristianos hacia el moralismo o el farisaísmo? El cristianismo no se basa en los requisitos, se basa en la gracia. ¿Cómo, pues, podemos mejorar los estándares de comportamiento?
¿verdad? ¿Es posible que el concepto de membresía eclesial empuje a los cristianos hacia el moralismo o el farisaísmo? El cristianismo no se basa en los requisitos, se basa en la gracia. ¿Cómo, pues, podemos mejorar los estándares de comportamiento?
Debemos ser sinceros, es fácil ir por un camino moralista con respecto a la membresía de la iglesia. Anteriormente he dicho que el miembro de la iglesia es un representante identificado de Jesús y voy a sostenerlo. Pero considera cuán rápido podemos empezar a pensar erróneamente: Jesús es perfectamente santo, por tanto, representar a Jesús significa que debemos ser santos.
También significa que el requisito para la membresía de la iglesia es la santidad, por tanto, despreciaré a cualquiera que no sea tan santo como yo. Hasta sería mejor que no los dejara entrar en mi iglesia. Ellos no enseñan a sus hijos en casa como yo. Tampoco oran con pasión como yo. Ni van a viajes misioneros como yo. Ni invierten con tanta moderación en posesiones terrenales como yo...
¿Ves adónde nos lleva esto? Parece como si todo el concepto de la membresía eclesial produjese ciudadanos de primera clase, de segunda clase, y no ciudadanos en base a cómo se comporta la gente. Esto sería la antigracia y el antievangelio.
¿QUIÉN PUEDE ACCEDER A LA MEMBRESÍA?
¿Quién puede acceder a la membresía? Aquí tienes una respuesta súper sencilla: los cristianos.
O lo que es lo mismo: los requisitos para acceder a la membresía de la iglesia no deben ser ni más altos ni más bajos que los requisitos para ser cristiano.
Lo que pretendemos es confirmar a las que son ovejas.
La membresía eclesial empieza cuando la iglesia lo- cal confirma la profesión cristiana de fe de la persona.
Como Jesús hizo con Pedro, le preguntamos a la persona quién es Jesús. Como Pedro hizo con Jesús, la persona responde diciendo que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente (y la persona debe entender lo que estas palabras significan). Dicho de otra manera: la gente necesita entender el evangelio y creer en él para unirse a la iglesia.
Las personas no siempre saben explicar bien el evangelio, pero de una manera u otra deben ser capaces de explicarlo.
Las personas no siempre saben explicar bien el evangelio, pero de una manera u otra deben ser capaces de explicarlo.
Deben ser capaces de decir a quién re- presentan antes de que las llamemos oficialmente re- presentantes de Jesús.
LA FE
He dicho que la membresía eclesial empieza cuando la iglesia local confirma la profesión de fe de la persona como Jesús hizo con Pedro. Para facilitar este proceso las iglesias utilizan a menudo una declaración de fe para asegurarse de que todos los que participan en la entrevista dicen y creen las mismas cosas.
Por ejemplo, los mormones, los testigos de Jehová y algunos cristianos liberales confiesan creer en Jesús, igual que hizo Pedro. Pero no dirían que Jesús es Dios. Por tanto, ¿de qué Jesús estamos hablando? Una decla- ración de fe ayuda a aclarar estos conceptos.
En la iglesia primitiva algunos negaron que Jesús fuese completamente humano. Mira cómo el apóstol Juan exhorta a una iglesia a analizar el asunto:
1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo.
2 En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;
3 y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.
1 jn 4.
Había profetas que decían: “Sí, yo también creo en Jesús. Soy uno de los tuyos”. Pero Juan dice: “Necesitáis probarlos. Puede que no sean de los nuestros”.
El objetivo de pedir a una persona que confirme una declaración de fe no es para confirmar a teólogos profesionales, sino para confirmar a cristianos. Observa los requisitos de Jesús:
Había profetas que decían: “Sí, yo también creo en Jesús. Soy uno de los tuyos”. Pero Juan dice: “Necesitáis probarlos. Puede que no sean de los nuestros”.
4 Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.
5 Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.
En otras palabras, las iglesias deben sintonizar sus oídos buscando el quebrantamiento dado por el Espíritu Santo y la humildad ante Dios. ¿Cómo suena un quebrantamiento como este? Suena a algo parecido a esto: “Sí, soy un gran pecador. Sí, soy culpable de juicio. ¡Pero gloria a Dios, Jesús murió en una cruz por mis pecados! Ahora es mi Señor y lo sigo”.
