La certeza de la victoria.

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La victoria está asegurada para el pueblo de Dios que permanece fiel al pacto.

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La certeza de la victoria.

Deuteronomio 9:1-5

1Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; 2un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac? 3Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho.

4No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti. 5No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.

En capítulos anteriores de Deuteronomio podemos observar como Dios hace énfasis en la importancia de obedecer sus mandamientos y en cómo esta obediencia está ligada a la toma de la tierra prometida.
Otro punto que es bien importante notar es el que no solo es Dios demandando obediencia sino que El promete permanecer fiel a su pacto.
Deuteronomio 7:9

9Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones;

Desde el mandamiento de sojuzgar la tierra en Génesis hasta el mandamiento de discipular a las naciones en la Gran Comisión la base es la obediencia del pueblo de Dios al pacto.
Ya sea victoria o derrota siempre se basa en la fidelidad o desobediencia al pacto.
Ejemplo de esto podemos ver en 1 Samuel 4 cuando Israel no pudo vencer a los filisteos, y esto principalmente por la desobediencia de el sacerdote Eli, de sus hijos y del pueblo cómplice pecando juntamente con ellos.
La oración de Ana madre de Samuel, nos deja claro que la situacion de Israel no estaba bien y que ella deseaba un hijo o mas bien un guerrero que juzgara a Israel ya que había pecado entre el pueblo.
Por otro lado, el libro de Josué nos muestra lo opuesto, como la obediencia a Dios les trajo victoria tras victoria sin importar el número ni la fuerza de los oponentes.
Otro ejemplo fueron los apóstoles trastornando el mundo y poniendo de cabeza al imperio más poderoso, no fue con ejército sino con obediencia a la palabra-ley de Dios.
Si analizamos la situación en la que estaba Israel en el pasaje que leímos, y la vemos con ojos naturales por así decirlo, podríamos vaticinar una derrota segura, no se contaban con los medios ni con el número.
Pero el texto presupone que Dios es soberano, dueño de todo, que está en control y que realmente la victoria no se dará por medio de estrategias militares ni por número de soldados, sino que la victoria ya ha sido dada por Dios.
No marchamos hacia la victoria, sino marchamos desde la victoria.
Muchos podrán decir, ¿qué no ves las noticias?, ¿que no has salido a la calle?
Y tal vez eran las preguntas que se hacían los Israelitas, ¿Que no has visto las murallas tan altas que llegan hasta el cielo? ¿No ves que son gigantes? ¿Quién se sostendrá ante los hijos de Anac?
¿Se requiere de fe para creer que ya vencimos verdad?
El diciembre pasado en la toma de protesta de AMLO, tuve un momento de incertidumbre muy al estilo de los israelitas, el ver a tanta gente reunida en el zócalo de la ciudad, apoyando a este nuevo gobierno, pero sobre todo lo más abrumador fue ver la cantidad de cristianos entregados a un sistema de ley opuesto al de la supuesta religión que profesan.
El ver a tanta gente, y pensar en como el Estado tiene sus manos metidas en cada aspecto de la vida, no es difícil pensar en que será imposible vencer o pensar en el día en que naciones correrán al monte de Dios.
R.J Rushdoony comenta en relación al señorío y a la salvación.
“Ya que la salvación es un concepto total, el salvador tiene dominio y autoridad sobre cada ámbito de la vida. Si su señorío no es total, su salvación no es efectiva. Así que cualquiera que reclama ser un salvador debe asegurar su señorío sobre cada ámbito de la vida y pensamiento. El Imperio Romano era lógico en sus alegaciones, así como los estados paganos en la antigüedad. Ellos alegaban tener poder y la sombrilla bajo la cual todos los hombres e instituciones existen y cuya ley cubre y gobierna cada ámbito. En términos de ésta fe, el Estado es el dios en quien vivimos, nos movemos y existimos”
El Estado es el dios en quien vivimos, nos movemos y existimos, si nos ponemos a pensar en nuestra situación actual, no podemos manejar sin permiso del Estado, no podemos salir del país sin permiso del Estado, no podemos comprar, vender sin permiso del Estado, no podemos educar a nuestros hijos sin la aprobación del Estado.
Pero ¿cómo hemos llegado a éste punto en el que no podemos movernos sin la autorización del Estado? Hemos llegado a este punto porque hemos hecho pacto con el, le hemos creído mas al hombre que a Dios.
Como mencione la victoria o la derrota esta basada en la obediencia o la desobediencia a la Ley de Dios.
Hay un dicho muy común que normalmente se usa en una situación donde tu enemigo es mas grande o más fuerte y dice: “Si no puedes con tu enemigo… únetele”
Pero Dios no pide que nos unamos si es que vemos que no podemos, sino al contrario la orden es “no te mezcles”, porque al fin del día quién da la victoria es Dios.
El humanismo puede estar en su apogeo aparentemente, y puede llegar a ser abrumador el control del Estado sobre cada aspecto de la vida, pero así como el texto presupone la soberanía de Dios y su dominio sobre todo y todos, así lo debemos hacer nosotros, las palabras de aliento que encontramos por parte de Dios son:
Deuteronomio 9:3

Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho.

¿Le creemos a Dios o no?
Juan 16:33

33Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Una frase que leí que me gustó es: “El hombre caído hace lo que es posible, pero la fe hace lo imposible”
Deuteronomio 9:5

5No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.

Cristo es el que venció, no nosotros, lo único que pide de nosotros es nuestra obediencia, lo imposible lo hace El, recordemos que El es fuego consumidor.
El fue quien con mano poderosa y fuerte sacó a Israel de las manos de Faraón, aunque parecía una hazaña titánica e imposible, El lo hizo, así mismo traerá justicia y paz y restaurará todas las cosas.
1° Juan 5:3-5

3Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. 4Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

¿Quien es el que vence al mundo?
El que cree que Jesús es el Hijo de Dios, el que cree que Jesús es Rey y que ejerce dominio sobre toda la creación, el que vive consistentemente con su fe sabiendo lo que implica tener a Jesús como Señor.
Tener una fe viva es lo que vence al mundo, una fe viva es la que discipula naciones, una fe viva es la que pone a los enemigos de Cristo como estrado bajo sus pies.
Recuerda: “El hombre caído hace lo que es posible, pero la fe hace lo imposible”

No menospreciemos las pequeñas victorias.

No menospreciemos las pequeñas victorias, en casa en el trabajo, recordemos que el Reino de Dios es como una semilla de mostaza.
Marcos 4:31-32

31Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; 32pero después de sembrado, crece, y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra.

Termino con esta cita de R.J Rushdoony:
La visión postmilenial, mientras ve altos y bajos en la historia, la ve moviéndose hacia el triunfo del pueblo de Cristo, la iglesia triunfante de polo a polo, el gobierno de todo el mundo por la ley de Dios, y luego, después de un largo período y glorioso reino de paz, la Segunda Venida y el fin del mundo.”
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