EL VALOR DE NUESTRA LIBERTAD (Juan 8.32)
Proposito: Entender en que consiste la libertad que Cristo ofrece, valorarla y disfrutarla.
LA CONDICIÓN INICIAL DEL HOMBRE -
LA APARICIÓN DEL PECADO
En efecto, el pecado no es la mera infracción de la Ley, según este pasaje, sino el rechazo de la voluntad de Dios, el vivir a espaldas de Dios, la disposición mental que lleva al pecador a hacer la propia voluntad en oposición a la de Dios. De ahí la distinción que se hace entre «pecado» y «transgresión», siendo esto último la infracción de un mandamiento conocido. Desde Adán a Moisés, los hombres «no pecaron a la manera de la transgresión de Adán», pero sí que pecaban, y murieron por ello
A Adán se le había dado un mandamiento concreto, el cual desobedeció; pero de Adán a Moisés no fue dada ninguna ley en concreto, y por ello no había transgresión; sin embargo, sí había pecado en el sentido propio del término, tal y como se ha definido, y fue el pecado lo que provocó el diluvio.