EL ARREPENTIMIENTO
En otras palabras, las iglesias deben sintonizar sus oídos buscando el quebrantamiento dado por el Espíritu Santo y la humildad ante Dios. ¿Cómo suena un quebrantamiento como este? Suena a algo parecido a esto: “Sí, soy un gran pecador. Sí, soy culpable de juicio. ¡Pero gloria a Dios, Jesús murió en una cruz por mis pecados! Ahora es mi Señor y lo sigo”.
El cristianismo no comienza solo con la fe. Por consiguiente, tampoco lo hace la membresía de la iglesia. Ambos comienzan con el arrepentimiento. Jesús predicó:
15 y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio.
).
El arrepentimiento es el fruto del quebrantamiento dado por el Espíritu Santo; como la sana doctrina y la fe.
podriamos entender este quebrantamiento de esta forma en que Mateo lo explica asi en las bienaventuranzas.
“Busca a aquellos que son pobres en espíritu; que lloran por su pecado; que no tienen derechos —siempre insistiendo en sus propias opiniones— sino que son mansos; que están asqueados del pecado y de todos sus efectos; que tienen hambre y sed de justicia como si fuese agua viva. Cuando encuentres gente como esta, asegúrate de que saben quién es Jesús. Asegúrate de que Jesús es el único que llena sus espíritus empobrecidos, el que ha perdonado sus pecados, el que recibe sus vidas y la adoración, aquel de cuya justicia ellos dependen y están buscando. Cuando encuentres a tales personas, ¡diles que se unan a la iglesia!”.
Fíjate que no es la perfección moral de la persona lo que la cualifica para la membresía eclesial. Es justamente lo contrario. Lo que la cualifica es el reconocimiento de la falta de perfección, junto con la necesidad de obte- nerla. No cualifica la gente que nunca peca, sino la gente que lucha contra el pecado. La labor judicial de la iglesia no es confirmar a los justos, sino a los injustos que tie- nen hambre y sed de justicia; la justicia que solo Dios puede dar en Cristo.
Esta sería otra forma de resumirlo: lo que hace a la gente aceptable para la iglesia no es su propia pureza moral, sino Cristo. No lo que ellos han hecho para salvarse a sí mismos, sino lo que Dios ha hecho para salvarlos a ellos.
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LA MEMBRESÍA DE LA IGLESIA
EL BAUTISMO
La multitud preguntó a Pedro qué tenían que hacer para ser salvos, y él les respondió:
38 Pedro contestó:
—Cada uno de ustedes debe arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y ser bautizado en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados. Entonces recibirán el regalo del Espíritu Santo.
La multitud preguntó a Pedro qué tenían que hacer para ser salvos, y él les respondió: “Arrepen- tíos, y bautícese cada uno de vosotros” (). Pablo —escribiendo a la iglesia romana— sencilla- mente asume que todos ellos han sido bautizados (). Es lo primero que Jesús manda hacer a sus discí- pulos cuando hagan discípulos ().
den y están buscando. Cuando encuentres a tales per- sonas, ¡diles que se unan a la iglesia!”.
Pablo —escribiendo a la iglesia romana— sencillamente asume que todos ellos han sido bautizados
4 Pues hemos muerto y fuimos sepultados con Cristo mediante el bautismo; y tal como Cristo fue levantado de los muertos por el poder glorioso del Padre, ahora nosotros también podemos vivir una vida nueva.
Es lo primero que Jesús manda hacer a sus discípulos cuando hagan discípulos
19 Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
El bautismo no salva a una persona, pero Jesús quiso que las personas que él salvara se identificaran públicamente con él y con su pueblo. Es la manera de reconocer oficialmente a sus ciudadanos.
El bautismo no salva a una persona, pero Jesús quiso que las personas que él salvara se identificaran públicamente con él y con su pueblo. Es la manera de reconocer oficialmente a sus ciudadanos.
Si quieres identificarte con el pueblo de Dios y esperas que él se identifique contigo, necesitas identificarte primeramente con Cristo; y este es el propósito del bautismo. Rechazar el bautismo podría señalar que no hay arrepentimiento.