Sermón sin título (13)
Rodolfo Larios
Hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo:
2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir;
Tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
3 Tiempo de matar, y tiempo de curar;
Tiempo de derribar, y tiempo de edificar;
4 Tiempo de llorar, y tiempo de reír;
Tiempo de lamentarse, y tiempo de bailar;
Y así como está decretado (establecido) que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio
Porque los que viven saben que han de morir,
Pero los muertos no saben nada,
Ni tienen ya ninguna recompensa
Entonces Job se levantó, rasgó su manto, se rasuró la cabeza, y postrándose en tierra, adoró,
21 y dijo:
“Desnudo salí del vientre de mi madre
Y desnudo volveré allá.
El SEÑOR dio y el SEÑOR quitó;
Bendito sea el nombre del SEÑOR
Jesús lloró
Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe.
2 Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo.
3 Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: “El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y El habitará entre ellos y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos.
4 “El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.”
5 El que está sentado en el trono dijo: “Yo hago nuevas todas las cosas.” Y añadió: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.”
6 También me dijo: “Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
7 “El vencedor heredará estas cosas, y Yo seré su Dios y él será Mi hijo.
Después el ángel me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero,
2 en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones.
3 Ya no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará allí, y Sus siervos Le servirán.
4 Ellos verán Su rostro y Su nombre estará en sus frentes.
5 Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.
La Venida de Cristo
6 Y me dijo: “Estas palabras son fieles y verdaderas.” El Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, envió a Su ángel para mostrar a Sus siervos las cosas que han de suceder enseguida.
Por tanto, Yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.”